Antes de ponerme a hacer threads llenos de plantillas en blanco a completar, chistes malos por formular y fanfics de dudosa calidad para eventualmente abandonar, me pareció bien empezar por un asunto que resulta especialmente relevante al menos para mí como escritor y consumidor de historias de lo más variopintas. Y aunque podemos abordarlo tomando de referencia toda clase de aristas (y todas ellas pueden dar potencialmente para temas propios, desde la violencia en el mundo real hasta la violencia que consumimos en otros medios de expresión y/o artísticos), me parece que está bueno que usemos este espacio como una base general para explayarnos como mejor nos parezca al respecto.
Bueno chabón, muy lindo todo pero todavía no dijiste absolutamente NADA. No va un día de foro en activo y ya estás choreando con post eternos que no llegan a ningún lado. SÍ, ¡¿Y QUÉ?! DÉJAME EN PAZ LLEVABA MUCHÍSIMO TIEMPO DE ABSTINENCIA, FORRO. Esquizofrenia aparte, el tema a tratar es nada más y nada menos que....
VIOLENCIA
La que escribimos, la que leemos, la que imaginamos y la que callamos
Ahre dramático el vago.
¿Qué es la violencia? Según el diccionario... No, momento, yo no soy tan académico a la hora de plantear un tema de discusión. Vamos a los bifes directamente, sin tanta vuelta ni parafernalia: la violencia es, como el amor más apasionado y desinhibido, una de las tantas maneras en las cuales podemos transgredir y subvertir aquellas obras que nos fanatizan desde pequeños. Una manera muy común de entrar en contacto con ella suele ser a través de los divertidos cartoons slapsticks de antaño como Tom y Jerry (siempre con Tom, jamás con Jerry), los Looney Tunes o El Chavo del Ocho (perdonen mexibros). Ya desde muy chiquitas las personas establecemos una relación muy particular con la violencia, y hay algo muy curioso en esos primeros pasos en el oscuro mundo del dolor y el sufrimiento: nos hace reír. Sí, es increíble pensar que algo tan crudo, peligroso, temerario y potencialmente mortal puede ser usado de forma didáctica como mero entretenimiento banal para mantener borreguitos preescolares entretenidos y que no jodan a sus padres. Tenemos una especie de habituación prematura a la idea de la violencia, y quizás a modo de consuelo esta enseñanza de que no hay que tomársela tan en serio.
Con el tiempo, a medida que crecemos, descubrimos otras formas de violencia a través de aquello que consumimos. Desde palabras malsonantes que expresan mucho mejor que un "Maldición" o un "Granuja" todo el odio y rencor que podemos acumular en nuestro interior, hasta formas mucho más oscuras de violencia que lastiman más que solo con chichones y pajaritos volando alrededor de la cabeza. Hay mucho de morbo en el consumo de la violencia en obras de ficción o noticias amarillistas de la televisión, pero también hay un poco de desahogo en el modo en que canalizamos nuestra propia violencia a la hora de expresarnos como más nos gusta. En nuestro caso particular sería a través de la escritura, y en nuestro caso TODAVÍA más particular, a través de los fanfics.
¿Y por qué hago esta salvedad? Bueno, porque, como decía al principio dos párrafos arriba, algo que históricamente impulsa al fan a crear su propio fanfic es una necesidad de transgredir las reglas y los límites que aquellas obras que amamos llevan puestos por default. Ya sea por tratarse de obras dirigidas a un público infantil, o por las limitaciones legales y/o corporativas a la hora de emitir X serie, distribuir X videojuego o publicar X libro juvenil, lo cierto es que muchas veces debemos aceptar que hace rato dejamos de ser el target de aquello que nos hizo felices desde chiquitos... ¿Y qué pasa cuando ya no nos alcanza con los golpazos que veíamos en Tom y Jerry? Fácil: escribimos un fanfic donde los shippeamos y donde los dos quedan embarazados y ponen un huevo. Ok, no. Pero no estoy tan lejos del punto.
Cuando sentimos que no recibimos todo lo que podríamos recibir de la obra en cuestión, lo lógico es que, ante el infinito abanico de posibilidades y la impune libertad de la que gozamos con la plantilla en blanco del Word abierta, vamos a querer escribir lo que se nos cante sin que nadie ni nada pueda detenernos. Esto da lugar a muchas aberraciones, por supuesto, pero también a un mundo que ciertamente se vuelve impactante cuando uno lo descubre por primera vez. Historias más arriesgadas, oscuras, profundas y crudas sobre mundos que considerábamos, hasta ese momento, un patio de juegos para niños. Poco más que un arenero lleno de almohadones y burbujas para que nadie se lastime.
Pero tan genial como suena esta libertad, el libertinaje puede acabar por desatarse y llevarnos por un camino de perdición. O por una advertencia del moderador de turno que va a considerar que te pasaste un poco haciendo que Psyduck sodomice a Stantler con la espada Excalibur.
---
Y acá entra en juego la mirada que tengamos nosotros sobre la violencia en los fanfics. ¿Cuándo es demasiado? ¿Hasta qué punto la toleran? ¿Son capaces de soltarle la mano a una obra por excederse en ella?
En lo personal, tengo una historia bastante particular con la violencia en los pokefics, y fue encontrarme siendo muy chico con obras como El Mundo con Otros Ojos (MCOO) o Pokémon Dark, que arrancaban bastante bien pero en un punto no demasiado avanzado de la trama revelaban su condición de obras originales y, sobre todo, libres, donde la violencia del Mundo Pokémon tomaba un camino drásticamente diferente al que yo conocía ingenuamente gracias al anime o a las limitadas animaciones de ataques en los juegos. Otro golpe durísimo a mi noción de lo que era este mundo fue descubrir alrededor de esa época el manga de PokeSupe, lleno de personajes chibis y monstruitos preciosos interactuando de una viñeta a otra con cosas como un Charmeleon partiendo a la mitad a Arbok, zombies pokémon pudriéndose con las tripas por fuera y los ojos derritiéndose de sus cuencas o un Fearow empalando a un Poliwhirl con su pico taladro. Cosas muy fuertes que, sin embargo, los japoneses consideraban aptas para ser leídas por niños con acceso a las revistas recopilatorias de mangas allá por los tardíos años noventas. Mientras que en la tele, a la mínima aparición de una pistola en manos de un fulano ya se censuraban episodios completos dejándonos completamente desencajados cuando de un momento para el otro veíamos a Ash con treinta Tauros en su haber sin tener la más puta idea de cómo los obtuvo.
Esta exposición relativamente temprana a la violencia en medios alternativos en relación a la franquicia de mis amores me hizo adoptar una actitud ciertamente rebelde de chico malo y cool y edgy y... bueno, tenía doce/trece años, ¿qué esperan de alguien así? Hasta tuve mi remera de Linkin Park y todo. Y como consecuencia directa, apenas tuve la oportunidad de escribir algo acorde a mis gustos escribí mi primer fic... Del que no recuerdo mucho, pero gracias a Danot (Danot, ¿estás por ahí?) por hacerme recordar que ahí maté a Denji/Volkner (???) y que incluí una escena donde al rival del prota le quemaban la casa los Galaxy y le mataban a la familia... Y después él para vengarse las prendía fuego a Júpiter y Mars y quedaban hechas momias tipo Makoto Shishio. Insisto: tenía doce/trece años. xD!!
Pero mis desventuras gore no terminarían ahí, ni muchísimo menos, porque casi dos décadas después fui tan canchero con las manitos en los bolsillos a cierto foro cavernoso (?) y me saqué de la galera un fic que buscaba replicar fielmente los acontecimientos del Pokémon Espada y Escudo... Para rápidamente aburrirme de todo eso y ponerme a retratar los combates con la crudeza que tanto me gustaba leer en MCOO y PokeSupe (y, actualmente, en el también muy violento y crudo Festival of Champions), donde el impacto de un ataque importaba y dejaba consecuencias físicas notorias en los contrincantes y donde incluso los pokémon mostraban más de una vez lo peligrosos que podían ser para las personas, ya sea por meterse en medio de peleas o por mirarlos lo suficientemente mal. Y así terminé viviendo un episodio hilarante donde, por un Sirfetch'd empalando a un npc con su puerro, me movieron el fic a Explícitos y sentí que mi carrera como ficker estaría acabada. Qué tierno era a mis veintitantos.
Tuve traspiés donde, considero a modo de autocrítica, me dejé llevar más por mis intenciones de escribir violencia de alto impacto que por hilvanar un arco narrativo coherente, balanceado y donde pudiera guardarme esos momentos claves para generar un impacto mejor. Creo que es uno de los mayores errores que podemos cometer al meter violencia en nuestras historias, porque la imaginación no tiene límites y es completamente gratis escribir lo que florezca en lo más profundo de nuestras mentes, pero todo tiene un precio en esta vida y, a la hora de cortarle un brazo a un tipo random sin importancia o de romperle las costillas al prota solo para curarlo con un vendaje improvisado al capítulo siguiente (?), el costo es que tu credibilidad y seriedad como autor pueden verse comprometidas.
Igual soy cabeza dura, y no conforme con esos abusos de autoridad como dueño de mi fic... Decidí hacer después otro fic todavía más violento donde la violencia tomaba (o tomaría, mejor dicho, porque afortunadamente nunca llegué a publicar el resto) aristas más oscuras y, francamente, tampoco es que buscaba contar algo tan trascendental o conmovedor como para justificar toda esa cruzada por los rincones más pinchudos y cortantes del "Mundo Feliz de Pikachu y sus Amigos".
Fiu... Me saqué las ganas de escribir y divagar por un buen rato. Espero que ustedes hagan lo propio y comenten sus propias reflexiones sobre su relación con la violencia en otros fics, en los suyos propios, cuánto usan o abusan de ella, si la evitan a toda costa, o incluso pueden contar qué recuerdos tienen de momentos violentos y crudos en otras obras (sean hechas por fans o no) y cómo impactó en ustedes particularmente a la hora de abordarla en sus propias historias. ¿Cuándo vale la pena? ¿Qué fue lo más violento que escribieron en un fic? ¿Se arrepienten de haberse pasado con la violencia en algún momento? ¿Les preocupa la reacción que pueda causar en los lectores el uso de la violencia en sus historias? Todo eso y más en los próximos comentarios...
A menos que quieran que Mew los cague a tiros.



Bueno chabón, muy lindo todo pero todavía no dijiste absolutamente NADA. No va un día de foro en activo y ya estás choreando con post eternos que no llegan a ningún lado. SÍ, ¡¿Y QUÉ?! DÉJAME EN PAZ LLEVABA MUCHÍSIMO TIEMPO DE ABSTINENCIA, FORRO. Esquizofrenia aparte, el tema a tratar es nada más y nada menos que....
VIOLENCIA
La que escribimos, la que leemos, la que imaginamos y la que callamos

Ahre dramático el vago.
¿Qué es la violencia? Según el diccionario... No, momento, yo no soy tan académico a la hora de plantear un tema de discusión. Vamos a los bifes directamente, sin tanta vuelta ni parafernalia: la violencia es, como el amor más apasionado y desinhibido, una de las tantas maneras en las cuales podemos transgredir y subvertir aquellas obras que nos fanatizan desde pequeños. Una manera muy común de entrar en contacto con ella suele ser a través de los divertidos cartoons slapsticks de antaño como Tom y Jerry (siempre con Tom, jamás con Jerry), los Looney Tunes o El Chavo del Ocho (perdonen mexibros). Ya desde muy chiquitas las personas establecemos una relación muy particular con la violencia, y hay algo muy curioso en esos primeros pasos en el oscuro mundo del dolor y el sufrimiento: nos hace reír. Sí, es increíble pensar que algo tan crudo, peligroso, temerario y potencialmente mortal puede ser usado de forma didáctica como mero entretenimiento banal para mantener borreguitos preescolares entretenidos y que no jodan a sus padres. Tenemos una especie de habituación prematura a la idea de la violencia, y quizás a modo de consuelo esta enseñanza de que no hay que tomársela tan en serio.
Con el tiempo, a medida que crecemos, descubrimos otras formas de violencia a través de aquello que consumimos. Desde palabras malsonantes que expresan mucho mejor que un "Maldición" o un "Granuja" todo el odio y rencor que podemos acumular en nuestro interior, hasta formas mucho más oscuras de violencia que lastiman más que solo con chichones y pajaritos volando alrededor de la cabeza. Hay mucho de morbo en el consumo de la violencia en obras de ficción o noticias amarillistas de la televisión, pero también hay un poco de desahogo en el modo en que canalizamos nuestra propia violencia a la hora de expresarnos como más nos gusta. En nuestro caso particular sería a través de la escritura, y en nuestro caso TODAVÍA más particular, a través de los fanfics.
¿Y por qué hago esta salvedad? Bueno, porque, como decía al principio dos párrafos arriba, algo que históricamente impulsa al fan a crear su propio fanfic es una necesidad de transgredir las reglas y los límites que aquellas obras que amamos llevan puestos por default. Ya sea por tratarse de obras dirigidas a un público infantil, o por las limitaciones legales y/o corporativas a la hora de emitir X serie, distribuir X videojuego o publicar X libro juvenil, lo cierto es que muchas veces debemos aceptar que hace rato dejamos de ser el target de aquello que nos hizo felices desde chiquitos... ¿Y qué pasa cuando ya no nos alcanza con los golpazos que veíamos en Tom y Jerry? Fácil: escribimos un fanfic donde los shippeamos y donde los dos quedan embarazados y ponen un huevo. Ok, no. Pero no estoy tan lejos del punto.
Cuando sentimos que no recibimos todo lo que podríamos recibir de la obra en cuestión, lo lógico es que, ante el infinito abanico de posibilidades y la impune libertad de la que gozamos con la plantilla en blanco del Word abierta, vamos a querer escribir lo que se nos cante sin que nadie ni nada pueda detenernos. Esto da lugar a muchas aberraciones, por supuesto, pero también a un mundo que ciertamente se vuelve impactante cuando uno lo descubre por primera vez. Historias más arriesgadas, oscuras, profundas y crudas sobre mundos que considerábamos, hasta ese momento, un patio de juegos para niños. Poco más que un arenero lleno de almohadones y burbujas para que nadie se lastime.
Pero tan genial como suena esta libertad, el libertinaje puede acabar por desatarse y llevarnos por un camino de perdición. O por una advertencia del moderador de turno que va a considerar que te pasaste un poco haciendo que Psyduck sodomice a Stantler con la espada Excalibur.
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Y acá entra en juego la mirada que tengamos nosotros sobre la violencia en los fanfics. ¿Cuándo es demasiado? ¿Hasta qué punto la toleran? ¿Son capaces de soltarle la mano a una obra por excederse en ella?
En lo personal, tengo una historia bastante particular con la violencia en los pokefics, y fue encontrarme siendo muy chico con obras como El Mundo con Otros Ojos (MCOO) o Pokémon Dark, que arrancaban bastante bien pero en un punto no demasiado avanzado de la trama revelaban su condición de obras originales y, sobre todo, libres, donde la violencia del Mundo Pokémon tomaba un camino drásticamente diferente al que yo conocía ingenuamente gracias al anime o a las limitadas animaciones de ataques en los juegos. Otro golpe durísimo a mi noción de lo que era este mundo fue descubrir alrededor de esa época el manga de PokeSupe, lleno de personajes chibis y monstruitos preciosos interactuando de una viñeta a otra con cosas como un Charmeleon partiendo a la mitad a Arbok, zombies pokémon pudriéndose con las tripas por fuera y los ojos derritiéndose de sus cuencas o un Fearow empalando a un Poliwhirl con su pico taladro. Cosas muy fuertes que, sin embargo, los japoneses consideraban aptas para ser leídas por niños con acceso a las revistas recopilatorias de mangas allá por los tardíos años noventas. Mientras que en la tele, a la mínima aparición de una pistola en manos de un fulano ya se censuraban episodios completos dejándonos completamente desencajados cuando de un momento para el otro veíamos a Ash con treinta Tauros en su haber sin tener la más puta idea de cómo los obtuvo.
Esta exposición relativamente temprana a la violencia en medios alternativos en relación a la franquicia de mis amores me hizo adoptar una actitud ciertamente rebelde de chico malo y cool y edgy y... bueno, tenía doce/trece años, ¿qué esperan de alguien así? Hasta tuve mi remera de Linkin Park y todo. Y como consecuencia directa, apenas tuve la oportunidad de escribir algo acorde a mis gustos escribí mi primer fic... Del que no recuerdo mucho, pero gracias a Danot (Danot, ¿estás por ahí?) por hacerme recordar que ahí maté a Denji/Volkner (???) y que incluí una escena donde al rival del prota le quemaban la casa los Galaxy y le mataban a la familia... Y después él para vengarse las prendía fuego a Júpiter y Mars y quedaban hechas momias tipo Makoto Shishio. Insisto: tenía doce/trece años. xD!!
Pero mis desventuras gore no terminarían ahí, ni muchísimo menos, porque casi dos décadas después fui tan canchero con las manitos en los bolsillos a cierto foro cavernoso (?) y me saqué de la galera un fic que buscaba replicar fielmente los acontecimientos del Pokémon Espada y Escudo... Para rápidamente aburrirme de todo eso y ponerme a retratar los combates con la crudeza que tanto me gustaba leer en MCOO y PokeSupe (y, actualmente, en el también muy violento y crudo Festival of Champions), donde el impacto de un ataque importaba y dejaba consecuencias físicas notorias en los contrincantes y donde incluso los pokémon mostraban más de una vez lo peligrosos que podían ser para las personas, ya sea por meterse en medio de peleas o por mirarlos lo suficientemente mal. Y así terminé viviendo un episodio hilarante donde, por un Sirfetch'd empalando a un npc con su puerro, me movieron el fic a Explícitos y sentí que mi carrera como ficker estaría acabada. Qué tierno era a mis veintitantos.
Tuve traspiés donde, considero a modo de autocrítica, me dejé llevar más por mis intenciones de escribir violencia de alto impacto que por hilvanar un arco narrativo coherente, balanceado y donde pudiera guardarme esos momentos claves para generar un impacto mejor. Creo que es uno de los mayores errores que podemos cometer al meter violencia en nuestras historias, porque la imaginación no tiene límites y es completamente gratis escribir lo que florezca en lo más profundo de nuestras mentes, pero todo tiene un precio en esta vida y, a la hora de cortarle un brazo a un tipo random sin importancia o de romperle las costillas al prota solo para curarlo con un vendaje improvisado al capítulo siguiente (?), el costo es que tu credibilidad y seriedad como autor pueden verse comprometidas.
Igual soy cabeza dura, y no conforme con esos abusos de autoridad como dueño de mi fic... Decidí hacer después otro fic todavía más violento donde la violencia tomaba (o tomaría, mejor dicho, porque afortunadamente nunca llegué a publicar el resto) aristas más oscuras y, francamente, tampoco es que buscaba contar algo tan trascendental o conmovedor como para justificar toda esa cruzada por los rincones más pinchudos y cortantes del "Mundo Feliz de Pikachu y sus Amigos".
Fiu... Me saqué las ganas de escribir y divagar por un buen rato. Espero que ustedes hagan lo propio y comenten sus propias reflexiones sobre su relación con la violencia en otros fics, en los suyos propios, cuánto usan o abusan de ella, si la evitan a toda costa, o incluso pueden contar qué recuerdos tienen de momentos violentos y crudos en otras obras (sean hechas por fans o no) y cómo impactó en ustedes particularmente a la hora de abordarla en sus propias historias. ¿Cuándo vale la pena? ¿Qué fue lo más violento que escribieron en un fic? ¿Se arrepienten de haberse pasado con la violencia en algún momento? ¿Les preocupa la reacción que pueda causar en los lectores el uso de la violencia en sus historias? Todo eso y más en los próximos comentarios...
A menos que quieran que Mew los cague a tiros.



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