[POKÉMON] Las Batallas Perdidas

Colapsar
X
 
  • Tiempo
  • Mostrar
Limpiar Todo
nuevos mensajes
  • Poisonbird
    4th Wall Breaker
    SUPAR PRUEBA
    • dic
    • 29
    • 🇺🇸 Estados unidos
    • ¿London?

    [Fanfic] [POKÉMON] Las Batallas Perdidas


    Un día vuelvo y redibujo esta portada, porque... boi these fingers are lameeeeeeeeee.

    TRIGGER WARNING

    Muertes de personajes importantes, muerte de Pokémon, los Pokémon a veces son comida, violencia, lenguaje soez, alcoholismo, delincuencia, tortura, terror psicológico (maybe?), muchas referencias, CRINGE, edgy af, la cuarta pared es un queso gruyer.

    Índice



    -0-
    -I- -II- -III- -IV- -V- -VI- -VII- -VIII- -IX- -X- -XI- -XII- -XIII-


    -Preludio-
    -I- -II- -III- -IV- -V- -VI- -VII- -VIII- -IX- -X- -XI- -XII- -XIII- -XIV- -XV-
    -XVI- -XVII- -XVIII- -XIX- -XX- -XXI- -XXII- -XXIII- -XXIV- -XXV-
    -XXVI- -XXVII--XXVIII-
    Editado por última vez por Poisonbird; Hace 3 Semanas .
  • Poisonbird
    4th Wall Breaker
    SUPAR PRUEBA
    • dic
    • 29
    • 🇺🇸 Estados unidos
    • ¿London?

    #2
    ¡Bueeeno bueno bueno bueno! ¡Habemus foro! Y como tenemos foro y ha restablecido un poco la confianza en estos lares, he decidido.
    OH. Right. Esto tenía un disclaimer. Y bien grande. ¡En forma de PNG! Pero ahora mismo soy incapaz de encontrarlo, ergo... yep, eso tendrá que esperar. Long story short: es un fanfic de un fanfic, muy personal, se pasa bastante algunas normas por el forro, puede no ser de tu gusto, puede darte una buena dosis de cringe (porque por supuesto [?]) yyyy ¿qué más? Creo que ya.
    Y bueno, sin más dilación, tomen. La intro. God gotta love the vBulletin editor [?].

    Las Batallas Perdidas
    Parte 1: el ocaso de Isla Espejismo
    -0-


    Ojo de pez; cenital; nadir; oblicua; panorámica; frontal. Perspectivas infinitas que un ojo humano no podría ver podría captar solo. Sucesos coincidentes que una sola mente no podría presenciar. A través de las miradas de las criaturas, veo el mundo que otros atestiguan. Cielo y tierra; naturaleza y civilización.


    Los vientos gélidos de un gran ser volador azotan sin piedad a un invicto y a una niña. Miles de personas agonizan con las cruentas imágenes que las pantallas muestran. Una dama envuelta en luz, al alcance de su despertar. El mundo se ha detenido temblando.


    Todo esto en una misma hora, a la vez. Incluso el cosmos temblaba, intentando con firmeza mantener su propio equilibrio. El tiempo aceleraba mientras aquel incompetente entendía perfectamente una lengua arcaica de otro mundo. La niña herida y el campeón fueron salvados por un duende que fue atrapado por la cruel persona que había domado a Lugia. La conversación de dos hermanos retumbaban por la cabeza de todos, y esas dos personas tuvieron un encuentro con una siniestra persona. Encuentros que determinarían el destino del mundo… de grandes revelaciones y épicas batallas…


    Y… oscuridad. Sentidos vuelven a funcionar. Tacto; gusto; olfato; oído; vista. El mundo de a mi alrededor se ha vuelto a recomponer. La habitación individual de un hotel de cuatro estrellas, iluminada por una pequeña lámpara y con un teléfono a disposición en la mesita de noche. Los gentiles toques del puño a la puerta me reclaman desde el otro lado. Y, por supuesto, el mareo del hambre no iría a tardar en hacerse presente.


    Sin calzado, camino sobre el algodón tintado de la moqueta hasta que mi mano alcanza el pomo.


    Ah… el olor de masa de pan con tomate, champiñones, jamón y mozzarela, junto con el dulzor tropical de Alola. El joven botones portaba en su mano lo que iba a ser mi cena esta noche en bandeja de plata.


    —Su pizza con piña, señora.


    Amablemente di las gracias y le di un par de euros de propina.


    —Tenga. Por las molestias.
    —Oh, no, por favor, quédeselo. No aceptamos euros aquí.


    Ah, cierto. Estamos en Japón, no en España. Hoenn, para ser más exactos. Sé que en esta región va a pasar algo enorme; y no es precisamente la lucha entre Groudon y Kyogre. De hecho, esa sería una de las primeras veces que presenciaría luchar codo con codo… esos dos y unos cuantos legendarios más. De primera a tercera generación, salvo Mew y los Regis.


    Doy gracias a Arceus que Dialga y Palkia no fueran anunciados todavía, o más que mundial esta mierda sería cósmica. Aunque que el cielo se involucre ya es signo de que algo va a ir terriblemente mal. De hecho por poco esto iba a ser un crossover rarísimo entre el mundo de fantasía del autor y Neopets. Por “mi” propia culpa.


    Menos mal que la parte de Neopets ya me he encargado de modificarla yo misma, desde que su importancia tampoco era mucho mayor.


    —Etto… oji-sama? ¿Señora? ¿Requiere médico?
    —Ah, lo siento mucho. Me suele pasar bastante. —Por no decir que me cuesta narrar esta puta mierda self-insertera y mantener mi existencia en esta diégesis tan extraña—. Por cierto, ¿se ha enterado? Parece que el campeón de Europa consiguió un Lugia, el muy tramposo.
    —Yo… sentir mucho, estar muy ocupado. Si necesita más cosas, llama servicio.
    —Lo tendré en cuenta. “Domo”.


    Ah… que solitario es el papel que he elegido. Por no decir que soy muy mala en crear cercanías. Bueno, tal vez es así como debe ser. Al fin y al cabo, nadie de aquí es real.


    Aunque, desde que estoy dentro, supongo que no soy sino un mero avatar de las manos que escriben mis pensamientos. Ahora que lo pienso, debo de tener un fuerte ego como para introducirme como un ser superior a cualquier humano o criatura que pise en esta tierra ficticia, ¿verdad? No es que sea nada nuevo, pero… tener consciencia sobre ello… es raro.


    Será mejor que no lo piense demasiado.


    Cierro puerta, asiento mi culo sobre la silla mientras con cuidado pongo esa deliciosa pizza en la mesa y pillo una porción.


    Ah… la mezcla de dulce con salado de la tropical es un contraste odiado y amado por muchos. ¿Hay algún otro ejemplo más perfecto que este? No hay un símil más adecuado de esta historia que este. Destructores del mundo, ángeles que vienen a salvar…


    Y sobre todo, resulta que uno de esos cuatro seres es otro avatar. Una versión magnificada de una niña que en el pasado encontraba refugio en una comunidad unida, pero distante a la vez. De una ilusa que quería ver que tenía algún lugar, aunque no fuera más que una quimera. Una imagen proyectada por el mago que levantó este cruel mundo, basándose en una ficha torpemente redactada. Aún me pregunto si esa niña lo hizo porque se quería sentir importante o quería ver si le tomaban en cuenta.


    Por lo menos tengo la certeza de que una vez esa niña disfrutó como una mona, a pesar de las calumnias que le ocurrían. Al menos esta solo es un personaje y no alguien que intenta “arreglar” este mundo.


    Pero esta historia… no, no importa por donde lo mire, hay agujeros por doquier. Es densa e irreparable. Ni siquiera sé cómo iba a acabar originalmente. Aunque darle un final es mi designio. Definirlo como abrupto o digno será apartado de jueces; no mío.


    Sin darme cuenta, la cena había sido devorada por el voraz apetito que tenía. Madre mía… parece que a veces mi cuerpo actúa solo. Bueno, mejor eso que no contar los milímetros que avanzo. Con eso, saco el agua de botella que metí en el minibar y empiezo a hidratarme mientras enciendo la televisión. Imagino que en cinco horas empezará la avanzada hacia Isla Espejismo… cuando lancen las bombas, será la mía.


    Ahora que pienso, ¿cómo saldré de este hotel sin que me reclamen el dinero del minibar? Hmm… ¿salgo volando desde la azotea o…?


    Aunque en verdad no creo que vaya a tener tiempo para contemplaciones. Estas ciudades tienden a reducirse a cenizas pronto. Sé qué es lo que va a pasar, y no quiero que la tormenta me azote con toda su furia. Bueno, ¿acaso atacarían a Calagua primero? Todavía tendría algo de tiempo…


    Meh, da igual. De todas formas, quiera o no, tendré que despertarme temprano.


    Mañana será un día movido.

    Comentario

    • Poisonbird
      4th Wall Breaker
      SUPAR PRUEBA
      • dic
      • 29
      • 🇺🇸 Estados unidos
      • ¿London?

      #3
      -I-


      Han fallado. No importa cuantos esfuerzos han hecho; no importan cuántos han caído por el camino, todas las autoridades de Hoenn han fallado en su intento de alcanzar al desquiciado Campeón de Europa. Dos de los potentes muros que bloqueaban el sendero habían sido previamente derrotados; pero los dos últimos, en cambio…




      Fueron formidables. El tercer entrenador, teñida con una inusual sombría en sus ojos, había liquidado gran parte de los grandes líderes con tan solo usar su equipo normal. Monstruos negros y ojos teñidos en sangre que habían olvidado lo que era la piedad atacaban Pokémon y personas por igual. Esa persona desde luego no hacía distinción entre bestias y humanos.




      Solo una había sobrevivido. Anabel y su resistente Snorlax pudieron apaciguar la cólera del Kraken a duras penas. Sería motivo de alegría de no ser porque ese no era el último contrincante que debían enfrentar antes de pisar el castillo.




      Por todo lo alto, al lado de un cráter; alzada en un alto pedestal, ahí estaba. Una figura fantasmagórica de ojos enrojecidos cuyo manto cubría su identidad. Un pequeño espectro que no conocía la compasión por las criaturas; pues no dudó ni un segundo en inocular veneno en los torrentes sanguíneos de aquel oso con su oscuro Venomoth.




      Pero sí le quedaba rastros de piedad, pues no acabó con su vida como sus compañeros. La derrota de Anabel era la señal para que ella ordenara lanzar una ráfaga mortal hacia la isla. Cinco estelas de diferentes nacionales que quizá, solo quizá, terminarían con esta pesadilla.




      Mas las cosas no irían a ser tan sencillas. Oh, no, aquí no.




      Por supuesto, las bombas dieron de lleno en el blanco. Las explosiones se produjeron en el lugar designado, justo como estaba planeado. O por lo menos eso indicaban las imágenes y los radares, pues no veían ningún signo de vida.




      Eso era lo que aparentaba, pero la realidad fue que no cumplieron con su función de destrucción. Sea porque la isla tenía una barrera invisible o el mismo demonio que acompañaba al señor del castillo las hizo estallar en el aire, la isla y todos sus habitantes estaban como si no hubiera pasado nada. Todas las esperanzas de que el planeta sobreviviera soplaron como la polvareda que estos obuses soltaron al aire.




      Todo está perdido. Parecía. Aunque, otra vez, las apariencias indicaban que las tornas irían a cambiar pronto…




      Ah, ya está. Ya han anunciado los caídos en Los Juegos del Hambre. No hay ni una cara anónima en aquel frío anuncio de defunciones importantes. Todos eran, o bien líderes de gimnasio o bien de la Élite o Ases del Frente de Batalla. Lo raro era que el ex-campeón no estuviera en esta isla… claro, debieron asumir que todavía estarían en el hospital cuando en realidad se fueron al aeropuerto de Barajas a un destino que ni ellos pudieron imaginar. ¿Que llegarían a Hoenn? Sí. ¿Que tendrían un respiro?




      JA. JA. JA. UNA MIERDA.




      —Vale, creo que ya me estoy pasando de bocazas, ¿no pensáis, chicos?




      Y todo mi equipo, formado por nuevos y no tan nuevos me miraban con cara de “qué demonios estás diciendo”. Menos quizá por el gato violeta que mecía su cola acabado en diapasón, que seguramente estaba escuchando mis silenciosas palabras.




      Aún así, sé que está reprochando la poca seriedad con la que me tomaba los acontecimientos. No te culpo, Aristóteles. Al fin y al cabo, es cierto que estoy subestimando la gravedad de este asunto. ¿O tal vez es por la falta de empatía?




      En fin. Una vez desayunemos todos, saldremos a la azotea. Suerte que ya compré lo que comeríamos antes de venir aquí.




      Galletas Lava. Riquísimas. Muy, muy buenas. A mí me gustan, a Robin también, a Rosalia también, Gionna también… los otros tres que quedan eran más de aperitivo cárnico. Aunque no era nada que unos mini-fuets no pudieran solucionar.




      Mebd tendía mucho a acapararlos todos, por eso. No, hija mía, deja algunos a Tamamo y Aristóteles, que también tienen que comer. Y, como si la cosa intentara tener un comic relief, Aristóletes empezó a darle dolores de cabeza a la Salazzle y armarla gorda en la habitación.




      —¡CHICOS, YA!—ordené imperativa para que no empezaran a hacer destrozos y emitir gases tóxicos en el recinto. Poco me apetecía envenenarme. Ahora que todos teníamos algo en el estómago, empecé a robar lo que serían las cervezas de la victoria y algún refrigerio para el camino. Normalmente sería civilizada y las pagaría todas o simplemente me los hubiera comprado en un súper (desde que el precio por lata era un atraco) pero… eh. Puedo hacer lo que me de la gana aquí.




      Imagino que ya habrán llegado a la parte por donde todos se quedaron estupefactos al ver que había cero daños en la isla… en fin, serafín. Vamos a salir de aquí. Es importante que no me deje nada en este cuarto. Bolso, mochila… male-ah, no, es verdad, que no me he traído. Me cambio la ropa mágicamente por los designios del fanfic.




      Y la llave del hotel. Por si me encuentro a alguien del personal. Quizá llamen a la policía, pero nah, no creo que ejecuten la orden de busca y captura. Van a estar bastante ocupados evacuando a gente en nada. Por supuesto, el ascensor va más lento que la hostia, porque hay gente que entra y sale del hotel… quizá más saliendo que entrando, porque la cosa está bastante inestable ahora.




      A la porra, voy a subir las escaleras con toda la peña. Tamamo, muy amable ella, me carga sobre sus lomos. Al fin y al cabo no peso casi nada en esta realidad. I’m a wizard, after all.




      Y así es como una sube diez pisos sin usar un mínimo de esfuerzo. La azotea estaba ahí, con una clara piscina vacía y…




      Oh, mierda, parece que vamos a tener testigos aquí. “¿Lo matamos?”, pregunto a Tamamo por lo bajo. Pero la moral de mi Ninetales era bastante acorde al de un shonen con complejo de seinen.




      —Está bien, veremos si podemos negociar con él entonces.




      Aunque soy un asco negociando, pero en fin. Quizá una pequeña conversación bastará. Nos acercamos como un jefe tiburón yyyy…




      —Vaya, no sabía que fumabas. Te vas a joder los pulmones si sigues así.




      Por supuesto, le di un susto de muerte, dado que mis pasos parecían más aire que pies calzados con bambas negras.




      —¡Ah, tú! ¡La de doscientos-seis!

      —Sí, la de la hawaiiana. Pareces preocupado.

      —Ah, sí. ¿Tú enterarte? Bombas no han destruido Mirage Island.




      “Es Isla Espejismo en español, pero bueno, ya te debió costar aprender esos diez idiomas, así que te lo perdono”, pienso.




      —Ah, sí. Vi las noticias. Son muy aciagas, la verdad.

      —¿Qué es aciago? —Ah, puta, ya me salió la vena literaria en el habla.

      —Aaaah… ¿sabes lo que es siniestro?

      —¿Eso no es “tipo dark”?

      —Eh, también. No, quiero decir… ugh, ¿cómo lo decíais vosotros…? Agh, da igual. Oye, tengo que marcharme de este hotel, así que te doy la llave, ¿vale?

      —Eso… es mejor recepción…— Ya, ya lo sé, es la forma legal; pero no puedo.

      —Aaaah… lo siento, pero me urge un poco de prisa, ¿sabe? Debo de irme ya.

      —No me diga que va a ir a Mirage Island. —Ugh, cómo odio el spaninglish en los fanfics, de verdad. Pero porque valgo pesos en oro aquí, me subo en el borde del balcón de la azotea y regreso a Tamamo en su pokéball—. Ah, ¿suicidio?




      Y me lo dice como si fuera lo más normal que pasara en este balcón.




      —Eh… no. Voy a Espejismo.

      —Cuidado no se mate. —Me dijo con cortesía.

      —Tranqui, tampoco es que fuera a morir de todas formas—dije solo para tranquilizar pero… no, no parece tranquilo, más bien parece alterado.




      Que lástima que solo se quede en un personaje terciario. Me caía bien el chaval. Me giro para verlo desde la altura y para evitar ver ese pequeño bosquejo de edificios que tenía en frente mío, solo para despedirme.




      —Bueno. ¡Au Revoir! Que no te maten los legendarios.




      Y sin más, dejé que la gravedad ejerciera sobre mi ligero peso. Espalda inclinada; caída grácil; elegante, encarado al sol del alba. El salto hizo una curva que solo podía continuar por abajo. Una pirueta en el aire para que mis pies apuntaran al suelo. Mis manos estaban preparadas para pillar el primer ave que pasara.




      —¡Gionna!




      Y, justo como si estuviéramos sincronizadas, la golondrina pasó por debajo mío y dejó que mis manos se agarraran a sus patas y me alzara con su velocidad, dando una última imagen artística de mi persona al humilde botones. Este me despedía con mano al frente, deseándome éxitos en el mortal reto de Shinta. Tal vez por fuera parecía que estaba deseándome lo mejor, ¿pero, seguro que no lo estaba haciendo por cortesía? Ni siquiera yo puedo saberlo.




      Ahora lo que importa es que estoy colgando bajo la mata de plumas de mi presta Swellow mientras el viento en cara me mecía como si fuera una lona tendida. El mar no se hizo esperar en mostrarse con su infinita amplitud, sin barco que disrumpiera el vacío azul. Algunos Wingull pasaban al lado nuestro, pues, cómo no, la costa era su hábitat.




      Y por fin, un barco pirata se mostró en el horizonte. Una clásica fragata que no pintaba nada en el Siglo XXI del Mundo Pokémon. Esta era mi embarcación.




      Indiqué a Gionna que descendiera rumbo a ese barco, y esta sin más cumplió mi solicitud. Dejé caerme sobre la madera del barco, y me encuentro con las miradas atónitas de varios animales de colores y distintos elementos. Y no, no eran Pokémon.




      ¿Os acordáis de la parte de los Neopets? Sí, mi plan era eliminarlos de la faz de la historia… pero claro. Luego me di cuenta que eran un plot device y la historia no compilaba bien sin ellos. Así que les cambié su origen y dueño. Imagino que con eso habré dado más consistencia a esta mierda. También les di personalidad y habla, justo como estaban en Neopia (más personalidad, de hecho). Porque, veréis, el autor original le quitó el asunto del habla porque básicamente caerían en la misma categoría de animales con poderes. Y claro, que otras criaturas se llevaran el foco en Pokémon… es un pecado, en verdad.




      Me siento culpable de disrumpir los acontecimientos con animales de relleno. Lo increíble es que no me haya mandado a la mierda. Por lo menos no fue un privilegio que solo yo gocé…




      —Eh… espera, ¿tú quién eres y qué haces en nuestro barco?




      Ah, cierto. Me están mirando. Sobre todo el gato peludo y morado tenía su enorme cola agazapada mientras los otros… a ver, a ver, el Bori, el Pteri Mutante (antes azul, pero lo cambié porque ese es el color que tiene ahora), la Pheophin, el Wocky… e incluí unos cuantos más para que el nuevo personaje que introduje de estranquis no tuviera fallos. Ente ellos el unicornio blanco punk con ropas de invierno y un murciélago con cola de demonio metálico hecho de magma y fuego con vestido al puro estilo Steampunk; una Uni y un Korbat, respectivamente. Ya que esto es un fic de Pokémon, más vale dejar bien claro cómo son estas especies invasivas, ¿no os parece?




      Ah, sí; normalmente un Pteri es un pájaro con cola de reptil, pero como es mutante es la viva imagen de un basilisco azul con tres ojos (con más partes de serpiente que de gallo). Bori es una mezcla de armadillo y cánido con poca armadura de color azul y prominentes garras en las patas. Y… un Peophin es un hipocampo, básicamente. Caballo por arriba, cola de pescado de cintura para abajo.




      Un hipocampo con un color feísimo. Con razón lo había abandonado a mis doce. Qué amarillo más asqueroso para ponerle a todo un animal, por dios. Imagino que no hace falta que describa al Wocky, desde que ya lo hice antes… ah, me olvidé de poner el detalle de la collera de Eevee, ¿no? Aish.




      Quisiera decir también cómo se llama cada uno, tranquilos. Pero quiero hacerlo bien y no simplemente pegarlo con cinta de carrocero en la edición.




      —¿Pero quieres responder de una vez? ¿Acaso de mueres te ganas a que te arreemos de hostias, eh?




      Oh-oh. Cuqui la basilisca ya está haciendo gala de su bravuconearía. Será mejor que les conteste.




      —Perdón mi intrusión. ¿No os dijo vuestra dueña que vendría aquí?

      —Um… lo cierto es que dijo que vendría alguien en el barco, pero… pensamos que embarcaría con nosotros… —Me respondió la equina llamada Naiserita con toda su duda. Ay dios, parece que no puedo remediar mi pésima habilidad para comunicar las cosas claras, se ve.

      —Espera, ¿es esa “viajera especial”? ¿En serio? —preguntó Cuqui, toda irritada.

      —A juzgar por su llegada… sí… —Y Naiserita tenía razón. Yo era la susodicha. ¿Por qué lo repito? Pues por si acaso, porqué va a ser.

      —Yo pensaba que sería un poco menos… ordinaria… —decía el murciélago como si estuviera esperando que una belleza aterrizara al barco.

      —Ala, Teddy, vago de mierda, tú y tus fantasías, es que no paras nunca, ¿eh? —provocó Cuqui, toda altanera.

      —Por favor, Cuqui, si la gente no pudiéramos soñar seguramente todos acabaríamos tan amargados como tú. —Y respondió de vuelta.

      —¡A QUE TE DOY UNA HOSTIA QUE NO VAS A OLVIDAR…!

      —¡CHICOS, YA! —La yegua intentó dar muestra de fuerza extendiendo sus alas y pisoteando el suelo con sus pezuñas doradas—. ¡Ahora no es el momento de pelear! Remiau, por favor, avisa a…




      Y sin darse cuenta, Remiau el gato cósmico ya se había ido.




      —Oh… se ha adelantado.

      —Típico. También lo hubiera hecho —dijo Beile garras grandes meciendo la cola mientras estaba acostado.

      —Ara, ara, vosotros… sois bastante incansables, ¿eh? Me alegro que haya tenido la oportunidad de conoceros en este lugar.




      Cierto, Corli la yegua marina no hubiera existido en este sitio si no fuera por mis poderes de escritora. Tal vez tuve que ocuparme de eso antes de causar una disrupción temporal. Igual puede que sean los que menos carácter tengan, desde que son rescatados del pasado.




      Y, como si la cosa no quisiera avanzar, la capitana del barco sale de su cabina. Un pequeño pájaro colorido se posaba en su brazo como si fuera el típico loro que acompañaba al pirata; acomodada en una pesada gabardina de color azul marino. Su cabello, también negro y con un peinado anime en forma de pentagrama no invertido, se mecía con la brisa marina. Tenía ojos de color amarillo cuyas pupilas eran reptilianas a más no poder, en contraste con la dulce e inocente mirada de la avecilla. Las anchas mangas de su abrigo estaban cruzadas, tapando el camisón blanco de debajo.




      —Así que has venido justo cuando empezamos a dirigir rumbo hacia la isla de los cien años, ¿eh? Joder, y yo esperando días y noches a que hicieras acto de presencia.

      —Sí, yo también me alegro de conocerte en persona, Bituin —bromeo con toda la falta de respeto que un creador pudiera dar a su personaje.




      La mueca de risa de ese OC mostraba unos filosos colmillos que, en conjunto con sus puntiagudas orejas y piel pálida, le alejaba de la connotación de “ser humano”.




      —Heh. Debes de tener los ovarios bien colocados como para darme esta respuesta.

      —Eh, no te creas. Si realmente fueras real estaría acojonada, en verdad. —Y esta vez, como si tuviera un interruptor para apagar mi sarcasmo, di mis más sinceras palabras.




      Lo que tenía en frente no es sino el resultado de una unión forzosa entre hada y dragón. Una pequeña alimaña que creció cual bestia y creció con el odio hacia la otra mitad de su sangre. Alguien que sufrió confinamiento en una estrella durante tres milenios, y, un buen día, regresó al mundo donde pertenecía… reducida a una niña amnésica apreciada como buena arma de destrucción masiva que es.




      Esa es la nueva dueña de los Neopets que estaban aquí. Un antihéroe que, a pesar de todo, encontró su sitio en el bohemio estilo de vida de la Isla de Krawk. Alguien cuyo lema era “dejadme ver mundo antes de que lo destrocéis, soplapollas”. Alguien que ahora se reía escandalosamente por mi comentario.




      —Ay, dios mío. No estás entendiendo tu situación, ¿no? Ahora tú también perteneces a esta historia… bueno, no sé qué privilegios te habrás dado, pero tampoco veo que hayas roto las leyes de la física, así que dudo mucho que tengas taaaaanto poder…

      —Bueno… su medio de transporte tampoco parece que sufra de mucha fatiga, considerando las circunstancias… —Sí, Naiserita estaba en lo correcto. Casi peso igual que una pluma.

      —Beh, que sea liviana o no no importa nada. —Y ahora Bituin-ün, ¿por qué está señalando a Gionna?—. Más me intriga si ese pájaro es capaz de transportar dos sacos de cocos de Neopia Central a Sakhmeth.




      Ah, el clásico gag de las golondrinas. Nunca envejece.




      —¿Y bien? Me has dicho que nos dirigiéramos a esa isla, pero aún me debes una respuesta. ¿Para qué? ¿Que diablos pintamos aquí?




      Woh. Mierda. Se me pasó. No le dije qué es lo que tenía que hacer. De hecho, todos me estaban mirando con intriga. Aunque bueno, lo cierto es que les debo una, después de haberles hecho venir a un mundo que a duras apenas es fiel al canon…




      —Ah, sí. La razón de vuestra aparición… veréis. Como bien sabréis, odio llevarme toda la gloria, pues sería un self-insertismo marisueismo descarado. Y mientras intentaba hacer esta historia más acorde al canon y quitar lo prescindible pensé; “espera, podría hacer uso de estos datos. Tal vez si les diera más relevancia y los pudiera colar como equivalentes a Pokémon”…

      —Disculpe que le interrumpa, señorita; ¿pero nos estás diciendo que solo somos meros datos? ¿Acaso somos ceros y unos para ti? Eso es… una… declaración un poco deprimente, ¿no le parece?




      Ups. Se me fue la lengua. Y de paso le di a Teddy depresión. En el primer capítulo, ni más ni menos. Eso de manejar diálogos con más de dos personajes es complicado…




      —Ah, no, es… una forma de decirlo… eh… en fin. El caso es, tengo una cosa que hacer aquí, y no puedo hacerlo yo sola sin entrar en modo OP. La primera mitad del recorrido es fácil; pero a partir de la otra mitad el nivel sube de golpe porrazo, así que debo tomar precauciones. Es bastante posible que no tengamos que hacer nada, pero… ya me entendéis, por si acaso.

      —En otras palabras… quieres que te salvemos el culo si las cosas se ponen muy feas, ¿verdad? —inquirió Bituin, resumiendo mis intenciones de la forma más llana y entendible posible.

      —Sí, básicamente. —Di una de mis “encantadoras” sonrisas, para darle un toque risueño a mis palabras—. Repito: quizá no es necesario que tengáis que hacer algo, pero la última parte es bastante posible que deba intervenir, así que…

      —Aaaa-já. Bah, de todas formas no estaba pasando nada interesante en Neopia y el último plot fue de risa, así que… no me quejo. —Y Bituin encogió de hombros, sin importarle una mierda lo que pase en este lugar.

      —Lo sé. Por eso sabía que te iba a encantar estar aquí. —Sin darme cuenta, mi sonrisa se ensanchó. Todavía no le he dicho que va a haber medio panteón mandando al planeta a hacer gárgaras, ¿verdad?

      —. Aparte que necesito un sidekick medio agresivo para darle un poco más de gracia a la cosa. Si solo fuera yo, la cosa se volvería bastante aburrida, ¿no crees?

      —¿Quéeee? ¿Cómo que voy a ser el sidekick, ah? ¡A mí no me degrades a compa en este barco, que te mando a la tabla con los Jetsam!

      —Sharpedo, Bituin. Aquí hay Sharpedo—rectificó Naiserita.

      —¡COMO SEA!

      —Tranquila. Estoy segura de que ganarás más simpatía entre los lectores que yo. —Me duele en el alma admitirlo, ¿pero no es cierto? ¿A quién le gusta al self-insert en el fanfic? A mí no, desde luego.

      —No sé, no sé… ah, qué importa. Me prometiste aventura, así que de acuerdo. No desertaré. Aún.

      —Me alegra oírlo. —Cada vez estaba pareciendo más al Señor Burns con sus maquiavélicos gestos. Lástima que mis manos estaban recogiendo las pelotas que debía tener—. Estas son Pokéball. Tienes que meter a tus Neopets dentro. No pasa nada; no provocan ningún cambio de personalidad como dicen algunos cómics Nuzlocke de Blanco y Negro.

      —Tía. Me estás diciendo que me lleve a mi familia en el puto bolsillo. —Me preguntó Bituin toda incrédula, y sin interrogantes… por alguna… razón…

      —Es lo que te estoy pidiendo, sí. Al fin y al cabo, vete a saber el shock que tendrían si saben que hablan…

      —Eh… no sé yo, pero diría que un caso de Pokémon parlante no es tan extraño… al menos según mis fuentes—dijo el murciélago ígneo.

      —Están muy contados, Teddy—añadió Naiserita—: y aparte, veo otro problema. ¿Cómo vamos a justificar nuestra existencia, siendo criaturas de otro mundo?

      —Primero: esto ya no es problema. Aquí hay otro mundo que no me consta existencia en otra fuente y también hay ángeles, así que como que puede haber un poco de todo ya. Y en cuanto a lo primero… um, no, quiero decir, segundo; no, espera, uh-joder, ¿qué puta mierda es este diálogo…? Em… ¡Soooobre si os preguntan si sois… pokes o digimooooneeees…! —¿En qué estaba pensando cuando escribía esto, otra vez? ¿En qué orden, en qué lugar-? Bah, carry on, ‘lil birb, carry ooon—… decís que sois de Galar y a tomar por saco. O de Reino Unido, en su defecto. Tampoco vamos a rompernos la cabeza con las excusas.

      —Vale. Puede funcionar entonces. —Y qué bien que Nai y yo estamos de acuerdo. Por una vez. Wait what, when-?

      —Eh, eh, yo también tengo una pregunta. ¿Estaremos cómodos ahí?—preguntó Remiau el gato violeto.

      —Hmmm… no lo puedo decir yo misma. Sí sé que podréis ver el exterior. Bajo un filtro rojo, pero sí, no estaréis del todo aislados. Solo comprimidos, eso es todo.

      —Ugh, no suena muy alentador. —Lo sé. Tiene que ser horrible el estar encerrado la mayor parte del tiempo. Para Remi, al menos.

      —Bueno, ahora si no te importa, Bituin… —Porque ya me estoy empezando a divagar aquí…

      —Muy bien, chicos, ya la habéis oído. Id para dentro. Iremos hablando de bolsillo a boca.




      Pero por supuesto, no pasó nada después, porque Bituin no estaba haciendo lo propio. Y desde luego nadie sabía cómo hacer lo suyo en ese mismo momento.




      —Esto… ¿cómo diablos los meto en las pelotas?




      No he tenido otra que enseñar cómo funciona una Pokéball y meter a los seis Neopets que habían de pie ahí. Ya sea enseñando cómo entrar por sí solos o… capturando a la vieja usanza, como en el caso de Cuqui, quien no quería meterse. A partir de ahí ya sería cuestión de tiempo que llegáramos a nuestro destino.




      A un destino por donde se libraría quizá la batalla más épica que mis jóvenes ojos podrían haber presenciado.




      Una isla donde, a pesar de estar en Japón, todos hablarían en un perfecto español mexicano.




      Un sitio donde los villanos son risibles a más no poder.




      Ese sería el escenario que iría a mejorar. La mayor locura de todos los tiempos que jamás he escrito con mis manos estaría más cerca de ponerse bueno…

      Comentario

      • Tommy
        TLDR?/A tu vieja le gusta
        SUPAR PRUEBA
        • dic
        • 54
        • 🇦🇷 Argentina
        • Buenos Aires

        #4
        Oh boy, here we go again...

        Algo que me tiene re entretenido de la apertura del Jardín de Albion (perdón, tengo el cerebro atrofiado con esos comerciales espantosos que me saltan cada dos por tres en YouTube) es que JUSTO los primeros dos en publicar sus fics acá son usuarios a los que conozco muy bien... pero de los que jamás leí nada. Bah, de Muerte estoy seguro que leí uno o dos one-shots. Y de vos muchas puteadas pajarraqueras en Discord y tus fichas facheras llenas de dibujos con garabatos. Pero no tenía idea de cómo era la Poi escritora básicamente porque tus otros fics eran de Ranger (que me generó traumas por jugarlo en emulador sin saber cómo carajo usar el táctil) (y no, el mouse no era la respuesta) (puto juego todo lindo y todo inalcanzable para mí) y... creo que hiciste otro de gente con superpoderes o algo así, pero capaz estoy inventándomelo completa y descaradamente. En todo caso, no te leí más allá de los fragmentos cortitos y random que subías a Discord y que me daban la impresión de que escribías en joda la mayor parte del tiempo.

        Y... leer esto me lo confirmó completamente. Mierda, ¿cómo carajo me hice una reputación de drogón si vos estás más fumada que Erika rastafari con un Gloom sentado en la cara? (no AJ no pienses cochinadas, esta es otra clase de PG18).

        No te voy a mentir: es muy difícil hacerme reír cuando estoy leyendo algo. No sé si porque me pongo en un mood bien serio e intensito leyendo FANFICS DE POKYMANZ o porque suele haber un aire de solemnidad en torno a ellos generalmente, y leerte me dio más ganas de abrir el temita del asunto del humor en los fics porque da para una buena charla, porque es definitivamente lo más jodido de conseguir. Mucho más que las lágrimas, el entusiasmo, el "factor kyaaa" o el miedo. ¿Cómo carajo hacés reír a alguien con tu fic? Bueno, no sé porque todavía no me arrancaste una sola carcajada. Si acaso una sonrisa. Pero, en realidad, aunque por fuera no estaba muy expresivo, por dentro vivía una revolución de sensaciones y conflictos internos y desarrollo de personaje.

        Y la verdad es que me pareció graciosísimo cómo fuiste llevando esto. No porque hayas metido Neopets (enferma), ni porque hayas metido quichicientas referencias de las cuales habré captado dos o tres con toda la furia (y probablemente me haya equivocado al interpretarlas), sino por esa cosa Deadpoolera de abusar sexualmente de la cuarta pared sin vaselina y llevar al ridículo la auto-consciencia de tu protagonista (... vos?) súper cool que se tira de una terraza y la atrapa al vuelo su pajarraco después de fumar veneno en la habitación del hotel abanicada por el chino sensual de dudoso manejo del leguaje (sí definitivamente sos vos). Acá sabés que estás jugando con fuego, salvo que no te quieras tomar en serio para nada esto que estás escribiendo (bah, que ya escribiste largo y tendido por lo visto en el índice, así que en algún momento te lo tuviste que tomar bien en serio), porque básicamente liberás de reglas a tu personaje principal dándole una noción absoluta de todo lo que la rodea y de los vaivenes de su propio destino. Sí, ya entendí que se va a ir todo a la mierda, el fic literalmente empieza más o menos con un Rumbling de Shingeki pero en el mundo pokémon. BTW, zarpado ese inicio del prólogo, me gustó que uses palabras tan rimbombantes y estéticas y biensonantes y que les hayas dado una coherencia para que... se sienta badass. Injustamente badass, porque unos párrafos más abajo estás descansando al pobre japonés de forma para nada racista y profanando el buen nombre y la memoria (?) de los Neopetes encerrándolos en las bolas de un... ¿hada dragona? Bueno, para ese punto del primer capítulo ya estaba bastante en otra, tengo que reconocer.

        Voy a rescatar más cosas positivas:

        1) Me gusta el contraste entre una situación súper dramática y apocalíptica con un personaje... ¿isekaiado? al que parece chuparle un ovario todo, cuyos pasos serán guiados por una autora a la que todo parece importarle aún menos, porque nada me garantiza que el conflicto lo acabe resolviendo un team-up entre tu prota (¿tuvo nombre o no? me suena que sí, que tenía un nombre de mujer española común y corriente tipo Verónica que probablemente sea tu nombre real dun dun duuun), Lutari (te resto puntos por nombrar tantos Neopetes injunables y dejar de lado al único memorable para mí) (que además es alto choreo a Buizel) (¿o salió antes que Buizel?), la Jack Sparrow dragona esa, AJ, el botones coreano spaningleshero, Spiderman, el mono ese del Laboratorio de Dexter que se culeaba a la minita y... un AJ de un universo alterno. Sí, si vos podés ser random con tu fanfic yo puedo ser random citando TRES VECES a AJ en mi comentario, como para que quede bien apestado muajajaja.

        2) Me divierte mucho asimismo cómo escribís TAN bien los escasos momentos serios como todo el comienzo ominoso o el momentazo súper James Bond de tu prota (¿Mercedes era?) tirándose del hotel confiadísima de que alguno de sus pajarracos o seres insectoides alados la iban a cazar en el aire y a llevar a salvo hasta su destino... Aunque la autora bien podría haberse ahorrado el badassismo merisuísmo para teletransportar mágicamente a la prota al barco pirata. O hacer que el barco pirata fuera volando hasta donde estaba ella. ¿Qué te costaba que el barco pirata fuera a su vez un pajarraco emplumado, púrpura y que acelerara con una turbina de combustión de veneno que desprenda gases tóxicos súper dañinos para el medioambiente? Al final, vos te podías cargar el mundo de tu fic mucho antes de que lo hicieran los Groudones y Kyogrones del canon.

        3) ¿De verdad había que hacerle tanto bullying al pobre chino npc? Era re buen laburante y no estaba obligado, y seguro Danot tiene algo para decir como representante ilustre del gremio de hoteleros. Por cierto... ¿Cómo carajo funciona el universo de esta historia? ¿Hoenn es parte de Japón? ¿España es otra región más o es un país con muchas sub-regiones, entre ellas Paldea?

        Lo que me recuerda...

        —… decís que sois de Galar y a tomar por saco. O de Reino Unido, en su defecto. Tampoco vamos a rompernos la cabeza con las excusas.

        —Vale.
        PROCEDE A RESPONDER CON UN "VALE" QUE TRANQUILAMENTE HUBIERA PRONUNCIADO CUALQUIER HABITANTE DE PALDEA Y NO DE GALAR.

        Pero bueno no le voy a pedir lógica al olmo. O peras al logio. Como sea.

        ENCIMA DESPUES HACES ESTE CHISTE:

        Una isla donde, a pesar de estar en Japón, todos hablarían en un perfecto español mexicano. (???)
        Chistazo, btw. Aunque solo me confunde más y más porque hasta ahora no leí un solo mexicanismo en todo el fic. A menos que sea como esos mexicanos del Zorro que parecían más españoles que mexicanos, pero que en realidad creo que eran americanos en viviendas de estilo colonial. Ah, espero que el Zorro también haga un cameo acá eventualmente... Pero huele a fic finalizado hace cinco años, así que mejor no me hago muchas ilusiones.

        Todavía estoy esperando que llegue el capítulo que me haga decir después de leerlo "AAAAH ASI QUE POR ACA IBAN LOS TIROS", pero probablemente antes tenga que leer muchas más divagaciones de la protautora empoisonada por hierbas místicas... Ah, solo espero que esos Neopets la pasen muy, muy mal en lo que quede del fic. Son muy feos los desgraciados.

        EDIT:

        Ahre que todavía no mandé el post así que técnicamente no es un edit, pero hacé de cuenta que sí. MIRA BOLUDA ME ENCONTRE UN GAMEPLAY ZARPADO DEL JUEGUITO QUE ME HIZO LLEVAR COMO TRES MATERIAS EN PRIMER AÑO DE SECUNDARIA. Le sacaba el teléfono a una compañera porque tenía este juegazo, era uno de esos teléfonos con tapita súper avanzados que reproducían tonos POLIFONICOS. El mío creo que todavía era un C115 de mierda todo con monofónicos que hacían PIPIRIPIRIRIIIII. Ni tenía la viborita esa bosta.



        Si no me das al Zorro, mínimo quiero una referencia a esto. Aunque ya tengas el fic cerradito y finalizado todo armoniosamente, no te cuesta nada meter un párrafo súper offtopic diciendo "... como aquella vez que me perdí en la ISLA DE LUTARI y Tommy nos ayudó a salir de ahí" o algo así. De paso me hacés quedar re heroico y los demás lectores no van a tener idea de quién es ese personaje misterioso y van a necesitar saber todo sobre él. Y me refiero a mi, no al Lutari baboso ese.

        EDIT 2:

        Ahre que todavía no edité ni una sola vez, pero no sé cómo carajo estructurar este comentario Y SIGUE SIENDO MAS COHERENTE Y ORDENADO QUE TU ENQUILOMBADISIMO EXPERIMENTO SOCIAL EN FORMA DE FANFIC.

        Divagué tanto que al final no se entiende por este comentario si me gustó o no me gustó tu fic. ¿Te digo la verdad? Necesito leer al menos cinco capítulos más para digerir tu forma de escribir, de meter chistes y referencias a lo loco, de embelesarme con párrafos recontra inspirados y con un vuelo narrativo (jeh, vuelo) muy superior al que tendría AJ en sus momentos más inspirados (ah lo bardeaba gratuitamente a AJ de nuevo, si estás leyendo esto te quiero cabezón) y de descolocarme con apariciones completamente arbitrarias y poco marketineras. Pero por favor, nada de Palworlds todavía, no estoy preparado para semejante mierda. En definitiva, fue tan divertido como lo habrá sido el primer viaje de ácido de Britney Spears... Pero todos sabemos que no terminó siendo tan divertido para Britney. Aunque Lindsay Lohan la está rompiendo hoy por hoy. ¿Qué terminará siendo tu fic, querida Poi? ¿Será una Britney o será una Lindsay? Solo el tiempo lo dirá.

        EDIT 3:

        Y SI NO NOS CRUZAMOS EN LOS PROXIMOS DIAS: FELIIIIIZ NAVIDAAAAAAAAAAAAAAAAAAD JO JO JOOOOOOOOOOOOOOO



        EDIT 4:

        ESTE SI ES UN EDIT DE VERDAD, pero ya me quedé sin nada para decir. Adiós.

        Comentario

        • Poisonbird
          4th Wall Breaker
          SUPAR PRUEBA
          • dic
          • 29
          • 🇺🇸 Estados unidos
          • ¿London?

          #5
          ¡MEEEERRY CHRISTMAAAS!

          ¡Acaba de pasar una semana desde que puse los dos capítulos del fic! ¿Saben lo que eso significa? ¡ESSSS HORA DE UN CAPÍTULO NUEVOOOO!
          Hubiera querido hacer algún dibujillo del fic para conmemorar esta ocasión, pero por desgracia, he distribuído mi tiempo como el (con perdón) PUTO CULO y no tengo sitio para hacer más pintados. ¡Pero puedo publicar un One-Shot en compensación! (Ya lo tenía, pero creo que el día lo amerita).

          Anyway, como costumbre en estos espacios, procederé a responder los comentarios a continuación. Dejaré las respuestas dentro de Spoiler para prevenir "accidentes" y acortar el espacio del post.

          ¡Y ya está! Eso es todo. Lo que tenía que decir. Espero que este capítulo sea de vuestro agrado. ¡Cheerio~!

          Respondiendo a Tommy:


          -II-


          El señor del castillo se asentaba en su trono mientras disfrutaba de un buen filete hecho por él mismo. El jugo de la carne de Miltank se deshacía en su boca mientras estaba sumergido en sus pensamientos. Esos idiotas militares habían atacado sin éxito a su morada, y sus vasallos debían recuperar sus fuerzas para los siguientes que vinieran. Según los designios originales, aquellos que iban a venir no serían más que los mismos héroes que siempre salvan el día, junto a una vieja conocida y, con posterioridad, una más.

          Pero las tornas habían cambiado. Por alguna razón, sentía que esta vez se estaba equivocando. Como buen ser maligno, sentía la disrupción en la historia. Una fuerte, que había alterado el curso de los acontecimientos. Una nueva molestia que no procedía ni de Dyá y tampoco era originaria de este mundo.

          Al menos su títere no se frenó a usar el mundo como si fuera su campo de juego. Al fin y al cabo, él tenía a su mano a los legendarios que más influenciaban a la naturaleza. Su plan parecía ir sobre ruedas, y aún así…


          Aquí estamos. Este es el sitio. Usualmente oculta bajo un manto de invisibilidad, Isla Espejismo se postraba ante nosotros como el hostil campo de batalla que se había convertido. Un recorrido de cuatro horas de cuesta arriba hasta el castillo que se alzaba en la colina. Bueno, ya digo que la primera parte es bosque, campo, desierto y otra vez bosque. Luego después del lago SÍ, es cuesta arriba todo. Podría alcanzarlo si decidiera volar, pero las turbulencias eran lo suficientemente erráticas como para prevenir que alguien se adelantara surcando los cielos. Ya lo he comprobado con Gionna y he visto que tenía problemas para avanzar a partir de los tres-mil metros de altura a unos pocos kilómetros.

          Ante nosotras, se alzaba una advertencia en forma de monolito. “Aquellos que tengan la osadía o estupidez de entrar aquí, deberán pasar las pruebas que encuentren en su camino, y vencer a los cuatro Dark Trainers, para ganarse el derecho de tener una batalla contra el mas grande entrenador de todos los tiempos: Shinta”.

          Por suerte para los cobardes que se equivocaron de isla se podía dar marcha atrás si cambiaban de opinión. Nadie los estaba observando al fin y al cabo. Pero nosotras desde luego no retrocederemos, desde que tenemos un deber que cumplir.


          —Vaya, menuda mansión se ha montado el bellaco, ¿eh? Heh, a saber los tesoros que ocultarán…
          —Ahora no, Bituin, por dios.
          —Sí, sí, sí, hay que llegar a la montaña, ¿no? ¿Por lo menos, dijiste?
          —Sip. Ahí está nuestro destino. El siguiente será el castillo. Por aquí, alguien loco de remate intentará matarnos con su equipo de legendarios sin igual, así que tendremos que tener cuidado.
          —Eh… ¿pero eso no es trabajo de los protagonistas? Es más, ¿pensaba que no éramos los protas aquí?
          —Bueno, adivina qué; soy parte prota.

          Bituin parpadeó los ojos unas cuantas veces hacía un leve movimiento de cabeza.

          —¿Qué? ¿Qué me estás contando ya?
          —A ver, no digo que sea importante; pero hay… cierta persona que—Mejor me callo, que se me va a ir la lengua otra vez— … Te lo explicaré cuando lleguemos. ¿Vamos? Tenemos un buen camino por delante.

          Estaba arrugando la nariz. Lo sé; estoy siendo demasiado críptica. Pero no puedo dejarle saber mis intenciones… aún.

          Sin más preámbulos, empezamos a cruzar el solitario bosque, donde ningún gorrión entonaba sus canciones. El sendero era recto, y no había posibilidad de pérdida. Cruzamos la llanura, donde las hierbas mecían con el turbulento aire tormentoso. Sin rastro de ratas.

          Hasta que al final no había vegetación. Solo la arena era gentilmente levantada por el aire de levante. Y, con ese suave viento, también se levantaba el característico olor a líder muerto.

          —¡Bruah! ¡Que asco! ¿Es que no limpian nunca el campo o qué?
          —Nop, no parece… al fin y al cabo, es una buena manera… de… desequilibrar la psique de los que vengan aquí… urp.—Y a los estómagos más débiles, de paso—. En fin, parece que no hay nadie aquí… vayámonos antes de que eche la pota.

          Pero eso era solo una ilusión. Bajo ese manto arenoso, había un encapuchado, aguardando. Estaba en frente, con la capa ondeando al son del desierto; firme. Y, por la forma que estaba sujetando esa Pokéball, diría que se estuvo preparando.

          Mis temores se hicieron realidad cuando esa voz joven preguntó si habíamos venido a luchar.

          —Mi-mierda… pero… no puede ser. Se supone que debió de ser derrotado ya. O-oye, Bituin, no has visto una lancha motora con seis personas, ¿verdad?
          —Hmmm… ¿lancha…? ¡Oh, ya, esos barcos blancos con ventanas! Sí, vi bastantes, y me amenazaron con arrestarme, así que los acañoneé.

          Ah, bueno, sí es verdad que las autoridades estaban “rondando” por ahí para procurar que nadie cometiera seppukku aceptando el reto de Shinta. Pero por lo que a mí me consta ellos llegaron antes de que pusieran algún cordón policial por todo el diámetro de la isla.

          ¡No, eso no era lo que había pedido!

          —¡No, Bituin! Una lancha. Sin ventanas. Sin cabina. ¡Con gente!
          —¡Aaaaah, esos…! Sí, también. Como que no me hacían ninguna diferencia entre uno y el otro.

          Mi gozo en un pozo. Esta tía es bruta hasta hartar.

          —Bi-biiituiiiiin… esos eran los protagonistas de la historia.
          —¿Qué?
          —¡LO QUE OYES, MENTECATA! ¡Te has cargado a Ash y compañía!

          La boca de la pirata se le quedó un poco colgada. Ahora imagino que ya ha comprendido la gravedad de la situación.

          —Eeeeeh, tranquila, tranquila, igual creo que no les di… del… todo… sí, provoqué una onda de choque y la barca se volcó, pero diría que estarán vivitos y coleando… no pasa nada…

          Oh, por el amor de dios, no empeores las cosas. Igual tampoco es como si se hubiera cargado una parte importante… bueno, una tercia parte era importante. La chica que no pertenece al canon, sobre todo.

          Y aún así, fue un daño considerable. Sin ellos, nuestros números están muy mermados. Parece mentira que tenga que desatarme tan temprano…

          Solo la idea de que tenga que darme un power-up desmesurado sin justificar me pone más mala todavía. El horizonte se me está girando. Mi equilibrio se tambalea. Yyy allá van las galletas de esta mañana. Yikes.

          —Perdón. Hemos tenido… un problema, ahhahahahaha… —Espero que no se le haya cruzado la idea de matarnos mientras estábamos discutiendo.
          —Bien, ¿vais a luchar?
          —Sí, sí… deja que me limpie un poco… Bituin, hazme el favor y saca los cleenex, anda.
          —Joder, qué refinada que eres, macho —dijo la que disparó cañones a una lancha con civiles sin pensarlo dos veces. Al menos las Pokéball no olerían a ácido.

          Por supuesto, el señor dejó que la acción de su brazo desencapuchara su rostro revelando algo que tal vez a los primeros que debían venir les hubiera causado un shock; pero a mí no me dio ninguno. Pelo casi blanco con tonos celestes y ojos… que tendrían que ser también cianes, pero tienen un gris acercándose a rojo. Ese sería el hombre que en teoría debería de pasarse días en el hospital junto a la niña esa; pero por milagros de Celebi no estuvo.

          En efecto. Era aquel hombre que apareció en televisión. Máximo, ex-campeón de la liga de Hoenn, hacía un combate más como nuevo miembro del oscuro Alto Mando de las Islas Espejismo. Y, aunque fuera el primer contrincante, no iría a irse con chiquitas. Toda su armada de pokémon afiliados a los minerales, oscurecidos por un tinte más negro que las profundidades abisales, estaban en tierra, ansiosos por destruir.

          Desde luego, el aspecto oscuro de nuestros enemigos fue suficiente para que Bituin se impresionara un poco.

          —Joder, marinero. Tú has pintado a todos con un pincel sombra, ¿eh? Que mal rollo que dan.
          —No te preocupes, Bituin. A los protagonistas solo le han tomado un capítulo para vencerlos a todos en el original. Con suerte podré cargármelos a todos en medio.
          —Eeeeh… disculpa, pero no puedo figurarme cuánto tiempo es esto en MI perspectiva, así que, ¿me podrías por favor indicar CUÁNTO es esto en horas, por favor?
          —Hm… dame quince minutos.
          —Deeee… acuerdooo…

          Y cómo no, como soy más chula que un ocho, mi elección es la más frágil pero ofensiva. Elijo la Pokéball, y de ahí solo sale un lagarto morado y negro con una marca naranja en el medio. Mi Salazzle se relamía sus colmillos con su lengua bífida, preparándose para una buena fiesta.

          Claro que la epicidad del asunto se vio un poco arruinada por la cara de pánfilo que puso mi enemigo. Es lógico. Al fin y a cuentas, este Pokémon todavía no existía en la época que este existió por primera vez. Pero no pasa nada. He añadido las normas de séptima generación y el Tipo Hada en este fanfic. Está bien. No se va a joder el espacio-tiempo por eso.

          Igual se ve a tres leguas de tendría que ser tipo veneno.

          —Vale, empecemos fuerte. ¡Claydol, Poder Pasado!
          —¡Shit, que me-! ¡Protégete!

          ¡ARGH, POR LOS PUTOS PELOS! Ese hijo de su reputísima madre ha lanzado piedras a Salazzle. Casi no puedo mantener el equilibrio. Encima el Metagross se estaba abalanzando hacia Mebd con su puntiaguda pierna. Menos mal que el muy hijofruta no se atrevía a ir de kamikaze con Terremoto o hubiera sido preocupante.

          —¡Mebd, a la izquierda!

          Suerte que la lagarta tenía ese cuerpo esbelto tan ágil. De hecho, esa una de las razones por la que elegí a Mebd y no a Tamamo. Su rapidez no tenía parangón con estos mastodontes. Sus movimientos eran una mofa para dar a entender que era inalcanzable. Había hecho su jugada, y no me iría a quedar atrás.

          —Perfecto. ¡Ahora usa Tóxico! ¡A TODOS!

          Ni un minuto de vacilo. Mebd saltó por los aires para evitar posibles Terremotos y de sus fauces disparó un chorro de lodo violeta a toda la plebe. Podía oír a Máximo reírse por lo bajo; probablemente pensando que era gilipollas por ordenar a mi Pokémon que intentara envenenar a tres pokémon de tipo acero.

          Pobre de él, no sabe lo que le espera.

          —Jaj, novata. Cradily, ¡Atadura! —Oh, no, no lo vas a conseguir.
          —¡Evita las cepas, Mebd!

          Sigo jugando a la defensiva. Los… tentáculos… de la anémona esta se alargaron y acosaban a Mebd como si quisiera hacer un Hentai con ella. Pero esas ataduras no eran ningún rival para sus prístinos reflejos reptilianos. Con carreras, deslices serpentinos y saltos, había evitado que fuera constreñida por esa planta.

          No importaba lo que le lanzaran, Mebd les vacilaba con su flexibilidad y su velocidad, mientras, en los pequeños ratos que no le estaban atacando por doquier, iba pensando en cosas nazis para potenciar su Ataque Especial. Era algo que ya definí en su inicio. Iría a usar Maquinación sin que tuviera que decirlo. Así nadie esperaría lo que le venía.

          Mi oportunidad de oro para tumbar al primero vino cuando un ligero corroído Skarmory se abalanzaba directa a ella con sus alas metalizadas. Era el momento.

          —¡AHORA MEBD, LANZALLAMAS!
          —¡SKARMORY, ESQUIVA CON AGILIDAD!

          Fue bestial. Un enorme chorro de fuego había cruzado el horizonte nublado, calcinando a Skarmory en el proceso. El ave de acero había sucumbido sin más a esa gran y potente llamarada que no tuvo tiempo de evitar.

          Y aún mejor; el resto de pokémon estaban empezando a sucumbir al veneno. Su Aggron acababa de arrodillarse jadeando porque el ácido ya estaba corroyendo gran parte de su coraza. Igual que Metagross, que le empezaban a fallar las juntas de sus piernas.

          —¿Qué? ¿Pero qué está pasando? No puede ser, parece como si mis pokes hubieran sido…
          —¿Envenenados? Sí. Lo están—acabé su frase por él. Grandes revelaciones.
          —¿¡Pero cómo!? ¡Eso es imposible!
          —En efecto. Lo era. Hasta que en 2016 se presentó a la línea de Salandit con su habilidad “Corrosión”. Sí, Steven —Ahora me ha dado por llamarlo por su nombre en inglés, dafuck—, vengo del puto futuro. Una lástima que esa habilidad solo le permita envenenar a todos y no saltarse la inmunidad del tipo acero. Habría sido un verdadero horror para aceros y hadas por igual.

          Entre que le daba la charla, sus pokémon se degradaban todavía más. Sin dudarlo, aproveché la desesperación de Máximo para darle punto y final. Mebd había disparado otra gran ráfaga a mi orden. Armaldo intentó protegerse con un Protección, pero apenas sirvió para retrasar su inevitable caída.

          Todos sus pokémon yacieron agonizando en la arena; quemados o agonizando por la corrosión. Lo había dejado como su propio apellido; de piedra. Imagino que hablarle de las futuras habilidades lo dejó demasiado patidifuso.

          En cuanto Bituin… bueno, no puedo decir si estaba maravillada por el espectáculo pirotécnico que había dado u horrorizada por dejar todas estas criaturas inocentes hechas un fisco. Más probable creo que es la primera.

          —Eso. Fue. ¡FANTÁSTICO, CHAVALA! ¡Son las llamas más grandes que he visto en mi vida!

          Hostia, mira, 666 palabras justa desde que Steven dio la primera orden hasta después de esta frase. Estoy orgullosa.

          —¿Verdad? Joder, lo increíble es que no me haya despeinado siquiera—decía mientras guardaba a Mebd a su celda —. ¿Y bien, Steven Universe? ¿Vas a dejarnos pasar?

          Él por supuesto no podía objetar. Sin más remedio, también guardó a su equipo y se apartó del medio.

          —Adelante. Vuestro siguiente rival os espera. —Ni una reacción a mi deliberada errata de apellido. ¡Alto mando aburrido!
          —¡Gra-ciaaas!— Pero a pesar de que estoy decepcionada por su ausente reacción, canturreé con toda la felicidad que uno podría tener después de ganar un 1 vs 6 — ¿Vamos, Bituin?
          —¡Arr la orden, capitana, YAHOO!—dijo la susodicha con toda la alegría del mundo, aún flipando en colores por ese cacho llama y brincando mientras iba cantando “y una botella de ron”.

          Espero que ahora no se piense que esto va a ser un camino de rosas, porque si no…

          Comentario

          • Tommy
            TLDR?/A tu vieja le gusta
            SUPAR PRUEBA
            • dic
            • 54
            • 🇦🇷 Argentina
            • Buenos Aires

            #6
            Ok, acá sí me agarraste con la guardia baja (mentira, vine re encabronado y dispuesto a masacrar con mi entrañable apatía) y me sorprendiste con unos cuantos chistes realmente divertidos. Y mirá que empecé a leer el capítulo medio patas para arriba porque me sentía completamente descolocado espacio/temporalmente, sin contexto, sin entender quién carajos era el rey este (el peor rey del mundo si se tiene que cocinar sus propios bistecs) o por qué carajo de golpe ASH y los otros eran parte de la trama... ¿Todo esto pasaba en el marco de la película de LUGIA? ¡¿POR QUE NADIE ME LO DIJO?! DEBO HABER PARECIDO UN IDIOTA!!

            Ah Poi hdp, en ningún momento escribiendo esto tuviste la mínima intención de explicarle nada a nadie. Por suerte para vos, estuviste afiladísima en este capítulo y te despachaste no solo con una cantidad ingente de chistazos y situaciones absurdísimas llevando a otro nivel lo de romper las paredes, las bolas, las dimensiones espacio/temporales, la lancha de Ash y el resto de bobos (el TR iba ahí también no?), la inmunidad de los de acero al veneno y la regla universal de que las Salazzle SIEMPRE van a ser trolas recontra promiscuas, y por eso me resultó muy irreal tener una escena de la de tu pj huyendo de los tentáculos hentai (dixit) cuando los dibujitos de Internet me enseñaron hace rato que estas cosas jamás le harían asco a algo como eso.

            Y no solo hubo una buena dosis de humor y de locura, sino que la paliza que le metiste a Steven estuvo genuinamente interesante y bien ejecutada más allá de los memes, porque manejaste esa ventaja estratégica de haxear todo viniendo del futuro para explotar divinamente la habilidad de la negra villera inalcanzable para Firo (hola Ramen) y convertir todo eso que volvía terrorífico al equipazo del Peñas en un chiste que fue soleado por la salamandra. Espero que más adelante aparezca un pseudo final boss que sea básicamente una Poi desquiciada y corrompida por la vejez que llegue a ponerle fin a las boludeces de la Poi joven y la pwnee con pokes y habilidades y mecánicas propias de... Gen XX, qcyo.

            Ahora... No puedo creer que todo esto sea una fucking parodia no del anime o los juegos (y a la vez de todo), sino de OTRO FIC TUYO que publicaste en quién sabe qué antro hace quién sabe cuántos años y del cual por lo menos yo no tengo el mínimo contexto. ¡¡Y EN TODO EL CAPITULO ESTE NO SALIO UN PUTO NEOPET!! Que me devuelvan mi dinero.

            Ahre mentira, estuvo divertidísimo y ya tengo ganas de leer el que sigue y perderme todavía más de lo que ya estoy.

            BTW es re turbio lo funcional que es ese último chiste de "Steven Universe", que es un mamoncito llorón que se la pasa rodeado de PIEDRAS PRECIOSAS. ¿O sea que Cradily era lesbiana todo este tiempo? Con razón la quiso tentaclerapear a Salazzle.

            Comentario

            • Poisonbird
              4th Wall Breaker
              SUPAR PRUEBA
              • dic
              • 29
              • 🇺🇸 Estados unidos
              • ¿London?

              #7

              ¡FELIZ AÑO NUEVO!
              ¿Y quién puñetas es ese elfo? You will know soon enough [?]

              Pues al final he podido hacer dibujito antes de que acabaran las fiestas, wheee! ¡Muchas gracias a la batería del coche por joderse, librarme de otra comida familiar y darme cuatro días de puro chill! De no ser por ello, no habría visto hueco para hacer este coso. ¡Y a ti, lector, por estar aquí!

              (¡La calidad de subida though! Cuando tenga el escáner a disposición, actualizaré el post con el dibujo bien puesto).
              ¡Hecho!

              En fin, de haber sido por mí hubiera tenido esto ya listo por la mañana (¿madrugada?), pero entre que quise ahí añadir cositas, mejorar algunas líneas y que ¡¿ME HAN TENIDO CUÁNTO EN LA COCINA?! me he demorado un pelín. Pero sepan que estoy bien, que tendré calamares a la romana y canalones de trufa y foie para cenar y que... eso, son fiestas gloriosas y que no tenemos turrón, turrón, turrón, pero vea que sea, ¡AntiuXixona...! Bueno, que me desvarío.

              ...

              Y como me alargue más no voy a poder enviar respuesta hasta que paren las campanadas, así que... mejor os dejo con las respuestas a los comentarios ¡yyyyy el capítulo que toca hoy! ¡Cheerio~!

              Respondiendo a Tommy:






              -III-

              Los mares que rodeaban la Isla Suprema estaban apaciguados. Esa isla, una gran desconocida entre el más mayor público, se alzaba orgullosa con un prominente árbol de cientos metros de altura y más de veinte metros de diámetro. Dentro de su interior, inscripciones rúnicas y representaciones primitivas de sus guardianes estaban imprimidas en las paredes de su corteza. Eso era lo que llamaban “el Árbol del Origen”. O, como antiguamente llamaban algunos, “Ygdrassil”.

              Los escalones y las motas de luz les daba la bienvenida a los visitantes con un aroma agradable. Poco a poco, los cuatro que habían entrado subían escalón por escalón con los sentidos a avizor, pues sabían que podía aparecer sus protectores en cualquier momento. Pero por supuesto, el papel que su guía tenía era de calibre divino. ¿Quién iría a molestar a esta joven a su misión cuando la propia voluntad del planeta sabía a lo que había venido?

              Y, ahí en la copa, rodeados de hojas, Jessie, James y Meowth fueron testigos del poder que aquella chica de morada melena albergaba. Con solo respirar y ensanchar los brazos en posición de mesías, hizo que los vientos se arremolinaran hacia ella. Letras extrañas con un solo ojo la acompañaron en su ritual de liberación del karma terrenal, haciendo que varias auras multicolor se ensancharan por todos los cielos. La columna de luz que la rodeó le hacía ajena a los bruscos tiempos entre día y noche que se producían alrededor.

              Solo fueron cinco minutos. Pero, justo cuando parecía que se iba a cumplir, los Uwnow se sintieron perturbados. Había otra fuerza, una mayor que los cielos, que estaba irrumpiendo en ese globo. Un temible poder que estaba alterando el orden de las cosas; interfiriendo en su sagrada obra. El cuerpo de Athena no se hizo esperar en percatarse, y la luz que la envolvía pronto se volvió en su contra. Los vientos le abandonaron y dejaron que cayera de rodillas, aturdida. Había gritado las palabras adecuadas, y en teoría el Poder Supremo debió de ser liberado, pero…

              De enseguida, su Gardevoir se dirigió a ella, preocupada al verla inhalando y exhalando tan agitadamente. Gracias a ella, pudo volver a sus sentidos y estar por el Team Rocket que había yacido inconsciente con ese despliegue tan breve de poder. Pero ese choque… ¿por qué le había dado? Antes no tuvo ningún problema.

              En todo caso, al menos sabía cuál sería su siguiente destino. Y tenían que ir pronto. Las ansias destructivas de Shinta se estaban intensificando, y debían apurarse antes de que destrozara más mundo.



              —Veinte hombres van en el ataúd…
              —¡YO-HO-HO Y UNA BOTELLA DE RON!

              Llevamos todo el puto camino cantando la misma cancioncita una, y una, y una, y otra vez. Habíamos atravesado la meseta y, como si no quisiera la cosa, volvimos a adentrarnos en pleno bosque. La orografía de aquella isla era rarísima por las partes bajas. Una vez piensas que has acabado con los árboles, vuelves a entrar en ellos. Era como tener a Los Monegros y Ourense en Mallorca. O como el Sáhara y el Amazonas juntitos en Australia, si queremos ponernos internacionales. Un lío de climas de narices, vamos.

              Y por el momento, parece que nos estamos adentrando en el Bosque de las Meigas, porque esto se está poniendo tan denso que está costando ver. Por supuesto, ni un alma que ver. Aunque si no me equivoco, va a haber auroras boreales a las tres del mediodía. Sí, en esta hora, en esta parte del mundo, localizado también en la cocina de Skinner.

              Hm, cierto. Creo que va siendo la hora de que le comunique a Bituin lo que tiene que hacer…

              —Bueno, Bituin… ¿cómo has visto el combate? ¿Fácil?
              —Más que fácil, diría que me ha emborrachado como un buen licor… er… claro que ninguno de los chicos podrían escupir veneno de su boca.
              —Bueno, lo de Mebd es un nicho suyo. En verdad puedes ir a lo bruto con lo que tienes. De hecho… voy a tener que pedirte un favor.
              —¿Ah? ¿Qué, quieres que trapichee sus bolas con sus huevos, lo flameé con ron o…?
              —Que nari- ¡NO, A DÓNDE VAS, SO LOCA!
              —¡YAR-HAHAHAHAAHHAHA, tranquila, tranquila chica, era una broma! ¿Qué es?

              ¿No se lo figura? ¿En serio? ¿Se lo tengo que decir, de verdad? Erhg, está bien.

              —Tendrás que luchar contra el siguiente en mi lugar. No puedo ir y desgastar a mi equipo sabiendo lo que nos espera.
              —Wa- por las barbas de Kelpbeard, pero… no sé si podría…
              —No te preocupes. Sí es cierto que este va a ser un poco más duro que el anterior; pero al contrario que el otro, este será un combate uno contra uno. Vamos, algo estándar.
              —Ah, no tendré que mirar por todos los flancos pues. Suena bien. Pero… er… no sé, pero tres de los chicos no se les da muy bien esto de luchar…
              —Tranquila. Se desenvolverán bien, ya verás.

              Es lo que quería decir, pero, la verdad… al menos admitamos que Remiau, Belie y Corli son un poco inútiles en esto. Bueno, no, en parte lo solucioné, pero… sus personalidades son… un poco difíciles de todas formas. Y digo difíciles porque no he definido bien cómo son. ¿Tal vez se vayan definiendo sobre la marcha? Síiiii, seguuuro que se hará eso… pero bueno, tiempo al tiempo. No nos preocupemos por cosas como desarrollo de personajes ahora.

              —¿Y no puedo ir yo misma? Quiero decir… ¡tengo un arma en la espalda! ¡No tengo ni que-! —Y acabo de caer en la cuenta de que Bituin era capaz de abalanzarse ella misma dentro del ring porque puede y es capaz de terminar todo de un barrido. ¡Y vaya puta gracia daría este fanfic si todos esos Dark Trainers acaban rebanados por la cuchilla de esa naginata! Así que solo voy y le digo:
              —No.
              —¿¡Por qué no!? ¡Iríamos viento en popa de hacerlo! Y si resulta que estos se ponen demasiado pesados, siempre podemos-
              —Porque Bituin, hija mía —interrumpo su verborrea, porque ya sabía lo que iba a decir—, esto es un fanfic de Pokémon, no la historia del bestiario de mi tía. Y para proseguir en toda historia de este tipo, hay que hacer combates Pokémon, te guste o no te guste. Aparte que en el fic todos hicieron sus combates, y la continuidad y yada yada yada. Así que vas a mandar a tus Neopets a luchar y tú te vas a quedar dirigiéndolos hacia tu propia victoria. ¿Estamos?
              —¿Y si me transformo, no entro como-?
              —Que no, Bituin, que no te dejo entrar en combate, coño.
              —Eres más sosa que la sosa cáustica. —Me intentó
              —Es… divertido que hagas esta comparación, porque la sosa cáustica es corro…

              Y como si la misma trama no quisiera que acabara el chiste, llegamos al claro del bosque. El sujeto que nos bloqueaba no tenía nada que ver con Máximo Peñas. Su piel era morena, camuflándolo un poco en la espesura del bosque; pero sus ropas claras (un conjunto informal conformado con una playera y unos chándal cortos de color gris) arruinaban su intento de esconderse. Tengo que añadir que soy fan de ese afro negro poco voluptuoso y esa cara fina con esos ojos esmeralda.

              Dicho sujeto estaba también rodeado de un Eevee y su familia de cinco evoluciones, aguardando su turno. En otros tiempos habría fangirleando por la variada paleta de colores que ofrecía esta familia de zorros y gatos… pero, al igual que los de Stéximo (LMAO), eran igual de negros que el alma de Chthulu... si es que tuviera una.

              ¿Y, su nombre? Omen. En inglés, eso es “presagio”. Me pregunto si ese nombre se puso a lo random o tendrá alguna razón de usarse…

              Oh. Estoy oyendo a Bituin a reír estruendosamente por lo alto. Parece que estaba esperando algo mucho peor que toda una familia de Eeveevoluciones, se ve.

              —¡Aay, dios mío, me parto! Mira que empezamos fuerte; pero que me vengan ahora con una manada de… lo que sean esas cosas negras, AAARJAJAAJAJAJAJAJAJAJA, ayyyy no puedo con la risa, lo sientooooo.
              —Bituin, nooooo—mascullé entre dientes—, vigila con lo que dices, que de un momento a otro te manda al otro barrio.

              Se le paró la risa cuando vio que en el suelo habían más cadáveres repartidos en el suelo. Sobre todo pongo en especial atención al cadáver de Norman, que, en circunstancias normales, habría servido a Aura de motivo para luchar… si no se hubiera muerto ella antes por culpa de Bituin, claro.

              —Oh. Bueno, no sé quiénes son esos, pero tienen que ser gilipollas como para matarse por estos chuchos —dijo toda altanera, aún sin considerar la muerte una posibilidad.
              —Please. El gato ese de grandes orejas te puede reventar la cabeza. Literal.

              La pirata no hizo más que parpadear, un poco sorprendida por el dato. Me tenía que creer. Era la experta en este mundo; ella solo una forastera. Pero igual no se asustó, porque… sep, ella solo veía personas muertas en el suelo y no otra cosa más, por supuesto.

              —Sí, creo que va a necesitar más que un gato mamado de la Inteligencia para matarme.
              —Y el picudo puede provocar tormentas eléctricas de erizarse el pelo.
              —Meriendo truenos por la mañana. —Cierto, Bituin también era capaz de resistir ataques eléctricos. La tía está demasiado OP aquí.
              —¿Y el peludito? Barbacoas de lechón entero en cero coma.
              —Y mis llamas pueden derretir ciudades enteras. Venga ya, ¿no tienes un dato más… “aterrador” que realmente me pueda asustar?
              —Aunque puedas vos resistir tanto las lluvias torrenciales, así como las calamidades de la liebre negra, vuestras huestes son tan vulnerables como los yacidos que nos rodean. Ergo no tendréis que temer por vos ni por mi, pues soy más diosa que humana; temed por el perecimiento de vuestras queridas bestias, quienes serán los que pongan pies en el campo de batalla. Y de no cumplir con mi mandato de ponerlos a luchar en este claro dejado de la mano de Dios, seré yo quién los ejecutará en el lugar del celador.

              No he necesitado ni poner mi melena a ondear por el aire, ni hacerme negra como la tinta ni ninguna mamada de película de terror para que Bituin empezara a temer la hoz de la parca. Con semejante demostración de mi prosa, la actitud pasiva que adquiría, y la tranquilidad con la que me pronunciaba, se hizo una idea de lo que le aguardaba si no seguía las normas; un destino desolador, sin nadie al lado, donde tendría que volver sola y sin nadie que le apoyara…

              Eso o la confundí con mi cambio de habla tan repentino. O las dos cosas. O una cosa y media, porque lo único que podría haber entendido de esta parrafada era que, o empezaba a jugar como el resto o iba a quitar a los Neopets de la ecuación.

              —Vale, ahora sí estoy con el rabo entre las piernas. ¡Vale! Ah… ¿cómo se hace? ¡TÚ, MARINERO DE AGUA DULCE!—Señaló a Omen— ¡Te desafío! ¡AL DUELÓDROMO, YA!

              Obviamente el pobre no podía más que arquear una ceja y levantar otra, porque sus palabras ahora mismo sonaban como un galimatías sin sentido.

              —¿Pero qué estás diciendo?—preguntó Omen, sin entender nada.
              —A la mierda, voy a abrir el cacharro entonces.

              Acaba de pillar una Pokéball al azar. Y parece que Teddy va a ser el primero en salir.

              —¿Eh? ¿Eh, qué, pero-? Woah, ¿ya empezamos?

              Bocazas, tenías que fingir que eres un Pokémon, por dios. Ugh, ¿por qué tengo la sensación de que esto va a ir para largo?

              —¿A-acaba de…? Ah, qué más da, ¡Eevee, yo te elijo! —Y, como era de predecir, Omen se estaba guardando lo mejor para el final. Chico listo.
              —Así que el pequeño entra primero, eh… grrrr, ¿cómo funciona esto?
              —Hehe, no tengo ni idea, pero esta criaturita desde luego es muy mona. ¡Hola, cachorrito! —El Korbat se acercó a él para acariciarle, pero este se alejó, agazapado. Parece que esta criaturita es igual de cauta que su entrenador, eh… —. De acueeeeerdooo…
              —¡Eevee, usa Rapidez!
              —¿Rapi-qué? —preguntó la futura víctima del ataque que está por venir-¡Yyyyy toma castañazo! Le dio estrellas como para hacer toda una galaxia— ¡Au! ¿¡Pero qué narices fue eso!? ¡Pensaba que no íbamos a luchar todavía!
              —Bueno, adivina qué, piltrafilla; estás en la arena ahora.—Encogió Bituin sus hombros, en tono burlesco.
              —Ay, por la gracia de Fyora… sabes que si uso mucho mi fuego me vuelvo piedra, ¿verdad?
              —¡Eso son cuentos de Shenkuu! Un momento, ¿por qué estamos hablando? ¡Teddy, usa… eh… fuego!
              —De verdad que…

              El perezoso Korbat había batido sus alas para que varias llamaradas, pequeñas ondas ígneas, azotaran de lleno al Eevee azabache. Pero por supuesto, todos estos malditos Pokémon tenían Protección. Me acuerdo que este pequeñín no había demostrado más que usar Ataque Rápido y Placaje; pero sabía que por defecto debía tener ese.

              —Puto —dijo Bituin por lo alto.

              Ahora que era su turno, Omen decidió que era hora de golpear “fuerte” con un Ataque Rápido en el torso de Teddy. Solo fue un golpe débil, claro; pero suficiente para hacer que perdiera el equilibrio.

              —¡Ahora vuelve a usar Rapidez!
              —Oh, nonononono, Teddy, reacciona, caray…

              La respuesta del murciélago fue rodar en el suelo para impedir que las estelas impactaran contra él. Pero desde que era un movimiento que perseguía a su enemigo, no iría a evitar todas. Al menos el daño fue menor comparado a antes y pudo erguirse de nuevo.

              —Este zorro es listo, eh… Bituin, creo que no voy a poder. No le veo flancos por ninguna parte —informó Teddy como buen caballero que era, para mi disgusto.
              —¿¡Cómo que no!? ¡Tío, si solo intentaste UNA sola cosa!
              —Ya, ya, ya, ¿pero como quieres que le azote a este zorrillo? Si se va a echar a correr, o se va a cubrir…

              Joder. ¿Es que solo confían en el fuego estos dos? Par de pirómanos… se están fijando en una sola manera de dar un vuelco a la situación. Estoy que intervengo y doy una solución táctica.

              —Chicos… si me permitís…
              —¡Ah, nonono! ¿Dijiste que lo hiciéramos nosotros, no? ¡Pues ahora te aguantas!

              Dios mío… está bien, Bituin. Por lo menos parece que ahora los shenanigans de Dyá se van a producir. El cielo se ha empezado a cubrir con auroras multicolor y los vientos están…

              ¿Huh? ¿No está soplando el aire?

              —Tsk. Mira, cielo, me voy a quedar aquí quieto sin hacer nada, ¿vale? Porque no veo manera de salir de esta, pero ninguna. —Ya venía Teddy con sus derroteros, sin querer dar más de sí.
              —¿Quieres que te coman los tiburones ya? Hay que joderse, hermano, mira que… —Noté que la cara de Bituin se le había iluminado y las orejas se le han levantado junto a sus párpados. Se le dibujó una amplia sonrisa en la cara. Parece que ya se le ha ocurrido algo—. Muy bien, ¡pues quédate pasmado si quieres!
              —Tsk, está bien, lo haré.

              Entonces, Bituin musitó algo que no alcancé oír. Sus orejas dieron un pequeño tic nada más oír sus órdenes; y, dándose cuenta de que estaban siendo más transparentes que el cristal, empezaron a hacer comedia entre los dos.

              —¡¿Qué estás diciendo, bestia salvaje?! ¡¿Que me vaya a la eme?! —Exclamó Teddy, exagerando sus acciones.
              —¡Sí, que te vayas y te mueras de una condenada vez, a ver si se te inflan los huevos, coño!
              —¡Pues vale, lo mismo te digo!

              Teddy se quedó con las patas delanteras sobre la cintura mientras enrollaba su cola metálica en frente sobre el suelo y se hizo el ofendido. El engaño estaba funcionando. Omen vio que su victoria, con esta actitud estaba decidida. Ordenó una vez más a Eevee que usara Placaje en él.

              Craso error. Ya habían visto venir esa decisión. Cuando Eevee dio el impulso, Bituin dio la señal.

              —¡AHORA, TEDDY!

              El semblante del murciélago se iluminó con una sonrisa donjuanesca. Dejó que su cuerpo girara con gracia y levantó la cola para darle un pesado latigazo al Pokémon Evolución. El impacto candente, junto a la dureza del metal, había hecho que Eevee fuera lanzado a tierra y rodara malherido. Eso fue lo que normalmente se consideraría una “Cola Férrea”, juntado con una “Finta”.

              No habían acabado con él, pero habían logrado que Teddy saliera ileso de ese golpe. Y, además, con el calor que transmitía su cuerpo, había hecho que Eevee tuviera una quemadura. Si no me equivoco, eso mermaría su poder ofensivo… menos cuando use Rapidez.

              Pero por supuesto, ellos no irían a esperar a que se levantara. Irían a acabar esto ahora.

              —Esta es la nuestra, Teddy.
              —No puedo estar más de acuerdo.

              Lo irían a terminar a lo bruto. Teddy empezó a tomar altura y hacer carrera usando el impulso de sus alas para azotar a Eevee repetidas veces con los bordes metálicos que incluían sus guantes hasta que su rival no podía usar sus patas. El primer Pokémon estaba fuera de combate.

              —¡AYEEEE, TOMA-YA, MI PRIMERA VICTORIA! ¡Bien hecho, Teddy!
              —Será NUESTRA primera victoria, animal —corregía el Korbat.
              —Nuestro, tuyo, mío, ¡qué más da! La cuestión es que nos lo hemos quitado de encima.
              —Sí… pero este solo era el entrante. Ahora viene el plato principal —dije por lo bajo.
              —¿Hm? Oh, cierto, aún quedan cinco más… ¿te hace otra ronda, Juanito?
              —No sé, ya veremos, yaaa veremos…

              Y, cómo no, como Omen tenía confirmación de que un supuesto tipo fuego iría a quedarse en la arena, sacó al que más ventaja tenía sobre él. Un cuadrúpedo negro escamado coronado con aletas hacía acto de presencia. Nada más ver la forma pisciforme de su cola, podían deducir que era un ser acuático, y, probablemente tendría acceso a magia de agua. Lo cual hizo que Teddy entrara en pánico.

              —Ooooh no, nop, nooononononononope yo me abro, lo siento, no gracias, pero me vuelvo ahí dentro, ¡SÁLVAME, HERMANA! —decía mientras se escondía tras la espalda de Bituin.
              —¡Oye, que me vas a quemar el cuero, idiota! Oye, dile que solo es un zorro de color maraquático, ¡anda!
              —Nop. Es la evolución del bicho que os enfrentasteis. Y sí, tiene movimientos tipo agua, así que es mejor que lo retires de aquí.
              —Oh. En tal caso…

              Lógicamente no iría a arriesgar a Teddy a una petrificación segura. Así que guardó a Teddy a su Pokéball y sacó a Remiau en su lugar.

              —Ah… con que este es mi oponente, eh…
              —Sí. No se me había ocurrido mejor cosa. —Encogió de hombros.
              —Bueno. No importa. Tampoco parece muy rápido.

              Oh. Siguen de cháchara… y esto se está alargando mucho. Me encanta la cara que está poniendo Omen al ver un segundo “““Pokémon”””” parlante, pero habrá que hacer algo para que esto no se prolongue demasiado.

              —Chicos. No dije antes porque me estaba resultando hilarante vuestras conversaciones, ¿pero —Me bajé a la altura de Remiau para musitar—… podrías privarte del habla por un ratito? Le estamos dando un shock al pobre.
              —Pero si no está afectando nada. Además, ¿no es mejor así? Por lo menos sus acciones no serán tan acertadas. —Y dijo Remiau con toda la calma, meneando la cola de un lado a otro.
              —Aún así, si la… gente de arriba se entera de que podéis hablar, podrían… intentar de… abduciros y…

              El gato suspiró nada más entender la gravedad del asunto y asintió.

              —De acuerdo, pero no me des más la lata. Me tengo que concentrar.
              —¿Habéis terminado de musitar ya? —preguntó Bituin.
              —Ssss-digo, ¡miau!

              Me di un buen facepalm en la cara. Al menos sus intenciones no van a ser tan obvias a partir de ahora.

              —Aaaah… ¿oooookeyyyyyy?… ¿empezamos ya? —preguntó Omen un poco impaciente por los parones de este combate.
              —Claro, claro —dije mientras me retiraba del campo. Sin esperar, Remiau se agazapó y adoptó una personalidad completamente felina ante su contrincante. Vaporeon empezó disparando un rayo gélido de su boca; pero al contrario que Teddy, este empezó a esquivar saltando y avanzando hacia Vaporeon. Remiau estaba acostumbrado a actuar independientemente de los demás, así que no necesitaba que Bituin le dijera nada. Por no decir, Remiau había enseñado a luchar a Bituin tiempo atrás… no es como si hubiera permanecido siendo su maestro por mucho tiempo, por eso.

              Este iba evadiendo cada ráfaga de viento helado que le lanzaba, y él estaba a punto de abalanzarse con sus colmillos. Pero, sorpresivamente, Vaporeon había invocado una ola de agua que serviría para repelerlo, ahogarlo y tumbarlo.

              El impacto fue duro. Pero Remiau se levantó, tosió y se zarandeó el pelaje como si nada hubiera pasado.

              —¿¡Estás bien, Remi!? —preguntó Bituin toda preocupada.
              —¡Nya! —confirmó el aludido con entusiasmo.
              —Vale…

              Estaba pensando. En realidad, Remiau estaba mirando qué técnicas utilizaba la sirena para combatir. Sus artimañas. Su estilo de combate. A juzgar por sus técnicas, la sirena optaba por atacar a distancia y repeler sus combatientes. Era una mezcla ofensivo-defensivo que iba alternando. Por supuesto, “Surf” y “Rayo hielo” eran unas opciones muy obvias para mí. ¿Pero cuáles serán las otras dos? Seguramente una será protección, pero la otra…

              Tóxico. No hay duda. Seguramente prefiera que se vaya desgastando a atacar a mansalva. Empecé a advertir.

              —Bituin, que Remiau se mantenga alerta. Si empieza a disparar gazapos morados y le alcanza, vamos a tener un problema.
              —¿Me estás diciendo que podría utilizar lo mismo que hiciste tú?

              Asentí. De eso no me cabía duda. Es un movimiento estándar para este tipo de Pokémon, al fin y al cabo.

              —¡O-key! La has oído, ¿verdad?
              —Nya.
              —Vale. Sigue haciendo lo tuyo.

              Como era de esperar, Vaporeon empezó a tirar gotas de ponzoña usando su cola de espray. Cosa que evitó gracias a sus reflejos felinos. Remiau no se hizo esperar más y empezó a acelerar rápido para darle un zarpazo al costado.

              Fue un golpe crítico, sí. Pero no le había acercado ni por asomo.

              —¡Aprovecha, Vaporeon, usa Tóxico, ahora!
              —Ups. —Se le escapó a Remiau.

              Lo tocó. El veneno que escupió había hecho contacto con la piel del felino. Ahora el muy desgraciado podía hacer stall protegiéndose y atacando de vez en cuando. Desde luego, el mareo le estaba afectando.

              Tal vez él no tenía ninguna oportunidad después de todo.

              —Oh, no, ¡RESISTE, REMI! Voy a-
              —No… déjame hacer esto. Creo que puedo hacer algo antes de caer.

              ¿¡Qué coño he dicho sobre hablar entre combates, mentecatos!?

              —Pero… no seas idiota, si sigues así te van a matar.

              Hizo caso omiso de Bituin. Estaba sintiéndose enfermo, cierto; pero tenía confianza que le dejaría un “regalito de hasta luego” si le salía bien el plan. Solo tendría que evitar que le congelen los pies… y agotar sus defensas. Sin esperar a que actuara, él empezó otra vez a dirigirse hacia Vaporeon con los pies más prestos que nunca, y empezó a abalanzar otra vez sus garras.

              —¡Vaporeon, Protección!

              Como era de predecir (para mí), el felino acuático alzó su barrera para no ser dañado. Pero, todo y que era algo que no se esperaba, Remiau empezó a entrar en frenesí, intentando romper la barrera. Todo eso a pesar de que el veneno le estaba haciendo rápidamente mella.

              —¡REMI, PARA! ¡NO VAS A SACAR NADA ASÍ!

              Pero por supuesto, él no iría a hacer caso a Bituin. Iría de kamikaze, intentando atravesar ese molesto muro; como si supiera que esta protección no iría a durar para siempre.

              Entonces, en un momento dado, la tenacidad de Remiau dio resultado. La barrera había quebrado. Y con ello, su siguiente zarpazo fue directo hacia los ojos. El Vaporeon aulló de dolor, enfurecido y lanzando rayos helados por doquier, intentando que este le diera.

              —¡Cálmate, Vaporeon! ¡VAPOREON! ¡Usa surf! ¡SURF!
              —¡NO TE LO PERMITIRÉ!

              Pronto, el Wocky reaccionó ante las órdenes de Omen y se retiró para cargar su pelaje de electricidad estática mientras el agua de Vaporeon intentaba formar otra ola. El animal empezó a alzarse sobre sus dos patas para coger fuerzas pronto y apartar a Remiau de ahí.

              Pero de nuevo, todo se redujo a una cuestión de velocidad. Solo llegó a levantar unos centímetros de agua antes de que Remiau pudiera saltar sobre él y placar con toda la corriente que había acumulado. El pokémon no pudo soportar la electricidad que venía con el impacto, y del shock entrando en las heridas hechas previamente, yació debilitado antes que él.

              Había ganado otra vez. Por los pelos, pero lo había logrado.

              —Remiau… —musitó atónita su sobrina adoptiva—… ¿pero desde cuándo eres tan bueno?
              —Ah… no lo sé… pero siento que aquí se requiere mucho menos nivel que en Neopia…

              Pero desde luego, no iría a durar mucho. El gato vomitó e hizo sus mejores esfuerzos para no estar gacho.

              —¡¿Remi?! ¿¡Estás bien!?
              —Agh… no… este veneno es… canela fina, en verdad. Creo que no voy a poder continuar.
              —Joder, no te me mueras ahora, por favor… ¡si apenas estamos empezando!
              —Eh… no… no creo que esto me mate. Creo… que una cabezadita me hará bien… por favor, Bituin, ni se os ocurra perder ahora, ¿eh?

              Dicho esto, el gato dejó que su cuerpo se desplomara para que fuera aliviando sus dolores. Ella estaba gritando su nombre repetidamente hasta que vio que todavía estaba respirando. Un poco más ronco de lo normal, pero respiraba.

              —Ah. Está bien, el cabrón. —Dicho esto, lo regresó a su pokéball. Por lo menos quedaban cuatro de seis—. ¡Muy bien! ¿Quién sigue ahora?

              Ahora bien… sí es cierto que tal vez ella lo tenga más complicado, desde que no tiene tantas ventajas de tipo como lo tendría Aura. Al menos puedo esperar que esos “vientos” que le concedieron la victoria vuelvan a suceder.

              Vamos, ¿cuándo vas a llegar a hacer tu magia, Athena? ¿¡Dónde diablos están las dichosas auroras!?


              Editado por última vez por Poisonbird; 05/01/2025, 10:23:54.

              Comentario

              • Poisonbird
                4th Wall Breaker
                SUPAR PRUEBA
                • dic
                • 29
                • 🇺🇸 Estados unidos
                • ¿London?

                #8
                ¡Yyyy es marteeees! ¡Ya sabéis lo que toocaaaa~!

                Esto es una continuación de los acontecimientos que ocurrieron en el anterior capítulo. Y si os estáis preguntando si este relleno es para que el Dragonite no me haga previas en Discord... sí, lo es. Aunque no sé hasta cuánto muestra, realmente. Digamos que estoy haciendo mi propio testeo, aquí y ahora.

                So, yeah. That's it. No tengo más que anunciar. 'entro cap
                -IV-

                Era extraño.
                Completamente extraño.

                El señor del castillo miraba cómo la batalla entre Bituin y Omen se desenvolvía en el campo de batalla. Podía ver que su entrenador estaba sufriendo. Era normal. Lo único que le habían hecho a él era corromper a su equipo; pero no lo controlaban. Era un intercambio que él aceptó de buen grado.

                Pero las criaturas que estaban saliendo… juraba que las había visto antes en su tierra de origen. ¿Pero por qué no podía discernir el nombre de su especie? Había algo aquí que fallaba. Y sobre todo, había sentido un choque también procedente de ahí. Sin embargo, por alguna razón, este se había interrumpido. Era algo que le indicaba que todo iba a su favor… pero a la vez le desconcertaba. Sobre todo sentía que la presencia de la otra chica estaba causando ciertos “fallos” en la escritura de los hechos.

                ¿Quién era y de dónde procedía esta chavala? ¿Por qué, a pesar de ser ajena a estos mundos, tenía la sensación de que la vio hace poco?

                En todo caso, estaba seguro que su… ¿prisionera, invitada? Ah, qué más le daba, estaba a punto de recuperar la consciencia. Tendrá que atenderla para que no se asuste demasiado.



                —Aaaah...
                —Em…
                —O-keeyyyyyy… esto es raro…

                Teddy había vuelto a combate al ver que su siguiente contrincante era un animal que hacía competencia a Remiau en el nivel de fluff. Pensaron que sería igual de frágil que el primero.

                Pero el Flareon se mofaba de ellos. Estaba ahí, recibiendo con agrado el calor que emanaba el Korbat y recibiendo las ráfagas de fuego como si no les afectara.

                —De acuerdo, vuelve a intentar incinerarlo, a ver si se quema más de lo que ya está.
                —¡NO, IDIOTA! ¿¡Qué no te das cuenta que estás combatiendo fuego con fuego!? ¡NO VAIS A LLEGAR A NINGUNA PARTE ASÍ!
                —Pero es la idea, ¿no? Él va con fuego, nosotros vamos con fuego y como nosotros aguantamos más, pues…
                —No, no, no entendéis la gravedad del asunto. Estáis alimentando a ese cabrón, ¿entendéis?

                No, Bituin, no me mires con esa cara de pato mareado, que es muy obvio.



                Vale, de acuerdo, tendré que hacer un info dump para idiotas, por lo visto.

                —Es su habilidad. Si Flareon recibe un ataque de tipo fuego (es decir, FUEGO) este lo absorbe y luego lo utiliza para expulsar MÁS FUEGO, potenciando así sus ataques. De fuego. Lo único que como Teddy parece que tenga la misma habilidad y vosotros estáis mandándole fuego a mansalva, está aprovechando para potenciar sus ataques AÚN MÁS. ¿Entendéis ahora?
                —O sea. Estás diciendo que somos gilipollas por intentar tres veces algo que no funciona y potenciando el poder de este de paso, ¿no?
                —Aparte de la parte de gilipollas, que lo has añadido tú… sí.

                La cara de Bituin se arrugó como la de un bulldog. Ahora se dio cuenta del error garrafal que había cometido. No es que fuera un problema para Teddy porque, al fin y al cabo, los golpes físicos no le hacían casi nada; y tampoco a Flareon. Pero la batalla estaba yendo para largo y volviéndose aburrida hasta hartar. El problema va a ser cuando Bituin decida pasar a la ofensiva. Si cambia a cualquiera sin pensarlo, estaremos perdidos.

                Necesitaremos un milagro para salir de esta, ¿¡DÓNDE COÑO ESTÁN LAS AURORAS BOREALES!?

                Y de repente, un suspiro.

                —Parece que vamos a necesitar a la cerebrito del grupo para esta situación.
                —Estoy de acuerdo.

                No, no, no, ¡Bituin! ¡Saca a Corli! ¡Hice que aprendiera Surf y Acua Cola justo para que pueda acabar pronto con este Flareon! ¡No cometas ese error!

                ¡NOOOOOOOOO, LO HIZO! ¡VAMOS A PERDER A LA SEGUNDA CABEZA MÁS IMPORTANTE DE ESTE GRUPO! Estoy que lloro de la desesperación. ¡Necesito que este fanfic no dure más que doce episodios, maldita sea! Y NOS ESTÁ TOMANDO DOS, YA. ¿¡Cómo coño voy a acortar los dos que falten!?

                —Os he podido oír desde dentro. Estamos en problemas, ¿verdad?
                —¡Flareon, Llamarada!

                Y, como era de esperar, Omen no iría a dejar charlar. Flareon hizo su magia y formó un enorme “daimonji” directo hacia la Uni.

                Suerte para nosotros que ella se percató y averiguó rápido por dónde podría esquivarlo. Así que no se quemó. Por suerte. No puedo decir lo mismo de esos árboles, por eso.

                Otro bosque a tomar por culo. Genial. Bituin estaba atónita, pero en el fondo, estaba disfrutando el espectáculo. Eso hizo que la equina tragara saliva.

                —Joooodeeeeer, no bromeabas cuando potenciaba los ataques, no.
                —Hm… sí que estamos en un aprieto.

                Y como si no quisiera la cosa, Omen, por intentar limitar al caballo, intentó que su pequeño zorro león le aplastara con su cuerpo. Una suerte que sus alas no estaban desplegadas en ese momento y no llegó a romper ningún hueso. Eso hubiera supuesto otro problema mayor y un golpe seguro para Flareon.

                —¡Nai! —gritó Bituin. Esta se acomodó la crin, un poco acomodada.
                —Estoy bien —respondió—. Imagino que depende mucho de la fuente de calor, ¿cierto? Entonces… ¿qué tal esto?

                Las alas de Naiserita se extendieron cubriendo todo el cielo. Pronto, nubes de tormenta se cernieron sobre el campo. Las gotas de lluvia no tardaron en precipitarse, apaciguando el incendio que ese monstruo negro había provocado. Ahora el clima estaba en contra del mismo Flareon, que empezaba a mostrar molestia ante las gotas de lluvia.

                Es buena idea. De hecho, está bastante bien pensado. Está claro que Nai está a un nivel de inteligencia por encima de la media de su propia familia. Aunque no creo que una lluvia merme las llamas lo suficiente.

                —¿Eso es todo? ¿Un poco de agua? ¡Flareon, usa Giro Fuego!

                Todos lo están haciendo mal. Todos. Sí, el Giro Fuego seguía siendo mucho más grueso que de costumbre y lograría apartarlo… pero ahora que era mucho más pequeño…
                Oh, vaya. Ha repelido el ataque con un batir de alas. Así que pretendía hacer las llamas más manejables, ¿eh?

                Vale, puede que me haya quejado antes de su elección, pero esto tampoco está tan mal.

                —Heh.

                Y con gracia, alzó vuelo hacia las alturas manejando un vendaval sobre el suelo. Estaba creando un vórtice de aire que impediría la ignición de sus ataques. Había dejado a Flareon sin opciones de ataque salvo el cuerpo a cuerpo. Y como estaba a en el aire, entonces…

                Sí. No tenía escapatoria. Ahora iría a atacar ella con su pesado cuerpo lanzándose en picado y tirándolo a un árbol. Pero bueno, ¿acaso bastaría con un moretón con derrotar a este animalillo?

                Pues sí. Al fin y a cuentas, con los repetidos golpes que intercambió antes con Teddy, había sufrido un poco. Y las defensas físicas de Flareon no es que fueran muy buenas precisamente. De modo que estaba a punto de caramelo para caer. Una vez vio que estaba acabado, Naiserita aterrizó en el cuerpo del animal y alzó la cabeza orgullosa.

                —Ha sido fácil. ¿Y bien? ¿Cuál es el siguiente? —Vaya, a esa alicornio se le ha subido el ego, ¿eh?
                —Este. ¡Jolteon!

                Oh-oh. Esto es malo. Muy malo. Si Nai no se retira pronto del combate, Jolteon usará Trueno y la va a freír. Y no tendrá escapatoria alguno. Si uno intentaba evadir ese ataque por las alturas estaba muerto. Y el trote de Nai no es bueno. ¡Nada bueno!

                Había que hacer el cambiazo, y rápido.

                —¡Bituin! ¡Cambia, rápido!
                —¿Um? ¿Por qué te ves tan asustada?
                —¡Es el Jolteon! Con estas condiciones climáticas y su velocidad estamos en desventaja. Si empieza a atacar…
                —Por la velocidad no te preocupes. Puedo ralentizarlo si lo requiere.
                —¡No va a servir, Nai! Hacedme caso, por favor. Si os quedáis quietos demasiado tiem-
                —¡Jolteon, usa Trueno!

                Allá va. La electricidad que Jolteon almacena en su cuerpo estaba ascendiendo hasta las nubes tormentosas y revoloteando por el cielo. Es ahora o nunca.

                —¡BITUIN, RÁPIDO!
                —¡VOY VOY VOY VOY!

                Todo pasó tan rápido… el Trueno que Jolteon había lanzado me había cegado por un momento. El rugir del gran rayo que ha caído ha sido ensordecedor a más no poder. Había dejado escapar un grito de niña mientras protegía a mis tímpanos con las manos. No podía ver absolutamente nada.

                Cuando el trueno se cayó y el destello dejó de notarse tras mis párpados, pude abrirlos; con parsimonia, pues tenía miedo de ver un alicornio muerto en el suelo. Con un parpadeo, y después de limpiar mis gafas de las gotas, comprobé el estado de la arena.

                La tierra agrietada. Una notoria estela carbonizada. Sin restos orgánicos a la vista. El chasquido de lengua frustrada de Omen. Bituin comprobando el contenido de la pokéball. Y ella expresando su alivio con un suspiro que acabó convirtiéndose en un silbido.

                ¡Por-por los putos pelos! Un poco más y la habríamos perdido.

                —Parece que este es todavía más duro que los anteriores, ¿eh? Ya veo, ya… entonces en este caso…

                Ah, no. Estoy viendo la forma serpenteante de Cuqui y no me gusta. Le agarré la mano y le impedí que lanzara la Pokéball.

                —A partir de ahora yo voy a tomar las decisiones, ¿de acuerdo? Que esto se te está yendo de las manos un poco ya.
                —¿Qué? ¡¿Pero no dijiste que luchara yo?! ¡¿POR QUÉ TE ESTÁS METIENDO EN MEDIO AHORA?!
                —Bituin—dije, y seguí diciendo, firme—: estas dos veces estás colocando a tus mejores ases en bandeja de plata. Si de hecho estás a punto de poner a alguien lento para combatir velocidad, ¿no lo ves?
                —Exactamente, estoy sacando algo fuerte para batir esta escoba edgy de un plumazo, ¿que no lo ves?
                —Cuqui no podría darle ni aunque quisiera, hombre.
                —¿Me estás retando?
                —¿Eh? No. ¡NO, QUÉ-!

                Cálmate. Inspira, expira. Inspira, expira. Uno, dos, tres, has vuelto al mundo de yupi. Ahora adoptamos voz de interiores yyy...

                —Escucha. Este Pokémon será rápido y fuerte, pero también se distrae con mucha facilidad. Si sacas a alguien que se le de bien los amagos…
                —Hm. Ya veo. Quieres que saque a Beile.

                Sí, sí. Lo estás pillando rápido. Muy bien Bituin.

                Aunque, un momento, ¿le puse alguna fortaleza a Beile? ¿Tal vez Excavar? Pero… me acuerdo que era un Neopet muy poco entrenado. Sí que le puse altas defensas, pero… defensas especiales, que se diga…
                ¿Entonces la habré pifiado yo ahora?

                —Bien, entonces, ¡SAL DE LA POKÉBALL, HERMANA! ¡ARRASA CON ESE PAYASO!
                —No, por dios, UN MOMEN-

                Ah, maldita bellaca… no me iba a hacer caso igual, ¿eh?

                —¡GRAAAAAAAAAW! ¡POR FIN! ¡ESTABA QUE NO ME AGUANTABA EN ESTA ASQUEROSA PELOTA, TÍA!—graznaba el basilisco… oh por dios.
                —Lo sé, lo sé… tienes ganas de destrozarlo, ¿verdad? ¡Adelante, pues! ¡Destruye, quema, viola!
                —Será todo un placer. —Y contestó Cuqui que-espera, ¿cómo que viole?
                —¡La-la madre que os parió a las dos! —Solté en respuesta. Para colmo, Bituin tiene la osadía de sacarme la lengua y hacer una pedorreta con ella. Hay que joderse lo que tengo que ver aquí. Cuqui estaba que no cabía de su gozo. Tanto que fue corriendo directa a clavarle las garras a ese Jolteon.

                Y, como era de esperar, este hizo un movimiento ninja y esquivó sus garras para ponerse detrás.

                —¿Qué putas?
                —Trueno.

                Y de nuevo, el rayo azotó la tierra cual martillo divino; esta vez dándole a su presa. El rayo le había dado de lleno. Los graznidos de dolor se hicieron eco por todo el bosque…
                Y cuando la luz cegadora cesó… ¿estaba... fingiendo...?

                —Uyyy… vaya forma más bestia de hacer cosquillas, pequeñito.
                —¿Khé?—se me escapa por lo bajo. ¿No le ha hecho nada?

                Oooh-ohohoho, a ver si lo adivino. Ha adquirido el tipo Dragón, ¿verdad? Aparte que ese era el Neopet que utilizaba para el Duelódromo… sí, creo que también heredó las defensas del mismo. Me ha tomado por sorpresa tanto a mí como a Jolteon. Tenía tanta cara, TANTA CONFIANZA que puso su rostro contra el suyo. El pobre le estaba temblando las piernas como un descosido…

                —¿Quieres que te enseñe un golpe de verdad?

                Y, sin previo aviso, Cuqui le dio un gancho en toda la barbilla, lanzándolo un poco lejos. Ella se fue acercando con parsimonia como gato al ovillo; pero Jolteon evitó su golpe de cola en el último momento. En ese momento, Omen se hizo rogar y ordenó a Jolteon que use Agilidad para evitarla.

                —¡Ay, jaja, pero qué cobarde! ¿¡Es que solo sabes correr!?
                —¿Solo correr? ¡Jolteon, demuéstrale lo que sabes hacer con Doble equipo!

                Y ahora veía mucho más que quíntuple. Ella intentaba mirar por dónde demonios se localizaba entre tanta copia; pero este ataque, junto a Agilidad y la oscuridad del entrono, era como un zootropo que giraba a veinte kilómetros la hora. En un intento de localizar al único y auténtico Jolteon, Cuqui estaba empezando a marearse y a desorientarse. Sus sentidos estaban previniendo que utilizara su cerebro de mosquito.

                Peor aún, parece que se me estaba erizando el pelo. Signo que, a la vez que corría en círculos y que haciendo ninjutsu, estaba preparando un trueno todavía mucho más gordo.

                Era desesperante. De verdad, si hubiéramos optado por otra opción…
                Luego una bombilla se encendió en alguna de esas recónditas neuronas que manejaban la memoria. ¿Que no tenía una habilidad que aturdía al enemigo por un turno?

                —Joder… Cuqui. ¡Cuqui! ¡CUQUI! —La voz de Bituin le había sacado de su trance. Parece que ESE era su plan, después de todo.
                —¿Qué? —preguntó la pajarraca, toda atónita.
                —¡LA HABILIDAD! ¡USA LA HABILIDAD!
                —¿La… habilidad…? —No le venía a la cabeza qué cosa era. Y yo creo (dramatizo, claro que lo sé, ¡con toda certeza!) que tengo una idea…
                —¡Fulgor de Lentes, hermana! ¡Usa Fulgor de Lentes!
                —¡ROGER!

                Sin demorarse más, los ojos de Cuqui se iluminaron intensamente hasta que Jolteon fue cegado por la luz directa y se tropezó con sus propios pasos y salió rodando. Su ataque se había interrumpido.
                De nuevo, la muy oportunista se abalanzó contra él y, sin que este se diera cuenta, fue duramente azotado por las garras y la abrumadora fuerza se su cuerpo. No tuvo piedad alguna. Había repartido un frenesí de golpes que no cesó hasta que se cansó.

                Y con eso, Jolteon había caído. Bueno, eso fue corto. Me quito el sombrero. Se podía ver la frustración que Omen estaba teniendo con esta chica. Casi diría que estaba a punto de considerar retirarse.

                Pero no lo hará. Eso seguro que no.

                —¡He-heyy, muy buena, sistah! —Ambas neopianas chocaron puños y nudillos con orgullo y alegría.
                —¡Esa fuerza bruta mola, tía! —dijo Bituin, toda alegre por ver lo bien que le iba.
                —¡Aw, yeah, mejor estrategia evah! —respondió siguiendo toda esta camadería. Y sí, “Fulgor de lentes” está roto en su mundo; aunque aquí es más un “Deslumbrar” que no otra cosa… sí, los eléctricos se pueden paralizar en este fic, sue me.
                —Creo que ya estamos listas para recibir lo que sea.
                —CAW-HAHAHA, YEAH. ¡BRING IT, BITCH! ¡DADME TODO LO QUE PUEDA DESTROZAR! ¡ENTRETÉNME! ¡DAME TU MEJOR BAZA Y HAGO ARTE CON SU CUERPO!

                Omen estaba empezando a cansarse de intentar ir a con evasivas. Esperaba que, al ver la amenaza que era Cuqui, se pondría a sacar a Espeon y poner toda la carne en el asador…

                Pero en vez de eso, sacó a Umbreon, que, por muy sorprendente que parezca, no tenía ningún cambio en su paleta de colores. Imagino que, como era negro de por sí, el oscurecimiento no iba a tener ningún aspecto. De todas formas, creo que ya estaba empezando a desesperarse. Tendría que considerar al menos la posibilidad de que pudiera volver a usar “Fulgor de Lentes” para que ese incidente no se repitiera. Pero no, parece que uno de sus objetivos ahora era ver sufrir a Cuqui.

                Estaba confiando demasiado en las defensas de su Umbreon. Eso me queda claro. Las nubes también se disiparían pronto, así que tenía la posibilidad de curarse…
                Pero estas horas del día no son las adecuadas para ir a esa estrategia. No para él.

                —Así me gusta, con decisión. ¡Vamos!
                —Umbreon… espera a mi señal.

                Y, como siempre, Cuqui se abalanzó sin pensarlo dos veces. Los primeros rayos de sol después de este momento estaban destellando unas gotas de tono morado por encima del pelaje del Umbreon.

                Vaya hombre. Ya debió ver venir esto… ¿pero eso estaba permitido? Ah, qué demonios, ¡TENÍA QUE AVISAR!

                —¡NO, CUQUI, NO LO TOQUES!—grité con todas mis fuerzas, viendo a través de su plan. Y Omen me lo corroboró en el siguiente párrafo.
                —¡ESO ES, USA TÓXICO!
                —¿¡OTRA VEZ, TÍO!? —Y enhastiada voficeró Bituin.

                Tarde. Su cola hizo contacto con el quieto Umbreon, que a duras penas llegó al borde de la plataforma. La mueca de dolor del conejo era más que evidente; pero había aguantado como un campeón. Parecía que su plan era esparcir gotas de veneno agitando el pelaje; mas parece que el contacto directo fue suficiente. Cuqui parecía jadear sin ninguna razón.

                —Ay, no, hermana, ¿estás bien?
                —Arrgh… sí… ¿pero por qué coño me siento tan mal? Creo que impedí que se moviera un dedo…
                —No… no, no, no, no no. ¿Cómo ha…? No importa, igual le hemos hecho daño con esto. ¡Sigue así!
                —¡Sí!
                —Umbreon, protección.

                Ah, ya empezamos otra vez con la técnica de marras. El Umbreon iba ahí, resguardándose de las palizas de Cuqui mientras su cuerpo intentaba luchar contra el veneno. Claro que protección no era una solución eterna; pero la cuestión era que estaba funcionando. Y, es más… parece que tenía razón. Temía que Cuqui volviera a usar el mismo truco; ergo no utilizó Doble Equipo en ningún momento. Lo cual era beneficioso para nosotras, pues tarde o temprano, llegaría a caer.

                En un momento dado, los dos estaban desgastados. Por una parte, los golpes inconstantes que daba Cuqui estaban destrozando poco a poco al robusto Umbreon. Por otra, la prolongación de un combate que podría haber acabado con cuatro golpes se estaba cobrando gran parte de su salud. Solo necesitaba durar un par de minutos más, y había ganado.

                Pero estaba claro que su barrera iría a quebrar una vez más. Tendría que recuperarse… aunque con el día que hace…

                Aún había una mínima posibilidad de que Protección aguantara un golpe más. Si lograra obrar el milagro de la Tercera Generación, tal vez tendría una oportunidad.
                O quizá si usara Doble Equipo ahora…

                —Umbreon, ¡usa Luz Lunar!
                —Pr-phphphpffftja jajajajajaja…

                Ya está. Ya perdí la compostura. A ver ahora quién detiene mi risa de bruja piruja.

                —¡AAAAAAJJJAJAJAJJAJAJAJAJAJAAAAAY, PERO QUÉ IMBÉCIL, HA COMETIDO EL MISMO ERROR QUE EN EL ORIGINAAKHUAJAJAJAJAJAJA!
                —Joder, pero cálmate un poco, por dios… das miedo —dijo Bituin.
                —Aaay… lo siento… pero es que… ¡es que…! —Mi dedo señalaba por sí solo al tonto imbécil de Omen mientras el de la otra mano se secaba las otras—. ¡Tío! ¿¡Pero por qué cometes el mismo error dos veces!? ¿¡No ves que todavía es de día!?

                Entonces el joven vio el cielo y comprobó que el sol todavía irradiaba su luz candente. Podía oír por su cabeza cómo se fustigaba después de cometer tan garrafal error. Con razón su Umbreon no se había curado una mierda. Y con esa enorme ventana, Cuqui arremetió el último golpe.

                Adiós, Umbreon. Se acabó el stall para ti.

                —¡Puf! Ha costado, ¿eh?—decía mientras se aliviaba los nudillos—. Como dolían los putos escudos estos.
                —Seh… muy duro de roer… y encima vas a acabar igual que tito Remi… ugh…—decía Bituin como lamentándose de lo que había pasado.
                —Naaa… todavía estoy bien, en verdad. Creo que se me está pasando.

                No, no, esto no es posible, por si se lo preguntan. Su salud debería de estar a menos de la mitad a estas alturas. A no ser que esté desarrollando inmunidad… cosa que francamente no creo que sea posible…

                Ahora solo quedaba el que en mi opinión sería el más complicado. No tengo ningún dato sobre él porque al fin y al cabo el autor hizo skip a esa batalla mientras se centraba en otro punto de vista. Eso excepto que parecía un híbrido con el cuerpo de Espeon y los colores de Umbreon. Pero presumo que será una batalla muy difícil. Y no creo que Bituin tenga a nadie aparte de Cuqui que pueda con…



                Vale, ¿sabéis qué? No he dicho nada. Habían tres cosas que podrían pasar aquí. Una era que Cuqui adquiriera el tipo Veneno aparte del Dragón. Otra era que adquiriera Siniestro y Veneno. Y la última era que fuera justo igualita que Hydregion.

                Y vaya por dios, parece que nos ha salido tipo Dragón/Siniestro, porque los Psíquicos que ha lanzado ese gato no han hecho nada más que retenerla un poquito y no causarle ningún tipo de daño. Una vez más, Cuqui ganó en su constante batalla contra la lógica, y emergió victoriosa. Escupiendo sangre venenosa de vez en cuando, pero victoriosa.

                Y con eso, el arco contra Omen se termina. En un tiempo récord. Y menos mal, porque no estaba segura si podía aguantar más tonterías de parte de esas dos.

                —¡JUA, JUA, JUA, GANAMOS, GANAMOS, CUQUI, GANAMOS ESTE COMBATE!
                —¡Los gatos no pueden contra mí~!
                —¡El veneno no hace ni mierda~!
                —¡Laaa telequinesis está sobre-valoraadaaaaa~!
                —Los rayos multicolores no le hacen naaadaaa~.
                —Los venidos del cielo solo cosquillas dan~.
                —¡Laaa Cuqui de Tyrannia una vez más no tuvo rival con-!
                —¡PARANGÓN, GON, GON GON, GON! —Finalizaron así a unísono su canción improvisada. Omen, por fin, se resignó al hecho de haber perdido y guardó a su recién derrotado Espeon.
                —Lo reconozco. Sois fuertes. Habéis pasado esta prueba. Bueno, aunque en el quinto fui tonto y el último me pilló casi por sorpresa… podéis pasar. Ah, sí. Coged estas.

                El entrenador tiró algo. Intenté pillar una por mis manos, pero como siempre, se me pasan. He tenido que agacharme.

                ¡Oh! ¿Nos está ayudando?

                —Eeeer… ¿un melocotón rosado? ¿Es eso un premio o algo?
                —¿N-no sabes lo que es? Agh, da igual, es una Baya Meloc. Cura el envenenamiento. Ese que está sufriendo tu… er… ¿qué Pokémon es ese?
                —Pokémon no, es un Neo-

                Calla, Bituin, que no se entere que esto se acaba de convertir en un crossover.

                —Es… un Pteri Galariano. Vamos, de la región de Galar. ¿Sabías que algunos pokémon se adaptan a la climatología de la región? Que cosas, ¿no? —añado risa nerviosa para “disimular” la mentira… muy bien, chica, premio a la mejor embustera del año para ti.
                —Huh. ¿Y los Pokémon hablan ahí?
                —a. —Shit. ¿Ahora qué digo, que han aprendido a hablar español gracias a los cursos Magic English de Disney o qué?

                Menos mal que luego le quitó importancia al asunto.

                —En fin. Seguid avanzando, por favor. El siguiente Dark Trainer os espera.

                Pobre chico. Es el único que no parece ser utilizado y aún así debe cumplir con esas labores tan crueles. Aunque… también es cierto que no podemos entretenernos mucho. Tenemos que seguir subiendo.

                Es un poco triste… sobre todo porque se estará condenando por cometer ese error. Me pregunto si Shinta le reprocharán este tipo de fallos…

                Claro que nadie comente fallos aquí porque operan bajo una misma cabeza, en teoría.




                No, no puedo acabar este capítulo así. Acabo de recordar algo muy feo de esta historia. Un destino que en mi manual se clasifica de “nefasto”; y no quería que él cayera también en eso. No sabiendo que todavía mantenía su personalidad. Encima se tomó la molestia de darnos un par de bayas para que pudiéramos tratar el envenenamiento de Cuqui y Remiau... no puedo darle la espalda e irme sin más. Tengo que hacer algo. Aunque sea un pequeño gesto.

                —Esto.
                —¿Sí?

                Puñeta, pero no te bloquees ahora, ¿qué te piensas que eres ahora, una protagonista de un shoujo?

                —Sé… que es un poco inoportuno pero… —¿Peeeero? ¡Oooh, venga, vamos! ¡Nadie te va a contratar en tu puta vida como sigas tardando tanto en acabar las frases!—… ¿No descansas nunca? Eh… igual se está acercando la hora de la merienda, así que… —¿¡Merienda!? ¿¡Qué edad tienes tú ahora!? ¿¡Diez!?—… ¿te importaría tomar el té con nosotras? A-aunque… imagino que no podréis. —Vale, mejor. Así piensan que eres británica o algo así.
                —¿Té?
                —Phftjrl, marifona. —Te he oído, Cuqui. Bueno, parece que por lo menos se lo está pensando…
                —Hm… aprecio la oferta, pero… tendré que rechazarla. Ya hice bastante dando dos bayas meloc, y si el jefe se entera de que fui de picnic con dos retadoras de por aquí…

                Auch. Eso ha dolido. Bueno, igual era lógico que no se diera a cabo. Es un personaje que no tiene mucha importancia, al fin y al cabo. Pero bueno, no pasa nada. Si no me equivoco, él se unirá después al segundo equipo principal, así que estará bien. Dios, ¿por qué me puse de mesías salvadora?

                —Está bien. Bueno, gracias por las bayas de todas formas. Vamos, Bituin.
                —A ti.

                Estará bien. Estamos avanzando, y la mayoría de nuestro equipo está en condiciones óptimas para el siguiente, así que no pasa nada. Mirando por la parte buena, sin las casualidades de las auroras místicas, las batallas se han sentido mucho más auténticas que antes. Así algunos se habrán entretenido. Aún así… es un motivo para que me preocupe. ¿Significa eso que Athena ha dejado de existir? Es improbable, pero…

                No, da igual. Ahora parece que esto ahora está en nuestras manos, independientemente de lo que hagamos. No hay marcha atrás. Ya no importa nada más.

                No importa si el equipo principal fue asesinado por Bituin.
                No importa si el “Poder Supremo” no se ha liberado como es debido.
                No importa si solo somos nosotras dos, podremos con este reto. Mis cálculos son perfectos. La fuerza nos acompaña.

                ¿Qué podría salir mal?

                Comentario

                • Tommy
                  TLDR?/A tu vieja le gusta
                  SUPAR PRUEBA
                  • dic
                  • 54
                  • 🇦🇷 Argentina
                  • Buenos Aires

                  #9
                  Ya pude leer los últimos dos capítulos, que parece será una costumbre ir leyendo de a dos con actualizaciones semanales (aaaunque hoy empiezo mis vacaciones, así que voy a tener más tiempo libre, o al menos debería), y casualmente englobaron el mismo enfrentamiento en lo que tu personaje denominó "Arco de Omen". Qué chanta, no puede contar como arco esto, ¿o sí? xD

                  La verdad, increíblemente la parte más divertida fueron los neopets y el intentar predecir conforme avanzaban las batallas (perdidas ahre) de qué tipo serían y cómo funcionarían sus habilidades en el contexto de un mundo pokémon. Hubiera sido BASTANTE menos tedioso si te tomabas la molestia de contarle al lector qué clase de neopets eran, porque casi todo el fic se los llama por su nombre y muy ocasionalmente de algunos mencionás la especie como quien no quiere la cosa, cosa de poder buscarlos en la estupenda wikipedia de neopets que me hizo conocer a gran parte del equipo de Bituin. Menos al basilisco, que hay un neopet que tiene TODA la pinta de ser uno pero en un momento del combate le decís "pajarraco" y me confundís completamente porque el que yo vi tiene forma de serpiente y para nada de ave.

                  Me imaginé que los eeveelutions darks del "malo" de turno iban a ser espeluznantes por su introducción estando todos teñidos de negro y enfrentándose a cositas re ridículas como son el 99% de neopetes que se ven como engendros americanísimos "kawaii", pero resultaron ser bastante flojitos en comparación a los rotísimos neo...tengo que dejar de usar la palabra "neopet" en este post o me voy a quedar imbécil. Les diré "petes". Los petes que pelearon en esta oportunidad no solo fueron absurdamente más fuertes de lo que merecían ser (ese murcielaguito cabezón con cara de re-pelotudo en serio es una bestia de fuego que encima pega coletazos de hierro y tiene algo así como... dijiste GUANTES DE ACERO en un momento? PERO SI EN NINGUN DIBUJO QUE ENCONTRE DE ESA COSA TIENE ESO JAJAJAJA), sino que encima se sacaban ventajas del culo justo antes de ser pwneados por X ataque elemental o corrosivo. Daba la sensación de que, conforme avanzaba la batalla, te iba dando más y más paja extenderlo (¿por qué elegir hacer todos X vs 6? xDD) hasta que para el final, los dos que más amenaza debieron suponer para Bituin y los que más hype me daba leer peleando... la comieron así nomás. Ponele que Umbreon (que podría haber sido completamente negro, sin los anillos amarillos y hasta me lo imaginaba re fachero peleando con los ojos cerrados para parecer literalmente una sombra carente de color alguno que te intimide mientras te tankea todo y te fintea el culo) se la bancó un poco hasta que el pollo/basilisco/serpiente/LOQUEMIRDASEACUQUI se sacó del orto no solo ser tipo dragón sino encima tipo veneno. ¿No le querías dar el tipo acero ya que estaba? El Steven Stone de descuento del combate anterior habría estado orgulloso.

                  Pero lo más insultante de todo fue lo que hiciste con Espeon. No tolero que le hayas dado tanto amor en el combate al trío de Kanto, que sí, son facheritos y clásicos y divertidos tirando agua y fuego y truenos (aunque Vaporeon usó más veneno que otra cosa, la muy tóxica) y que para el sexto integrante del equipo todo se haya terminado en dos o tres palabras como si fuera poca cosa. xDD Porque ahora me acordé y le diste el tipo siniestro al Cuqui. Momento, ¿no era dragón veneno? Ya me mareo con tantos deux ex machina en clave chistecito para que la historia se mueva.

                  Y hablando de la progresión, ya se hizo tendencia arrancar todos los capítulos con mini segmentos pseudo serios donde nos das pequeños flashes a lo que está pasando mientras las protagonistas mancas corren cual Mario por los distintos niveles hasta llegar al castillo con el final boss (imagino que con el objetivo de ser eventualmente cuckeadas por Athena ahre), y aunque tiene potencial de volverse algo muy interesante, sigue siendo francamente poco y cuando por fin el lector se engancha con todo el costado épico del fic... PUM, cortamos de golpe al engendro furro cantando canciones de pirata. xD Ojalá en algún momento haya un capítulo entero dedicado a... poner un poco de contexto y profundizar en el marco situacional, porque está re claro que no es solamente un chiste o un cúmulo de memes y referencias a lo que sea (y no me imagino lo que habrías explotado el chiste de "Sabías que" con Vaporeon de no haber sido escrito este cap bastante antes de que explotase esa perversión en Internet), sino que realmente te tomaste la molestia de desarrollar un lore y una cierta crisis a la que tienen que enfrentarse todos estos personajes. Hay un halo de misterio cocinándose de fondo y tenés un buen manejo de la cadencia en la narrativa para darle ese toquecito de "Suenan los tambores mientras el mar se agita y el cielo se oscurece" de que todo está por irse definitivamente al carajo mientras la prota pavea con la otra y sus petes. Pero... que la aventura troncal sea esencialmente un boss rush no sé si esté siendo lo mejor del mundo.

                  ¡Ojo! El vs Steven estuvo impresionante y muy bien ejecutado, pero en ese creo que equilibraste mejor el gran chiste haciendo pelear a tu alter ego manipulando la situación con tus poderes de escritora y de ñoña y nerd de pokestadísticas (?), mientras que en la otra el gimmick de poner a pelear a los petes (cosa que celebro y que hasta demandé en el comentario anterior) se quedó a medias solamente porque te terminó dando paja hacer brillar a las eeveelutions surgidas justamente durante la generación donde los pokes brillantes aparecieron. ¡Y los dejaste solo como dos manchas negras en manos de un npc obsoleto que... también era negro! Ahre racista. Nah, no tengo nada en contra de Omen, salvo que resultó tan intrascendente más allá de su gesto kind of a nice guy de darle una bayita a Bituin pa curar a sus nopokes que ni el nombre puedo retener del todo y de a ratos lo escribo como "Orion". Aunque Orion se llama un pj de mi fic... Ah, estoy quemadísimo. Y el calor del verano no ayuda, ni tus furros extraños.

                  Espero y confío en que vas a darle un toque más de pantalla y tiempo de lucirse al Omen que no va a quedarse en solo un peón mas al cual las protas deban pisotear antes de avanzar al siguiente. Y ahora que ya vimos pelear a un personaje con el poder de hacer lo que se le cante y a otro con petes que, por cómo los manejás acá, también son capaces de hacer lo que se les cante... Me pregunto cómo carajo me vas a sorprender con la próxima batalla (PERDIDA ahreee).

                  Solo espero dos cosas:

                  1) Que eventualmente este chadazo haga su aparición y le rompa el culo a alguien (no literalmente pls) (o... bueno, sí, literalmente también estaría gracioso)



                  2) Que te guste este dibujito que hice de lo que IMAGINE que sería el combate con este primer encontronazo entre Eevee y Teddy. O sea, Eevee dando putísimo miedo antes de volverse una máquina de hacer placajes y ser pwneado por el OPismo del murciélago con nombre de osito.



                  BTW si yo fuera un entrenador neopetemon, este sería mi equipo:



                  QUE TUL EH? RE FACHEROS.

                  Comentario

                  • Poisonbird
                    4th Wall Breaker
                    SUPAR PRUEBA
                    • dic
                    • 29
                    • 🇺🇸 Estados unidos
                    • ¿London?

                    #10
                    Son las freaking ocho de la tarde, tenía ganas de escribir y me tuve que tropezar para que se me quitaran. Bue, al menos traeré otro capítulo calentito .

                    ... ¡O no! Porque he estado leyendo cómo he redactado el principio del capítulo y, sí, lo he visto bastante mejorable. Y como no podía ser de otra forma, me he puesto a mejorarlo un poquito... solo. Un. Poquito.

                    O eso pensaba que iba a hacer, pero parece que estoy de racha con los chistes, así que se me cargó un poco al inicio (y plus, alguna parte podía interpretarse como una inconsistencia. Fixed it though!). Yyyy sí, gran parte de la redacción de este capítulo también está modificada. Demasiada exclamación de por medio. On another notice, empecé a revisar el capítulo a las 19:45 y son las 2:50 en el tiempo que estoy añadiendo este fluff. God fucking dammit, ¡por eso no puedo escribir tan tarde!

                    Aaanyway, respuestas abajo (¡ahora con menciones), después de la línea se encuentra el capítulo, estoy empezando a dormirme... so... yep, I'll leave now. Cheerio~!

                    Respondiendo a Tommy :


                    -V-


                    “¡En directo con Noticias Trigal!”

                    —Buenos días, aquí Leticia Snowmen presentando Noticias Trigal en el canal tres con una noticia de última hora.

                    La ciudad de Tokio ha sido destruida por el campeón de Europa, Shinta… sin apellido. El hombre, quien se creía muerto hace unas horas, ha hecho uso de todos los legendarios registrados hasta la fecha para sembrar el pánico por la ciudad y ha provocado una explosión de 83 megatones; una potencia muy superior a una bomba termonuclear. La explosión se ha podido presenciar desde vía satélite. Esta es la imagen de Japón una vez que se ha producido la explosión. Y así ha quedado Tokio después de la explosión. Como podéis ver, no queda rastro de la ciudad.

                    En otras noticias, las autoridades locales nos han informado que un galeón antiguo, presuntamente del siglo XVII, ha estado bombardeando a las patrullas marítimas de las aguas de la Ruta 130, cerca de Oromar. Se recomienda a los entrenadores que por favor se mantengan seguros en sus casas y no vayan hacia Isla Espejismo bajo ninguna circunstancia.

                    Eso es todo por ahora. Se despide Leticia Snowmen de Noticias Trigal. Podéis encontrar más noticias en uve doble, uve doble, uve doble, punto Noticias Trigal punto…


                    Mis ganas por llegar al final eran febriles. Estaba que daba vuelcos cada vez que me daba constancia de que estábamos a punto de encarar a la batalla más cruenta de esta isla. Y digo esto porque, aunque sí es cierto que este es el Mundo Pokémon, lo cierto es que a veces las batallas también involucran al entrenador. Lo cual es guay, porque, seamos francos; ¿cómo diablos uno no puede tener accidentes en este mundo de criaturas mágicas con alto potencial destructivo? Pero lo de este fanfic está a otro nivel. ¿Recuerdan cuando Ash sufría los daños de su Greninja? Bueno, algo así pasó antes; solo que sin llegar a provocar una pseudo-megaevolución y aplicable a todos los pokémon.

                    Dios mío. Ese momento fue traumatizante. Fue la peor paliza que…

                    ¿Huh?

                    No, no, no, esto… no me pasó a mí. Parece que la propia historia está transtocando mis memorias ya…
                    ¿Pero… pensaba que había entrado como un ente ajeno…?

                    Pero, todo y que ardía de ganas por acabar esto, el cansancio era más que real. Las pantorrillas empezaban a doler, y mi corazón latía a cien por hora. Los golpes que retumbaban dentro de mi pecho hacía que respirar fuera una tarea de último momento. El hecho de que empezaba a haber laderas tampoco ayudaba a mi cuerpo recuperarse. Todo y que… ¿por qué me estoy cansando? Pensé que le había dado a este cuerpo la resistencia necesaria para este camino.

                    Aunque sí era cierto que se estaba volviendo un poco largo. Argh, cómo envidio a Bituin en estos momentos, macho. Mírala, tan campante y caminando sin mostrar nada de cansancio…

                    —Hey, ¿quieres que paremos un rato?

                    Y se paró. Parece que se dio cuenta que me estaba dejando atrás; y no es como si hubiera incluido la palabra “consideración” en su personalidad. Aún así, insistía en seguir. Tenemos que llegar antes de que…

                    "Grrrrrr."

                    Ah. Cierto. No he comido nada desde que almorzamos en el hotel. Supongo que narrar las batallas también consume energía, huh.

                    —¡Arrr-jajajaaja, ay qué gracia! ¡Eres tan lenta respondiendo que tu estómago habla por ti! Aunque bien mirado… este puesto es perfecto para un picnic…
                    —Pero… tenemos un poco de prisa… —dije un poco tímida, y también apresurada desde que no quería hacer mucho relleno.
                    —¿Quieres pillar escorbuto y dejar que se caigan tus dientes o qué?

                    Habla por ti; yo voy bien de vitamina C. Pero sí… tampoco voy a poder enfrentarme a Azul en condiciones con el estómago vacío. Que sí, que soy señora de los Deus ex Machina; en teoría no tendría que estar sujeta a los límites mortales del hambre, pero… bah, a quién pretendo engañar; ese fue mi propio estómago pidiendo sustento, y también necesitaba una excusa para parar entre tanto combate.

                    —Está bien, está bien, ya saco el mantel, aish.
                    —Pero déjame hacerlo a mí…

                    Me niego. Tengo un montón de cosas por sacar. El té helado, las frutas, los bocadillos, el agua, las galletas, los crackers, el tapper de ensalada, fiambrera de pollo rebozado al curry, los cubiertos… naranjas para Bituin, que no queremos que se le caigan los colmillos… ¡y por supuesto, mi afamado bizcocho de limón para acabar de espantar el mal del pirata!

                    Ala, hecho. La “mesa” ya está servida. Con eso ya nos podíamos sentar (como podíamos) y comer lo más cómodamente posible. Bituin invitó también a Remiau, Cuqui, Teddy y Naiserita para comer. Lo cual está bien porque tienen que recuperarse después de haber trabajado tan duro…

                    —¡COMIIIIDAAAAAA! —Y… como era de esperar… Cuqui se abalanzó hacia mis pechuguitas de pollo. Vaya pedazo caníbal.
                    —¡Cuqui, no, que esta ración se tiene que repartir equitativamente! ¡Tienes que moderar tu apetito!
                    —¡Oblígame, Uni lisiada! —Le contestó la Pteri con una pechuga colgando de los bordes del pico.
                    —Hmpf. De no tener que reservar energías para luego lo intentaría… y aún así no me voy a reducir a tu nivel.
                    —¡Ja! ¡Lisiada! —repitió Cuqui.
                    —Y además, “lisiada” significa tener una lesión permanente, la cual no, no tengo, ergo tu insulto es erróneo —¿Y por qué me pongo a dar a conocer la discusión que estas dos están teniendo ahora en este momento?
                    —¡Pero antes tenías dos manos y ahora solo tienes cuatro patas, jaja!
                    —En todo caso sería “manca”… oooooh, eso ha sido un golpe bajo… muyyyy baaaajooo… —Y la equina zarandeó la cabeza para quitarse cualquier cabreo que pudiera tener encima—… pero no me ofende.
                    —Pues sin pollo te quedas, maja. —Se tragó el penúltimo trozo. El pobre Remiau solo se iba a quedar solo con una de las Baya Meloc que a disgusto daba mordisquitos, al no ser fan del dulce. Eso fue, hasta que Bituin discretamente robó una de las pechugas de la fiambrera y se la dejó frente al Wocky morado, quien no dudó en llevárselo frente a sus colmillos.
                    —Hey, me encanta cuando empezáis a daros puyitas y tal ¡pero un poco de por favor, por… favor, que tenemos ajenos a la familia aquí! —Y seguidamente ordenó la pirata, intentando poner un poco de orden en la mesa… em… tela.
                    —No, si a mí también me divierte, por mí puede seguir la gresca… pero… por otra parte… ¡Whoop!— Ahí va otra fiambrera de pechuga de pollo al curry, recién generada del fondo de mi “motxilla màgica”. Así doy a entender que no tiene caso discutir por raciones, desde que estas son infinitas. Bituin entonces asintió en aprobación y-joder, no, ¿se ha traído una botella de ron? ¿En serio?
                    —¡Eso mantendrá a la tripulación calmadita por un momento! —Seguidamente, le sacó el corcho con sus dientes y… empezó a dar un buen trago directamente de la boquilla. —¡Bueno! Todo parece que va viento en popa y tal, y quiero pensar que seguirá siendo así de fácil… pero algo me dice que arrecia tormenta en el horizonte. Dime, ¿quién nos toca ahora?

                    ¡Ah, genial! Vamos a hacer un plan estratégico antes de encaminarnos a la batalla mientras comemos. Bien pensado, Bituin. Y es estupendo, porque también tendría que aprovechar para detallar la situación actual de esta isla… del mundo en general.

                    Entonces, procederé con dar la información que necesita saber.

                    —Está bien, te lo diré —digo, antes de dar un sorbo a mi taza de té para dar preludio a la información solicitada:—La tercera Dark Trainer, es decir, la chica con la que nos vamos a dar de hostias ahora se llama Azul. Esta muchacha es la campeona de las Ligas Pokémon de Asia, se especializa en tipo Agua y… es… la entera razón por la que te he traído aquí.

                    No, ¡¿pero qué estás diciendo, despistá?! ¿¡No era porque, en caso de que cayeran todos los Pokémon y sus Neopets a vísperas del final, Bituin podría-!? Ah, no, no, nononno, espera, espera, espera. Vamos a recapitular mis primeras intenciones, ¿vale? Mi plan al inicio era llegar a Isla Espejismo en el momento donde la chica no perteneciente al canon (muerta, muy probablemente) estaba batallando con mucho Esfuerzo (tanto como por sujeto como por movimiento) y con una saludable dosis de Carameloraros en su equipo; vencer al último Pokémon de Azul con un preciso tiro de jabalina de Bituin, unirnos al resto de la party, ofrecernos de derrotar al último Dark Trainer en tándem, bla bla bla, Athena, el Team Rocket y todos los Trainers se suman a la causa, vamos a por Shinta, fucking epicidad de 7 capítulos con plotwists y todo, nadie muere, nadie queda herido de gravedad, nadie regresa al pasado… boom. Final feliz.

                    Pero noooo, tenía la señora que jugar a Battleship. La TÍA que la CREÓ.

                    —¿Hm? —Pero bueno, volviendo a la conversación de antes, que ya me estoy desvariando… y en buena hora Bituin dejó de chupar de la botella:— ¿Por qué? ¿Es porque es un híbrido humanoide bestia, un hada malvada de la oscuridad o…?
                    —No. —Ojalá fuera por eso, no te jode…—. Es porque, en su estado, no hace distinción entre entrenadores y Pokémon. Por lo tanto…
                    —¿Oh? ¿Quieres decir con eso que mandará a sus secuaces a matar a cualquiera?
                    —Sí, exacto. Como has podido ver ahora, soy una especie de semi-dios en este mundo; pero mi cuerpo sigue siendo el de una persona sedentaria. Aunque me di capacidad para poder respirar bajo el agua, el impacto de un Hidrobomba podría fracturarme varios huesos. Sigo siendo un poco frágil en este aspecto.
                    —¿Y no podrías hacerte simplemente más... mamada? —Me dijo Bituin de la forma más burda que podía decir—. Te hiciste más ligera para que el pajarraco pueda contigo; te merendaste al primero con patatas con una lagarta, y, por las barbas de Kelpbeard, ¡me apuesto incluso todos los Neopuntos de la caja fuerte que eres capaz de hacer todo el pollo frito que se te antoje! ¿¡Por qué no terminar todo de una con una bomba nucelar, ya que estamos!? ¡Así acabamos antes!
                    —Mira, pues… —Ya está. Ya me dio la neura—… ¿Sabes qué te digo? Que ya me estaba dando ganas de terminar esto, así que, sí, venga, va, ¿¡por qué no!? ¡Demos ya estas batallas… por perdidas! ¡Ala, a tomar por-!








                    Las Batallas Perdidas



                    Inspirado en Las Batallas Legendarias, de [REDACTED]



                    Créditos finales


                    Dirigido por Poisonbird


                    Redactado por Poisonbird


                    Ilustrado por Poisonbird


                    Patrocinado por-


                    —¡VALE, VALE, VAAAAALE! —Gritó Bituin, mágicamente cambiando la vista de nuevo al picnic—¡Ya lo capto, ya lo caaapto, no hace falta que cortes esto de esta forma, ca-ray!
                    —¡HMPF! —Y… hice así, cruzando los brazos y levantando barbilla toda indignada. Y el resto de comensales mientras tanto preguntándose qué narices acababa de pasar aquí.
                    —Vale, entonces te mantienes canija para que esta historia pueda… esto… seguir su curso de la forma más natural posible. Pero como sabes que eso te expone bastante, pensaste que traerte a una OC igual de extraordinaria contigo cubriría los agujeros que dejaste, ¿verdad?
                    —En efecto —digo mientras pego un buen bocado a la ensalada—. Por ehfa razón.. nom, nom, non, nom… necefito tu…—Ala, p’adentro ya—… ayuda. Si pudiera alejarme del peligro de la hipotermia, también sería fantástico.
                    —¡No cuenten conmigo, si hay agua de por medio! —Sí, muy alentador de tu parte. Gracias, Teddy.
                    —Pero hay algo que no entiendo aquí. Se supone que esto son batallas entre bestias, ¿no? ¿Por qué demonios involucran a también a los domadores? Es algo que no acabo de entender aquí.
                    —Sencillamente, porque el desprecio a la vida de los capullos que rigen esta isla es enorme. Aunque… sí, no es lo normal que los entrenadores ataquen a otros. —Refiriéndome, evidentemente, a ataques de Pokémon a persona, cómo no.
                    —¡Hmpf! Gloria y sangre, les debe gustar mucho matar a gente…

                    Y aquí es por donde por fin hago quizá, lo que sería la primera bomba de lore importante. Me ha tomado un poco llegar hasta aquí, pero…

                    —Eso… no es cierto.
                    —¿Que no? ¿Pero no dijiste que dejaban los muertos porque-?
                    —Te has fijado en los ojos del primer Dark Trainer, ¿verdad?

                    Ahí ya la he descolocado. Claro no iba a fijarse en algo tan nimio con la mirada. ¡Era algo intrascendente a la hora de un acalorado combate, más por durar lo que duró!

                    —Hmmm… ¿no?
                    —¿Te has fijado que tienen un fulgorcito rojo?
                    —Hrm… yo los veía grises… grises rosados, como mucho…—Pues sí se percató, sí.
                    —Bueno, pues ese no es su color natural. Verás… la gran mayoría de los que están aquí no están por su propia voluntad. Podrían estar cohesionados, cierto; pero… aunque fueran extorsionados, estas personas son lo suficientemente fuertes para oponerse. ¿Y qué hacemos para tener armas vivas gratis? Venga, va, esta la sabes; lo viviste en tus propias carnes, ¿recuerdas? ¿Doce años, empezando por Virtupets?
                    —¡NO ME RECUERDES ESE EPISODIO DE MI VIDA, POR DIOS, FUE HORRIBLE! Tuve que aguantar ver cómo mis garras destripaban a todos, y estar al lado de esa siniestra mujer, y, y-y-y…

                    Lástima que se haya dado cuenta ahora lo que quería decir, porque habría sido una buena oportunidad para mostrar un poco de su pasado.

                    —No… ¿me estás diciendo… que están siendo manipulados mentalmente?

                    Asentí.

                    —Todo y que en mayor o menor grado. Algunos logran resistir parte de él y no obedecen todas las normas que acatan. Es más, a veces no necesitan manipularlos del todo… solo… trastocar un poco su personalidad. Potenciar las cualidades que crean más oportunas; subirle el ego; la ira; darle un toque sádico, intensificar emociones… pero hay casos en los que no tienen nada por donde trabajar. A partir de ahí, el control empieza a ser total. Bloquean su personalidad y les implanta la simple orden de matar y aniquilar; así de simple. Eso es lo que le han hecho a Azul y… al cuarto mismo. Todo y que este último no ataca a las personas como este.
                    —Pero… esto es… oye. ¿No sería más sencillo encontrar la fuente que les está jodiendo el cerebro y cargárselo, así nos quitamos un peso de encima? —Y así sigue, buscando atajos para terminar con esto… ¿se le estará empezando a subir el ron?
                    —No creo que sea tan sencillo, Bituin. —Naiserita entonces hizo su aporte—: Si así fuera, habríamos ido a por él directamente.
                    —Sí, Nai tiene razón. La fuente de ese “hackeo” solo puede estar en dos sitios; o en el castillo, del cual ya comprobamos que no se puede acceder por aire… o junto a Shinta en su viaje de destrucción masiva. Es más, esa… cosa está demasiado dopada. Si tenemos un enfrentamiento directo con él, nos va a freír con patatas. Así que no es una opción.
                    —¡Já! ¡Freír a mí! ¡Antes lo aso en las llamas DEL INFIERNO!
                    —¡Bituin! —regañó otra vez Naiserita —¿¡Qué acaba de decir la humana!? ¡Puede controlar mentes ajenas! ¡Podía tomar control DE TI! ¿¡No has pensado en eso!? —¿Me llamó por especie? Será especi-ah, no, que no les he dicho ni cómo me llamo, never mind.
                    —Aaay, caballitaaaaa. —Y le dijo, toda embriagada—: ¡Ya lo hicieron dos veces y la segunda les tomó un buen tiempo! ¡Ya soy inmuuuuuneeeeeeee a eso!
                    —A manipulación mediante magia oscura quizás. A sugestiones, en cambio… estamos hablando de una manipulación de la psique, ¿verdad?

                    Exacto. Al fin y al cabo, el causante es un Pokémon de tipo Psíquico. Y me limité a confirmar con el mismo gesto, sabiendo que me sobraban las palabras para ello.

                    —Sí. Ahora tengo más razones para ir en contra de esa propuesta. Ni se te ocurra ir. —La Uni ordenó, bien sabiendo lo que podía acarrear el encuentro, pues solo podía acarrear calamidades, de ir sola contra ese maestro.
                    —¡JÁ! ¡Entonces seré YO quién me lo cargue! —saltó de repente Cuqui, con la segunda fiambrera entre sus garras.
                    —¡Y tú! —señaló Naiserita a Cuqui con la pezuña —¡Tú tienes el problema contrario! No, perdón, ¡tienes el mismo problema por duplicado, teniendo la inteligencia tan baja y la corrupción tan alta!
                    —¡¿Qué corrupción ni qué huevos de pterodáctilo?! ¡No soy política, no puedo ser corrupta!
                    —Yyyy acabas de demostrarme que tengo razón —dijo Naiserita toda segura de su certeza.
                    —Pero espera, igual hay algo que no entiendo de todo esto —¡Y, cambiando de tema, salta Bituin otra vez con una clara desentonación!—Los otros dos tenían muertos, pero no han intentado matarnos durante el combate. ¿Entooonceees…?
                    —Eso… cierto, tampoco han sido taaaaaaan hostiles con nosotros. Aunque tengo dos hipótesis al respecto: una es que asesinan una vez que tumban a sus pokémon y la otra es que, una vez ven que han perdido, viene Shinta y se los carga. Al fin y al cabo, él disfruta con el sufrimiento ajeno.
                    —Joder con el Shinto este —dice con cara de odio—. Pienso incinerarlo cuando lo vea. Ya me dirás quién es, ¿no?
                    —Tranquila… aparecerá una vez acabemos con el cuarto combate. Ya verás.

                    Entonces será cuando libere a la cuarta entrenadora… o eso espero, porque me han jodío el plan.

                    —Bueno, esa ha sido una información valiosa y tal, y, de verdad, peña, os quiero; pero… no hemos discutido sobre el rival en cuestión. ¿No tendríamos que empezar a planear o algo?

                    Ah, puñeta. Remiau tiene razón. Tenemos que hablar sobre el equipo y las técnicas de Azul. Entonces será mejor que me ponga a ello y urdamos una estrategia entre todos.



                    ¿Pero qué gracia tendría si escribiera el diálogo que contaría todo el puto combate? Mejor saltamos hasta la parte por donde recogemos las cosas, los Neopets y retomamos el camino hasta la arena, que no era sino un amplio espacio sin apenas árboles acaparado por un lago cristalino. La Dark Trainer hacía honor a su nombre con su aspecto. Piel clara; pelo largo y lacio de color azul marino; capa de un azul… abisal, de lo oscuro que era; falda azul que le llegaba hasta las rodillas; botas largas también oscuras y una blusa llena de virutas y demás. Todo ello, sobre todo la capa, le hacía parecer una persona potente y cruel.

                    Ni palabras. Ni presentaciones. Ni gestos. Solo intercambiamos unas miradas de respeto de nuestra parte y una vacía llena de pena de la suya. Parece que me equivoqué en una sola cosa. Aquí el control no es activo; pero la lobotomía psíquica estaba hecha, de eso no me cabía duda. Está claro que el daño es mayor que en otros; muy probablemente derivado del sufrimiento que acarreó sus nuevas circunstancias.

                    Ella no se hizo esperar; tampoco me dejó reflexionó mucho. Con una impetuosa llamada, sacó a todos sus seis pokémon. Tal como estaba escrito, la primera fase sería una batalla de cinco contra seis. Y, a partir de ahí, empezará la primera parte del plan. Todos sus pokémon eran de tipo agua. Milotic, Gyarados, Kingdra, Sharpedo y Feraligatr eran los llamados a luchar. Usar a Pokémon tipo fuego como Ninetales y Salazzle y Neopets hechos de magma como Teddy no eran una opción viable.

                    Especialidad de la entrenadora: Ataques Masivos. Requiere acercamiento evasivo, fortificación de defensas y resistencia al frío y al agua. Ergo, nuestra elección iba a ser obvia.

                    Swellow, Espeon, Decidueye, Uni, Peophin y Pteri. Swellow y Decidueye serán los DPS. Espeon el Support. Cuqui tomaría el rol de tanque; el resto serían tanques healers. Así de sencillo.

                    —Vaya, vaya, qué colores tan sombríos tienen estos muchachos… espero que no sean demasiado duros con nosotros —dijo Corli toda la sorna, llevándose una de sus pezuñas cerca de su hocico.
                    —Sí… es tal como dijo. Todos tienen pinta de concentrarse en la ofensiva. Entonces nuestro acercamiento equilibrado debe de ser la mejor opción que tenemos… —Y expresó Naiserita su preocupación, en la voz más baja posible, porque, ¡por supuesto, era la única que respetaba mi voluntad de no hablar en presencia de otras personas!
                    —¿¡QUÉ IMPORTA!? ¡LOS MATARÉ! ¡A TODOS! ¡SÍ, Y A TI TAMBIÉN!—proclamaba Cuqui señalando a Azul, otra vez sin importar el shock que pudiera crear.
                    —¡NO! ¿¡Quieres joderla más todavía!?—exclamé.

                    Con todo ello, Azul ya empezó ordenar el ataque. Para empezar, unos ataques físicos. Sharpedo iría a por Aristóteles con Triturar mientras Feraligatr intercambiaría puños con Cuqui. Son movimientos que ya había visto venir. Por eso mismo puse a Corli para que bloqueara ese Triturar. Sí, se habrá desgraciado un poco la cola, pero al menos podría devolvérsela con queso tirando al tiburón contra la cara de Gyarados, así mi gato pudo animar a todos con “Refuerzo” con toda tranquilidad. Con eso no solo he potenciado la capacidad ofensiva de todos; también he acortado el tiempo que necesitaban para prepararse.

                    Sobre todo pretendía que el ataque de Gionna subiera todavía más de lo que ya estaba subido. Había hecho que ella cargara con una Llamasfera para así poder activar su pasiva. La pobre sufriría por las llamas y las quemaduras; pero era un mal necesario. Voy a necesitar su potencia bruta para echar abajo a Milotic por lo menos. En cuánto a Robin, este estaría ahí, también subiendo su ataque mientras Naiserita le defiende de los ataques de hielo de Milotic.

                    Sobre todo debía impedir que Kingdra y Gyarados usaran Danza Dragón. Si no lográbamos deshacernos de esos dos primeros, estaríamos perdidos. El siguiente, entonces sería Feraligart. Lo necesito fuera para alzar los muros tranquilamente, ya que este podía tumbar mis Reflejos y Pantalla Luz de una Demolición.

                    Pero Kingdra… en verdad me preocupa. Estamos esperando a ver si empezaba a mostrarse; pero parece que estaba optando por observar primero. ¿Estará tan confiado como para ni siquiera ocultarse en el lago? De todos modos, Robin ya estaba listo para atacar; antes de que el resto de nuestros contrincantes. Me estaba empezando a poner nerviosa. No veía sombra que anunciara su llegada; y tampoco veía que hubiera movimiento bajo el fondo del lago. Pero luego lo vi. Una cresta de agua que precedió a un par de antenas, cargando con una Frustración que iba a pesar megatones de alcanzar el suelo. Dio un salto echando humo por los surcos de sus placas óseas, ojos inyectados en sangre, echando espuma por el hocico y decidido a llevarse por delante a quien se pusiera por delante.

                    Era perfecto. Un ataque nulo contra un tipo Fantasma era justo lo que necesitaba para poder hacer un 1OHKO a esa criatura de aguas coralinas.

                    —¡Robin, a por Kingdra! ¡Usa Hoja Aguda!

                    Sin pensarlo dos veces, mi lechuza se abalanzó sobre el caballo de mar con una pluma herbácea grande dispuesto a cortar. Pero Azul no iba a dejar que eso ocurriera de inmediato.

                    —¡Kingdra, Rayo Hielo!

                    Calmándose un poco, y con sus sentidos agudizados, Kingdra se pudo defender de la espada de Robin bloqueando el filo de la espada repeliéndolo con un hilo de aire gélido. Fue una suerte que la Hoja Aguda se interpusiera entre el ataque y mermara el impacto en mi Decidueye; mas eso le hizo retroceder hasta estar en una posición incómoda. Ordené inmediatamente que se desprendiera de la hoja; pero por desgracia, el hielo había alcanzado a adherir el arma en el ala. Con ese peso añadido, no podía volar. Y si no podía alzar vuelo, Robin no podría evitar ser azotado por las olas y las ventiscas.

                    Encima lo necesito para luego. No puedo permitir perderlo tan pronto.

                    —¡Gin, Robin necesita ayuda!

                    No hizo falta decir más. Imbuida en llamas, ella hizo una acrobacia aérea para luego abalanzarse hasta Kingdra y después propinarle un buen golpe con Imagen. Con eso había inflingido un daño considerable al draco; aunque no lo acabó de rematar. Al ver que no sirvió para debilitarlo, Gionna volvió a las alturas al más puro estilo hit and run. El Dark Kingdra tenía las miras puestas en buscar a la golondrina en el cielo, tratando de atinar a la señal de su entrenadora, provocado por el golpe que recibió de forma tan desprevenida…

                    Y de nuevo entrenadora lo pensó mejor que él. Viendo que Robin era un peligro más inmediato, le ordenó que redirigiera su tubo bocal hacia la lechuza, preparando otro endemoniado ataque de cobertura; esta vez, para terminar lo que Azul se había propuesto. Otra oportunidad que esta vez no había manera de que desaproveche.

                    —¡AHORA, GOLPE BAJO!

                    Fue contundente a más no poder. Usando la misma cuchilla congelada, Robin se adelantó al disparo helado y fue golpeado justo en el cuello; lo suficientemente duro para que se desprendieran la virutas que unían la obsoleta Hoja Aguda de su ala… y no lo suficiente para proteger de una derrota venida de un ataque con prioridad de 70 de potencia con un valor de ataque maximizado.

                    Con ello, Kingdra volvió al agua, sin poder moverse. Ahora faltan cuatro antes de la cosa gorda. Podía notar desde ahí la muesca de frustración que hacía Azul al ver que una de sus estrellas en el ataque se hubiera ido tan fácil. No digo que sea necia, por eso. Es solo que utilicé las herramientas apropiadas para este cometido; ¡y adelantadas a su tiempo, además!

                    De pronto, tras devolver a Kingdra a su Pokéball, ella empezó a ordenar a voz viva.

                    —¡GYARADOS, FERALIGART, MILOTIC, SHARPEDO, TODOS JUNTOS… USAD VENTISCA Y RAYO HIELO!

                    ¿¡Tan pronto!? ¡Y NO ES UN ATAQUE BASADO EN AGUA! ¡Mierda, no conté con eso! ¿¡Qué hago!? ¡Venga, rápido, no te duermas en los laureles! Puedo mandar a Aristóteles que lo detenga con Psíquico…

                    No, no, nonono, no va a bastar, ¡tendré que levantar las defensas, YA!

                    —¡ARISTÓTELES, RÁPIDO, PON TODOS A CUBIERTO!

                    A poco tiempo de que ese mortífero ataque, el Espeon intentó formar una Pantalla Luz lo suficientemente grande como para cubrir a todos, pero… había un problema. Robin, por mucho que pudiera correr, no podría resguardarse en ese pequeño escudo a tiempo...

                    Y entonces... se desató.

                    Una gran ventisca que movió árboles y formó picos helados por doquier. Una corriente bestial, que azotó duramente el escudo de Aristóteles. Una tormenta que obligó a Corli cubrirse con su cola de sirena. Una que tampoco mostró clemencia a nuestra persona.

                    Era frío. Tan frío que quemaba. Yo intentaba cubrirme y poner mis pies en polvorosa para que el viento no me levantara y me llevara lejos. No podía ver lo que estaba pasando con lo que se estaban empañando mis gafas. Siempre he odiado el frío por la manera que hacía tensar mis músculos, pero esto era otro nivel. Siento que voy a morir congelada, aquí mismo, en medio de esta ventisca, rígida como una estatua, el agua de mi cuerpo toda cristalizada…

                    Espera, no. Estoy exagerando; tampoco está haciendo tanto viento. Encima está pasando un calorcillo bastante agradable…

                    Un momento, ¡¿cuándo salió Teddy de su Pokéball?! ¿¡Y CUÁNDO ME HA CUBIERTO BITUIN BAJO EL ALA DE SU GABARDINA!?

                    —¡Aaarrr, ESA ZORRA! ¡Juega bastante sucio, eh!
                    —F-frío… Bituin, hermana mía, no sé si voy a aguantar esto…

                    Estaba prendido. Bien prendido. Intentaba protegernos a las dos interponiéndose entre el viento y él desprendiendo todo el calor que podía emitir. El choque térmico realmente estaba haciendo que el hielo que arrastraba la corriente gélida se transformara en vapor cuando pasaba a nuestro lado.

                    —¡Aguanta ahí, hermano! No creo que dure eternamente esta tormenta.

                    Pero… no puedes sacar más de seis pokémon en medio de un combate… ¿qué estás haciendo? Claro que técnicamente no ha entrado en batalla…
                    Y aún así, estaba sufriendo las consecuencias. Ese viento estaba acabando con todo su calor; su cuerpo perdiendo su incandescencia progresivamente. Entre la ventolera oía los gritos de los nuestros, intentando también aguantar el cruel invierno que los corruptos siervos habían levantado.

                    Después de dos tortuosos minutos, la ventisca cesó. El lago estaba parcialmente helado. Había escarcha por doquier, tanto en el suelo como en el agua. Una vez que los copos faltantes caían ahora gráciles sobre la nieve de la plataforma, Bituin apartó el cuero de sus retales y preguntó lo debido:

                    —¿Estás bien?

                    No pude hacer más que asentir. El miedo de haber experimentado tan de cerca y con tan poca preparación una tormenta de nieve me quitaban las palabras de mi boca. Aún estaba lúcida gracias a que podía disociarme de la realidad que experimentaba con este cuerpo; pero me rehusaba a pronunciar nada. Intentaba quitarme el shock del sistema para poder al menos procesar adecuadamente lo que mis sentidos recibían. “Está bien, está bien… esto no es real… no es real… es un mal sueño… un sueño con potencial de pesadilla-shhhhh, no. Pensamientos positivos ahora. No adelantemos las catástrofes, venga”. Y una vez asegurada de que no iba a traer ningún trauma conmigo, pude poner vista y oído en la historia.

                    —¿T-Teddy?

                    El horror.

                    Frente nuestro, Teddy estaba casi apagado por el frío, rígido, casi como una piedra. Aún se podía percibir calor emanar de él; pero era ahora una gentil radiación que quemaba al tacto, más que una abrasadora onda calorífica. Gionna seguía sobrevolando en el campo de batalla, también atónita por el cambio brusco del ambiente; pero intacta gracias a las alturas que se había adjudicado. En cuanto mi Espeon, a pesar haber creado la barrera a tiempo, también sufrió por estar en la delantera. Podía ver que Cuqui no fue tan temeraria como siempre y se resguardó de la gran ventisca junto a Corli… pero obviamente, su nueva condición de dragona estaba resultando ser una maldición en este caso, temblando igual que Aristóteles. Al menos no había perdido su brío.

                    Pero Robin… ni rastro. Había perdido de vista a mi lechuza; el as que necesitaba para la próxima pelea. No veía mucho entre tanto blanco, salvo las negras figuras que arrugaban sus entrecejos al ver que sus presas seguían de pie. Pero tenía la sensación de que me estaba faltando alguien más…

                    Observando y repasando de nuevo cuántos éramos, me percato de que mi corazonada estaba fundada bajo un hecho empírico. Había otra desaparecida entre nuestras filas. Y Bituin se percató, antes de que yo dejara de confundir su cuerpo por un montículo de nieve.

                    —¡NAI!

                    Sin dudarlo, Bituin corrió hacia ella, con toda la preocupación del mundo. Ella no estaba capacitada para estas cosas. No podía defender a nadie. ¿Por qué no se fue a la barrera, me pregunto? ¡A no ser…!

                    Cuando Bituin llegó a donde estaba, pude observar que una de sus alas estaba más levantada que la otra. Ahí se hallaba el último desaparecido; a quien tan afanadamente buscaba.

                    Estaba bien. ¡Mi Decidueye estaba bien! ¡Naiserita había ido expresamente a protegerlo! ¿¡Pero por qué!?

                    —¡Nai, Nai, contéstame! Por favor, dime que no has muerto… ¡dime que no…!

                    Los ojos del unicornio alado se abrieron nada más oír la voz de Bituin. Estaba que no podía moverse. Sus músculos; sus alas… todo estaba rozado por la escarcha.

                    —Her… mana… —Le respondió, voz débil y cansada. Muy a pesar de ser de color Navidad, otorgándole un tipo Hielo/Volador por defecto, la brutal combinación de ataques y sus bajas defensas no le hicieron ningún favor en prevenir su caída.
                    —¿¡PERO QUÉ MOSCA TE HA PICADO!? ¡Pensaba que eras la lista! ¿¡P-por qué!? ¿¡Por qué te pusiste en frente de las narices de la tormenta, cacho descuidá!?
                    —Ah… es… curioso que me lo hayas preguntado, porque… verás… creo que ya lo dije, pero… yo le veía muchos agujeros a esa estrategia… nada más porque no aguantaba tan bien este tipo de golpes y nuestra mejor baza estaba en peligro, así que… pensé… que tal vez sería de más utilidad si-
                    —Shhh, no hables, no hables por favor.—Abrazaba el hocico de la equina como si estuviera al borde de la muerte—. está bien, está bien… no eres una inútil, Nai… no lo eres… eres la lista, y por eso… ¡por eso te necesitamos! Por favor, no te vayas… no te vayas, Naiii…
                    —Ah… no te preocupes. Son… solo unas heridas de nada, heh. Tampoco me sienta tan mal… soy un Uni Navidad ahora… ¿recuerdas?
                    —¡Sandeces! ¡Te estás volviendo Rosa de la sangre que estás sacando!
                    —No… no es tanto… —No, lo es. Es sangrecita típica de roce, lo ha dicho bien. Pero la hipotermia
                    —Pero… estás fatal… y Teddy, ¡oh Teddy! Teddy se nos ha ido.
                    —Solo está solidificado, Bituin—dijo, molesta, ya cansada del melodrama—. Con un poco de calor podrá moverse otra vez.
                    —Ah. Hostia, claro. Aaaaay, qué tonta soy, ¿no? Ahahahahaha.

                    Naiserita suspiró de alivio.

                    —En todo caso… yo… no puedo seguir con esto. Ahora está en vuestras manos. Ah. Y… cuando puedas… dame una Poción de Salud II, al menos… si… tanto… te… preocupa… las…

                    Con ello, Naiserita dio un último suspiro antes de desmayarse. Y, sin verlo antes ni dar casi tiempo a reaccionar, alguien estaba preparando otra ráfaga de aire gélido.
                    Editado por última vez por Poisonbird; 22/01/2025, 14:24:23. Razón: Es la tercera vez que dejo a medias una frase en este capítulo, ¿¡OS LO PODÉIS CREER!?

                    Comentario

                    • Poisonbird
                      4th Wall Breaker
                      SUPAR PRUEBA
                      • dic
                      • 29
                      • 🇺🇸 Estados unidos
                      • ¿London?

                      #11
                      ... Phew.

                      OK, my guys. Os traigo aquí el capítulo del día. Ahora, ¿qué iba a decir...? Oh, yeah. Creo que voy a quitar mi snark y comentar cómo fue la edición.

                      Um.

                      Me lo he currado. Mucho. ¡Bastante! Low effort, what that?!
                      Francamente, mi idea era republicar lo puesto sin muchas modificaciones (plan que por supuesto se fue al carajo con el anterior), pero no sé qué demonio me ha poseído el sábado mientras leía, que estaba escribiendo FUEGO en el Office. ¡Y no lo digo por Teddy!

                      El caso es, volví a pensar que este tampoco iba a necesitar muchos cambios y me he encontrado que también iba demasiado en cachondeo para el cacho combate que era y con el background que había. Entonces empecé a redactar, disponerme a ahondar en el POV de otro y...



                      Yeah. No ha quedado nada mal. Y no es el único que ha sufrido una modificación heavy. Lo siento para los que hayan leído la primera vez que lo publiqué (dos gatos, literalmente [?]), pero me parece que vais a tener que leer la primera parte otra vez jaja.

                      Anywah... publico con prisas, que me dijeron hace poco que vendrían a comer y, sí, nada me garantiza que vaya a poder ponerme con el word... o hacer cualquier cosa creativa. Cheerio!

                      -VI-



                      Mar bravío. Tarde serena. En un islote, la alta marea había arrastrado a una chica de negro cabello y ojos esmeralda que recién se recuperaba de un naufragio. Iba de camino a salvar el mundo; a enfrentar a ese viejo conocido que había enloquecido. Pero, cual ilusión, ella, su embarcación y todo el grupo se había esfumado tras el cañonazo de un viejo navío en la mar.

                      Y ahora… estaba sola. Sin nadie; sin medios para cruzar el océano; sin provisiones; nada. Estaba perdida en un pequeño montículo de tierra en medio de la alta mar, lejos de su destino. Y con ello, el mundo también estaba a merced de los desquiciados dioses subyugados por el “entrenador más fuerte que jamás ha pisado tierra”.

                      Había fallado. Su misión resultó ser imposible desde un inicio. ¿Cómo iría a dar la cara ahora?

                      Estaba a punto de derrumbarse. ¿Qué haría? ¿Qué podía hacer? ¿Probar suerte a ver si encontraba un barco que se dirigiera a Hoenn?

                      Tan pronto como se lo planteó, como un santo saliendo vivo entre el humo, se divisaba una rudimentaria balsa tras la neblina de la noche. Una embarcación que, aunque muy apañada, resistía bien el oleaje del mar. En aquella canoa estaban…

                      —Oh, no, ellos no, por favor, ahora no…— imploró nada más ver a un Meowth y dos personas vestidos de blanco. Ya había tenido un encuentro muy fortuito antes; y solo le faltaba que esos tres fueran y le robaran sus pokémon. Al menos ella tenía a ellos y estaban en forma para cualquier cosa que pasara. Peor era que parecía que esa isla era su destino. ¿Para qué? Ni siquiera la estaban viendo…

                      Pero luego pensó. Divisó una cuarta cabeza que estaba en frente. Jessie y James solo eran los remeros que lo conducían esta vez. Los remeros de aquel ser celestial, que había venido para salvar al mundo… y también a Dyá. Un familiar; alguien de su misma estirpe. Su quipao rojo destacaba bajo los rayos de la luna, que a la vez daba algo más de brillo al fenghuang bordado por la izquierda. Y su cabello, recogido con una diadema también roja… sí, no cabía duda; era ella.

                      Le había venido a buscar.

                      —¡¿Pero qué haces aquí, Sonia?! Tenemos que ir a Mirage Island, ¡vamos!


                      ...

                      —¡Milotic, Rayo Hielo!

                      La bella mamba negra de agua dulce disparó otro de sus hileras gélidas hacia Bituin, antes de que ella pudiera guardar a Naiserita en su Pokéball. Una de esas ráfagas de hielo puro podía suponer, para el humano medio, una peligrosa hipotermia que rápidamente podía derivar en fallo cardiorrespiratorio. Sabiendo eso (y olvidando lo que era Bituin gracias al calor de la batalla), aparté la mirada por tal de no ver cómo mi as en la manga se moría bajo el encarcelamiento de una prisión helada.

                      Mas los prístinos reflejos de Bituin habían visto venir ese ataque, e inmediatamente se cubrió poniendo a su fiel naginata al frente. El Rayo Hielo había cubierto de escarcha tanto a su mano como la caoba carmesí que conformaba el asta de su arma. Pero el frío que se extendió por su piel no era nada en comparación con la ardiente ira que corría naturalmente por sus venas. Los cristales en las capas más bajas de esa escarcha empezaron a emitir vapor de agua; así como su piel se enrojecía, no por el frío, sino por la transformación que se estaba dando en su propia mano.

                      —Eh. ¿Qué te crees tú que estás haciendo, ah? ¿¡No ves… QUE ESTABA HABLANDO CON MI HERMANA!?

                      Sin demora, Bituin se levantó y, con un golpe del pomo contra el suelo, se desprendieron los cristales que quedaron. De donde cayeron ya no hay una capa de clara piel, sino una hilera de escamas rojas que reflejaban su cabreo. Los dedos que agarraban su arma ahora acababan en ganchudas garras que eran igual de negras que las bestias que asolan estas aguas, y la palma de su mano agarraba un poco más de largura, pues había crecido en tamaño.

                      Estaba cabreada. Muy cabreada. Podía verlo porque sus manos habían crecido ligeramente. Sus uñas se habían vuelto más afiladas y se volvieron negras, a la vez que su mano se cubrió de escamas rojas. Luego blandió su arma y la zarandeó hacia un lado.

                      —¡PENSABA QUE ESTO ERA UN COMBATE SOLO ENTRE LOS QUE ESTABAN AQUÍ, MALDITA ARPÍA TRAMPOSA! ¡¿Y ERES UNO DE LOS QUE ESTÁN AQUÍ, EH?! Me las vas a pagar… ¡VAS A PAGARLO CARO, PUTA!

                      Y luego, dejando a un lado la narración épica que me dispuse a utilizar en estos últimos párrafos, pensé: “Mierda. Esto es malo. ¡Muy malo! ¡Si llega matar a Azul, va a disrumpir la continuidad de la historia...! Aún más. Debo de hacer algo. ¡Llamarla, aunque sea!”

                      Y así lo hice. Nada más verla correr, alocada y llena de rabia hacia la triste figura de Azul, le grite, a pleno pulmón:

                      —¡BITUIN, FRENA, FREEENAAAAA, NO VAS A-!

                      Yyyy no me hizo falta terminar lo que iba a decir, pues nada más avanzar unos cinco pasos más o menos, Gyarados emergió en frente de su entrenadora y le apartó de un Hidrobomba. El chorro de agua la envió convenientemente hacia mi lado, aún sacando espuma por la boca y clamando sangre por su transgresión. Pero no le dejé ir más allá. Le he agarrado bien el brazo antes de que corriera otra vez como un perro rabioso.

                      —¡Déjalo, Bituin!—Y le grito, sin saber cómo sonar toda autoritaria en esos momentos—. No merece la pena matarla.
                      —¡Pero-pero mira lo que le ha hecho a Nai! ¡Y mira lo que le ha hecho a Teddy! ¡NO PUEDO AGUANTAR SU CARETO!
                      —Bituin, él salió porque tú lo sacaste, ¡no me jodas! Además… tenemos que seguir. Si nos descuidamos, esta tía nos podría matar. —Dramatizo, por supuesto. Es muy difícil que nos mate a las dos por diferentes causas, ¡pero qué demonios!
                      —¿Ah, sí? Pues no sé yo, pero si seguimos así van a a matar a mi familia antes, así que… como no hagas algo de utilidad...

                      Sí, sí, sigue cegada por tu ira, a ver si acabas cargándote el mundo al final.

                      —Bueno, si quieres que te diga algo útil… diría que Feraligart y Sharpedo están a punto de atacar.

                      Y tan pronto como quería la cosa, oigo a Azul gritar “¡Demolición!” a Feraligatr. La barrera que había montado se había hecho añicos, justo como temí en un inicio que pasaría. Por instinto, Aristóteles retuvo el puño del cocodrilo bípedo usando sus artes psíquicas; pero eso era solo un amago. El tiburón estaba bajo el agua, con su aleta dorsal dirigiéndose al costado derecho del Espeon, en un momento donde Corli estaba demasiado absorta en curar a Aristóteles. La amenaza de convertirlo en una pasta roja y violeta bajo su dentadura era palpable.

                      —¡CUQUI, TIBURÓN GRANDE A LA DERECHA!
                      —¡VOY!

                      Sin más preámbulos, el basilisco se deslizó hacia el lado derecho de Aristóteles y retuvo los dientes de Sharpedo con sus brazos ganchudos y emplumados. La quijada de ese pez intentaba cerrarse con todas sus fuerzas, mientras que Cuqui hacía de palanca. Al no poder resistir su fuerza, enrolló su cuerpo y lo lanzó haciéndolo chocar contra el hielo. Gracias a eso, el felino esper acabó de repeler al cocodrilo de un Psíquico y Corli acabó de curarlo; cosa que agradeció con un maullido.

                      —¡Gracias por tus servicios, cielo! —dijo la Peophin, agradecida por su intervención—De verdad, eres bastante fuerte.
                      —Beh, no es nada, señora—contestó Cuqui poniendo los brazos sobre el cuerpo. Parece que estábamos retomando la ventaja. El tiburón no podía hacer nada más que salpicar sobre el suelo sólido, desesperado por volver a entrar en el agua, pues esa aleta anal no era tan fuerte como para mantenerlo erguido sobre este.

                      Mientras este intentaba acercarse a la orilla entre brinco y brinco, Cuqui miró al pez fuera de su hábitat mientras que dejaba su saliva caer entre los bordes de su pico. Chocó sus garras así como un carnicero afilaba sus cuchillos y, sin querer desaprovechar esa oportunidad de oro, empezó a repartir porrazos por doquier por todo su cuerpo, usando todo su arsenal natural.

                      Pero había algo que no sabía y tampoco parecía importarle tanto saber. Las escamas de Sharpedo eran serradas. Por cada golpe que daba, Cuqui se llevaba un roce tras otro, abriendo heridas que ignoraba gracias al gozo que le daba aporrear al débil. No paró de aporrear esa tosca piel hasta que ese pobre escualo dejó de moverse.

                      Eso estaba bien porque ese animal tendía a emboscar mucho; mas el estado de Cuqui ahora era mucho más lamentable que antes. Si dejaba sangrar demasiado estas heridas, es muy probable que se produzca una tragedia. Peor aún; parece que propinar semejante paliza le había dejado agotada.

                      —Joder, ha costado, eh… me están sangrando los nudillos y todo… más… de lo normal…
                      —¿Te curo ahora, cielo? —preguntó Corli a Cuqui toda preocupada.
                      —Eeeeh, si no te molesta…

                      Y luego… un aterrador Trueno había azotado el agua, cerca de Milotic. Sin quererlo ni saberlo, las fuerzas de Gionna se esfumaron con un haz de luz eléctrico. Todo mientras ella estaba aún en pleno vuelo…

                      Mierda. Se me había pasado por completo. Por algo quería yo cargarme a ese Gyarados pronto. Igual parece que todavía podría acabar con el con…

                      No, un momento. Sigue viva. ¡Sigue en pie! ¡JAJA, claro que iba a sobrevivir! ¡Con ese ataque especial base de 60 no iba a tumbarla ni aunque Gionna tuviera una naturaleza Pícara! El momento era ahora. ¡Ahora era mi momento para contraatacar!

                      —¡Gionna, pronto! ¡Acércate a Gyarados con Ataque Rápido!

                      La golondrina graznó y volvió a retomar vuelo; esta vez tomando la velocidad de un coche en la autopista. Milotic por atrás intentaba rematarla con Rayo Hielo; pero los sentidos del pájaro estaban agudizados. Esquivó esos Rayo Hielo con maniobras acrobáticas dignas de un ángel azul, sin apartar la vista a su objetivo y contando con los cambios de temperatura para evadir esos mortíferos hilos de escarcha.

                      —Maldita sea, ¡GYARADOS, ACABA CON SWELLOW USANDO TRUENO!

                      El dragón rugió fuerte. Unas nubes negras opacaron el cielo del atardecer, y dejó caer una lluvia de rayos sin dirección, fallando en atinar el blanco. La golondrina evadía la cólera eléctrica con maestría, como un Latias en los cielos tormentosos del Monte Lámpagos haría en su lugar.

                      —Bien, eso es, Gin… ¡SACA TU ESPÍRITU RANGER!

                      El dragón carpa, frustrado ante la poca precisión de sus rayos, intentó dejar sus fauces bien abiertas y empezar a cargar un gran Rayo Hielo… pero para entonces era demasiado tarde.
                      Aquel pequeño misil rojo-azulado le golpeó en el vientre como una flecha. Había provocado que disparara en la dirección equivocada, y, por si fuera poco, Gionna ahora podía contraatacar con Imagen repetidas veces hasta que Gyarados no aguantó más sus valerosos golpes. Y solo entonces, la golondrina se pudo permitir sucumbir a las quemaduras y caer al agua junto a su contrincante. Obvio no iba a dejar que se ahogara; la devolví a su Pokéball nada más ver que había perdido altura.

                      —Gracias, Ginny. —Puse la Pokéball sobre el corazón, como si quisiera darle un abrazo. Se había ganado ese descanso, sin duda…. aunque había caído demasiado pronto. ¿Cómo voy a lidiar con Feraligatr ahora? Cuqui estaba en las últimas, y Corli…

                      Oh dios mío. Ahí estaba el muy puto, arrasando con todo a Cuchilladas. Había herido de gravedad a Cuqui; y ahora estaba ocupándose de Corli, quien intentó aplicarle “Agua de Curación” a la malherida. Solo bastó con un golpe crítico de Cuchillada y Corli estaba fuera de combate. La vena de Bituin se le estaba empezando a hinchar. Sus Neopets estaban cayendo como moscas, e iba a quedar prácticamente descalificada. Le veía las ganas de entrar ella misma en combate y hacer un baño de sangre aquí y ahora, y no quería eso.

                      Y en cuanto a Aristóteles… Aristóteles estaba admendentrado, y parecía lucir una herida de mordedura en la pata. Si esto seguía así, íbamos a quedarnos en un punto muy delicado. Al menos Feraligart se lucía débil y cansado…

                      Creo que ya va siendo hora de cambiar de táctica.

                      —¡Aristóteles! ¡ARISTÓTELES! —El gato levantó sus oídos, dispuesto a escucharme—. ¡Haz lo que hiciste antes! ¡Ya no vas a defender! ¡ATACA!

                      La joya de su frente brilló con intensidad. Pronto, aquel monstruo negro se encontró constreñido por las fuerzas telequinéticas de aquel felino liláceo. Los huesos del cocodrilo se rompieron; su tráquea fue apretada. Y, para acabar, Aristóteles le empujó a darse un morrazo contra el suelo. Con esto y un bizcocho, Feraligatr estaba acabado.

                      Y Milotic también acababa de caer.

                      Con todo el caos de la batalla, y mientras la Swellow estaba ocupándose de Gyarados, Robin aprovechó ese momento para rajar a Milotic a traición con esa Hoja Aguda congelada. Claro que, con el filo cubierto, no iba a hacer mucho daño, pero sirvió para que Milotic tuviera toda su atención en mi lechuza. Con varios Golpe Bajo que atinaron (porque la serpiente no sabía más que atacar y recuperarse), pudo terminar de romper el hielo que le entorpecía y rematarla con Hoja Aguda en el momento que previó un el tercer Recuperación.

                      Y con ello se había terminado la primera parte. Por fin. Las bajas eran mucho mayores que lo esperado, pero… hemos podido acabar con los primeros cinco. Y menos mal.

                      —Ga… ganamos… por fin… —Bituin ya estaba cantando victoria. Claro, después de ver cómo su querida familia se desplomaba ante ella, tendría que estar aliviada. Bueno, más que aliviada, estaba que le chafaba la cabeza—. ¡JAJAJA, CHÚPATE ESA, AZ-ORRA! ¡Es lo que tienes con meterte con nosotras, oh, SÍ!
                      —Bituin…
                      —¡Y tú calla! Que dijiste que ganaríamos por mucho, ¡pero nos han acribillado pero bien! ¿Qué voy a hacer con ellos ahora? ¿¡Cómo voy a tratar sus heridas!? ¡Aaaargh, si supiera lo duro que era esto…!
                      —Bituin, creo que te estás olvidando…
                      —¿Qué? ¿Qué me olvido? ¿El “a qué he venido”? Porque no recuerdo haber querido.

                      Azul ensanchó una macabra sonrisa que lo decía todo. No estaba acabada. Ni de lejos. De hecho… lo mejor estaba por empezar ahora.

                      —No. Te estás olvidando de ESO.
                      —¿Eso? Quieres decir… ¿el payaso?

                      Más quisieras. Para empeorar las cosas lo estaba viendo todo a cámara lenta. Agua negra; mi dedo señalando el lago erguirse; la cara de Bituin desfigurándose a un rostro de pleno terror pirata…

                      —N-no…

                      El agua derramándose por toda la hierba. Una veintena de grandes tentáculos desplegándose por toda la arena. El chirrido de un Kraken enjoyado y enfurecido, con unas enormes ansias de matar.

                      He aquí una prueba de que el Dynamax existía antes de su propia existencia. Una enorme medusa con ojos escondidos tras un casco azul de cientos de metros se imponía ante nos. Una bestia que era muy capaz de infundir terror a las mismísimas Torres Gemelas… bueno, más que estar dentro de sus capacidades, es un hecho en sí.

                      Y también era capaz de barrernos si no teníamos cuidado. Un poco más y me tocan esos ponzoñosos apéndices, por dios. Corli no tuvo la misma suerte, por eso. Muy a pesar de estar fuera de combate, el Tentacruel le azotó de tal forma que casi la mandaba a la orilla de la playa. Sí, de donde vinimos; cerca del mar.

                      —Tch. —Chasqueé la lengua, visto cómo todo se volvía del revés. Por lo menos quedaban tres en pie… aunque Cuqui y Aristóteles no estaban en sus mejores momentos, precisamente.
                      —¡PUTA TRAMPOSA! ¡¿Acaso está permitido traer al Kraken aquí?! ¡JODER, Y ENCIMA ME HA MANDADO A CORLI A TOMAR POR CULO! —¿Pero qué dices, Bituin? Vale que la mandó lejos, pero-aaaah, céntrateeeee…
                      —Bueno, no desesperemos, ¿vale? Todavía podemos hacer algo. ¡Aristóteles!

                      No hizo falta que acabara la orden. Él intentó ejercer presión sobre su gigantesco cuerpo y romper las joyas de su cabeza; pero nada. Tal como temía, parece que no va a bastar con unos cuantos Psíquicos para tumbar a este gigante. El gato estaba agazapado frente al pulpo hasta que le oigo oír algo que habría sacado de sus casillas a cualquier adepto del canon…

                      Bueno. Si algún erudito de la franquicia leyera el original a día de hoy, seguro que ya se habría arrancado los pelos al leer que Kingdra sabía usar Garra Dragón, jajaja.

                      —¡Tentacruel, usa Bola Sombra!

                      Frente a la joya de su frente se generó la bola de la perdición. Instintivamente, Aristóteles levantó otra Pantalla Luz para protegerse del impacto. Menos mal que Corli le había curado antes; pero el impacto en sí no dejaba de ser súper efectivo. Le había dejado al borde del desmayo, con esas sombras disrumpiendo su calma… vale, esto pinta muy mal. Parece que voy a tener que utilizar mi as en la manga… muñeca, perdón. Creo que es el momento adecuado.

                      Odio las gimmicks de estos tiempos, dando buffos así porque sí para desvanecer en la siguiente generación. Pero creo que es justo y necesario recurrir a ellas en este mundo injusto.

                      —De acuerdo, Robin; es nuestro turno. ¿Estás li- PHWAH!?

                      Ah… mierda… no sé como no lo vi venir, pero…

                      Argh… mis… mis costillas… mi espalda…

                      He chocado contra el tronco de un árbol, está claro. Uno de sus tentáculos fue raudo a darme al ver que estaba deliberando tanto. No estaba tanto en el presente como pensé que estaba; y lo he pagado… así. Al menos no se clavó ninguna aguja envenenada en mí, pero… está claro; la punta de una de mis costillas estaba amenazando con perforar el pulmón izquierdo en cualquier momento. Es más, diría que perdí la voz por ese golpe. ¿Los Tentacruel aprenden Golpe Mordaza, por casualidad? No… no creo…

                      Bueno, su tamaño y su fuerza ya son suficientes como para callarme por otros medios. Pero si no podía ejecutar el Movimiento Z…

                      Juraba que Bituin quería llamarme; pero no tenía ningún nombre por cual referirse a mí… aún podía… no sé, decidir por mí misma que podía curar esa peligrosa fractura por arte de magia… jaja, ¿pero qué estoy diciendo? ¿Acaso tengo permitido hacer eso?

                      Intento levantarme de ahí; comprobar si había realmente consecuencias por recibir de lleno ese tentáculo, y-¡JODER, CÓMO DUELE! Si lo llego a saber, no entro como una “mortal cualquiera”. Encima este cuerpo solo puede… soportar cierta cantidad de dolor. Los sentidos no conectan bien. Puedo oír bien; pero la vista se me está empezando a nublar. Si son de las lágrimas o porque estoy empezando a perder la consciencia, ya…



                      ¿Y ahora qué? ¿Tengo que quedarme aquí agonizando y ver cómo muere el mundo?

                      Pero este no es mi mundo… ¿Pero quiero salvarlo también? ¿Por qué me importa tanto esta diégesis? Solo es una historia de años ha, y solo estoy aquí destripándola como haría un león a una cebra. ¿Qué es lo que estoy haciendo, exactamente? ¿Acaso merece la pena seguir a rajatabla este guion…?

                      No desfallezcas.

                      A mis ojos, esto es una tontuna de medianoche. Un delirio dado en un momento donde la nostalgia estaba en auge. Una historia que, por alguna razón, le veo potencial para brillar; muy a pesar de sus múltiples fallas. Y por otra, estoy aquí; impotente, temiendo a que se me escape el aire tras un paso en falso; deseando estar inconsciente para no sufrir este dolor…

                      Por favor, no lo hagas. Eres lo poco que nos queda ahora…

                      Y por una tercera parte… las voces. ¿Y por qué demonios estoy oyendo voces ahora? Dejadme en paz, por dios… tengo cosas que atender en la vida real…

                      —Ya me he hartado de jugar limpio a esta mierda.

                      De pronto, siento que se me cae encima la gabardina de Bituin con todo su peso, tapándome como si un fiambre fuese. Siento que algo abulta en sus bolsillos: una botella con un líquido purpúreo reluciendo con magia curativa. No cuestiono lo que es ni la benignidad de sus efectos, y, sin más, me lo ventilo de un trago. Me decepciona saber que la Poción de la Salud V no tiene propiedades analgésicas; pero sí noto que las fracturas y todo hematoma que tuviera en ese momento se habían curado como por arte de magia. Y, cómo no, también aproveché este receso para hacer regresar a los Neopets que habían en el campo, porque la muy descuidada no los guardó todavía.

                      —¿Os rendís ya? Bueno, es una lástima… Tentacruel, Trueno.

                      Un chirrido. Un rayo. Un solo rayo potente cayó sobre Bituin. Su fuerza se hizo eco por toda la isla, retumbando con un gran bramido. El aire repartía pequeñas corrientes alrededor, mientras que su cegadora luz me impedía ver el panorama. Tras irse ese haz, la humana que “era” Bituin había desaparecido.

                      En su lugar había quedado una bestia. Un par de prominentes alas habían cubierto al antropomorfo escamoso que supuestamente había presencia en su lugar. Una vez cesó aquella pequeña tormenta, sus prominentes fauces, sus grandes garras negras y sus ojos de esclerótica amarilla y pupilas rojas quedaron al descubierto. La cola que ahora tenía se desenrolló, luciendo así todo su cuerpo escamado con un color carmesí. Tenía la ropa hecha jirones por el Trueno; pero su piel (al menos la parte interna) estaba bien.

                      Azul, cómo no, se desconcertó. Ya no era una pirata peligrosa y armada la que se oponía ante su barrera. No; ahora era un drago pirata peligroso y armado.

                      Sin más, Bituin voló directa hacia el ojo del Kraken con la asta en ristre.

                      —Que dem- ¡Tentacruel, no dejes que se acerque! ¡Usa “Death Poison”!

                      Con las órdenes oídas, el gigante volvió a alzar tentáculos listos para emponzoñar de gravedad a la nueva bestia que pisaba la arena e intentó atraparla con ellos. Pero su ira y reflejos no le irían a permitir sufrir dicho destino. Aunque con menos elegancia que un Swellow, ella evadía esos largos tentáculos por el aire. Por desgracia, ella carecía de la velocidad para evitar todas esas extensiones, y dos de ellos le iban a tocar con toda la carga.

                      Pero hizo algo inaudito para cualquier persona de este fanfic que estuviera en su sano juicio.

                      La hoja de damasco que coronaba su naginata, reforzada con sus propias escamas, había seccionado esas gruesas tiras en el aire con un gesto de su brazo. Sangre azul se derramó tanto en el campo como en el agua, pintando las cristalinas aguas de índigo y matando el césped ahí donde entintaba.

                      —¡Tentacruel! —gritó Azul, empezando a sentir el pánico. El último que tumbó a ese mastodonte de aguas profundas tuvo que mandar a su Metagross explotar y morir en el proceso (¡Y ahí está el cuerpo Tactio, al lado mío y en su gloriosa fabulosidad postmortem, QUÉ GUAY!); pero Bituin no necesitaba a nadie para terminar con ese titán.
                      —Te vas a rendir tú, tramposa de mierda —decretó Bituin, con la voz más ronca que antes—. Mira que esconder semejante calamar… ¿no tienes suficiente con atacar a sangre fría a quienes no pueden enfrentarse a las bestias por su cuenta? ¡Pues sepas que no eres la única que juega sucio! —Y ahí no terminó su discurso, pues también tenía palabras para Tentacruel—: Siéntete halagado, hijo de puta. Vas a ser la mejor presa que hemos cazado después de AÑOS de que Teddy pillara a ese calamar.
                      —A-aún no…

                      De solo ver lo inhumana que era y lo afilada que era su arma, entendía que iba a recibir una retribución equivalente a las atrocidades que cometió en el nombre de sus señores. Eso era lo que obtenía por depredar a los más débiles; por ignorar el código de honor intrínseca de esta franquicia para sumar victorias fáciles, muy a pesar de que era perfectamente capaz de ganárselas de forma honrada. Se pensó que era la campeona invicta de Asia; reina de todos los entrenadores y temida señora de las aguas, con derecho de arrebatar vidas bajo el peso de las mismas en ese nuevo título que se le otorgó…

                      Mas quien le enfrentaba ahora tenía títulos más magnánimos que ella, pues estos transcendían más allá de estas prácticas deportivas. Tenía ante ella una verdadera depredadora alfa; tan celosa con su territorio que incluso amenazó convertir a potentes reinos como Meridell y Brightvale en ceniza años ha. Por supuesto, la forma que adquirió era aún pequeña comparada con la titánica medusa que se alzaba desde el lago… mas con esos cortes había demostrado que no le hacía falta mostrar la totalidad de su abrasadora gloria.

                      Y Azul había transgredido sus propios límites. Su Pokémon estaba en las miras de esa bestia civilizada, cuchilla apuntando a su punto más débil.

                      —¡Aún no…!

                      No quería perder. No a manos de una fuerza de la naturaleza; no sufriendo esa retribución. Solo quería ganar otro combate por él, ¿¡era demasiado pedir!? Ya sabía que su racha de victorias terminó con la visita de los Ases del Frente de Batalla, ¡pero se llevó consigo seis de siete, solo para él! ¡¿Pero perder contra un dragón en apariencias humanas!? ¿¡Y sin liquidar a nadie en el proceso!?

                      —¡AÚN NO!

                      Aún no quería tener su primer fallo. No quería fallarle a él. Aunque tenga que renunciar a su humanidad, aunque tuviera que convertirse en uno de los males de este mundo, no quería decepcionar a su opresor: distante, cambiado, desquiciado; el mismo muchacho que la dejó olvidada en ese bucle mental; impuesto e incitado por la mano de su Pokémon. La devoción que Azul sentía por esa persona era el cerrojo que la aprisionaba en esta posición de Dark Trainer, inconsciente del verdadero alcance de sus actos, solo pensando en satisfacer sus retorcidos deseos de conquista; existiendo solo y para él.

                      —¡TENTACRUEL…!

                      Oía cómo su corazón bombeaba su sangre a velocidades vertiginosas; presa del pánico y de un desquiciado amor que no llegaba a ninguna parte salvo la erosión de su ser. Lamentable me parecía cómo se hundía en esa locura; como voluntariamente se dejaba manipular. Había desde luego pasado demasiado tiempo escuchando sus lamentaciones; y poco podía hablar cuando por fin terminó de reunir el aire necesario para terminar su orden:

                      —¡USA “TSUNAMI”!
                      —¡JA! ¡COMO SI ESO IMPIDIERA…!

                      Con los otros tentáculos que le quedaban, Tentacruel había levantado una ola de muchos metros; suficientes para anegar a toda una capital. Iba a hacer dos cosas con ello. Una es ganar tiempo; la otra es tomar mi vida ahogándome. Obvio Bituin trató de evitar esa tromba de agua tomando altura; pero fue arrastrada con ella. Robin por suerte se escabulló entre los árboles para no ser alcanzado por ella; aunque era cuestión de tiempo que ese maremoto también se lo llevara por delante.

                      Lo que no me esperaba era que, por iniciativa propia, Aristóteles se apartó de su puesto e hizo el mejor de sus esfuerzos para retener la ola con Psíquico.

                      Pero, con tal fuerza… no… no lo va a poder aguantar…

                      —¡ARISTÓTELES, NO!

                      Pero, sea por un anhelo deseo de proteger o por puro egoísmo, él estaba empleando toda su energía para ralentizar la ola. Con un aire sobrenatural, sus bigotes y su cola empezaban a mecerse bajo una corriente anormal. Destellos de colores estallaban a su alrededor, para luego formar una onda psíquica que tranquilamente podía competir con el “Tsunami” de Tentacruel.

                      Ambas fuerzas chocaron hasta que la demoledora ola se quedó en una gentil corriente que bañarían mis piernas, y dejando que Bituin cayera arrastrada por ellas tosiendo toda el agua que había tragado. Amainada la ola, el Espeon finalmente… desfalleció, presa de su propio sobresfuerzo.

                      No lo entiendo. ¿Por qué demonios hizo esto? Mi muerte tampoco iba a trascender en esta trama. Con que Bituin me hubiera tomado el relevo me habría bastado. No, incluso ahora que había recuperado la movilidad, podría haber actuado acorde y seguir con esto. Por no decir, ese movimiento… no recuerdo que el autor mencionara algún súper-movimiento de los suyos que fuera de tipo Psíquico; tampoco sería una ocurrencia que podría concebir. Y, digo yo, que Aristóteles y yo tampoco teníamos un vínculo tan estrecho como para que decidiera protegerme de esta forma… ¡Aaaah, estos Deus Ex Machina! ¿Tal vez debería bautizar ese nuevo ataque para mantener cierto semblante de control?

                      Y, a todo esto… Aristóteles no está tan lejos como para que no vaya a comprobar su pulso con mi propia mano. Aún sin atreverme a levantarme del todo, me muevo para buscarle el pulso, notando lo empapado que está su pelaje antes de encontrarle los latidos. Me había aliviado saber que no se repitió ninguna escena de sacrificio en esta historia. Me dieron ganas de sacar unas cuantas lágrimas de alivio por saber que uno de mis Pokémon seguían vivos, pero… no, no tenía. Hacer eso iba a reivindicar que era igual de vulnerable que otros.

                      Por no decir que no tenía tiempo para divagar en esos sentimientos. Tenía a otra víctima tosiendo como una descosida, habilitándome por fin fijar mi atención en mi alrededor.

                      —Aaaarrrrgh, que hija-putaaa. Me acaba de hacer retroceder como tres nudos del pulpo ese. Ese bicho es duro de roer, ¿eh?
                      —Sí… y más ahora que se está curando.
                      —¿En serio?

                      Sí; en serio. Sus tentáculos se estaban regenerando. Era como si Bituin no hubiera hecho absolutamente nada. Tal como temía, una ráfaga de golpes constantes no irían a bastar para tumbar a ese mastodonte. Nunca jamás había estado tan implicada en una lucha como esta. Injusta; con muchos reveses; poco ortodoxa… lo peor era que sabíamos hacia dónde apuntar; pero no sé cómo demontre nos íbamos a acercar, teniendo tantas extremidades a disposición y con esa capacidad de amasar tanta agua en nuestra contra.

                      A no ser…

                      —Bituin… voy… a necesitar que sigas intentando clavar el arma en la joya de la frente.
                      —¿¡Cómo!? Si casi me ahoga, ¡¿recuerdas?!
                      —Lo sé, y a mí casi me parte la médula ósea; pero tampoco nos quedan muchas opciones. Si logro que Robin desvíe su atención o lo incapacite en algún momento, podríamos ganarle de una vez por todas… aunque… es arriesgado. Si lo pierdo ahora…
                      —¿El mismo pajarraco que no hizo nada más que dar golpes por lo bajo? Y pretendes que ese cobarde gane la puta batalla.

                      Eh, respeto. Quizá aquí no se lució tanto; pero es buen Pokémon, en verdad. Aparte, era un arquero. Los arqueros se especializan en combates a distancia…

                      —Tú confía en mí, que aún no he terminado con mi plan.
                      —Tch. Bueno. —Oído eso, volvió a preparar el arma para más Tentacruel a la gallega; mostrando sus colmillos en una retorcida sonrisa—. Tampoco planeaba dejarte esta presa a ti sola.

                      Y, como un soplo de levante, volvió a cargar contra ese Kraken desde el aire. Llamé a Robin con un silbido para que volviera a acercarse al campo. Raudo y con sigilo, la lechuza fue saltando de árbol en árbol sin ser descubierto, mientras Bituin se relamía los colmillos ansiando ver a ese titán caer de vuelta a las profundidades del lago, arma de nuevo en ristre y con su naturaleza salvaje reluciéndose tras años de paz por sus tierras.

                      —Vaya, ¿así que vuelves directa hacia él? —Se mofó Azul, también al borde de la locura—. Muy bien pues. ¡ACABA CON ELLA, TENTACRUEL!
                      —¡Que te lo has creído!

                      De nuevo, la medusa intentó enredar a la hija de dragón en sus ponzoñosos tentáculos; pero, una vez más, aquello se convirtió en un festín de sangre y tiras seccionadas por esa hoja afilada. De vez en cuando, el celápodo intentaba congelarla con sus Rayo Hielo; sin mucho éxito. Bituin era diestra con sus reflejos; y, de fallar sus maniobras y ver que iba a alcanzar la membrana de sus alas, ponía de nuevo el arma delante y dejaba que el calor que emanaba derritiera el hielo que lo tocaba.

                      Se había situado, con ello, en la posición perfecta. Tentacruel no podía usar Trueno desde donde se ubicaba Bituin, pues, de hacerlo, corría el riesgo de electrocutar toda el área donde se erguía; y con los pocos tentáculos que le quedaban, no podía levantar ningún Surf que valiera para repelerla a la altura que estaba. No solo eso, Azul no pudo verificar que Robin estuviera fuera de combate, ya que no tenía muy buena visibilidad del área de la arboleda. Estaba actuando bajo la presunciones de que se había ahogado con el Tsunami y en la que el Decidueye no podría ganarle de todas formas.

                      Así que su siguiente movimiento sería…

                      —Recuperación.

                      Bingo. Justo lo que había previsto. El brillo dorado de su hexagonal joya estaba delatando la clave de su éxito. Era el momento perfecto para dar los toques finales y terminar de una vez por todas este infierno.

                      —¡Ahora, Robin!

                      Y, con mi señal, la lechuza apuntó desde la rama de un árbol y disparó una flecha umbría que le dio directo al ojo. Eso interrumpió la regeneración y, lo que era más importante; lo dejó aturdido del dolor, sin poder oponerse a su inevitable derrota.

                      —¡BITUIN!
                      —¡No hace falta que me lo digas, mandona!

                      Sin tardar ni un segundo, mientras el ojo derecho de Tentacruel se ponía azul, Bituin se alzó sobre su frente y apuntó la joya central del casco. Su arma acabó imbuyéndose en llamas; una estela ígnea formándose mientras rauda y veloz conducía la naginata hacia su objetivo…

                      —¡MUERE!

                      Y entonces, esa piedra carmesí estalló en llamas, revelando así el pequeño secreto que Tentacruel se guardaba. Nada más quebrar esa joya, una estrella de mar de diez puntas, aún con resquicios de morado en su cuerpo, se despegaba de Tentacruel sin poder moverse; tampoco regenerarse ni camuflarse de ninguna manera. Entonces Bituin entendió por qué demonios fui tan insistente con darle en la frente mientras discutíamos nuestra ya fallida estrategia.

                      —Vaya, vaya, vaya con la campeona de Asia. Que juego más limpio nos ha ofrecido, ¿eh, señora?

                      Y cómo no, Bituin volvía a hacer gala de su crueldad. No tuvo ningún reparo en sacudir el arma para tirar al ahora inerte Starmie al suelo. Azul, cómo no, estaba atónita. Pensaba que su cobertura era perfecta. Que su secreto estaba bien guardado… juraba que dirigía su mirada llena de odio hacia mí, pues era evidente que yo fui la artífice de esa revelación. Y yo no podía hacer nada más que acabar de levantarme; burlándome de su poderío, como si no hubiera sido capaz de hacerme ningún daño en ningún solo momento. Tentacruel era ahora vulnerable como cualquier otro de su especie; despojado de la habilidad de regenerarse y ciego de un ojo. Manco y medio ciego, el kaiju no pudo más que dar un furioso chillido, reflejando la visceral frustración que tenía su dueña.

                      —Ahora sí… ahora podremos hacerlo. ¿Listo, Robin?

                      Él asintió. Inmediatamente, saqué a relucir un brazalete con un cristal verde al frente, que empezó a brillar con un aura lilacea. El gesto que requería su activación me pedía juntar las muñecas, agacharme e imitar a un fantasma saliendo de la tierra para dar un susto; pero eso se veía muy cringe, así que solo iba dejar que mi brazalete se quedara al centro de mi pecho y empecé a recitar, para compensar la falta de brío de mi cuerpo:

                      —“I am the feather of my arrow. Leaves are my body and sap is my blood.”

                      Una explosión de energía, tanto lumínica como era sombría, empezó a expandirse sobre mis pies, insuflando a Robin por igual. Sus ojos destellaron mientras un aura siniestra empezaba a rodearle, como si la noche acudiera en su ayuda.

                      —“I have created over a thousand bows… unknown to victory, nor known to defeat.”

                      Sincronizándose con mi canto, él se alzó al cielo esparciendo un halo de plumas que se convirtieron en miles de filosas flechas, iguales que la que clavó a Tentacruel. Con las alas extendidas y su munición ya preparada, mi Decidueye se abalanzó dispuesto a fusilar a ese Goliath.

                      —“Have wisthood deaths to test so many darts… yet this pride will never hold back. So, as I pray…”

                      Su veredicto estaba dicho. Y su sentencia, decidida. Azul llamaba desesperada a Tentacruel que recapacitara y usara Rayo Hielo; pero Bituin estaba ahí para hendir la cavidad de donde lo disparaba. Más sangre había derramado sobre el agua, y, con su trabajo terminado, Bituin se retiró para no ser presa del fuego amigo que se avecinaba desde arriba.

                      —“SINISTER ARROW RAID!”

                      Directo. Conciso. La lechuza se dirigió al calamar con ellas y, con un batir de alas, dejó que cayeran todas como una lluvia de misiles haría. Esquirlas se hicieron de las otras dos joyas que coronaban la membrana que tenía por casco; y la repetida precipitación de todos esos proyectiles llegaron a perforar el hueso. Las explosiones que se dieron sobre su cabeza fueron solo la guinda en el pastel, inundando el escenario con vivos violáceos y mucho, mucho humo. Michael Bay estaría orgulloso.

                      Acabada su labor, Robin volvió a mi lado quitándose el polvo de sus alas como si no hubiera sido nada, a la vez que el titánico cuerpo de Tentacruel cayó al suelo sin más fuerzas para luchar. Asimismo, Azul se arrodilló tras presenciar cómo ese nuke táctico terminó con su “invencible” Tentacruel, sin dar crédito a sus ojos. Empezando por el hecho de que una “entrenadora” entró en combate transformándose en bestia; pasando por el repentino asesinato de su queridísimo Starmie… y ahora, su preciado Tentacruel había sufrido una humillante derrota. Era demasiado para ella. Y casi diría que lo que estaba pasando en su cabeza era castigo suficiente; pero al final del día, fue conclusión suya que debía arrebatar vidas para satisfacer al amor de su vida. Así que la muerte de uno de sus Pokémon era un precio justo a pagar.

                      No tengo condolencias para decirle. Guardé a los que quedaron fuera y me fui mentalizando para la próxima batalla. Bituin también volvía a su posición de aspirante volviendo a ser la “humana” que era, y con ello le devolví la gabardina, sin mucho más que decir.

                      —Vamos.

                      Y con eso nos fuimos de ahí, rumbo a la siguiente batalla…
                      Editado por última vez por Poisonbird; 21/01/2025, 08:01:31. Razón: EL ESPACIO CARAIO

                      Comentario

                      • Tommy
                        TLDR?/A tu vieja le gusta
                        SUPAR PRUEBA
                        • dic
                        • 54
                        • 🇦🇷 Argentina
                        • Buenos Aires

                        #12
                        una potencia muy superior a una bomba termonuclear
                        O sea les dio una papeada termonuclear.

                        —¡Ja! ¡Lisiada! —repitió Cuqui. Y esto precedió a, por supuesto, una discusión que
                        ... que qué? Te quedaste con la oración a medias. xD

                        —Está bien, te lo diré —digo, antes de dar un sorbo a mi taza de té para dar preludio a la información solicitada:—La tercera Dark Trainer, es decir, la chica con la que nos vamos a dar de hostias ahora se llama Azul. Esta muchacha es la campeona de las Ligas Pokémon de Asia, se especializa en tipo Agua y… es… la entera razón por la que te he traído aquí.
                        El infodump de rigor agregado a último momento para que no te putee por no entender un carajo de lo que está pasando con la historia. O seeea que le tienen que dar una papeada termonuclear a Azul, tal y como el campeón europeo le dio a los japos en Tokio. Copiado.

                        y no lo suficiente para proteger de una derrota venida de un ataque con prioridad de 70 de potencia con un valor de ataque maximizado.
                        Eh. El combate estaba buenísimo. Arrancó horrible con todas esas referencias ñoñas a juegos onda lolcito (calculo) como DPS, que tuve que googlear porque ni idea de qué significaba (y luego de googlear tampoco me quedó taaan claro, pero calculo que refiere a los atacantes rápidos que van haciendo daño progresivamente y sin mucho descanso mientras los demás protegen y sanan y aumentan sus características), después se puso como una partida de ajedrez con tu pj haciendo un vistazo amplio del panorama y cómo se acomodarían los pokes/neopetes en el terreno de combate, targeteando a sus oponentes y sus posibles amenazas, cosa que me resultó recontra interesante, y cuando el combate empezó a detenerse en los distintos contrincantes por separado fue una fiesta, muy bien escrito y con un uso muy inteligente de los distintos movimientos, habilidades y objetos que me sorprendió gratamente, de forma similar a cuando vi a esa Salazzle pwneándose a todo el equipo del Steven de relleno de forma relativamente coherente.

                        Pero de a ratos te ponés súper técnica (bueno, lo hacés a través de tu pj que se supone es una ñoña del competitivo... aunque aparentemente vos resulta que también lo sos e.e) y específica metiendo estadísticas y puntos base de movimientos y cosas de precisión que... No sé, le sacan un poco el vuelo literario a algo que debería ser un festín sensorial para el lector, y que igual en gran parte lo fue de todos modos. Realmente se nota tu amor y en cierto modo expertiz en ornitología pokemonística (?), porque Swellow y Decidueye se lucieron bastante y leerlos en acción fue espectacular. Me encanta cuando en un fic casi puramente cómico el autor se truena los dedos y dice "Ok, vamos en serio por un rato" y ese contraste entre lo absurdo y lo badass queda muy bien.

                        Y entonces... se desató.

                        Una gran ventisca que movió árboles y formó picos helados por doquier. Una corriente bestial, que azotó duramente el escudo de Aristóteles. Una tormenta que obligó a Corli cubrirse con su cola de sirena. Una que tampoco mostró clemencia a nuestra persona.
                        Hermoso momento. Acá tenés una perfecta splash-page si te imaginás esto como un comic/manga.

                        Era frío. Tan frío que quemaba. Yo intentaba cubrirme y poner mis pies en polvorosa para que el viento no me levantara y me llevara lejos. No podía ver lo que estaba pasando con lo que se estaban empañando mis gafas. Siempre he odiado el frío por la manera que hacía tensar mis músculos, pero esto era otro nivel. Siento que voy a morir congelada, aquí mismo, en medio de esta ventisca, rígida como una estatua, el agua de mi cuerpo toda cristalizada…

                        Espera, no. Estoy exagerando; tampoco está haciendo tanto viento. Encima está pasando un calorcillo bastante agradable…

                        Un momento, ¡¿cuándo salió Teddy de su Pokéball?! ¿¡Y CUÁNDO ME HA CUBIERTO BITUIN BAJO EL ALA DE SU GABARDINA!?
                        MOMENTAZO. Fuck, qué placentero es fangirlear por fin con esta cosa, después de tantos pasajes diciendo o "No entiendo nada" o "No me hace gracia" o "No sé cuál neopet es este pero ya me cae gordo" o "No me acuerdo si Bituin era un furro-peludito o un furro-dragoncito pero estoy casi seguro de que es un dragoncito peludo, maldita Poi por lo menos le hubieras puesto plumas". Pero cuando llegan estos momentazos donde realmente se VE claramente el corazón del escritor en cada oración, en la cadencia de la narrativa, en el vigor del drama y lo satisfactorio de la resolución que te sorprende y te hace decir NAAAH NO PUEDO ESTAR VITOREANDO LA APARICION DEL MURCIELAGO PACHONCITO DE FUEGO MEDIO BARDERO QUE TIENE NOMBRE DE OSITO DE PELUCHE. ¡Pero lo estoy haciendo! Un triunfo absoluto para vos como ficker.

                        Pero… no puedes sacar más de seis pokémon en medio de un combate…
                        Tranqui, Volo ya lo canonizó. Claro que él era EL supervillano y tenía el aval de literalmente Satanás, pero mecánicas son mecánicas. *se pinta las uñas*

                        Ah, qué pedazo de combinación de ventiscas y rayos hielos. Y está bien que todos esos pokes de agua fueran muy fuertes y probablemente estuvieran a muy alto nivel y encima papoteados con eso de ser sus versiones DARKS (imagino que con un aumento generalizado de stats), pero me da escalofríos pensar el nivel destructivo que esos movimientos hubieran tenido en manos de pokes que ENCIMA fueran del tipo hielo. ¿Qué tanto hubieran sufrido los pokes de nuestras protagonistas si se enfrentaban a esa ráfaga pero expulsada por... no sé, Lapras, Walrein, Mr. Rime y Baxcalibur al unísono? ¿100% moridos todos?

                        Boluda, te ponés full fic de terror con los resultados y consecuencias de ese ataque. Estoy impresionado porque cada párrafo que leo me sorprende más que el anterior, quizás porque estoy inconscientemente esperando que en cualquier momento alguno de tus pjs salte con un chiste boludo o un tecnicismo español incomprensible para mi (?), pero... no solo no afloja el clima de absoluta tensión, sino que se vuelve más desesperando viendo cómo quedaron Teddy, cómo tu pj no encuentra a Decidueye por ningún lado, ese blanco tan puro con aquellas manchas negras en medio que son los temibles adversarios listos para seguir masacrando vidas, esa desesperación y desasosiego... Es una joyita lo que estoy leyendo. Por lejos lo mejor que te leí jamás, y uno de esos momentos en un fic que no me voy a olvidar nunca porque estoy realmente compenetrado con las imágenes que crean tus palabras. ¿Por qué carajo estoy preocupado por la vida no solo de un par de NEOPETS, sino de personajes cuyos hilos son supuestamente movidos con absoluta potestad por una escritora auto-proclamada deux ex machina que, ante un personaje genérico de mala muy mala con un nombre tan simplón como Azul, acaba completamente descolocada y ni su capacidad de narradora omnisciente/omnipotente/omnitodente puede hacer NADA para revertir esta crisis?

                        En una jugada maestra, el chistecito que se empezaba a volver hartante de la prota tan envalentonada y casi aburrida de la historia que vivía y que contaba se quiebra y explota con vidrios que cortan de verdad, que lastiman y que asustan y ante los que el mismísimo lector siente que no puede defenderse adecuadamente. Porque el alivio cómico no llega, porque las soluciones sacadas del culo no suceden, porque los salvadores de último minuto, si aparecen, acaban sufriendo gravísimas consecuencias por sus actos heroicos... Y ahí sigue la antagonista, plantada en toda su impunidad, sin enterarse de que los hilos del destino que le esperan siguen siendo comandados por la persona que escribió su obra maestra de gélido terror. Y vos, como autora, estás tan compenetrada en tu prosa y en el dolor que le estás causando a todos estos personajes bufonescos que también parecés olvidarte de a ratos que tenés el timón de este barco, porque la tormenta de la creatividad y ese impulso por contar una GRAN historia es mucho más fuerte que un punchline o una referencia atrapada en medio de una ráfaga como una hoja perdida en un vendaval.

                        ---

                        —¡PENSABA QUE ESTO ERA UN COMBATE SOLO ENTRE LOS QUE ESTABAN AQUÍ, MALDITA ARPÍA TRAMPOSA! ¡¿Y ERES UNO DE LOS QUE ESTÁN AQUÍ, EH?! Me las vas a pagar… ¡VAS A PAGARLO CARO, PUTA!
                        El momento berserker de Bituin no solo es epiquísimo, como ameritaba el momento caótico en el que estamos inmersos, sino que uno de mis latiguillos favoritos en este fic es cuando este personaje tira un "PUTA" de la nada, cosa que me acuerdo que hizo hace dos capítulos y me recagué de risa pero, creo, olvidé citar en su momento. xD!

                        Acá tiene una connotación y un peso muy distinto, pero sigue siendo refrescante ver a una dragona ultra musculada empuñando esa especie de lanza/espada oriental para frenar un torrente gélido rugiendo ese insulto tan... ¿auténtico? No sé, me cae bien. Es una pena que tenga que reportar esto a los mods (?) por su lenguaje malsonante. (??)

                        La amenaza de convertirlo en una pasta roja y violeta bajo su dentadura era palpable.
                        Me encantó esta oración, tan sádica, cruda y grotesca que se vuelve casi poética. Te la voy a robar para usar en algún momento de mi fic... tal vez con otros colores para evadir copyright. (?)

                        Che me agarró desprevenido el trueno del Gyarados sobre Gionna (sí, algunos nombres me voy aprendiendo a regañadientes), porque no me acordaba que Gyarados aprendía ese ataque. Debe ser que nadie jamás lo usa con trueno, por eso de... DD y GG, además de ser un pésimo movimiento de cobertura para una cosa que solo sufre verdaderamente contra... los mismos pokes que lo pueden freír a truenos a él. Como sea, fue un gran momento también, aunque metiste por ahí tus nerdeadas especulando con el base stat de SAtk del serpentiforme. xD!

                        Oh dios mío. Ahí estaba el muy puto
                        JAJAJAJAJAJAJ ADORO ESTA PUTEADA TOTALMENTE GRATUITA. Pero con Feraligatr no se mete nadie, aunque sea su versión negra y roba-bicicletas. >_>!!

                        La joya de su frente brilló con intensidad. Pronto, aquel monstruo negro se encontró constreñido por las fuerzas telequinéticas de aquel felino liláceo. Los huesos del cocodrilo se rompieron; su tráquea fue apretada. Y, para acabar, Aristóteles le empujó a darse un morrazo contra el suelo. Con esto y un bizcocho, Feraligatr estaba acabado.
                        ¿Cómo etiqueto a todo el foro para que lean esto? ¡Después no me anden estigmatizando a mí con que soy el loquito de la violencia y el gore en los fics, eh! Esto es zarpado. Puro heavy metal. Y encima en un Espeon vs Feraligatr... Pobre Sakurita, si leyera esto le daría un patatús.

                        He aquí una prueba de que el Dynamax existía antes de su propia existencia. Una enorme medusa con ojos escondidos tras un casco azul de cientos de metros se imponía ante nos. Una bestia que era muy capaz de infundir terror a las mismísimas Torres Gemelas… bueno, más que estar dentro de sus capacidades, es un hecho en sí.
                        Badass, pero definitivamente esto no podrías publicarlo en ff.net sin que te lo censuren los de arriba.

                        —¡PUTA TRAMPOSA! ¡¿Acaso está permitido traer al Kraken aquí?! ¡JODER, Y ENCIMA ME HA MANDADO A CORLI A TOMAR POR CULO!
                        ¡Jodete Bituin! Vos querías tu aventura de piratas, te creíste Johnny Depp y si querés jugar a ser Sparrow tenés que bancarte que te coma un kraken gigante y que tu pareja te llene de caquita la cama.

                        Bueno. Si algún erudito de la franquicia leyera el original a día de hoy, seguro que ya se habría arrancado los pelos al leer que Kingdra sabía usar Garra Dragón, jajaja.
                        Momento... ¿Posta usó Garra Dragón? Lo pasé por alto o lo eliminé de mis recuerdos por el shock de todos los sucesos posteriores a su caída.

                        El cameo inesperadísimo del cadaver de Tactio/Tucker fue tan radom que... no sé, ¿te caía muy mal ese tipo? Era medio payaso pero tenía tremendos pokes, en el anime creo que usaba Swampert y Arcanine. ¿En serio no pudo contra un Tentacruel Dinamax? D:!!

                        Ya sabía que su racha de victorias terminó con la visita de los Ases del Frente de Batalla, ¡pero se llevó consigo seis de siete, solo para él!
                        ¡Uy! ¿Cuál habrá sobrevivido a la ventisca azul? e.e

                        Y entonces, esa piedra carmesí estalló en llamas, revelando así el pequeño secreto que Tentacruel se guardaba. Nada más quebrar esa joya, una estrella de mar de diez puntas, aún con resquicios de morado en su cuerpo, se despegaba de Tentacruel sin poder moverse; tampoco regenerarse ni camuflarse de ninguna manera. Entonces Bituin entendió por qué demonios fui tan insistente con darle en la frente mientras discutíamos nuestra ya fallida estrategia.

                        —Vaya, vaya, vaya con la campeona de Asia. Que juego más limpio nos ha ofrecido, ¿eh, señora?
                        KIEEEEEEEEEEEE TODO ESTE TIEMPO ESTUVO USANDO A UN STARMIE EN TENTACRUEL PARA TIRAR LOS TRUENOS Y BOLAS SOMBRAS Y RECUPERACIONES??? NAAAAAH TREMENDO TREMENDO NO ME LO VI VENIR EN SERIO, LA SACASTE COMPLETAMENTE DEL ESTADIO CON ESTE MOMENTAZO!!

                        Igual, respecto de lo de "juego limpio"... Que conste que las protas también hicieron bocha de trampas manipulando más de seis pokes durante el combate y hasta peleando directamente como un poke más en el caso de Bituin modo berserker dracónica.

                        —“SINISTER ARROW RAID!”

                        Directo. Conciso. La lechuza se dirigió al calamar con ellas y, con un batir de alas, dejó que cayeran todas como una lluvia de misiles haría. Esquirlas se hicieron de las otras dos joyas que coronaban la membrana que tenía por casco; y la repetida precipitación de todos esos proyectiles llegaron a perforar el hueso. Las explosiones que se dieron sobre su cabeza fueron solo la guinda en el pastel, inundando el escenario con vivos violáceos y mucho, mucho humo. Michael Bay estaría orgulloso.
                        Perfecto. Inquietante, onírico, sacro, melódico, perverso, glorioso... Todo eso fue este final smash de Decidueye que acabó coronado por un chiste re simplón sobre las explosiones de Michael Bay. No podía ser más apropiado, ¡al fin! Porque ese chiste boludo llega en el momento justo para confirmarme que lo peor ya pasó (por ahora) y que uno de los mejores y más devastadores combates (neo)pokémon llegó a su fin.

                        Me encantó lo crudo y amargo del final para Azul. Pabre, cegada no solo por una fuerza psíquica de control mental más fuerte que ella, sino por un amor... ¿Auténtico? Difícil de ver la línea que separa a la marioneta controlada por otro de la marioneta controlada por los caprichos del corazón. En todo caso, una SORETA con todas las letras por arriesgar así a su poke bonito. Pobrecitos ellos, controlados por esa fuerza oscura, seguro en sus vidas pasadas fueron unos tipazos que solo querían nadar y escupir chorritos de agua y hundir alguna que otra embarcación.

                        En fin, quedé agotado después de esta experiencia de dos capítulos apoteósicos al hilo y un TREMENDO combate que no me voy a cansar de recomendar cuando hablemos de batallas en fics. Tuvo de todo, todo estuvo manejado con mano maestra, hubieron algunos errores menores en la parte gramatical o typos pero nada que mereciera la pena destacar, porque todo quedó eclipsado bajo la grandilocuencia que nos ofreciste con tu prosa que también entró en modo berserker de a ratos. No vendiste humo con el prefacio a este último capítulo: escribiste auténtico fuego. No sé qué tan distinto haya sido de la versión original, pero estoy convencido de que hiciste un laburazo y me dejaste pipón como si hubiera disfrutado de un banquete literario súper calórico pero del mejor nivel.

                        Gracias y espero que lo que venga sea todavía mejor.

                        Comentario

                        • Poisonbird
                          4th Wall Breaker
                          SUPAR PRUEBA
                          • dic
                          • 29
                          • 🇺🇸 Estados unidos
                          • ¿London?

                          #13
                          ... Me duele la garganta. And also, martes.

                          No mucho más que decir. Hice otro retoque gordo en la primera mitad, pero diría que la segunda ya está más decente. Y el siguiente... em, tengo que hacer algún que otro añadido, pero no creo que me vaya a tomar tantas horas como estos dos.

                          Anywayyy...

                          Respondiendo a Tommy :



                          Yyyyy ya ta. Hasta aquí. Voy a dejar capítulo o a este paso me van a llamar a pelar patatas antes de cumplir mi cuota semanal. Oh god

                          Cheerio!

                          -VII-

                          Era frío. Tan frío como el viento de las montañas invernales de los Pirineos. El espacio por donde ahora estaba la joven no había nada que pudiera hacer. Oprimida por cadenas invisibles, ella no se podía mover por sí sola. Su cuerpo y su mente solo respondían ante aquella voz de ultratumba que le ordenaba destrozar a todo ser viviente. Solo acorde a aquella voz y esas órdenes, podría responder. Pero aún así, su determinación por salir podía conservar el poco ápice de compasión que tenía.

                          Pero aún así, no era capaz de romper estas cadenas. Soportar las palizas que esos demonios y retener su propia moral ya gastaba la suficiente energía como para no poder salir por su cuenta. Su consciencia apenas se mantenía en tierra. Solo podía regresar cuando le indicaban estar, e irse cuando le decían que podía descansar.

                          Era horrible. Era justo lo que no quería. Pasaban ratos de descanso, y ella solo podía sollozar en ese espacio onírico que no tenía ni forma ni color. Estaba ligada a esta isla y a este propósito para acabar con el mundo.

                          No tenía nada que ganar. Y tampoco que perder. Y aún así…

                          Pronto, a pesar de los silenciosos pasos, notó una presencia distinta a la que suele mover sus hilos. Un caminante que, a pesar de la omnipresencia de esa prisión, se burlaba de su naturaleza pisando sobre ella con sus zapatos llenos de pedrería. Una persona que, sin saber si era consciente o no, cruzaba sin miedo entre la relativa oscuridad. Alguien que abrazaba a esa oscuridad, como si suya se tratase.

                          Aquella niña no sabía si era un producto de su infantil imaginación o era alguien real… pero una cosa estaba clara. Ese cabello castaño… sus ojos, todavía llenos de vida… aquel rostro lleno de curiosidad, girándose hacia su lamentable estado…

                          No entendía qué era lo que estaba haciendo exactamente. Ni siquiera sabía si era un espíritu benevolente u otro demonio que quería usarla como muñeco de trapo. No sabía siquiera cómo era que había llegado hasta aquí. Pero por alguna razón… sentía que tenía las respuestas a todo. Quería preguntarle tantas cosas a la vez…

                          Pero ella hizo signo de silencio al mínimo movimiento de labio que hizo. No tenían que intercambiar palabras. Aún no. Todavía no podía dárselas.

                          En vez de eso, solo dijo tres palabras que no sabría bien su significado.

                          “Espera y anhela”.

                          Y, con esas palabras tan exóticas, el espectro espejo se difuminó en la oscuridad, desapareciendo.




                          Mis sentidos vuelven a activarse. Tacto; gusto; oído; olfato; vista. Todo el mundo que me rodea se ha vuelto a formar.

                          Pero mi consciencia le cuesta horrores mantenerse en el mundo que ahora me acoge. Mi intención en esos momentos era dormir una hora antes de encararme al último combate; pero… parece ser que, sin querer, acabo de entrar en la prisión psíquica de la persona que nos espera. Muy posiblemente pensaría que debía ser un dios omnisciente que todo podía contestar… pero aún no podía. No con esos ojos vigilándola. Hm, ¿qué dije exactamente…?

                          Oh, no, no habré intentado roleplayear como Emond Dantes, ¿¡verdad!? ¡Ah, qué más da!

                          Bostecé tan fuerte y amplio cual león alfa. Intenté limpiar el mal sabor de boca de recién despierto y me limpié las babas que seguramente colgaron mientras dormía. Bituin estaba ahí, aguardando mi llegada al borde de un risco mientras sujetaba su naginata, mirando el ocaso sobre el mar… reflexionando. Algo muy raro en la pirata. Parece que esa última batalla le ha dejado un poco consternada, hum.

                          —Ey—digo sin más, llamando inmediatamente su atención.
                          —Ah, ¿ya estás despierta?
                          —Sí… no he descansado muy bien, se ve—dije mientras me limpiaba las lágrimas post-sueño… espera, ahora que me doy cuenta, tengo las mejillas empapadas. ¿Qué? Pero… si yo no era la que estaba llorando ahí, ¿qué carajos…?
                          —Jo-der… te debió dar un buen trauma esta tía, ¿eh? —Y tiene la osadía de decirme con sorna, la tía—. Bue. Pronto será de noche. Si quieres dormir un rato y dejarlo para mañana-
                          —No. No puedo permitirme este lujo. —Sobre todo porque ahí arriba alguien está sufriendo. Y al contrario que Azul, esa persona era completamente inocente.
                          —¿¡Pero por qué no!? ¡Se te ve el cansancio en la cara, pescado! ¿¡Qué pasa si te detienes solo por una noche!?

                          No podía argumentar contra eso. Nadie se iba a mover de ahí si dejaba pasar unas horas, aunque… por otra parte, Shinta estaba arrasando con el planeta mientras nosotras estamos ahí de cháchara. Y quién sabía si nos veía durmiendo a la intemperie a la vuelta y aprovechaba para matarnos ahí mismo… no, espera. Él YA volvió aquí. Seguramente estaría observando nuestro avance… la posibilidad de que no nos permitiera una tregua seguía siendo palpable, por eso.

                          Por no decir que, por mucho sueño que tuviera, no sería capaz de descansar como es debido.

                          —Estoy bien, Bituin. Esto con una taza de té se me pasa.
                          —OK, ¿y si te convezco de otra forma? —Qué cabezota que es esta pirata, de verdad—. Me ha parecido ver una de esas… ¿“lanchas”, las llamabas? Parecida a la que derribé. Yo creo que son aliados; llámalo intuición. Quizá si esperamos un poco llegaremos con más números a nuestro grupo.

                          Anda. Entonces a pesar de no haber auroras, Athena había decidido venir, ¿eh? Hum. Era un buen plan, pero… sé que la ayuda iba a tardar bastante en llegar. Y, ¿qué más? También se me hacía bastante surrealista ir y decir “¡Hola, gente canónica! Ya sé que me parezco a quien creéis que soy, pero os aseguro que no soy esa y definitivamente la de al lado no se ha cargado un Starmie ni a nadie, ¡tom-YAH!”.

                          Nooo, no; hemos empezado esto solas y vamos a acabar esta primera parte solas. No voy a permitir más imprevistos en esta ruta. ¡Ni por asomo!

                          —Nadie dice que ese grupo nos vaya a aceptar a la primera, though —cantureé, intentando amenizar mi tono; pero no salía bien. El cringe está a la orden del día, parece.
                          —¿¡Teniendo un enemigo en común no nos aceptarán!? ¡Já, que me aspen si eso pasa! ¡De ser el caso, nos desharemos de ellos y hurtaremos a sus Pokémon! —Ahora… tengo menos ganas de que ese hipotético caso ocurra. Mejor nos olvidamos de la posibilidad y seguimos hacia delante—. ¡Ey! ¿¡Pero no vas ni a tomarte ese té!? ¡Eeeeey!

                          Vale, Bituin seguía siendo insistente en que me detuviera. Pero me daba un poco igual. También sabía que esperar ocho horas ahí hasta que me despertara iba a ser un poco tedioso para ella. Sin más (y honrando mis propias palabras), saqué la botella de té de la mochila y fui llenando y vaciando mi taza por el camino.

                          El trayecto se hacía cada vez más angosto. Poco a poco, la luz del día se iba apaciguando hasta que era lo suficientemente oscuro como para que Bituin tuviera que prender un palo para iluminarnos. Aunque, aún sin él, todavía podíamos ver algo. Hoy es luna llena; dando constancia de que, si hubiéramos decidido ir por la noche, habríamos tenido un problema con el Umbreon de Omen. Caminamos y caminamos hasta, que al final, dejamos atrás los árboles y el viento empezó a soplar con vehemencia desde el este.

                          —A toooodo esssstooo… —Volvió a hablar Bituin, tras una media hora de camino.
                          —¿Sí?
                          —Llevamos tooodo este viaje charlando, luchando juntas, riñendo juntas y todo lo que se puede hacer en este infierno, y sé que me creaste y tal, pero… joder, ¡no me has dicho ni como te llamas ni nada! ¿Podrías ser tan amable de decírmelo? ¿Un nombre, aunque sea?

                          Oh, ¿ahora me tenía que venir con esa trivialidad? Bueno, si así fuera le habría dicho sin demora, pero… creo que es mejor que se espere un poco, porque quiero mantener mi identidad cubierta mientras pueda.

                          —Todo al tiempo, Bituin. Tengo que prepararme mentalmente para luchar.
                          —¡Ah, qué grosera! ¡¿Me haces venir aquí para no sé qué cosa y no me quieres ni decir el nombre?! Pero venga va hombre, ¡no seas así! ¿Por qué me niegas este capricho? ¡Y luego el estar ahí dale que te pego, en serio…!
                          —Tran-quiiiila, mujer. —Intento calmarla, a pesar de que la cafeína estaba empezando a subirme la presión—. Cuando terminemos con esto lo sabrás. Además… si tanto quieres tener una forma de referirte a mí… sí, creo que “pescado” es suficiente, de momento.
                          —¿Prefieres que te llame por un animal, antes que por tu nombre? ¡Pero si es solo un nombre! ¡¿O es que oírlo me va a llevar a la locura o-!?
                          —Sí. —No. Pero lo dije de una forma tan firme y tan seca que me dio bastante credibilidad al responder.
                          —Está bien. No voy a darte más la lata con ello, “pescado” —dijo Bituin después de resoplar y cruzarse de brazos; pero sabía que tenía también otras dudas por resolver —. Pero esta seguro no me la esquivas. ¿Por qué tanta prisa? ¿Qué carajos está pasando como para que tengamos que correr?

                          Ooooh, sí. Ya era hora de que Bituin hiciera las preguntas correctas. Por fin puedo dar una motivación a este personaje de acompañarme en esta aventura; poner en un contexto más claro lo que está pasando. Cierto, quienes lean esto ya se habrán hecho alguna idea, pero… igual tengo la necesidad de contarlo en una manera que ella entienda. Ninguna razón en específico. ¿Quizá para alargar el espacio entre la siguiente batalla y este momento de relativa calma?

                          —Ah… no te lo he dicho, ¿cierto? Digamos que, mientras nosotras estábamos ahí humillando a los secuaces de Shinta, él… um, se puso borracho con el poder y… —Lo siento, no puedo tomarme en serio esta trama; y menos por cómo lo estoy contando—… empezó a usarlo de la formas más irresponsable que podía: destrozando el mundo.
                          —¿Eeeh? ¿Pero qué dices…?

                          Jum. Esperaba que Bituin hiciera alguna referencia a su pasado o algo así; pero parece que solo me he encontrado con… consternación. Bueno, no importa, voy a seguir explicando.

                          —Lo que oyes. Cuando derrotamos a Omen, una ciudad llamada Tokio fue aniquilada y borrada del mapa usando el poder de casi todos los grandes monstruos que habitan en este mundo. Estos son…
                          —¿Pokémon?
                          —Sí, bueno, pero además de Pokémon, legendarios. “Pokémon legendarios”, que le llaman. —Eso sonó redundante—. Piensa en ellos como algo del mismo estatus que el tuyo; o una criatura que tiene dominio superior sobre algún elemento en específico, como lo sería un hada.
                          —Valeeee… —Sí, tiene que ser difícil para ella hacerse una idea, pero esa comparación al menos ha servido para dar a entender que el asunto era grave—. ¿Y… cómo ha…?
                          —Tiene posesión de otro Pokémon que puede someterlos bajo su yugo. Bueno, más que del yugo de Shinta, es del mismo Pokémon en cuestión. Deoxys, se llama el bicho.
                          —¡Oooooh! ¡Entiendo! —Dijo, toda sorprendida —. Y-y-y, oye, oye, “Poisson”, —wat, ¿cuándo aprendió francés, esta delincuente? —, ¿no será, quizá, tal vez, el mismo que está, digamos, controlando a esos humanos?
                          —Sep. Nada está a salvo de las artes manipuladoras de ese ser; no importa si eres humano, hada o… bueno…

                          Me encontré con el dilema de continuar con algo repetitivo o algo que potencialmente podría derivar a un foreshadowing; pero mejor voy a dejar hablar a Bituin y que la trama vaya revelando los detalles, no vaya a ser…

                          —Y está a servicio de un desquiciado, dices… eh, un momento. Si está el tío está destrozando ciudades y todo eso… hostia, ¿¡me estás diciendo que estamos en medio del fin del mundo!? —Asentí—. ¿¡Pero por qué!? No, calla, deja que lo adivine. Es porque lo odia todo, ¿verdad? Hasta el punto que quiere arrasar todo para empezar de nuevo acorde a sus ideas. Es eso, ¿no?
                          —¡Precisamente! Sabía que lo entenderías rápido, Bituin. — Y dije con un poco de retintín, porque bien sabía que entre ella y Shinta habían bastantes similitudes con sus backstories.
                          —¿Eh? O sea, ¿que también le lincharon y se ganó el odio de su pueblo hasta el punto de ser desterrado y por eso está vengándose del mundo o…?

                          Tarareé un poco, sintiéndome un poco troll respecto a cómo estoy contando las cosas. Al fin y al cabo no estaba contando la historia completa de nadie, y… puede que un tiempo pasado hubiera puesto un poco por encima cuál era el tema de Bituin, pero creo que lo voy a dejar en el aire, en caso de que la “calma” de esta dragona se vaya al traste.

                          —No diría el odio del pueblo, peeerooooo… sí diré… que sí está movido por un sentimiento de venganza. Lo tuyo sería un “naturaleza vs civilización” y lo suyo es un… um… “civilización vs naturaleza” no; un “el mundo es un asco, todos están equivocados, soy mejor que vosotros, muéranse”.

                          Menuda difamación acabo de hacer. Pero en parte era cierto. Otra vez estaba dejando cosas en el tintero de forma deliberada, pero por el momento bastaba para motivar a Bituin a darle un tortazo, por lo menos. O, más que tortazo, un “arañazo”.

                          —Es imbécil.
                          —Un poco sí—coincidí, omitiendo que ella también lo fue en su día.
                          —No le linchan, ¿pero aún tiene ansias de destrucción? ¡Ja! Al menos a mí me dieron una buena razón para incinerarlo todo.
                          —Bueno, él también lo tiene; no voy a decir que lo suyo sea solo un ansia…
                          —¿Pero quién diablos le hizo daño, a ver?
                          —Eeeeh… no es importante. —No para nosotras; para toda la trama, un poco.
                          —¡Pero cuén-ta-meeeeee!
                          —Cómo te ha ido. —Y volví a cantar, ¡pero qué cantarina que estoy, por favor!
                          —¡MAL! —Me decepciona que no haya seguido la canción; y no debería sentirme así...
                          —No conociste la felicidad, entonces. —… Pero eso no me iba a detener a seguir recitando esa letra, de una manera u otra.
                          —¡¿Te estás quedando conmigo o estás intentando evadir mis preguntas?!
                          —Ambas. —Di otro trago a mi taza, acabando su contenido… para luego llenarla otra vez. Le estoy llevando al límite de su paciencia, y me encanta.
                          —Ooooh, ¡si no fueras mi dichosa creadora te hubiera dejado a merced de los Jetsam en el momento que pisaste el barco!
                          —Sí, esa misma amenaza hiciste en el primer capítulo en ese mismo barco.
                          —¡¿QUIERES DEJAR LA CUARTA PARED EN PAZ POR UN SEGUNDITO?!
                          —¡No! —Y de nuevo hablé con voz medio melódica, exasperando todavía más a Bituin y sacarle un suspiro que casi sonó como el resoplido de un dinosaurio.
                          —Anda y que te zurcen…

                          Tras haber conseguido que Bituin dejara de indagar en exceso, me limité a tomar la delantera, ya sintiendo que no tenía ni rastro de cansancio en la cara. Ningún cambio en el paisaje, por el momento. Nada más que se pregunte, tampoco.

                          —A todo esto. —… Y entonces, esperándome la impertinencia, pero no ese tono tan neutro, Bituin volvió a pronunciar palabra en el camino—: ¿Te puedo preguntar otra cosa? Y no tiene nada que ver con la historia, lo juro.
                          —Dispara.
                          —¿Por qué siempre acabo metiéndome-no, acabas metiéndome en todo cataclismo? Porque esta tiene ser como… la tercera vez que me meto en el principio del fin.
                          —Eh, no lo sé; solo sé que es divertido ver cómo intentas salvar el mundo. —Encogí de hombros, sin saber decir otra cosa más coherente aparte de decir “es épico y cool af”.
                          —Entonces… ¿me estás diciendo que me trajiste solo porque pensaste que sería divertido verme salvar este mundo que ni siquiera tú creaste?
                          —Bueno…

                          Perdona, pero el autor tampoco inventó el mundo Pokémon como tal; y tampoco creé Neopia con mis propias manos. Pero una cosa es indudable; estos mundos fueron la antorcha que iluminaban el vacío que tenía. Aunque la luz no alumbraba toda la negrura, sí aliviaban el frío que sentía con la soledad.
                          Pero aún sabía que la niña que vagaba por esa cueva vacía todavía lloraba en alguna parte… y era a la vez la voz chillona que me embriagaba en fantasías en medio de mi día a día.

                          Si tan solo fuera tan fácil dar una causa sencilla para meterme a mí misma en esta… porquería edgy… pero lo único que se me ocurre decir es:

                          —La verdad, lo que le pase a este mundo no es que sea de mi incumbencia. Aunque no sé; si se fuera al traste después de todo lo que hemos pasado, yo, tú y todos los que nos lean con fervor se sentirían indignados… y tal vez un poco desesperanzados. Asqueados de la vida, incluso. Más de lo que algunos estarían, probablemente. De hecho, ahí de donde vengo-
                          —¿Entonces por qué coño estás aquí?



                          Me estaba yendo por las ramas, ¿verdad? Mecachis.

                          Aunque dejando de lado el discurso que quería poner aquí, la verdad es que… me he olvidado por qué sigo con esta historia. Ya no sé si es por inflar mi ego; por callar de una puñetera vez las fantasías que me interrumpen en mi día a día o por intentar corregir este intento de “historia épica y apoteósica” para aliviar el cringe que me dio al recordar que esto todavía existía en mi pen.

                          Aunque lo más posible es que sea entre lo primero y lo segundo. Eso y porque qué narices, es divertido colar referencias y hacer el espectáculo. En todo caso, la cuestión ahora es que estaba aquí. Y era demasiado tarde para retractarse.



                          Y, por supuesto. Parece que no puedo ni contestar. Ahí mi persona se quedó en blanco. Huh, ¿por qué estoy hablando como si fuera ahora un narrador externo? ¿Es posible…?

                          ¡No, vuelve ahí! Por dios, estás asustando a Bituin.

                          —No... puedo… —Seguir… ¿hablando? ¿No puedo decir? ¿Era una frase entrecortada, realmente? ¿Acaso iba a poner una coma ahí delante?
                          —¿No puedes…?
                          —Puro ocio, imagino. —Me vale. Tampoco hay otra razón más válida y correcta que esta—. En fin, mejor sigamos, que me estoy empezando a romper la cabeza demasiado.
                          —Eeeeh… o… ¿key…?

                          Procedimos a paso constante, hasta que pisamos terreno llano y, delante nuestro, un puente colgante se mecía sobre el vacío. Y, después de cruzarlo… ahí estaba.

                          Tras un largo camino; de pasar gracias y penurias con el último combate, nos encontramos cara a cara con el último Dark Trainer, oculto bajo una caperuza. Nada más entrar por su territorio, se levantó de su plataforma, mirándonos desde la altura con una superluna azul detrás suyo. Nos recibía con silencio; con el débil fulgor rojo tan impropio de su ser...

                          Casi me destrozaba el corazón ver cómo la habían reducido a la gárgola que guardaba la fortaleza. Después de todo lo que ella había pasado, no se merecía tal cosa. Por lo menos en esta arena no había la nauseabunda presencia de ningún cadáver… señal que nadie, absolutamente nadie, llegó hasta aquí.

                          —Eh… solo nos está mirando… brrr, me está dando escalofríos el enano este.
                          —Pff-hehe, tranquila, mientras no saques a nadie de ahí no va a hacer nada.

                          Porque la niña detrás de esa capa ni siquiera se iba a inmutar con sus inapropiados comentarios, pues estaba atrapada en su propia mente. Sin poder actuar por su cuenta; sin poder expresar sus más viscerales emociones. Ya le estaba costando horrores no caer en la tentación de arrojarnos al lago de lava de al lado con sus pokémon.

                          —Bueno… basta de lamentarnos—dije en voz alta mientras arrojaba la botella de plástico vacía a la lava—. Hemos venido a luchar. No… eso es incorrecto. He venido aquí expresamente para luchar contra ti. Porque quieres salir de esta isla, ¿no es así?

                          Bituin había alzado las cejas extrañada, como si hubiera dicho algo raro.

                          —Pero… ¿pensaba… que estabas aquí solo por entretenerte?
                          —Hm… bueno, sí. Pero si pudiera liberarle de estas cadenas de paso sería mejor, la verdad.

                          No, pero en realidad ella ya iba a salir de ese trance. Con la llegada de…



                          Claro que había la posibilidad de que esa parte también se haya trastocado y luego el guion me delegue esa tarea a mí. Así que… sí, puede que lo tenga que hacer yo de todas formas.

                          —Oh… igual tampoco es como si fueras a joderla más, así que déjame que te-
                          —Está bien, Bituin. Hiciste más que suficiente por ahora. Y por eso te doy las gracias—digo con vehemencia, con una calmada sonrisa en el rostro—. Ahora me toca a mí.
                          —Pero… ¿el plato principal? ¿Y-y Shinta? ¿¡Qué va a pasar con el planeta después de esto!? ¡Dime!
                          —Está bien, está bien… tendrás tu parte, tranquila. No pienses que te voy a despachar ahora. —Con aquello vuelvo a mirar a aquella figura mientras iba preparando a la primera Pokéball para el lanzamiento—. ¿Empezamos?

                          Como una gota de agua, el Dark Trainer había sacado su Pokéball al igual que yo la mía. Ambas estábamos esperando esto.

                          —¡Rosalia!
                          —¡Venomoth!

                          Ambas polillas emergieron tras un intenso haz rojo. Las escamas de mi contrincante opacaban la luna mientras las de la mía resplandecían junto a ella. Sin gastar tiempo en miramientos, ambas colisionaron con fuertes ondas psíquicas y empezaron a revolotear por el cielo estrellado, intentando llevar al suelo a la contraria; aunque sea hiriendo las alas o intentar desorientar con sus propias vibraciones. Era una batalla entre iguales, estaba claro.

                          Pronto noté, desde el cielo, que el abdomen de Venomoth se contrajo. Estaba preparando un “Death Poison” para clavarlo justo en el corazón. Pronto supe cómo actuar.

                          —¡ROSALIA, RECÍBELO!

                          Mi enemigo era veloz y mucho más resistente que mi polilla. Era indudable que el dopaje en sus pokémon era mucho más fuerte que el resto; a pesar de que ya lo eran de por sí. Era por eso que Rosalia iba amagando cada combate con gracia y elegancia usando Danza Aleteo. Solo de esa manera podía evitar y bloquear los ataques que me intentara dar.

                          Y también por esa razón iría a frenarlo. Cumpliendo con mis órdenes, mi Venomoth se puso frente al aguijón que acababa de salir, y, con las patas de su tórax, lo detiene justo al centro. La mariposa negra ya no tenía escapatoria alguna para lo que le iba a venir.

                          —¡Ahora usa Sonmífero!

                          Y con eso, el batir de alas de Rosalia se intensificó. Dejó que el polvo hiciera contacto con el cuerpo de Venomoth, y con eso, cayera presa del sueño. Ahora podía atacar.

                          —¡Y, POR ÚLTIMO… LLUVIA DE PSÍQUICOS!

                          Los ojos y el dibujo de las alas de Rosalia brillaron con un intenso azul celeste; aparentando ser variocolor por momentos. Con un gran batir de alas, varios choques con la potencia de un tren azotaron sin piedad al Venomoth negro, hasta que decidió estrellarlo contra el suelo.

                          Dormida, pero adolorida, la gran polilla ya no podía seguir luchando. Venomoth volvió a su Pokéball, y Rosalia descendió para estar más a la altura del suelo. A pesar de esa aplastante derrota, ella no mostró ninguna emoción. ¿O sí lo hizo? Es difícil decir bajo la sombra de la capucha y con estas viejas gafas. Hasta que no lanzó al siguiente y se retiró la capucha, no pude saberlo.

                          Un semblante ensombrecido que intentaba sonreír por haber tenido una derrota que nunca antes había tenido; un par de coletas castañas que tenían un reflejo rubio por la luz de la luna; los ojos marrones que todavía tenían ese asqueroso brillo rojo… quizá a algunos les habrá pillado desprevenidos en el momento; a otros no tanto. Y a mí, desde luego, no me sorprendió nada, pues ya sabía a quién me enfrentaba. Pero el hecho de que ella empezara a mostrar la cara ya era signo de que iba a jugar en serio.

                          —Por fin te muestras, bambina. —Sonrío yo de vuelta mientras salía su Skarmory de su Pokéball. Ese pájaro de Estínfalo que parecía forjado por hierro quemado iba a suponer un problema para mi “estrategia”. Si no lograba tumbarlo ahora, en ese mismo momento, las cosas se me van a torcer un poco.

                          Era ahora o nunca. Si paso este obstáculo con Rosalia, ya habré ganado.

                          —¡Atenta a sus movimientos, Rosalia!

                          La mariposa nocturna asintió. Skarmory ya empezaba a abalanzarse con Golpe Aéreo; pero no iría a dejar que él le tocara con sus filosas plumas. Frenó el ataque usando otra vez uno de sus potentes Psíquicos y agrietó el suelo con su peso, impidiendo que lo alcanzara. Con la habilidad Cromolente, no debería de haber diferencia entre un ataque neutral y uno poco efectivo.

                          Pero, cómo no, este no se iría a dejar subyugar por unas ondas psíquicas. El peso de sus poderes era abrumador; pero aún tenía el atrevimiento de erguir su cuello y dar un poderoso graznido chirriante que desconcentró a Rosalia.

                          Acaba de usar Eco Metálico, ¿eh? Entonces…

                          —¡Que no te aturda! ¡Toma distancias, rápido!

                          Rosalia acató mis órdenes con exactitud. Aprovechando sus fortalecidas alas, ella empezó a tomar altura tan rápido como un jet. Pero, a pesar de sus mayores esfuerzos; a pesar de tener su velocidad a su máximo pico, Skarmory le había sobrepasado. Lo suficiente como para propinarle una buena Ala de Acero.

                          —¡ROSALIA!

                          Ese golpe había sido duro. Hubiera sido diferente si hubiera sido un ataque especial; pero este… fue muy contundente. Una de sus delicadas alas habían sido rasgadas con esa cuchillada. Y no se paró con uno. Con un par de Golpes Aéreos en el descenso, había terminado de tumbar al único insecto que adoraba.

                          He sido ingenua. Claro que no podría hacerle gran cosa con Rosalia a esa ave de mal agüero; si no, este combate no hubiera sido demasiado fácil para ser la última frontera. Pero esta batalla… aunque han dejado a uno de mis más preciados miembros hecho un fisco, estaba siendo un espectáculo digno de tomar parte. Era hora de guardarla hasta que la pudiera curar.

                          —Realmente eres dura de roer, ¿eh…? Quién me iba a decir que vivir una batalla Pokémon iba a ser tan intenso… y tan divertido…

                          Notaba que los músculos de mi cara de tensaban para soltar una risa. Apenas estábamos empezando y ya estábamos haciendo gala de nuestras mejores técnicas. No podíamos parar ahora. Bituin estaba observando con silencio, también sintiendo la emoción en el aire.

                          —¡Está bien! ¿Quieres bailar entonces? ¡Pues venga, que así sea! ¡BAILEMOS!

                          Y ahí iba, otro de mis pokémon había pisado el campo. Esta vez, iba a procurar acabar con ese pajarraco de una vez por todas.

                          Comentario

                          • Poisonbird
                            4th Wall Breaker
                            SUPAR PRUEBA
                            • dic
                            • 29
                            • 🇺🇸 Estados unidos
                            • ¿London?

                            #14
                            ...

                            Hello. Esta es Poisonbird redactando relleno anti-spoiler el 4/2/2025 a las 00:01 .

                            Preveo que tendré que retrasar alguna publicación porque he estado mirando y... yeah, esa redacción no era lo mejor que podía ofrecer. This one turned... good though. El siguiente tampoco está... muy bien. No he llegado ni a la mitad y he tenido que cambiar como unos cuántos párrafos. Rest assured, está siguiendo la trama como lo hizo antes, pero parece ser que me voy a tener que pasar un tiempo editando más que haciendo nuevos caps. God dammit!

                            Anywayyyyyyyyyyy...!
                            (Yep, no digo nada más. No tengo que poner Cheerio por cada post que hago, ¿no? Also sí, técnicamente ya es martes y no sé cómo voy a estar mañana... so... yep, here goes today's chapter. Enjoy).
                            -VIII-


                            —¡Adelante, Tamamo!

                            No pude evitar pretender ser una entrenadora normal por momentos tras pronunciar eso. Tenía tanto la emoción como la tensión en su pico máximo; mis neuronas trabajando a mil por hora para hacer de este combate un espectáculo que desembocara en mi victoria. Tanto me daba que hubieran cinco personas más en esta isla tratando de robarse los Dark Trainers a Shinta; mi cabeza estaba anclada en el presente y no había quien me moviera.

                            Inmediatamente, y rezando por dios que acertara, ordené a mi Ninetales usar Hipnosis. Era un riesgo que me permití tomar, puesto que confiaba en las ventajas naturales que su tipo le otorgaba. Mas, a pesar de que las colas de Tamamo no Mae se mecían hipnóticamente bajo las estrellas, la hiperactividad del pajarraco le impedía tranquilizarse. Con un presto vuelo de derecha a izquierda, equis i griega y zeta, no le paraba ninguna atención al baile que intentaba adormecerlo. Por si fuera poco, la distracción que provocaba con su velocidad tampoco daba tiempo a Tamamo de preparar un Fuego Fatuo en condiciones. Los repetidos Golpes Aéreos la estaban azotando sin tregua; oscureciendo el suelo volcánico con su sangre. De seguir con ese plan, tendría que gastar a Mebd pronto… y no quería.

                            Dándome cuenta de que mi plan de dormir y vencer no iba a dar sus frutos, empecé a buscar patrones y pensar en un plan de contraataque. Pobre Tamamo estaba demasiado ofuscada intentando seguirle con la vista; la rabia típica de su especie obligándola taciturnamente a entrar en un bucle de frustración y sed de venganza. Para mi desgracia, yo tampoco soy muy buena en memorizar trayectorias; y nada me decía que los nervios me fueran a traicionar en este momento… me tocaba, entonces, confiar en mi Pokémon. Lograr que ella misma pudiera discernir por dónde atacar; reducir los posibles daños que pudieran causar…

                            Hacer que el mismo pájaro se sabotee a sí mismo.

                            El tiempo es oro. Cada deliberación me costaba un tercio de tiempo de Ninetales en el campo de batalla. Y lo he agotado hasta el punto de no poder garantizar su estancia en la arena después de Skarmory; pero también era la única forma de asegurar su caída.

                            —OK, Tamamo. Parece que no podemos seguirle con la vista, así que… usa Paz Mental.

                            De enseguida, Tamamo cerró los ojos. Todo el caos y desasosiego que le provocó intentar seguir el ritmo de Skarmory se estaba disipando, al igual que mi presencia en este presente se fortificaba. Si nos reñimos a una perspectiva estrictamente técnica (dentro del contexto de los videojuegos), esa decisión era contraproducente; suicida, incluso. Dejar que te golpee sin hacer nada mientras cargas tanto Defensas como Ataques especiales era un movimiento arriesgado; incluso se podría decir que era gastar un turno a lo tonto. Pero aquí no habían turnos que marcaran una constancia.

                            Aquí, Paz Mental otorgaba una agudeza mental que te permitía concentrar poder en un ataque estrictamente elemental, así como capacidad de protegerse a las mismas. Era consciente de que esto no iba a mermar el daño que Golpe Aéreo hacía; ni por asomo. No, solo buscaba que Tamamo despejara las ideas para actuar con más certeza.

                            Con la mente en calma y la imagen del agua quieta, las corrientes que provocaba el pájaro de Estínfalo se volvieron perceptibles para el zorro de nueve colas.

                            Y, cuando el viento sopló a su costado, fue cuando la gota chocó contra el lago. Ese era el momento.

                            —¡AHORA! ¡BÁRRELO CON FUEGO FATUO!

                            Con el pájaro en frente, el cuerpo de Tamamo giró con la punta de sus colas prendidas y, como nueve látigos, azotaron al cuerpo férreo de Skarmory dejándole marcas incandescentes en su cuerpo. Marcas que lo desgastarían y lo endurecerían de más, haciéndolo cada vez más y más frágil.

                            Pero mi intención no era ni de lejos esperar a que las quemaduras acaben con el trabajo. Aparte de eso, quería precipitar las decisiones del ave. Quería también que se hiciera un poco más visible entre la oscuridad del cielo. Quería hacer que parara de utilizar el mismo movimiento una y otra vez y sacara a relucir su potencial.

                            Cuando vi que iba tomando más y más altura, vi que iría a hacerlo. Si ella se mantendría en pie o no, todo dependía de ese disparo.

                            —Ahí viene. Vuelve a concentrarte.

                            Ella volvió a su meditación. Yo era sus ojos, y ella era el zorro que ejecutaba. Skarmory se alzaba por el firmamento brillando ahora con su propia luz ígnea. Tomando velocidad con una curvatura ascendente, empezó a precipitarse con el acero candente y a velocidades peligrosas. Nada más ver que empezaba a caer en picado cual meteorito, di la señal.

                            —¡Lanzallamas!

                            La Ninetales no se hizo esperar. La vulpo abrió su mandíbula de par en par y empezó a bañarlo también con un gran chorro de fuego ardiente. Con ello intentaba frenar la caída en picado de ese pájaro que estaba casi al punto de fundición de su cuerpo. Mas no obstante, Skarmory no se iba a permitir irse sin llevarse consigo a su rival.

                            Logró cruzar el vórtice de llamas rasgándolo con sus filosas alas. Se abrió camino como si eso no le afectara, y entonces, se precipitó hacia Tamamo con todo su peso. Tal vez su ataque fuera reducido y la resistencia de Tamamo ante los ataques de tipo acero habrían paliado sus consecuencias; pero ante la potencia bruta de ese súper-ataque no tenía nada que hacer.

                            “Meteor Impact” era el nombre que su autor bautizó a ese brutal movimiento. Supuestamente con el doble de potencia que el movimiento Z de Solgaleo, era capaz de lisiar a alguien de por vida, rompiendo los huesos de un humano por varios años, sino por todos los que uno le quedaría. Lo único bueno (para mí) era que esa técnica tenía retroceso a la hora de usarlo. Y no era poco el daño que recibía el usuario. Eso, junto al Lanzallamas que le propinó, había sellado su derrota.

                            —Phew. —Me permití un suspiro, aunque no tuviera ningún alivio en el cuerpo. Acababa de dejarme otro de mis Pokémon fuera de combate; y solo tenía a dos a plena salud mientras que mi contrincante aún le quedaban cuatro. En circunstancias más auspicias diría que estamos ambas reñidas, pero por supuesto no podía llegar ilesa por aquí. Por lo menos tenía a Bituin bien entretenida con este grandioso espectáculo. Aunque le noto un poco dispersa. Probablemente se habrá dado cuenta que nuestra actual contrincante y yo nos parecemos bastante; tanto en cómo nos desplegamos con la fuerza bruta como en aspecto.

                            Bueno, imagino que también le puse en alerta desde que le dije que salvar el mundo no era una de mis prioridades… ¿o es porque se estaba sintiendo desplazada? Ah, en fin. Pocas conclusiones podía sacar ahora. Tenía que pensar bien a quién sacar. La pequeña era lista. Sabía que, si sacaba toda la artillería pesada demasiado pronto, podía perder a la mínima que se descuidaba. Ya averiguó que soy de armas tomar cuando puse a Venomoth en la delantera y no dejé actuar al suyo. Y yo sé exactamente cuál va a ser el siguiente elegido. El problema era que cometí el estúpido error de no hacer el cambio cuando tocaba, y mi mejor baza para derrotarlo estaba fuera de combate.

                            Sabiendo que se iba a ceñir al guion, la niña entonces liberó al siguiente con solo su nombre como presentación:

                            —¡Swalot!

                            Ahí estaba. Ese estómago andante con manos de tres dedos y un bigote corto por cada lado de su cara. Esa cosa elástica y amorfa que era un hervidero de ácido por dentro; más fuerte que la media y más oscuro como ningún otro, cómo no. Ese Pokémon se le escapa de la consciencia a muchos debido a lo simplón de su diseño; pero hubo un día que yo le tuve algún aprecio, pues había entrenado a uno hasta la saciedad.

                            —Vaya, parece que te estás relajando, ¿eh? ¿O tal vez me estás probando?

                            No hubo respuesta. Ni siquiera una sonrisa. Esa niña permanecía dentro de su apatía, inmutable, solo centrada en la victoria. Tampoco esperaba que dijera nada más que el nombre de sus Pokémon, pero en cierta manera me daba un poco de lástima que estas conversaciones fueran… unidireccionales. Si tan solo pudiera hacer algo para que saliera de ahí…

                            Ah. Me distraigo. Tengo a dos personas que me están mirando a ver lo que hago y yo aquí reculando.

                            —Bueno, no hace falta que me contestes. Con calma. ¡Siguiente! —No me molesto ni en decir el nombre de mi Salazzle. Nada más salir, Mebd movió la cola al suelo mientras ella se preparaba para combatir, relamiendo sus colmillos de la forma más sádica posible—. Empezaremos suave. Usa Maquinación.

                            Como siempre, yo potencio mis ataques antes de que este hiciera algo. Pero cómo no, Swalot se mantenía quieto, a la espera. Eso… me resulta raro. ¿No estará cargando con algo? ¿Analizando a ver con qué clase de animal estaba tratando, quizá? Es plausible. Seguro que mi contrincante no vio un Salazzle en su vida.

                            —Oh, está bien, si nos vamos a quedar así…

                            … No le voy a dar mucha información con la que trabajar. Debería ser capaz de acabar todo de un plumazo si consigo potenciar al máximo el potencial de Mebd. Dejé que siguiera maquinando, y después de dos minutos, di la orden de atacar:

                            —¡Lanzallamas!

                            Tal y como esperaba, la ráfaga que salió de sus fauces fue grande. No tanto como otras veces; pero lo suficiente como para acabar a un tipo Planta en cuestión de segundos. Esperaba que Swalot fuera a retorcerse por las quemaduras; quizá inclinarse hacia un lado para evitar las llamas, aunque sea…

                            Pero aquel pilar lo había recibido como si nada. Se le constreñían los párpados del dolor, por supuesto; pero ese monstruo no había cedido ni un solo centímetro.

                            —¡Otra vez!

                            Mebd volvió a escupir las llamas, que esta vez intentó evitar… pero por supuesto, no pudo.
                            Me estoy poniendo de los nervios. ¿Es que no va a hacer nada en esta ronda? Le estaba dando una buena artillería, y ella no hacía más que… mirar…

                            Se me escapó un refunfuño por mi boca, tentada a reñir a la niña diciendo que estaba haciendo padecer a Swalot sin razón. Pero estaba viendo que era yo quien no progresaba. Muy a pesar de que había dejado que Medb hiciera Maquinación de forma prolongada, aquella gelatina todavía permanecía impasible ante la ráfaga.

                            —Está bien… vuelve a usar Maquinación entonces.

                            Y por fin, caperucita marrón reaccionó. No necesitó decir ni una palabra. Solo haciendo un gesto con la mano, Swalot se estiró y escupió, desde sus cavernosas entrañas, una tamaña Bola Sombra de tamaño medio. No había visto indicios de que estuviera cargando con semejante proyectil; nada que me indicara que estuviera esperando el momento oportuno para atacar. Suerte para mí, mi Salazzle lo vio venir y retrocedió antes de que la bola la golpeara con toda su furia.

                            Pero a pesar de haber hecho sus mejores esfuerzos por evitar el proyectil en sí, la onda de choque que causó el impacto contra la tierra había hecho que Mebd rodara y se arrastrara por el suelo.

                            —¡Au!—mascullé como si el dolor fuera mío, así como mi salamandra siseó en concordancia con los quejares de su frágil cuerpo. Este bicho era, sin duda, un muro bastante puñetero que fácilmente podría ganar un combate de desgaste. Tenía la piel igual de dura que una tripa cruda; su elasticidad difícil de quebrar; un cañón de armazón duro que poco se podía herir con esas impenetrables defensas. Y aún debía dar gracias a que su entrenadora apostó por una ofensiva especial y no física, o tendría que estar lidiando con bastantes Terremotos en este mismo momento.



                            Y esa comparación que hice antes me hizo recordar que la dureza del exterior solía ser equivalente a la fragilidad del interior. Un mochi puñetero, le podía denominar. Mi curiosidad picó, apartando la seriedad del asunto. De prender fuego los ácidos que contenía Swalot, ¿explotaría? Lo quiero ver. Quiero saberlo. ¡Aaah, pero no quiero matar nada!

                            Y luego recordé, cómo no, que yo también podía jugar a ese juego de desgaste. Me sentía mal por utilizar esa técnica de nuevo; pero francamente, era ir de evasivas o perder por hacer el gilipollas.

                            —¡Usa Tóxico, Mebd!

                            Cómo era de esperar, Swalot esperó a que le llegara el gazapo y se lo comió esperando a que no le hiciera nada. Lo recibió como si fuera una golosina; un regalo de parte de los dioses de la guerra... pero poco después de ingerir esa sustancia, empezó a emitir eructos de dolor nada más sentir lo ácido que era el veneno. Podía ver el terror en los ojos de esa niña tras ver que su equipo basado en la inmunidad al envenenamiento estaba siendo afectado por ese mismo estado. Lejos de regocijarme, me propuse disculparme luego, si es que llegábamos a ser camaradas en algún momento.

                            Pero ahora me tocaba poner atención, porque con esa treta había provocado la ira de esa cosa amorfa. Sin querer abrir mucho su boca, empezó a soplar un fino y cortante Rayo Hielo alrededor, dispuesta no solo hacer otra dentada en su integridad física, pero despojarle de lo único que a Mebd le daba ventaja en esa prueba de resistencia: la velocidad. Obviamente la Salazzle no iría a dejarse enganchar con un poco de hielo, y empezó a hacer sprints por todo el campo; evitando las corrientes que estaban convirtiendo el área en una efímera pista de patinaje. Cada vez que Mebd intentaba acelerar su anunciada derrota con un ataque a la espalda, se encontraba con sus coléricos ojos negros con el Rayo Hielo en constante flujo; rehusándose a quitarle ojo a su objetivo; retorciéndose sobre su propio eje. Aún sin verle momento de golpear, Mebd acababa de dar círculos y círculos y más círculos hasta que Swalot era tornillo más que un limo.



                            —Ah. — Acabo de darme cuenta de que, si su cuerpo se desenrollaba, ese Rayo Hielo iba a dejar de ser unidireccional. ¡Como si no fuera suficiente que su longitud fuera tan larga! —… ¡Protégete, Mebd!

                            No demoró nada. Swalot había dado varias pasadas al suelo girándose sobre su propio eje, sin dejar atacar a Mebd. Era la cobertura perfecta. Como ahora el Pokémon Bolsa Veneno sabía que solo podía atacar unilateralmente, no iría a dejar dirigirlo justo en su punto crítico. Teníamos la fortuna de que la crueldad de esta celadora solo se extendía hacia los Pokémon y no las personas, o incluso yo me encontraría en un aprieto.

                            De hecho… ahora que lo pienso… no era normal que pudiera aguantar tantos golpes potenciados. Aunque Swalot estuviera, técnicamente, dopada por su condición de “dark”, podría haber sobrepasado esas defensas con dos o tres golpes, como mucho. No me explicaba, de manera lógica, cómo podía tener tanto aguante. Sí, vale que era un Pokémon en mayor medida defensivo, pero tampoco era la gran cosa… a no ser…

                            ¿Es posible que me haya equivocado al asumir que tanto entrenadora como Pokémon estuvieran solo observando a Mebd? ¿Quizá estaba usando un movimiento incremental en paralelo con la Maquinación del mío? Pero espera un momento. En tercera generación, Reserva no subía defensa y defensa especial, así que dudo mucho que ella haya conservado ese movimiento a posta para aumentar sus resistencias. Eso es, si no ha tenido intención de darle una manera de recuperar salud. Y la única forma que tenía un Swalot de curarse era usando Tragar. Forma pésima de hacerlo, desde que necesitabas estar un buen rato sin hacer nada para que te curara algo equivalente a Recuperación.

                            Pero, ¿y si estaba volviendo a actuar bajo presunciones erróneas y SÍ sabía de los nuevos efectos de Reserva? ¿Y si ganó consciencia de estos bufos? ¿¡Pero cómo!?

                            B-bueno, ya no importa lo que haya teorizado. Iba con la presunción de que Swalot no iba a ceder con mera fuerza bruta y ya hice lo que tenía que hacer según la circunstancia. Me sigue preocupando, sin embargo, que ella hubiera tenido ese ataque solo para aumentar las defensas. Tendría que considerar otras amenazas aparte de los Pokémon restantes. En todo caso, ahora estaba atacando como si no hubiera mañana. Intentaba hacer daño como podía; escupiendo ráfagas de Bolas Sombra o Rayos Hielo más precisos.

                            Pero yo también tenía mis trucos en la manga. Ahora que sabía lo maleable que era ese cuerpo, intentaba que Mebd no volviera a correr en círculos alrededor de Swalot. Y si veía que el golpe era inevitable, todavía podía ir con Protección, o, de ver que ese iba a fallar por abuso, un Sustituto hacía el truco. Y tan bien que lo hacía, pues la muda que dejaba atrás podía aguantar uno de esos malditos soplos gélidos con los que insistía propinar y servía de cebo para que gastara otra Bola Sombra más.

                            Era perfecto. El potencial que esa estrategia tan cobarde brindaba era grandiosa. Poco a poco se acercaba al punto por donde podría reclamar esta ronda con un solo Lanzallamas, y no iba a dudar en desaprovechar esta oportunidad. Solo como aval, dejé que Mebd usara una última Maquinación, en el caso de que tuviera que pasar otro ataque por delante antes de poder darle el golpe de gracia.

                            Mi salamandra se puso en posición para acabar de rematar, revelándose una vez que su señuelo se hizo añicos. Estaba babeando; jadeando, incluso. Aún le picaba la piel de quitársela tanto; supurando feromonas por sus poros. Y Swalot, pese a estar cerca de las últimas, no le iba a dar ninguna tregua.

                            Ya entendió la niña que su carpa estomacal no le quedaba mucho para debilitarse. Así que musitó el último ataque que iría.

                            Por fin, la enorme boca de Swalot estaba siendo expuesta. No oí muy bien lo que dijo, así que bien podría ser un enorme, gran Rayo Hielo. Mas lo que estaba reuniendo en medio de esta no era nada frío. Al contrario, era pura energía condensándose en una esfera para desembocar en un rayo no para preservar… sino para destruir.

                            —¡MEBD!

                            Alertada por el cambio de paradigma, ordeno inmediatamente que lanzara su carga más pesada. Llamas calientes salieron de nuevo de las fauces de la Salazzle; y de las rugientes entrañas de Swalot, el Híperrayo. Ambas fuerzas chocaron fuerte con equiparable fuerza, convirtiendo por momentos la noche en día. Las corrientes caloríficas de ambos ataques apartaron una pequeña nube de polvo, que no salvaba al desprevenido de la temporal ceguera que le aguardaba. Aire caliente se dispersaba por todo el campo; algunos electrones desestabilizándose emitiendo radiación alfa en el choque.

                            Poco a poco, el rayo atómico que había escupido estaba empujando al mar de llamas de mi Pokémon, empujando el Lanzallamas hacia su origen. Pero aún confiaba. Aún tenía fe en que superaría a ese saco gástrico. Tenía el tiempo a mi favor, y sabía que no podía aguantar esa presión de forma indefinida.

                            —Resiste…

                            La saliva que Mebd derramaba al mantener la ráfaga de fuego estaba tan caliente que parecía lava al bajar de sus colmillos. El Híperrayo todavía era impasible. Su usuaria, sin embargo, empezaba a resentirse. Pronto esa debilidad se estaba reflejando en el grosor del mismo, estrechándose a medida que los segundos corrían en el reloj.

                            —¡Un poco más… VAMOS!

                            Y entonces, el Lanzallamas empezó a avanzar. Cada vez la oposición del lado contrario se mermaba, y más pronto que tarde, Swalot tuvo que tragárselo. Todo. El veneno acabó de dar sus frutos. El interior de su cuerpo recibió todo el calor que emanaba la Salazzle y empezó a expandirse y contraerse sin control, como si fuera una lona que intentaba resistir las explosiones de su interior.

                            Al final, la masa se deshizo al suelo y cayó cual goma agotada, arrugada y sin más elasticidad para recomponerse. Había vuelto a su Pokéball completamente destrozada; hecha todo un charco de tejido vivo.

                            Ha ido por poco. Un poco más y ya no la tenía. Seguramente después iría a sacar al peso pesado de su equipo, viendo que Mebd es tipo Fuego y el resto eran débiles a él. Así que, a pesar de que iba sobrada de energía, hice lo mismo que mi contrincante y la guardé para después.

                            —Ha estudiado bien su oponente, ¿eh? Parece que ella sabe lo que hace —comenta una voz que casi no reconocí. Parece que Bituin había sacado al armadillo-no, Bori, a tomar el aire.
                            —Sí… demasiado. Quiero decir, tampoco es raro, teniendo en cuenta lo que es, pero… no sé, le veo especialmente implicada en esto.
                            —¿Que quieres decir?—dijo el Bori levantando sus orejas.
                            —No sé… es como si… quizá es un pensamiento tonto; ¡una ida de las mías, llámalo! Pero… tal y como las dos se sincronizan parece como si… estuvieran luchando contra un reflejo… ¿contra ella misma, puede?
                            —Hm… ¿te importa decirme en qué sentido?

                            Vaya. Parece que a Bituin le dio por hacer observaciones que nada tenía que ver con la acción de esta batalla. ¿Y por qué le tendría que importar contra quién o cómo estoy luchando? Ese era solo asunto mío. No iba a dejar que me distraiga…

                            Eso pienso, claro. Que mis oídos decidieran prestar atención a esa conversación era otro cantar.

                            —Ah. De eso ya no estoy tan segura. Pero… casi diría que sería literalmente.
                            —¿Literalmente? ¿De verdad lo crees? ¿En serio?
                            —¡Nah, no creo! ¡Tsk, mira las alturas, hay como, unos pocos pies de diferencia! Las caras por eso. Ho-hum. En fin, tampoco me estoy aburriendo en los bastidores, viendo como se desenvuelven, pero… ¿de verdad quiere salvar este mundo? Quiero decir… me ha traído a mí, ¡A MÍ, BEILE! ¡Me apuesto mis pocos doblones a que tenía mejores personajes en el elenco que A MÍ para acompañarle en esa “misión” suya!



                            Me lo figuraba. Bituin ya no confía en la veracidad de mis intenciones. Qué… decepcionante. Sí es verdad que soy como una facción neutral intentando jugar a ser héroe; pero… ¿realmente estoy haciendo un favor al fanfic con los cambios y correcciones que estoy haciendo? ¿Me estoy haciendo ALGÚN favor escribiendo esto?

                            ¿Por qué? ¿Por qué me empeño en escribir algo encima de la obra de otra persona? ¿No sería eso una falta de respeto, más que un tributo? Incluso diría que es hasta ilegal, dado que estoy haciendo una obra derivada sin el permiso del autor… bueno, los fanfics en sí ya son una violación del copyright sobre el papel. No hay nada tangible que pudiera rascar aquí. Incluso si la narración es satisfactoria y apelara a los gustos de mis hipotéticos lectores, no habría ningún beneficio que sacar; nada que pudiera intercambiar por una onza de pan, o, que sé yo, una casa propia. Dijo alguien, no hace mucho, que escribía para divertirse y ganar dinero… ¡pero maldita sea! ¿¡Qué vas a ganar editando tantas veces el prólogo!?

                            Y yo no tenía mucho que ganar, si seguía perdiendo el tiempo con algo que no puedo vender de ninguna forma. ¿Tendría que dejarlo aquí…? Era mal momento para ello, sí, ¿pero por qué querría seguir este boss rush hasta el punto de superar todo lo que se avecinaba, tribulaciones incluidas? ¿Qué propósito tiene hacer estos experimentos, si van a ser igualmente repudiados incluso en los públicos más amplios? No veía razón para enseñar esto; y ni hablemos de seguir. No era aceptable que, a las vísperas de mi treintena, siguiera escribiendo historias de criaturas mágicas luchando entre sí. Tendría que estar sirviendo a clientes, dejándome esclavizarme por alguna insidiosa empresa que no quiere dar ni lo debido; o bien intentando llegar a un público que no puedo alcanzar sin un intermediario que va a poner mil y una trabas antes de que alguien reconozca que existes y eres necesitado de sustento como cualquier otro.

                            Todos mis intentos por encajar se frustran porque bien no soy lo que buscan, soy demasiado “verde” o… hay alguien por delante mejor que yo…

                            —Eh. ¿Qué estás haciendo mirando las musarañas? Sigue luchando.

                            ¿Cómo? ¿Acabo de oír otra voz? ¿De ELLA, precisamente?

                            No quepo de mi asombro. Pensaba que ella estaba silenciada por el control que le han aplicado; y seguramente lo dijo porque su trabajo era luchar e impedir que pasaran. Pero por alguna razón, sabía que eran palabras genuinas que me querían sacar del pozo de dudas que había formado.

                            ¿Cómo? ¿Cómo podía mantenerse así de firme, a pesar de las palizas que está recibiendo? ¿Cómo es que todavía no se derrumbaba en su propia miseria? Sé que está rabiando por dentro porque no tenía más opción que hacer esto; pero… ¿parece que sí estaba paliando su dolor, después de todo? ¿Al presentarle un reto, después de estar invicta desde que pisó esta tierra?

                            No. Tal vez luchar y enfrentarse a este reto le estaba dando fuerzas para poder romper sus cadenas. Y, seguramente era la única que mostraba un verdadero disfrute al participar en esto y que parecía no hacerlo por obligación. Quizá eso le estaba ayudando.

                            Pero otra vez, ¿qué sentido tiene? Esto no me está dando de comer. Es más, estoy procrastinando en pos de mi ocio. Me estoy volviendo a enrollar en mis propios sueños de grandeza; en encerrarme en mi propia fantasía, descuidando, a veces, mis horas de sueño. No puedo permitir que esto se prolongue…

                            —¿No me has oído? ¡Saca a tu Pokémon, YA!

                            Pero ah… que lástima daría tener que cortar cuando esto se estaba poniendo muy bueno, ¿verdad? No podía evitar que esa niña clamara con voz imperativa que pasara a la acción; seguir con esta locura, a pesar de todas las ruminaciones que me querían hundir en la miseria…

                            —¿Estás segura que quieres seguir con esto? ¿No estás haciendo esto en contra de tu voluntad?



                            El silencio otorga. No había necesidad de prolongar esto. En fin. Era una lástima, pero tenía que dejar morir a esta vieja historia ya. No es como si esta obra fuera a ver la luz del día de todas formas.

                            Pero luego oí algo que me hizo cambiar de opinión.

                            —Por favor… si no lucho, no soy nada…

                            Oh.

                            Vaya.

                            ¿A quién me recuerda este argumento? Pensaba que éramos como agua y aceite a pesar de nuestro similar aspecto; pero al final resulta que ella también tenía arraigada ESA idea de que era solo su propio trabajo y debía ser solo lo que le mandaban que fuera.

                            Cierto era que hacer lo que más te apasionaba y aprovecharlo para ganarte la vida era la cosa más correcta que había… pero quitarte importancia por eso e intentar desprenderte de tu humanidad para definirte solo por una cosa…

                            No. Eso no era exactamente lo que estaba pasando. Pasa que le habían desprendido de todo lo que formaba “ella”. Sus memorias; su pasado; sus triunfos; memorias… la habían reducido a un peón cuyo único sustento era el talento de batallar. Podía simpatizar con ello, desde que la única cualidad de la que siempre llegaba a ser consciente era de lo que podía hacer con facilidad. Yo era únicamente eso para la mayor parte de personas que me rodeaban. “La que dibujaba”; “la chica de los Chocobons”… “esa chica que se sienta en la esquina de la primera fila”. “Una empleada más”. Sí, solo una empleada con una serie de funciones que hacer.

                            Era bueno sentirse valorada; pero que solo te recuerden como la tipa que hace cosas y no la persona que eras a veces te hace sentir… frustrada. Y también desolada, desde que en un principio no te consideran plenamente humano si no un medio.

                            Puedo entenderlo. El solo pensar aquello me hacía un nudo en la garganta. Es cruel, lo sé. Pero… eso no significaba que fuera una verdad absoluta. Incluso aunque así pareciera, lo cierto es que no todo el mundo es así. Y no por eso se debía a recluir en su mundo. Sé, que aunque un trabajo me ocupara toda una jornada, encontraría momentos para continuar esto, aunque hubieran veces que estuviera tan drenada que no podría ni sacar el lápiz del estuche.

                            Sentía que tenía que decir algo. No; debía hacerlo. Tanto como para ella como para mí.

                            —Eso no es verdad. Tienes muchas más cualidades que ser buena en combate. Puede que no lo sepas… y yo menos. Pero por muchos deberes que te impongan; por mucho que esté ocurriendo en tu vida; por muchas cosas que piensen de ti, al final del día tú eres quien sabe quién eres y cómo quieres vivir. No importa cuánto te digan o cuánto te lo nieguen… si tú no pones límites a tu empeño y perseveras, podrás conseguir lo que te propongas. Incluso si es dejar esta plataforma y escapar…

                            Creo que acabo de decir algo que debería estar aplicando a mi día a día, pero no lo estoy haciendo. Aunque… tengo que admitir que mi voluntad para acabar esta historia es bastante férrea. Todo y que mis ganas se tambalean con preguntarme si merece la pena aquello o lo otro, o que lo intente, incluso. Mis palabras habían calado, eso podía verlo. Pero ese silencio… no me auguraba que hubiera reanimado nada en esa cabeza perdida…

                            —Entonces… demuéstramelo.
                            —¿Ah? —Parece que sí había encendido algo, después de todo. No podía distinguir qué; no sé si rabia por intentar dar falsas esperanzas, tristeza por renegar de las mismas en una creencia de que no había fe que valiera o… determinación. No hasta que siguió hablando:
                            —Demuéstrame que es posible… vénceme… ¡NO DEJES QUE ESTO SE QUEDE SOLO EN PALABRAS, VAMOS!
                            —Je.

                            Estaba pidiendo a gritos que la librara de este calvario. Quería que probara mi verborrea bajo el único léxico que entendía… oh bueno. Aún pienso que voy a necesitar más que vencer una batalla ficticia para demostrar la veracidad de mis creencias… Pero está bien. Si con eso le bastaba para darle un respiro de esas cadenas, lo haré.

                            —De acuerdo. Igual parece que estás disfrutando con eso, así que no te diré que no.

                            Con aquello tiro la Pokéball de mi siguiente luchador; aquel que se enfrentaría al Swampert que ella había sacado. Esta vez Robin era el elegido. Ambos estaban encendidos por su espíritu de lucha, dispuestos a darlo todo.

                            Ay, si tuviera esa misma seguridad en la vida real…
                            Editado por última vez por Poisonbird; 03/02/2025, 20:34:39.

                            Comentario

                            • Poisonbird
                              4th Wall Breaker
                              SUPAR PRUEBA
                              • dic
                              • 29
                              • 🇺🇸 Estados unidos
                              • ¿London?

                              #15
                              ¡Pues es martes, muchachoooos...! ¿¡AH!? ¿¡CÓMO QUE ES SÁBADO!?

                              Pues sí, gente. Debido a complicaciones de mi horario, un resfriado que se fue de parranda por dos días y volvió CON VENGANZA y varias incursiones al centro, sumado a que he tenido que reescribir casi todo lo de este capítulo, se me ha retrasado la cosa. But no matter! Sé que he dejado un poco colgado al personal con el anterior, y pienso publicar el siguiente lo antes posible... yeah, bueno, es lo que quisiera, pero la semana que viene voy a tener que salir como... cuatro veces en la misma...




                              En fin. Recemos para que todo este movimiento no me exponga a otro resfriado y que la edición sea más... fluida que esta. God, le ha costado salir adelante, no joke.

                              (BTW, hoy solo he dormido 4 horas porque estuve editando este cap hasta las 3 de la madrugada y caí tarde en que tenía que madrugar para salir en el día de hoy... so... no me extrañaría que encontraran alguna frase mal redactada o peor; alguna sin seguir. He intentado que no, pero... nunca se sabe cuando te falta el sueño. So yeah... my bad if something feels weird there... )

                              Anyway, cheerio...! Boi a mimih ya, ack, I need it
                              -IX-

                              Todo empezó con un acto de voluntad.

                              Un encuentro fortuito con un muchacho. Varias personas estaban siendo testigos de un intento de hurto con intimidación. Un muchacho quiso intervenir para ayudarla. Yo… no podía evitar ir y asistirlo, al ver que era una situación injusta. Solo tenía un Bulbasaur por aquel entonces. Yo… no pensé que tenía las de perder. Por supuesto, mis rivales eran un Metagross, un Tyranitar y un Dragonite, ¿pero qué diablos? Alguien estaba en peligro ahí.

                              Pero obviamente. Había sido brutalmente derrotada. Casi iban a cargarse a mi Bulbasaur con su fuerza bruta…
                              ¡Pero el mismo muchacho del cual me dispuse a asistir arrasó a los tres Pokémon usando a ese extraño Pokémon con un solo Psíquico! No podía creer lo que veían mis ojos. ¿Algún día llegaría a ser tan fuerte como él, me preguntaba? Al fin y al cabo, él mismo reconoció mi valía. Por si fuera poco ese chico había noqueado a los tres maleantes esquivando y usando solo la fuerza de sus dedos… dios mío. Era genial.

                              Desde entonces, no podía pensar en otra cosa. “Quiero ser fuerte”. “Quiero ir y ser la mejor entrenadora de todos los tiempos”. “Tenía la habilidad, ¿así que, por qué no?”. Ese era mi nuevo objetivo. Mi sueño.

                              Pero… tras comunicárselo a mis padres, ellos se escandalizaron. Decían que era demasiado pequeña como para embarcarme en una aventura como esa. Que tal vez solo era mis deseos infantiles… pero estaba convencida que eso era lo que tenía que hacer. Estaba segura que ese era mi destino.

                              De modo que huí. Escribí una nota y me alejé de la comodidad de casa; solo para lograr grandes hazañas y hacer cosas de las cuales me pueda sentir orgullosa. Entrené; luché; gané… arrasé con los campeonatos locales; los estatales; el nacional… e incluso llegué a finales del torneo europeo. Solo perdí contra ese hombre llamado Steven. Llegué a casa, y mis padres, muy contentos, me acogieron y me dejaron ir de nuevo, sin impedimentos. Dos años después, lo volví a intentar…



                              Dolor.

                              Mucho dolor.

                              La nieve me pesa. Mi cuerpo sangra por cualquier parte. El dolor de mis Pokémon era ahora mío en ese momento. Ya no me encontraba contra un contrincante lleno de ambición. Era un hombre lleno de rencor; un hombre que no le importaba la vida de nadie; que quería destruirlo todo. La final se había convertido en un espectáculo macabro, donde las heridas, la destrucción y ese gigante guardián de los mares eran la principal atracción del circo. Mi consciencia me abandonaba. Mi voz no salía. Y para empeorar las cosas, él pisoteó mi mano sangrante, haciéndome gritar como jamás lo hice.

                              Todo ello para que él se adueñara del tiempo.

                              No lo perdono. No perdono que me arruinara la vida así. No perdono que me trajeran aquí. Pero aquí me hallo. Atrapada. Limitada a mirar cómo no tenía rival ahora. Pero esas victorias eran ahora vacías… ¿qué tenía que ganar aquí? Ahora era yo la injusta. Solo me quedaba la emoción por combatir. Ni siquiera me estaba siendo divertido. Solo lo hacía porque debía hacerlo.

                              Hasta… ahora…



                              ¿Qué te pasa?

                              ¿Por qué empiezas a dudar en medio del camino?

                              ¿Por qué te frenas?

                              ¿Acaso te vi antes…?

                              Si me estás oyendo… no, sé que lo haces. Sé que oyes el eco de mi voz.

                              Presiento que has cargado un gran peso en tus hombros…

                              Así que por favor.

                              No abandones ahora.

                              No dejes que el mundo entero muera ante ese loco.



                              Ambos se miraron a los ojos. Los ojos rojos del Berserker de los pantanos se cruzaban con los puros naranja del Archer del bosque. Los dos se intercambiaban sus respetos… y pronto empezó el duelo.

                              Robin fue el primero en moverse. Blandió su Hoja Aguda, y fue corriendo hacia Swampert, quien por sorpresa, él había detenido la espada vegetal con sus firmes, grandes manos. Robin cómo no intentaba llegar más a fondo… pero luego sintió que el frío se estaba arremolinando en la zona de su boca.

                              Un poco más y ese Rayo Hielo le daba de lleno. Fue rápido en reaccionar y abandonó el arma para salvar su integridad, solo dejando que la cuchilla se cristalizara. Me tentaba halagarlo por su tiempo de reacción, pero… por supuesto, era demasiado pronto para ello.

                              —¡Aaah, qué fastidio! —En vez de eso, no tardo en mostrar mi molestia, solo para quitar un poco de tensión a la cosa—. ¡Parece que vamos a seguir sin poder terminar de un golpe!

                              Había oído a la Dark Trainer dando una risita bien tímida por mi comentario. Siento como si la estuviera despertando de una pesadilla; poco a poco sacándola del pozo al cual le habían metido. Quizá no era la gran cosa lo que estaba haciendo; ella estaba actuando todavía como el peón que era. Pero había algo genuino en la forma que luchaba; algo fuera del mandato impuesto que relucía por su pureza. Tal vez la corrupción le impedía ver más allá de demostrar su fuerza y todo lo que sabía; mas al contrario que Azul, no había ningún tipo de malicia en la forma que luchaba; nada que clamara muerte al contrario. También debía ayudar el hecho de que no estaba tratando a la Dark Trainer como un enemigo a vencer, sino a un rival que debía respetar. Era un espíritu competitivo, de eso no me cabía duda, así como era el último bastión a atravesar antes de llegar a su jefe.

                              Otra vez me vuelvo a sentir como la prota de un shonen; justo como debe ser. Estaba motivada a alcanzar la victoria; vencer sobre el mal que la cernía y todo lo que atormentaba este mundo…

                              —En fin, Robin, ya sabes qué hacer.

                              Con esa predisposición, daba la señal para que este empezara con el protocolo: practicar el arte de la espada para agudizar el filo de sus ataques físicos. Sabía bien que sería pronto cuando el Swampert negro empezaría a desatar su furia con el peso de su cuerpo. A la vez que Robin se disponía a dejar los amagos y abalanzarse con la Hoja Aguda en mano, el Pez Lodo dejó de apoyarse en sus patas delanteras, irguió su cuerpo en apariencias de exponer su panza, cerró sus puños y, en el momento que sus manos azotaron la tierra-

                              —¡LA LECHE!

                              El Terremoto empezó con temblores. Temblores que agitaron toda la isla de manera que la misma hacía olas en el agua de abajo y el fuego de arriba; del lago de lava salpicando de tal manera que hizo a Bituin gritar y correr lejos de este con Beile; temblores que crearon tierras bajo el dorso de las extremidades de su epicentro y abría venas en la tierra; grietas que se ensancharon con levantamientos de suelo que se clavaban en los talones y las patas de mi Decidueye. Tan grandes se hacían que se partían y formaban gargantas hacia la boca del volcán; ríos ígneos se formaban amenazando con convertir a quien caiga en lodo y ceniza…

                              Pero no a mi Decidueye. Se encontró con el ataque de frente, cierto; y puede que no hubiera podido evitar la apertura que se abrió bajo los talones… pero a diferencia de Mebd, él tenía plumas para menguar el daño y alas para no caer. Una vez se calmaron los temblores, Robin puso los pies al suelo; algo que le causó sacar una pequeña muesca de dolor.

                              —Ay, madre, Robin, ¿estás bien? —Por supuesto, eso no me impedía que me preocupara por la salud de mi lechuza, quien ante mi pregunta levantó un pulgar en respuesta—. Bien. Intenta acercarte; ¡que no escape!

                              Rápidamente, el ave fue saltando de un montículo a otro. En su avanzada, empezó a estirar el hilo de su caperuza y empezó a disparar flechas por todos los flancos que podía. Los proyectiles acababan, la mayoría, clavadas en las partes más duras de su piel; otras, Swampert lograba agarrarlas en sus ásperas manos y tirarlas hacia un lado. Lo que ninguna de las dos esperaba era que esas puntas tenían también una carga espectral que explotaban al contacto, como bombetas sobre la superficie. Eso sería suficiente para causar unas hendiduras considerables en cualquier carne… pero no en este caso.

                              Sus brazos y espalda apenas presentaban grietas. Y no parecía que Swampert sufriera mucho por sus heridas. La señora de los lodazales ignoraba las dentadas de las flechas como los meros rasguños que eran; pero podía verme victoriosa de esta si seguía manteniendo esta perseverancia.

                              Ordeno a Robin que siga disparando. El bombardeo continuaba sin cesar, tratando de abrir un flanco por donde poder atacarle… pero esta vez, ella iba a evitar ser atizado por tanta pirotecnia. Con sus manos cubiertas de un aire frío, apartó las flechas con un suelto movimiento de brazos; todo vacilante.

                              —¿Qué? —Y, sin darme yo cuenta, él estaba encarando a Robin, con el puño preparado para darle una buena paliza —. ¡MIERDA, ROBIN, ESQUIVA!

                              Tarde. El Puño Hielo le había dado en todo el vientre y lo mandó rodando como un barril hasta que quedó cerca de mis pies. Era el primer movimiento de tipo Hielo que recibía directo… y yo temía que este hubiera sido el único puño que hubiera necesitado para ponerme entre la proverbial espada y la derrota.

                              —¡Robin! ¡Robin! ¡Robin, dime que aún te puedes mover!

                              Estaba graznando más molesto por mis desesperados llamados que no por los dolores de su propio cuerpo. Vi que las plumas del pecho reflejaban la lava por la escarcha que se formó en la zona; las heridas de los talones agravándose por cada paso que daba. Un movimiento en falso; un tropezón por un comando mal dirigido y mi lechuza podría acabar más que debilitado sobre la lava.

                              Vale. Vamos a pensar por un momento. Ya vimos que Puntada Sombría ha hecho su trabajo de retener a Swampert en su sitio (no es como si la niña se hubiera planteado nunca cambiarla por otro); pero no lo hacía tan bien a la hora de apuntar donde más dolía. Ninguno de estos proyectiles le daban más allá de la clavícula; la posición que asumía cuando veía alguna de esas flechas era bien cuadrúpeda o en una donde pudiera cubrir sus puntos flacos. Acercarse desde luego es arriesgado. Mantener las distancias, sin embargo, me ha probado ser peor. A muy buenas, Robin cae con ella. A malas, voy a tener que sacar a Mebd a que termine el trabajo, a riesgos de que no aguante ni un minuto en combate…

                              Igual debería empezar a aceptar la derrota. Esa Swampert fue quien detuvo a Ash, Gary y todo su séquito de continuar este recorrido, después de todo…



                              Y sabiendo eso, la cautela ya se puede ir por la ventana, porque poco iba a cambiar si seguía titubeando de esta manera.


                              —¡Vale, ve a la carga, YA!

                              Ignorando sus plantas dañadas y apartando cualquier fastidio, el pájaro corrió hacia él armado; esta vez con dos espadas de color verde. Empezaba a ver escamas salpicar por el aire; Swampert blindándose, de nuevo, con las placas de sus brazos. Veía alguna gota de sangre salpicar en el aire; algún rasguño formándose en la cara. A pesar de que había una diferencia notoria en los movimientos de cada uno, el Pez Lodo demostraba también una pericia en evitar recibir de lleno los tajos de las propias Hojas Agudas. Me quedada anonada viendo cómo la maldita se rehusaba a caer con un mero movimiento súper-eficaz; desafiando las leyes del juego con su mera presencia; aguantando tantos tajos como si se tratara de una rodela de madera.

                              En un momento dado, Robin tuvo que frenar su frenesí para ver cómo le pillaba. Y Swampert no demoró en armar otro puño con hielo por la cintura.

                              —¡AHORA, USA GOLPE BAJO!

                              Mi reacción fue instantánea; y el contraataque, efectivo. Antes de que su puño alcanzara a mi Decidueye, él había propinado el suyo atinando en toda la quijada del anfibio. Con el Danza Espada que hizo antes, ese golpe habría sido equiparable a uno de sus Terremotos; algo que al menos lo hubiera dejado aturdido. Lo único que logró con eso, sin embargo, fue sacarle algo de saliva con el impacto y hacerlo mover un par de pasos hacia atrás. Viendo que no hizo nada, Robin también dio un salto hacia atrás y puso sus alas en posición defensiva, testigo de cómo la Swampert vacilaba mientras se limpiaba la baba de la boca.

                              —Tché. Así no vamos a acabar nunca —mascullé para mí, con toda la frustración sacada del alma. Cada vez veía menos plausible una victoria, muy a pesar de tener cierta ventaja táctica. Quería terminar esto cuanto antes; avanzar con el siguiente paso. Pero este muro estaba resultando imposible de romper; su forma amenazando con condenarme a la derrota en cualquier momento. Cada segundo que pasaba intentando propinar el ataque definitivo era uno más por donde Swampert podría terminar conmigo. No había hecho más que arañazos sobre la superficie; no podía dejar que le tocara ni una pluma más; tampoco iba a durar mucho así. Era el counter perfecto para mí, esa bestia. Se me estaba empezando a estrechar la visión, no viendo ninguna otra manera de vencerla. Estaba sintiendo que se me estaban gastando los cartuchos demasiado rápido; insistiendo que debía aguantar y reservar recursos para la final… ¿quizá abusando de Golpe Bajo la tumbaba? No… llegará el momento en el que le atinará un último Puño Hielo y se lo quite de encima. ¡Aaargh, pero no veo cómo puedo salir de este punto muerto!

                              “Demuéstrame que es posible… vénceme…”

                              Pero ella misma me pidió que la venciera. Diablos, no me lo pone fácil, la niña esta. Me había retado a superar mis límites; no, me reté yo misma a ello. Me disparé en el pie y ahora tengo que caminar con la bala ahí metida para probar un punto. Yo no soy de creer que la fuerza de voluntad es todo; pero no deja de ser un componente importante en el éxito. Estancarme no me va a llevar a ninguna parte… y aparte… cumplir las peticiones de una niña de diez años me llenaba de determinación.

                              —Never mind, Robin! ¡No te rindas! ¡Sigue atacando!

                              Era lo único que se me ocurría hacer. Intercambiar más y más puños, intentando llevarle hasta el agotamiento. De momento lo máximo que podía hacer era contrarrestar los golpes más fuertes usando Golpe Bajo. Pero otra vez, darle en el pecho tampoco era suficiente, muy a pesar de que los daños se incrementaban por esta zona. Si me ponía optimista tal vez caía antes de que se me ocurriera una alternativa, pero…

                              Justo cuando pensaba que tendría tiempo para pensar en alternativas, Swampert averiguó el juego de Robin, ella cambió de estilo, pasando de practicar boxeo a lucha libre. Sin usar ningún movimiento en concreto, retuvo las alas con sus manos, las plegó de una y lo subió, dejándonos los dos en shock. El agarre era tal que el forcejeo podía romper los huesos; no dejando mucho espacio de maniobra.

                              Sin brazos que usar, Robin no podía atacar. Y con los talones arañando el aire, tampoco podía escapar del rayo criogénico que iba a salir de su boca.

                              Me doy ya por perdida. No había ninguna forma de que pueda evitar eso. No me daba tiempo ni de pensar como, si es que-un momento, mentira podrida, había algo que podía hacer. Quizá los hombros ondulaban con futilidad bajo el agarre de Swampert, pero había una parte de su cuerpo que podía ejercer contacto sobre su piel; algo que se estaba agitando de una forma muy ineficiente…

                              Las piernas. Las lechuzas son rapaces. Las rapaces cazan con sus uñas, no con las alas. Aún podía hacer algo antes de caer. ¡Podía salir de esta!

                              —¡LAS GARRAS! ¡ATACA CON LAS GARRAS, ROBIN!

                              Sus ojos destellaron. Esta vez, el ave encapuchada levantó el talón y, volviendo a cargar con un Golpe Bajo, logró arañar la cara de Swampert, logrando así tres cosas. La primera, evitar que él disparara su Rayo Hielo. La segunda, soltarle. Y la tercera y más importante dejalo ciego. No dañó a los ojos directamente; pero sí rasgó los párpados que lo cerraban. Ese tipo de heridas no se hacían soportables hasta dentro de un buen rato; suficiente para dejarla fuera de combate por una vez…

                              —¡Ahora usa Hoja Aguda!

                              Él había levantado una hoja; la más grande que jamás había alzado. Puso el filo en ristre, y, con una silenciosa carrera, apuntó al vientre del Pez Lodo…

                              —¡Swampert, por tus manos a la derecha!

                              ¡MIERDA! Me olvidé que la pequeña aún podía hacer de sus ojos. Con la indicación de su entrenadora y sus sensibles aletas, la Swampert pudo discernir dónde y cuándo atrapar la hoja por segunda vez. Sus escocidos parpados denotaban el quemazón que le causaba la savia sobre sus palmas; el peso de esta hoja intentando hundirse más allá de donde se encallaban… pero aún no llegaba a darle.

                              Tuvo que abandonar la Hoja Aguda y sacar otra. Podía sentir la desesperación del bicho. ¡Estaba tan cerca…!

                              —¡Ya casi lo tienes! ¡Sigue atacando!
                              —¡Vigila tu lado izquierdo ahora!

                              Por cada sablazo que lanzaba, la Dark Trainer guiaba cual lazarillo a su musculoso anfibio. Si Robin se acercaba por la espalda, le decía que barriera lodo con su cola; si iba por la derecha, a la derecha; izquierda, por la izquierda. Mi mejor apuesta, vistas las circunstancias, era intentar un ataque aéreo; un salto que no le dejara hacer tan buen uso de sus brazos; un impulso que no pudiera frenar con fuerza bruta. Quizá intentaría, de nuevo, otro Rayo Hielo; pero podría bloquearlo con la misma hoja, como antes hizo. Sí, vale, una hoja congelada era menos efectiva que una cuchilla vegetal, pero… a lo mejor si lo bloqueaba bajo cierta inclinación…

                              —Altitud de 12m, impulso de 10km/h, ángulo a 48º, doble hoja, ¡VAMOS!

                              He intentado ser lo más críptica posible con estas indicaciones. He intentado calcular la mejor trayectoria para dar un Golpe Crítico; el golpe definitivo. Tenía las plantas ardiendo, pero Robin no se detenía ni un solo momento. Dio el salto que necesitaba para cumplir sus órdenes con la máxima precisión; alas extendidas y dagas en ristre cuando se ubicó en el punto de impacto. Iba a intentar dar un golpe cruzado; justo como había ideado…

                              Ahora era cuando iba a oír un Rayo Hielo procedente del piquito de esta entrenadora. Robin lo iba a dispersar y hendir las aletas craneales que le conferían la habilidad de leer el aire. Y luego el golpe de gracia...

                              —¡Hidrobomba!
                              —The fuck?!

                              Eso… no era lo que había planeado.

                              Un enorme torrente de agua acabó de salir de las fauces de esa mastodonte, bañando a Robin bajo una terrible tromba imposible de tajar. Tener las hojas en frente quizá hubiera servido para resguardar las costillas; pero los dedos crujieron bajo la presión de este, a la vez que lo mandaron de vuelta al aire y lo tiró con los pies cerca de una grieta abierta. La ave herida trató de arrastrarse lejos de este y levantarse… cosa que logró con creces, en un agonizante minuto donde terminó erguido, pero jadeando y al borde del desmayo; usando una de sus espadas de apoyo.

                              Se me estaba cerrando la ventana que acababa de abrir. Un poco más y la visión de Swampert se iba a esclarecer. Esta entrenadora estaba demostrando ser demasiado competente como para dejarse estremecer por la adversidad; usando las herramientas a su disposición con suma efectividad… con razón era el último muro a sobrepasar. Ahora sí estaba haciendo honor a su título de “invencible”.

                              Podría arriesgarme a intentar dar otra Hoja Aguda pero… no, no. Robin no estaba para más carreras. No podía mantener la artillería pesada guardada por mucho más tiempo. Quería guardar el Movimiento Z para Hetacombe Pírica, pero… si quería tener al menos una posibilidad, tenía que usar ese cartucho, ya.

                              —OK, niña… has conseguido que me cabree. Espero que estés contenta…

                              Sin más remedio, cambié el Deyustal de mi brazalete por un Fitostal. Mi ira se canalizó con la ráfaga que se desató tras el cambio. El cuerpo de Robin empezó a insuflarse de poder; uno que le permitió ignorar las fracturas por momentos. Puse las manos en rezo; Robin volvió a agarrar la guarda del arma.

                              —Respóndeme, madre tierra. Escucha los gritos de los fallecidos y siente el honor de nuestra causa.

                              Entonces, mi lechuza clavó la espada en el suelo, expandiendo, con su toque, un campo de flores en el suelo volcánico; como si hubiera manifestado a la aludida en esta; su furioso ulular levantando pétalos a su alrededor. Llevé una de esas flores a mi mano, haciendo ademán de olerla, en reminiscencia a un personaje que me sabía…

                              —Contempla nuestro talento… ¡y escucha los estruendosos aplausos!

                              Una flor que, al soltarla, se unió a los pétalos que se arremolinaron huracanados hacia Robin, quien alzaba la espalda brillando con la fuerza vital del planeta; armando un espectáculo digno de presenciar. La alma inocente de la Dark Trainer se embobó por momentos ante el paisaje; el asombro reflejado en su rostro al traer alguna memoria de años más auspicios. Imágenes de campos florales; criaturas que revoloteaban entre estas y felinos que fingían ser perseguidos por dos niñas emplumadas en un día eternamente soleado…

                              —¡Megatón floral…! —Y fingiendo que era ajena a esas reminiscencias, pronuncié el nombre del movimiento, devolviendo a la pequeña a la realidad; haciéndola percatar que su Pokémon estaba en la trayectoria de una potente ráfaga natural.
                              —¡Ah, no, Swampert, CÚBRETE!
                              —¡CALIBUUUUUUUR!

                              La caída de la espada precedió a un rayo de luz que hizo honor a su referencia. El torrente lumínico había bañado a aquel peso pesado oscuro, cuya única protección que tenía ante ello era sus fornidos brazos. Le quemaba. Era demasiado caliente para ella. Swampert intentaba, por todos los medios, aguantar aquel ataque solo con su piel; pero era tal la irritación y la sequedad que le provocaba que causaba que sus capas se erosionaran como un torrente hacía a la piedra. Por si fuera poco, toda esa energía acumulada causó también una explosión, que desvió la luz restante hacia la misma luna. Cualquiera diría que era el Híperrayo de Lugia cruzando las estrellas… pero no era nada más que un solo Movimiento Z. Un movimiento que fue potenciado con sus aumentos y los recuerdos de una ciudad desconocida…

                              Una vez ha terminado el despliegue de poder, las flores se esfumaron bajo una cortina de pétalos que volaron a la misma dirección que el rayo. Robin aflojó su agarre y dejó que la Hoja Aguda convertida en Megatón Floral se desintegrara bajo sus maltrechos talones; sintiendo la energía del brazalete esfumarse por momentos. Había hecho un esfuerzo herculiano por tal de lanzar tal ataque… no me extrañaría que después decidiera hacerse una cabezada involuntaria en medio del siguiente enfrentamiento.

                              Y en cuanto a Swampert…

                              Swampert estaba ahí. Con las manos al suelo; ligeramente erguida, descamada en algunas regiones del cuerpo. Indicativo de que estaba apoyándose como normalmente lo haría.

                              —No me jodas…

                              ¿Pero cómo…? Era un ataque de tipo planta… de 175… con un aumento de ataque… ¡después de todos los esfuerzos, de todo el espectáculo, sufriendo tanto…! ¿¡CÓMO!? ¿¡CÓMO PODÍA AGUANTAR SEMEJANTE COSA!? Me estaba empezando a hervir la sangre. Esto era inaudito. ¡ESTA NIÑA HABÍA ENTRENADO SUS DEFENSAS A MUERTE, ¿VERDAD?!

                              Me iba preparando para irme. Le iba a decir “Golpe Bajo” por todo lo alto, a ver si la mandaba más abajo que esos ríos de lava. Solo necesitaba un golpe, ¿no? Debía darle un. Golpe. Solo uno. Uno Bajo. Bien abajo. ¡Que no vuelva arriba por una temporatida!



                              Pero a pesar de sus mayores esfuerzos, la mano sangrante de Swampert no podía sustentar su propio peso. No podía siquiera usar sus pies. Muy a pesar de todo, se estaba sustentando entre los temblores y los quejares de su maltrecho cuerpo. Pronto sus músculos no pudieron sustentarla más. Su cuerpo no iría a responder más órdenes; ni de ella ni de su entrenadora.

                              Había caído. Derrotada.

                              —Lo… lo… hi… lo hicimos.

                              Claro que iba a caer derrotada. Era un ataque de tipo planta de 175 de base con un aumento de ataque. Un ataque de tipo planta contra un tipo agua/tierra.

                              —Je.

                              Una brutalidad de ataque que ninguno de su constitución, ni siquiera un Gastrodon en esteroides, podría aguantar con esta combinación.

                              —Ehehehehe…

                              ¡AHAHAHAHAAHAHAHAHAHAHAHA! ¡MARAVILLOSO! ¡ESPLÉNDIDO! Menudo susto me había dado, ¡ah, pero cuando vi a este titán caer de una buena vez… qué bien ha sentado! Acabo de llegar más lejos que nadie en la obra original. ¡No me lo puedo creer! La alegría me embriaga. No pude evitar sino hacer el canelo aplaudiendo el aire, como si fuera la villana de esta historia.

                              —¡Bravo, bravissimo, belle! ¡Lo hemos conseguido! ¡Bajo sudor y sangre, pero he aquí, el gran Swampert, EL TEMIDO Y RESISTENTE DARK SWAMPERT, ha caído! ¡Vaya si nos has hecho sudar, joven! Phew. Dios. Realmente eres buena poniendo en aprietos a la gente, je.
                              —Gracias. —Ella había acabado de bajar sus párpados mientras mandaba a Swampert a su confinamiento, también con una sonrisa sincera. Desde luego, parece que sí estaba disfrutando de verdad. El viento ahora soplaba de oeste, haciendo que la punta de sus coletas aparentaban cosquillear su barbilla—. Pero… ¿no crees que estás cantando victoria demasiado pronto?

                              Iba a responder esa pregunta. “Claro que estoy cantando victoria pronto; pero esa era el mayor obstáculo que tenía en frente”, me tentaba decir; pero era incapaz de pronunciar tantas palabras en mi estado de embriaguez. No, más que eso, fue cómo difería su tono en comparación con minutos atrás. Tenía un tono más agudo; menos apático... más... tranquilo.

                              Y luego me fijé en sus ojos. Tal vez la costumbre de verlos con ese fulgor rojo han atenuado mi percepción del color; pero juraba que esa mirada era más… marrón que antes. Había recuperado un poco su brillo original. No solo eso, se podía entrever algo “divino” entre esa tenue neblina. Algo de lo que realmente ella no era consciente…

                              Entonces… ¿es posible que, con ir derrotando a sus Pokémon, la esté liberando de este yugo? No, eso no podía ser la causa. Tal vez eran los designios de la trama haciendo su cosa; tal vez le traía algo que nadie pudo ni en el original. Al fin y al cabo, esta niña permaneció “dormida” durante todos los combates que había hecho…

                              O tal vez mis formas eran tan graciosas que de la risa le daba más vida dentro del trance… o quizá… ¿eran nuestras semejanzas las que nos sacaban de nuestros cascarones? En todo caso, estaba funcionando. Y aunque no me ponía las cosas más fáciles, lo cierto es que me hacía sentir un poco más… involucrada. En el buen sentido.

                              —Ah… puede ser —respondí, por fin logrando aquietar esos malditos nervios—. Después de todo aún no has terminado, ¿verdad?

                              Ella dio unas carcajadas por lo bajo. Sí, podía aplastarme todavía. Y mucho más porque los dos Pokémon que me quedan no están en su mejor forma. Uno de ellos son de esos Pokémon que son moco de pavo; pero otra vez. Estamos hablando de alguien que potencia la fuerza bruta de sus bichos y los utiliza estratégicamente. Uno no se puede relajar ante ella.

                              Y aún me tiene preocupada una cosa. No olvidemos que ese Swalot sabía Reserva… y ese no era un movimiento útil hasta la cuarta generación. Y a lo largo de los años, muchos Pokémon han recibido cambios en su moveset que más que perjudicarlos los ha favorecido. Y dado a que los otros dos no se les reveló ni un solo movimiento… el cielo es el límite…

                              Bueno, en todo caso me puedo figurar más o menos qué podrían utilizar. Si es eso, entonces-

                              Espera. Algo no anda bien. Su sonrisa empezó a torcerse junto con sus temblorosas cejas. Empezaba a perder el equilibrio; su mano inmediatamente empezó a ponerse sobre su sien en una mueca de dolor.

                              —A-aaah…
                              —Ey, ¿qué pasa? —Mi primer instinto fue acercarme un poco y preguntar, obviamente preocupada por su salud—. ¿Te duele la cabeza, peque? ¿Qu-quieres una aspirina?
                              —¿Qu-qué quieres…? ¡D-déjame…!

                              Esos síntomas eran algo que tanto Bituin como Beile reconocieron de inmediato. Los dos extranjeros, que básicamente habían pasado toda la ronda embobados con ese intercambio de golpes, se pusieron en guardia ante cualquier ente que pudiera aparecer de repente, no sabiendo si iba a empezar a enloquecer y barrer todo lo que había a su paso.

                              Claro. No podía ser otra cosa. Claro que debía de tener al puto Shinta mirando por lo alto; sintiéndose con derecho de exigir la más perfecta excelencia a lo que consideraba su propiedad. Le tenía que apretar más las tuercas, como si la pobre niña no las tuviera ya bien puestas.

                              No, no, no, no puedo dejar que le arruinen este momento. Tengo que intervenir en este proceso, o iba a seguir con la culpa de no hacer nada.

                              Ahora mismo, el presente se deshace ante mí. Hojas de papel con la tinta corriendo escriben los hechos de una realidad ficticia. Mis ojos ven todo lo que ocurre. A través de las miradas de las criaturas, veo el mundo que otros atestiguan… a través de los oídos ajenos oigo lo que las malas lenguas pronuncian…

                              “¿¡Qué estás haciendo, Sara!? ¡Acaba con ellos de una vez!”

                              Tal y como sospechaba, el tirano le ordenaba bajo una intensa reverberación; asistido por su compañero alien, quien hacía la mayor parte de la labor. Mi forma inhumana aceptaba que era una acción que debía realizar. Debía hacer una interferencia; algo que le impidiera estrujar la psique de esta muchacha. Solo entonces, mi consciencia podrá regresar en paz a donde estaba. Mi mano empezaba a escribir la voluntad de la trama; la causa de su desconexión; cualquier excusa valía en esta ficción que bailaba entre los sueños infantiles y la más extraña teología…

                              Pero justo cuando me disponía a concluir esa interferencia, los ojos de ese extraterrestre se encuentra con los míos; como si percibiera mi forma… oh, mierda, ¡me ha descubierto!

                              ¡SENTIDOS A MÍ! ¡GUSTO, TACTO, OLFATO, OÍDO, VISTA…! Y un chillido. Mi propia consciencia regresa a mi cuerpo como un cohete y me tira al suelo como si de un choque psíquico se tratara. El regreso abrupto a mi forma “mortal” había provocado que me atontara y perdiera por un momento la noción del espacio-tiempo. Tenía el cuerpo inexplicablemente dolido; mis oídos pitaban estruendosamente… ¿tinnitus?

                              ¿Qué diablos había pasado mientras me había ido? Estaba segura que quería volver justo en el momento donde lo había dejado… bueno, no, no detuve el tiempo, tenía que ser un poco después de eso, pero…

                              — O… O-e… oye… ¡Oye! ¡OYE! ¿¡Estás bien!?

                              Entre los zumbidos de mis propios tímpanos, alcanzo la propia voz de Bituin, claramente agitada. Necesitaba ubicarme… mi mundo… el suelo… ¿dónde está el suelo? Ah… bajo mis pies, claro…

                              Tardo un rato en recuperar la vista, pero la borrosidad de mis ojos se despeja para revelar la silueta de un nuevo pokémon que opacaba la luna bajo sus geométricas alas. La figura de aquella niña señalando arriba, reteniendo la mano que portaba la sentencia de sus superiores, también fue captada por mi vista. Todavía estaba resistiendo al control mental con todas sus fuerzas; pero, a juzgar por la posición defensiva de Beile, la ofensiva de Bituin y la pasividad de Robin, parece que había cedido por un momento.

                              —S-sí… —Es lo que dije por instinto porque, por supuesto, estaba acostumbrada a decirlo bajo toda circunstancia; pero lo cierto es que me está costando levantarme. Mis músculos aún no estaban respondiendo del todo bien. Parece que usar el modo omnisciente e interrumpirlo tan pronto tiene sus secuelas… ¿o es que me las heridas de antes han remitido? Todavía no he recobrado del todo mi percepción…

                              —No te fuerces. —De pronto noté la mano de Bituin poniendo freno a mi esfuerzo, manteniéndome en el suelo—. Has recibido una buena paliza. Y no, no me des la excusa de que eres Dios y esa vaina; te he visto lanzada como si fueras un maniquí dentro de un ordenador.
                              —Yep. Te vas a tener que retirar por un momento. Ya nos ocuparemos de él, no te preocupes. —Intentaba apoyar Beile, pero yo me negaba rotundamente a que lo hicieran solos. Le dije a ella que iba a demostrar que era capaz de derrotarla. Me pidió que lo hiciera. A mí. Aunque esté en este estado y actúe de peón, no podía, en mi consciencia, dejar que sufriera de esta manera.

                              Mi rodilla tiembla nada más intentar sustentar mi cuerpo. Mis músculos apenas habían recobrado fuerzas. Pero poco a poco, pude volver a levantarme, con fuego en mis ojos y decidida a acabar lo que he empezado.

                              —Estoy bien. Puedo seguir. —Intenté reafirmar, mi voz sonando lo más áspera que podía sonar, con Robin también irguiéndose como podía.
                              —¡Frena el carro, Poisson! —Y pronto, Bituin intentó frenarnos, como si eso nos fuera a detener—. Esta persona ya no es la que era antes. Si te ve de pie, te va a atacar. ¡Lo hizo antes, maldita sea!
                              —Jaja, pero qué tonterías dices, Bi… no le gusta atacar a las personas. N-no… no lo hi…

                              Lo… ¿lo hizo?

                              Ahora que lo decía, me estaba costando mover los dedos. Todo el cuerpo, de hecho. ¿Me había hecho un Psíquico, acaso? Pero… pensaba que ella se podía negar a esas órdenes… ¡estaba progresando! ¿¡Cómo se atreven a hacerle hacer esa cosa!?

                              —M… me… niego… ¡me niego a matarlas, Shinta! —Y luego, su voz… ah, ese era el tono de resistencia del cual esperaba oír. Esa agonía que venía con en anhelo de libertad; la rebeldía que había mantenido protegido su honor ardiendo y extinguiéndose a una velocidad alarmante—. Me… me niego a dañar a… cualquier persona… nunca… te dije… que quería esto… ¡AAAGH!

                              Los voceros venidos de su cabeza le raspaban la garganta. Su cuerpo no podía sino sustentar el peso extra que se había sumado en esa zona. Su agonía era la mía… y muy poco podía hacer aquí sin que me pillen en el camino. Quién sabía lo que podía pasar si se dan cuenta del parecido y deciden volverme en otra herramienta más a su disposición…

                              —Oh-hoh. Vaya voluntad más férrea tiene la chavala. —Oigo musitar a Bituin, también maravillada por su rebeldía; solo para adquirir un tono más sombrío—. Pero… cuánto más se resista, va a ser peor. Si sigue mostrando esa resistencia, lo más posible es que empiecen a ejercer mucha más presión sobre ella. Su psique se dañará por siempre… llegará a un punto por donde difícilmente podrá retornar…
                              —¡Bituin…! —Y como si quiera sacar de mis constantes contemplaciones, Bituin me sorprendió con su empatía. La pirata también se estaba viendo reflejada en ella.
                              —Te pregunto, diosa inútil. —Me insulta, la muy vil, mientras lanzaba, quizá, una de las preguntas más serias que había hecho en en transcurso de esta historia—: ¿Cuánto tiempo ha estado aguantando esta tortura?
                              —Hum… debo suponer… desde unos… diez capí-no, unos, uh, ¿dos-tres días?

                              La pirata había arrugado la frente ante la inseguridad con la que estimaba el tiempo de su agonía; pero al final asintió en comprensión.

                              —Tanto tiempo, huh… bue. En todo caso…—Se había puesto el arma sobre los hombros. No iría a atacar a su enemigo. Esta vez no—. ¡Oye, niña! —Y entonces gritó Bituin, llamando la atención de la infante—. Aún me oyes, ¿cierto?
                              —Espera, Bituin, no —interrumpió Belie ya alarmado por las cantidad de semejanzas que este panorama estaba creando con cierto momento de su vida—. Te estoy viendo y no me gusta lo que vas a decir...
                              —Tito. Es acumular esa mierda o quitarse toda esa rabia en el sistema. Y ya sabes lo que hace la rabia cuando se acumula. Explota. Por dentro. Boom. Así que… ¡hey! —Y siguió sin importarle la opinión de Beile, quien bajó sus orejas y se puso una de las patas delanteras sobre su hocico—. ¿¡Estás cabreada!? ¿¡Quieres pelear con este weón!? ¡PUES DESQUÍTATE, MALDITA SEA! ¡PELÉATE! ¡QUÍTATELO DE ENCIMA, HABLA CON LOS PUÑOS, GRITA, ALGO, HOSTIA!

                              Incrédula me hallaba ante estas palabras que había empezado a gritar. Incluso yo fallaba en entender lo que pretendía con ese discurso tan incendiario, sabiendo que la rabia podía empeorar su cefalea. Pero por muy increíble que me pareciera, parecía que había tocado una neura en esa pequeña, pues acabó de dar un chillido que ponía a las banshees a la altura del betún. Esa ira; la frustración que estaba siendo rápidamente alimentado por su incapacidad de escapar de este control acabó transfiriéndose a Dustox, quien empezó a revolotear como loco; desesperado por encontrar también una forma de quitarse esa influencia de encima.

                              —¿Bi-Bituin…? ¿Qué has hecho? ¿Por qué Dustox está tan…? —Y me sentía obligada a preguntar, porque no entiendo realmente qué intentó lograr con esto.
                              —Ah, sí. Es normal, no te preocupes.
                              —No, quiero decir... ¿qué pretendías con eso? ¿Empeorar la situación? Porque… ahora está súper-cabreado.
                              —¡Sí! ¡Exacto! ¡Los acabo de hacer indomables! Sabes, cuando estás dominado por la rabia no escuchas a nadie ni usas la cabeza. ¡Te vuelves errático! ¡Es ESTRATEGIA! ¿No te iba a ti eso? ¿”Estrategizar”?

                              Oh mi madre, no me lo puedo creer… vale, sí, entiendo su idea; pillo lo que pretende hacer, pero… en ese caso, en concreto, no me parecía que provocar fuera… muy… ¿productivo? Espera, si hace un momento me preocupaba de que ese Dustox pudiera utilizar estrategias contemporáneas. Eso básicamente le impedía su uso. ¡Já! Quién me iba a decir que había algo de genialidad en ese planteamiento.



                              Solo había un pequeño, minúsculo, ÍNFIMO problema. “Alguien” no contó con que el origen del problema podía cambiar a quién controlaba en cualquier momento. Y los insectos eran más propensos a ser controlados, desde que su sistema nervioso era menos complejo.

                              Así que, después de un alocado y confundido revuelo, se detuvo en medio del aire, convulsionando de forma cada vez menos violenta. Por un momento, partes de su exoesqueleto pulsaron como si estuviera recibiendo algún tipo de estímulo. Se quedó un momento en el aire, demasiado quieto para el revuelo que hizo… hasta que al final, hubo un destello rojo bajo sus antenas.

                              Parecía un no-muerto recién reanimado. Sus cabeza, que apuntaba al suelo, empezó a inclinarse lentamente hacia nosotros, emitiendo un intenso fulgor rojo en las motas de sus ojos. El cerebro de Dustox estaba básicamente… inerte. Era una completa marioneta a merced de cualquier influencia; un arma a pilotar…

                              —¡Sí! ¡Claro! ¡Definitivamente! ¡Muy indomable, desde luego! —dije con todo el sarcasmo—. ¡Ahora tenemos a un puto dron en el campo, joder!
                              —Pero la niña sigue como una loca, ¿no? Ea, estaremos bien.
                              —Va a ser como tener a Deoxys en un cuerpo de Dustox-¡agh! —mascullé, las heridas escociéndome otra vez—. Hooosssstiaaaa putaaaasss… ahora sí que estoy en modo difícil, aaaaaaaaaaaaaa.

                              Pánico. No veía salida, otra vez. No podía irme con Deus ex Machinas, no podía hacer el diálogo, no podía ni ganar, ¡mecachis! ¡Qué DESASTRE! ¡ME LA ACABA DE LIAR PARDA, LA TÍA! Estaba segura que Dustox era más errático antes de este numerito. ¡Al menos así podría estar segura de que actuaría por lo bruto! Ah, en fin…

                              —Ok, mira… —Y pronto oigo a Bituin decir, con tono extasiado—: ¿Sabes qué? Creo que he tenido el culo demasiado quieto en esa piedra pómez. Te vamos a echar una mano. Ya sabes. Por las molestias… —Eso último lo masculló entre dientes, un poco fastidiada por todas las riñas que le venían. Cómo se notaba que era Beile quien le obligaba a tomar responsabilidad del asunto aquí.
                              —Yea. Creo que lo voy a necesitar, gracias. —Y bien me parece, porque sola ya no me veo contra este bicho. Nada más oír eso, el Bori se crujió tanto cuello como omóplatos, preparándose para lo que se venía, a la vez que Robin intentaba quitarse los dolores de la anterior ronda.

                              La polilla chirriaba con un eco sobrenatural, dejando que sus escamas formaran una ominosa nube a sus espaldas. Le tuve que pedir a Robin que se mantuviera un poco más, pues tenía miedo de tomar riesgos con este insecto.

                              Solo un poco más.

                              Aún quedaban dos Pokémon… pero el reloj estaba corriendo en mi contra. Si realmente quería salvar a aquella niña, debía hacerlo rápido.

                              El aire frío que pasa por esa cúspide no me afecta. El fuego de mi determinación aún quemaba fuerte. Aún me preocupaba que Deoxys hubiera percibido mi presencia… pero… lo superaré. Le dije que esperara y tuviera fe… y es lo que voy a brindar.

                              Le voy a demostrar que se puede librar de esas ataduras.

                              Solo por favor, aguanta un poco más. No caigas ahora.

                              Comentario

                              Trabajando...