En la entrada de Pueblo Sosiego se encontraba la Agente Anabel, la cual estaba con un semblante serio y algo molesta de tener qué esperar a su compañero el Agente Looker.
Junto a ella se encontraba el Oficial Neat, policía de la localidad el cual era un sujeto de edad avanzada con el cabello canoso, ojos azules y contextura delgada.
El oficial había hecho el llamado a la Policía Internacional ante el descubrimiento de un cuerpo moribundo en las cercanías de las ruinas del pueblo.
El cadáver había sido encontrado por un grupo de niños que estaba buscando Unowns, y que al evidenciar rastros de sangre debajo de unas rocas notificaron de inmediato a la policía local.
— Lamento la tardanza. — exclamó Looker bastante cansado tras haber corrido por la ruta 209 para llegar al sitio del delito — Había problemas climáticos en la ruta marítima de Kalos a Sinnoh.
Tras recomponerse, el Oficial Neat encaminó a los agentes a la escena del crimen mientras sacaba a relucir algunos detalles del caso.
— No suelen ocurrir esta clase de incidentes por la zona, por eso fue que nos contactamos con ustedes. — expresó Neat — No estamos acostumbrados a presenciar este tipo de atrocidades.
— Bueno, a nosotros dos siempre nos asignan este tipo de casos. — contestó Looker.
— Más que nada por la insubordinación de mi compañero. — respondió Anabel con apatía.
Neat los llevó a la entrada de las Ruinas Sosiego, en un sector protegido por cinta policial y por su compañero el Oficial Mills, un policía más joven de cabello café y ojos verdes qué se notaba bastante incómodo por todo lo que se estaba aconteciendo en el pueblo, teniendo la cara un poco pálida y desviando la mirada de la escena.
El cuerpo estaba debajo de una manta, viéndose a un lado las rocas qué el sospechoso había usado para tratar de encubrir su fechoría. Mills levantó la manta un tanto asqueado y se retiró del lugar, no teniendo estómago para contemplar lo que había debajo de ella.
El despojo era pequeño, como el de un recién nacido presentando diversas malformaciones por todo el cuerpo, siendo difícil para los agentes y el oficial reconocer algunas partes del cuerpo totalmente cubierto por sangre.
La cabeza parecía que contaba con unas dos protuberancias cómo cuernos, uno en la frente y otro en la nuca, además de que sus piernas contaban con un exceso de cutis.
Despedía un fuerte hedor qué casi hizo vomitar a Looker y a Neat, mientras que Anabel permanecía inmóvil pretendiendo que dicha imagen y esencia no la afectaban en lo más mínimo.
— Parece ser un infante humano varón de unas dos semanas, o incluso menos. — comentó Anabel, agachándose para analizar más a fondo el cadáver, todavía ignorando la peste — Presenta malformaciones en la cabeza, el pecho y las piernas.
— Probablemente la madre se quiso deshacer de él al ver su estado de nacimiento. — agregó Looker.
— Eso sería imposible, no ha habido noticias en el pueblo de alguna mujer embarazada. — cuestionó el Oficial Neat.
Al tratarse de un lugar bastante pequeño, todos los habitantes se conocían entre ellos y hacía casi imposible que un embarazo pasará desapercibido.
— Tal vez se trate del neonato de alguien exterior al pueblo. — concluyó Looker — Buscando deshacerse de la evidencia del crimen en un lugar remoto como este.
— Quizás, pero me gustaría inspeccionar un poco más los restos. — agregó la agente — Siento algo extraño proviniendo de él.
— Tenemos el Centro Pokémon, no cuenta con la tecnología de última generación de sus cuarteles, pero es funcional. — contestó Neat, haciendo los preparativos para transportar el cuerpo del neonato.
Looker esperaba fuera del laboratorio del Centro Pokémon a su compañera, que estaba realizando una autopsia al infante para tener una mayor precisión de la causa de su muerte.
Desde el punto de vista del agente debían de indagar en los casos de embarazos en las ciudades y pueblos aledaños a Pueblo Sosiego, para determinar a la progenitora que abortó a la víctima o a quien la obligó a hacerlo buscando los expedientes médicos.
— Looker, necesitó que vengas. — dijo Anabel abriendo la puerta del laboratorio, mostrándose con una bata, guantes y mascarilla clínicas.
— ¿Qué sucede Anabel? — Looker ingresó al laboratorio y vio el cuerpo sobre una mesa de observaciones.
— Lo primero es qué el neonato no fue asesinado directamente. — mencionó Anabel quitando la mascarilla — Es decir, no hay rastros de hematomas o el uso de armas cortopunzantes qué deriven a contusiones.
— ¿Qué quieres decir? — cuestionó el agente.
— El pequeño se asfixió por inhalar grandes cantidades de tierra. — respondió Anabel, ordenando algunos de los instrumentos que usó para examinar el cuerpo.
Looker quedó en silencio por la inesperada revelación.
— Lo enterraron vivo. — El agente cubrió su boca con su mano mientras dirigía su mirada al cuerpo de la víctima.
Para el agente, la motivación de deshacerse del infante por las malformaciones qué presentaba seguía presente, pero le generaba un escalofrío que los perpetradores hayan querido enterrarlo vivo para que muriera lentamente asfixiado y agonizando.
— Exacto, pero eso no es todo. — siguió Anabel — Había algo que no me cuadraba con las anomalías del cuerpo, así que quise realizarle algunos exámenes extras en base a su genética.
— ¿Qué descubriste? — preguntó Looker.
— Con la maquinaria presente aquí no pude obtener los resultados de los exámenes, así que los envíe al Cuartel General. — comentó la agente — Mañana en la mañana recibiré los resultados concluyentes.
— ¿Tienes alguna teoría del origen de esas malformaciones? — cuestionó el agente.
— La principal es que se deba a malformaciones producidas por la relación entre individuos del mismo grupo familiar. — respondió Anabel.
— Incesto, eso respondería a los defectos físicos. — dedujo Looker.
— También respondería a porqué querían deshacerse del neonato. — agregó Anabel.
Looker se disgustó por el comentario de su compañera, ya que no quería aceptar una razón concreta qué justificase de alguna manera la atrocidad qué estaban investigando. No cabía en su cabeza qué un ser humano pudiese hacer algo como eso, en especial a alguien inocente y que no podía defenderse o mostrar resistencia.
— Sé qué te sientes incómodo, pero te recuerdo que no es la primera vez que nos enfrentamos a un caso de homicidio. — dijo la agente con un brillo violeta en sus ojos — Walker, Taylor, Arashi, todos ellos tenían sangre de inocentes en sus manos y por eso están encerrados hasta el día de hoy, es lo mismo que estamos haciendo ahora.
— Esto es diferente, Anabel. — dijo disgustado mientras se retiraba del laboratorio — Saldré a caminar.
La agente dejó qué su compañero saliera a despejar su mente, ya que iba a entorpecer la investigación y el caso sí seguía con una actitud demasiado sentimental y personal en torno a los involucrados.
A ella también le parecía una atrocidad el caso en general, pero debía mantenerse profesional para resolver el caso y atrapar al o a los culpables de los hechos.
Looker caminaba por el pueblo viendo la cotidianidad con la que vivían los residentes, tratando de sobrellevar la horrenda noticia de lo que había sucedido.
Era un lugar con gente sencilla desde su punto de vista, tal y como había dicho el Oficial Neat. Una localidad fundada por rancheros y agricultores.
Había un grupo de niños jugando con sus pokémon cerca de la Guardería Pokémon, uno de los pocos lugares de interés qué tenía el lugar.
También podía ver como algunas personas en su mayoría mujeres conversaban entre susurros mientras lo veían caminar, indicando que se estaban generando rumores sobre el caso del cuerpo descubierto en el pueblo.
Sin darse cuenta había llegado al Periódico Local, el cual se encontraba no muy lejos del centro pokémon. Tenía la pinta de una simple casa de madera, sólo que tenía en el dintel de la puerta una placa de acero con el nombre del recinto y su fundador.
En la entrada de la casa había un hombre de edad vestido con un suéter rojo y un pantalón café qué estaba fumando un cigarrillo, mirando a la nada misma hasta que se percató de la presencia de Looker.
— Agente, ¿Alguna novedad sobre el caso? — preguntó el hombre apagando su cigarrillo y arreglando su bigote.
— Nada de momento señor… — dijo Looker buscando su placa en su abrigo.
— Fill, Thom Fill, periodista de vocación. — encendiendo otro cigarrillo.
— Agente Looker de la Policía Internacional, señor Fill. — mostrando su placa.
— En todos mis años en este pueblo es la primera vez que veo a la P.I por estos lares. — dijo soltando el humo de su cigarro — Jamás pensé que sucedería algo así en mi pueblo.
— Nunca nadie se lo espera, pero siempre puede suceder una brutalidad de ese nivel. — dijo Looker con seriedad — Podría decirse que ningún lugar se salva de eso, libre de preocupaciones. — citó el eslogan del pueblo.
— Aun así, creo que el responsable no es del pueblo, he vivido aquí lo suficiente para saber qué ninguno de mis vecinos sería capaz de algo como eso. — reflexionó Thom, dejando que su cigarro se consumiera un poco.
— Esa es la teoría que tenemos en función de lo qué nos dijo el Oficial Neat. — comentó el agente, viendo salir de la guardería a una pareja de entrenadores.
El chico se veía cabizbajo guardando una pokéball en su bolsillo, mientras la chica intentaba consolarlo dándole un abrazo.
— Tal vez los pokémon qué dejó en la guardería no eran compatibles. — mencionó el señor Fill.
— ¿Esos chicos son oriundos del lugar? — preguntó Looker.
— No, no lo son. — contestó Thom, quién sabía perfectamente quien era nativo del pueblo — Varios entrenadores visitan la guardería, buscando criar pokémon o simplemente dejarlos descansar. — apagando su cigarrillo — Ya se está oscureciendo agente, debería volver a su posada, las noches son muy heladas por aquí.
Anabel y Looker se encontraban en una habitación del Centro Pokémon qué el Oficial Neat les pudo conseguir. Habían acabado de cenar platillos típicos de la zona qué eran de temática ranchera, utilizando carne de Miltank sumado a vegetales autóctonos.
El Agente Looker estaba acostado en su cama individual mirando el techo de la habitación. Seguía reflexionando sobre el caso, pero en el fondo también estaba preocupado por otros asuntos ajenos a todo lo que se estaba aconteciendo en el pueblo.
— Llevas en silencio desde que llegaste al Centro Pokémon, eso es raro viniendo de ti. — dijo Anabel — ¿Qué sucede?
— Sólo estaba armando el perfil del sospechoso. — dijo Looker, desviando la mirada — Eso es todo.
— Sabes que no me puedes mentir. — dijo Anabel, volviendo a hacer brillar sus ojos — ¿Es por la niña de Kalos?
— Su nombre es Emma, y sí. — dijo levantándose para quedar sentado en la cama, no podía ocultarle nada a su colega — Fui a verla antes de venir a Sinnoh, estaba preocupado de que le pudiese suceder algo.
— Ella estará bien, puede cuidarse sola. — respondió la agente con seriedad — Además, no creo que vuelva a reunirse con malas personas después de lo último que le pasó.
— Lo sé, pero aun así estoy preocupado. — dijo el hombre tomando su cabello — Más con lo que acabamos de presenciar, la maldad en verdad acecha en todas partes.
Anabel sabía el historial de su compañero en la región de Kalos, de cómo había detenido el plan de Xerosic con la ayuda de la actual campeona y la niña Emma con sumo detalle, así como también su suspensión temporal por haber colaborado con civiles en asuntos de carácter oficial.
Sin embargo, no podía verse inmiscuido más con esa niña, ya que no sólo iba a perder de vista el caso concreto, sino que también se arriesgaba a que le dieran otra suspensión.
— No eres su padre, Looker. — dijo Anabel con seriedad y algo de enojo — Necesito que estés pendiente en el caso, no en asuntos personales. Si no puedes hacerlo, entonces tendré que pedirte que te retires y vuelvas a la base.
Anabel salió de la habitación, dejando a Looker consternado por sus palabras, pero sabiendo que en el fondo tenían razón.
Debía dejar se meterse en problemas, o no sólo se afectaría a sí mismo, sino también a su compañera, quien estaba esforzándose por una promoción y poder volver a su puesto en la Unidad Especial de Prevención contra Ultraentes.
La agente caminaba por los pasillos del Centro Pokémon, tratando de relajarse y reflexionar sobre lo dura qué fue con su colega. Sabía que él no hacía lo que hacía por malas intenciones, sólo era un hombre imprudente y emocional en un trabajo en el que se debía ser riguroso y tomar decisiones difíciles cuando era necesario.
Ella medianamente entendía que la línea entre lo personal y lo profesional en su trabajo era muy delgada, dado a que ella también todo lo realizaba profesionalmente por un propósito personal, volver a su antigua unidad.
No estaba conforme con la degradación de puesto, teniendo qué investigar casos no acordes a su especialización y tener que aprender en la marcha temas médicos para las autopsias.
— Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes. — pensó Anabel, volviendo a la habitación.
Looker y Anabel esperaban en el laboratorio del Centro Pokémon los resultados de los exámenes enviados por la agente al Cuartel General, teniendo el cuerpo del bebé debajo de una manta.
La teoría principal qué tenían era que el cuerpo del infante era producto de una relación endogámica, sin embargo, Anabel también había propuesto una segunda teoría cuando Looker salió a caminar por el pueblo.
La teoría consistía en que durante el desarrollo de la víctima en el vientre se viera afectado por una exposición a algún elemento radioactivo que contribuyó al desarrollo de las malformaciones presentes en su cuerpo.
Toc toc toc
Un mensajero de la P.I. ingresó al laboratorio con un sobre que mantenía el contenido solicitado, siendo entregado directamente a Anabel antes de marcharse.
— Veamos. — dijo la agente abriendo el sobre para ver los resultados.
Looker se hizo a un lado, pues no contaba con los conocimientos qué tenía Anabel para comprender los resultados médicos. Era a partir de las expresiones de su compañera que el agente tenía una idea mediática de los resultados concluyentes del examen.
El rostro de Anabel denotaba confusión, intriga y dudas conforme iba leyendo los resultados.
— ¿Qué pasa? — preguntó Looker tratando de ojear los documentos — ¿Hay señales de radiación en el pequeño?
— No. — contestó secamente Anabel — Tampoco hay señales de que fuera concebido por medio de una relación endogámica en su registro genético.
Looker no sabía qué responder ante la revelación de su compañera.
— Según los exámenes tenemos un error de compatibilidad enorme en el ADN del individuo. — explicó Anabel volviendo a leer los resultados — Eso sólo se resumiría a…
— El bebé es un híbrido humano-pokémon. — dijo Looker sin rodeos, mostrando repulsión en su rostro — Producto de una relación de pokefilia.
Anabel fue rápidamente a ver el cuerpo del infante, colocándose guantes quirúrgicos para quitar la manta y examinar con rigurosidad las partes mal formadas, principalmente los cuernos de la cabeza y la piel extra de las piernas.
— Cabeza, pecho y piernas. — dijo Anabel tocando las partes mencionadas sin inmutarse por lo repulsivo de su origen — El feto intentó desarrollar las características genéticas de un pokémon en un cuerpo humano, es un milagro que siquiera se hubiera formado durante la gestación.
— La parte de la cabeza me recuerda a las crestas de los Ralts. — argumentó Looker acercándose al cadáver, ignorando las náuseas que sentía de toda la situación — Eso explicaría también las zonas de los pies.
— Tienes razón. — dijo la Agente, volviendo a revisar los archivos.
— ¿Puedes determinar de qué progenitor tiene la parte pokémon? — preguntó el agente Looker.
— Estoy buscando el examen de ADN mitocondrial para identificar el origen de la madre. — explicó Anabel revisando los documentos — Aquí se aclara que los rasgos de la mitocondria son herencia pokémon, más específicamente de la línea evolutiva de Ralts sí seguimos la apariencia del neonato.
Looker trataba de asimilar lo que tenían entre manos intentando no sentirse tan asqueado al respecto. Viendo el lado positivo ya tenían información concluyente del caso, la parte complicada consistía en tratar de dar con el paradero del sospechoso progenitor de la criatura.
— ¿En los documentos aparece el tiempo en qué se desarrolló el infante? — preguntó el agente.
— Es difícil de determinar con claridad, el desarrollo embrionario es diferente entre humano y pokémon. — comentó Anabel, volviendo a revisar los archivos — Incluso entre los pokémon su desarrollo varía bastante, sin embargo, dado a qué la madre es del grupo de huevo humanoides.
— Un mes aproximadamente. — contestó el agente.
— Exacto. —
— Creo que tengo una idea. — dijo Looker saliendo de la sala para hablar con la enfermera principal a cargo del centro pokémon
Looker y Anabel estaban en la Sala de Registro del centro pokémon, un lugar que tenía la base de datos de todos los usuarios de las máquinas de sanación del recinto.
La enfermera estaba buscando en un margen de tiempo de 5 semanas atrás a algún entrenador masculino qué haya estado en Pueblo Sosiego con algún miembro de la línea evolutiva de Ralts y que haya estado en el centro pokémon.
— No hay datos de ningún entrenador qué haya tenido un Ralts, Kirlia o Gardevoir en su equipo completo. — dijo la enfermera revisando la computadora central de la sala — Ni siquiera cómo parte de un equipo incompleto.
— ¿Está segura? — preguntó Looker.
— Completamente. — respondió la enfermera.
— Tiene razón, tampoco hay ningún dato en los archivos físicos. — dijo Anabel leyendo una gran carpeta de documentos impresos y archivados — No hay rastro del posible sospechoso.
— Mierda. — exclamó el agente con frustración.
Habían avanzado bastante en la investigación, sin embargo, seguían varados en la búsqueda preliminar del sospechoso no teniendo la suficiente información para proseguir.
Sabían que era un hombre, un entrenador que tenía un pokémon de la línea evolutiva de Ralts y no era oriundo de Pueblo Sosiego. Su rango de edad debía ser de 16 a 40 años y debió tener un mínimo de interacción con alguien del pueblo.
Varios entrenadores visitan la guardería, buscando criar pokémon o simplemente dejarlos descansar.
De pronto, recordó las palabras del Señor Fill resonaron en su cabeza como una señal de qué la investigación continuaba, de qué podía haber otra opción.
Rápidamente el agente salió corriendo de la sala, siendo seguido por Anabel que no estaba segura de lo que haría su compañero a continuación.
La Guardería Pokémon era atendida por Wolfgang Anderson, un hombre viudo de 45 años. Tenía el cabello de color azul oscuro junto a algunas canas en la zona de las patillas y un frondoso bigote, usando un par de lentes gruesos qué cubrían sus ojos cafés junto a un par de guantes de cuero.
El hombre había heredado el recinto de su padre, quien a su vez lo heredó del suyo. La guardería era un negocio familiar longevo que se extendía desde la fundación de Pueblo Sosiego, hasta la fecha seguía manteniendo el negocio en pie pese a la pérdida de la mujer de Anderson.
El lugar recibía clientela de toda la región, inclusive líderes de gimnasio y hasta entrenadores extranjeros de otras regiones.
— No pensé qué la noticia del crimen fuese real. — dijo Anderson un tanto nervioso, buscando en su pequeña computadora de escritorio los datos de sus clientes qué coincidían con la descripción dada por los agentes — Me parece una barbaridad tremenda. — agregó desviando la mirada de los ojos de los agentes.
Dicha información que pedían los agentes era de carácter privado y únicamente se guardaban como protocolo de negocio, no obstante, dado a que la información era solicitada por agentes de la Policía Internacional, el dueño del lugar no podía oponerse a entregar información que podía ayudar a resolver un crimen.
— Lamentablemente así es. — respondió Looker mientras observaba el lugar — Le agradezco mucho por compartir esa información con nosotros.
— No se preocupe. — volvió a decir el señor con nerviosismo — Sólo hago lo que cualquier persona normal haría. — volviendo a revisar su computadora.
El lugar tenía las paredes de color celeste, con algunos cuadros y fotografías qué decoraban el sitio. Entre las fotos podía apreciarse una de la esposa fallecida del señor Anderson, la señora Margaret Anderson.
La difunta mujer tenía una piel bastante pálida, el cabello largo y de color verde oscuro, sumado a unos profundos ojos de color rojo.
En las paredes sólo se podían ver fotos de la pareja, de forma individual, teniendo viajes por distintas partes de Sinnoh, así como su boda y demás actividades en otras zonas turísticas de otras regiones. También había colgados en la pared uno que otro reconocimiento de longevidad del lugar, tanto a nivel local cómo regional, así como también unos cuadros del pokémon legendario Arceus.
— Lo encontré. — dijo Wolfgang revisando su computadora, con Looker y Anabel acercándose para leer el nombre y número de identificación de entrenador del sospechoso, lo cual incomodó un poco a Anderson.
— Theo Karlo. — leyó Anabel el nombre del sospechoso — Oriundo de Sinnoh, de Ciudad Jubileo.
— Ya… ya me acuerdo de él. — explicó Wolfgang — Dejó a su Gardevoir junto a un Duskull para tener una cría con movimiento de huevo.
— Tengo su número de identificación, lo compartiré con las autoridades locales para qué nos ayuden a rastrearlo. — dijo Looker haciendo unas llamadas.
Los agentes se desplazaban por las calles nocturnas de Ciudad Rocavelo, dirigiéndose al departamento de policía de la ciudad al recibir una llamada de las autoridades locales en función de qué habían dado con el paradero de Theo Karlo.
El departamento se encontraba cerca del Centro Comercial de Ciudad Rocavelo, quedando cerca de la entrada este siguiendo la ruta 211 y ruta 210 desde Pueblo Sosiego.
Al ingresar al lugar Looker vio en la recepción del departamento de policial local a una entrenadora qué le resultaba familiar, siendo la chica qué vio salir de la guardería el día anterior.
La joven tenía cabello rubio peinado con unas trenzas, teniendo una expresión de preocupación mientras se mantenía esperando junto a algunos oficiales de policía a qué los agentes fuesen a interrogar a Theo.
— Agentes Looker y Anabel, soy el Oficial Moore. — dijo un policía moreno y calvo — Theo Karlo se encuentra en la sala de interrogatorios, ya se le aclaró de lo que se le acusaba junto a sus derechos.
Los agentes caminaron por los pasillos del departamento siendo guiados por Moore, pasando por algunas celdas qué tenían en su interior a algunos ladrones de cuarta o drogadictos empedernidos.
Llegaron a la habitación de interrogación, viendo desde el vidrio espejo al sospechoso sentado frente a una gran mesa de metal, estando esposado de las muñecas.
El entrenador tenía 18 años, el cabello negro hasta el cuello con unas líneas en las patillas, los ojos azules y llevaba puesto ropa deportiva de color negro con rojo.
Su expresión facial era de miedo y nerviosismo, mirando constantemente sus zapatillas blancas cada que agachaba la cabeza evitando ver su reflejo en el espejo frente a él.
— Vamos a entrar. — dijo Anabel ingresando a la habitación junto a Looker, notando qué su presencia y la de su compañero pusieron más nervioso al entrenador de Ciudad Jubileo.
— Somos los agentes Looker y Anabel de la Policía Internacional. — dijo el hombre mostrando su placa junto a su compañera — Vamos a hacerte unas cuantas preguntas respecto al cuerpo encontrado en las ruinas de Pueblo Sosiego.
— ¡Soy inocente! — exclamó el entrenador en una explosión de adrenalina y temor qué había estado acumulando.
Anabel sólo podía sentir hostilidad y temor viniendo del interior del muchacho, haciendo que sus ojos brillaran ligeramente.
— Si en realidad eres inocente no deberías estar tan nervioso y asustado. — dijo Anabel tomando una silla de la habitación para sentarse frente a Theo, tomando una actitud seria — ¿Por qué te encuentras así?
— ¡Estaba caminando tranquilo con mi novia por la ciudad, cuando unos oficiales llegan y me acusan de haber cometido un asesinato, a un infante! — respondió el joven entrenador con algo de resentimiento y enojo en su voz — Me llevan detenido y me encierran aquí, ¡¿Cómo esperan qué me encuentre?!
— ¿Acaso no tienes un Gardevoir hembra en tu equipo? — cuestionó Looker evitando los comentarios hostiles entre el joven y su compañera — ¿Cómo está ella?
Dicho comentario hizo que Theo tratará saliva y bajará la cabeza.
— ¿Ella está bien? — preguntó Anabel con una voz seria, haciendo qué sus ojos comenzarán a brillar de un color violeta intenso — ¿O ella no está bien?, es una simple pregunta dicotómica que hasta un niño podría contestar.
Theo seguía sin querer responder, escondiendo algo que no quería revelarles a los agentes de la Policía Internacional.
— ¿Acaso abusaste de tu propio pokémon? — preguntó la agente sin pelos en la lengua.
— ¡Qué mierda estás diciendo! — exclamó Theo ofendido, levantándose de su asiento estando limitado por las esposas ante tal acusación tan desagradable.
— ¿La embarazaste y sepultaste al engendro para cubrir la evidencia de tu desagradable crimen? — preguntó Anabel, contestando igual de hostil que Karlo con sus ojos brillando más que antes — ¿Te sientes culpable de lo que le hiciste a tu pokémon?
— Anabel, cálmate. — dijo Looker poniendo su mano en el hombro derecho de su compañera — Estás dejando que su estado emocional te afecte a ti también.
Los ojos de la mujer detuvieron su brillo para volver a su color original una vez despejaba su mente para mantener la calma y la serenidad de la situación. Anabel se encontraba un tanto estresada por todo el caso y las vueltas de este, siendo su punto de explosión la interrogación de un muchacho que se negaba a proporcionar información a agentes de la ley.
— Está no es mi área. — pensó Anabel tocando su cabeza, enojada consigo misma por no controlar la situación — No debería estar en este tipo de trabajo. — pensó recordando su puesto en la Unidad Especial de Prevención contra Ultraentes.
— Muy bien, yo haré las preguntas ahora. — dijo Looker parándose a un lado de Theo — Sólo queremos llegar al fondo de este crimen, que tu hayas cometido esos actos o no dependerá de la información que nos proporciones. — dijo el agente con bastante calma, intentando apelar al joven entrenador.
El entrenador miró al agente con curiosidad, teniendo una personalidad bastante más relajada qué su compañera, una calidez y tacto muy diferente y raro en un agente de la Policía Internacional.
A diferencia de Anabel o de cualquier otro agente, Looker tenía una mayor facilidad para congeniar con los entrenadores pokémon. Podía ganarse su confianza con su personalidad más relajada fuera del molde serio y frío como lo era su compañera.
No por nada durante sus misiones de detener a equipos de villanos se llegaba a aliar con entrenadores pokémon qué también tenían el objetivo de frenar los planes de las organizaciones criminales.
— Por favor, aunque sea déjanos ver a tu Gardevoir. — dijo Looker con tranquilidad — Te vi salir de la guardería ayer, estabas triste ¿Tiene qué ver con tu pokémon?
Theo agachó la cabeza por lo dicho por Looker.
El agente tenía una mentalidad más reacia a confiar en los jóvenes, de entender sus errores e inseguridades, así como tratar de darles una segunda oportunidad.
— ¡¿En serio me deja su oficina de detective?! — preguntó Emma sorprendida por la oferta de Looker — Después de todo lo que hice.
— Todos cometemos errores, lo importante es admitirlos y saber corregirlos. — dijo Looker — Sé qué le darás un buen uso a este lugar, confío en que harás lo correcto.
— Mis pertenencias las tiene el Oficial. — dijo Theo con tristeza en sus palabras.
Looker hizo unas señas al oficial para que ingresará a la habitación de interrogación con las pertenencias del muchacho, más concretamente con su mochila.
Theo abrió un bolsillo para sacar la pokéball de Gardevoir, sacando a su pokémon de tipo psíquico.
Al momento en qué Gardevoir hizo acto de presencia en la habitación algo despertó en Anabel, parándose de inmediato para acercarse al pokémon humanoide.
— ¿Qué le sucedió? — preguntó Anabel preocupada al ver el estado psicológico del pokémon.
Gardevoir estaba sentada en el suelo abrazada de sus piernas. Su rostro reflejaba un vacío enorme, tan grande qué los poderes de Anabel reflejaban mucha tristeza entre otras emociones negativas qué la afectaban directamente.
— Con mi novia queríamos criar un Ralts con Fuego Fatuo, fuimos a la Guardería de Pueblo Sosiego dónde dejé a mi Gardevoir y mi novia dejó a su Duskull. — comenzó a decir el muchacho, viendo con preocupación a su pokémon.
Los agentes miraban cómo el joven entrenador contaba su historia, con Anabel confirmando que lo que sentía el muchacho era auténtica preocupación por Gardevoir.
— Los dejamos solos durante un mes, mientras viajamos por la región recolectando medallas. — dijo Theo calmándose un poco para explicar de mejor manera su versión de los hechos — Nuestra meta es competir en la Liga Sinnoh.
Anabel y Looker inspeccionaron el resto de las pertenencias de Theo, viendo que en el interior de su mochila había varios objetos relacionados con el entrenamiento pokémon, además de un total de cinco medallas de gimnasio de la región Sinnoh, todas teniendo el código de legitimidad de medallas oficiales en la parte trasera.
— Ayer habíamos vuelto de Ciudad Corazón, luego de derrotar a Fantina, pero el señor de la guardería nos dijo que en todo ese tiempo no había rastros de un huevo. — explicó Theo con tristeza viendo a su Gardevoir con un estado anímico muy decaído — El señor nos explicó que Gardevoir había caído en un cuadro depresivo.
— ¿Un cuadro de depresión? — preguntó Looker.
— Gardevoir y yo tenemos un fuerte lazo entrenador-pokémon, el cual se vio muy afectado al apartarla de mi lado y dejarla sola por bastante tiempo, eso me explicó el encargado. — dijo el entrenador con lágrimas en los ojos — Me siento mal por haberla dejado sola, por ser el culpable de qué esté en ese estado y que esté sufriendo internamente.
Theo comenzó a llorar, siendo atendido y consolado por Looker, quien miraba a su compañera al no poder conectar los hilos de la historia con la narrativa del caso en cuestión.
Anabel se agachó para estar más cerca del pokémon de Theo, queriendo usar sus poderes para llegar al fondo de lo que le sucedía a Gardevoir, ya que la agente no creía que el cuadro de depresión y todas las emociones negativas qué desprendía el cuerpo del pokémon de tipo psíquico se debían a estar alejada de su entrenador.
— Tu Gardevoir si está en un estado de depresión, se siente terrible y yo no dejó de sentir emociones negativas saliendo de ella. — explicó Anabel poniendo su mano derecha en la cabeza de Gardevoir — No concuerdo con qué se haya originado por dejarla sola, este tipo de pokémon desarrollan un fuerte vínculo con su entrenador, pero no es tal de qué se pueda ver afectado por algo así.
La agente cerró los ojos, queriendo sentir a profundidad todo lo que sentía Gardevoir, todo lo qué había sentido y ver en concreto cuál era la razón de la depresión del pokémon envolvente.
La habitación comenzó a temblar, producto a los poderes psíquicos de Gardevoir que se resistía a qué Anabel usará los suyos en ella. Parecía que sentía miedo de que Anabel supiera lo que le había pasado en la guardería.
La mesa se movió golpeando la pared, el espejo se hizo trizas por la fuerza psíquica ejercida por la pokémon, haciendo volar cientos de trozos de vidrio por toda la habitación. Las luces comenzaron a parpadear, acabando por romper el foco y sumergir en oscuridad el cuarto completo.
— Por favor, déjame ayudarte. — dijo la agente tomando la mano de Gardevoir, queriendo transmitirle seguridad y confort — Yo puedo ayudarte.
Anabel transmitía unos cuantos recuerdos de ella a Gardevoir, abriendo un poco los archivos de su vida personal y previa a convertirse en una agente de la Policía Internacional. Todo para que Gardevoir también tuviera la confianza de poder abrirse y revelar que le sucedía.
Anabel estaba desorientada en las playas de la isla Poni de Alola. No tenía memoria alguna, salvo su nombre, que venía de Hoenn y qué era una entrenadora muy fuerte qué defendía una torre.
Un par de sujetos fueron en su rescate, ambos de la Policía Internacional. Uno de ellos era su actual compañero Looker, el otro era un agente más mayor de ojos rojos y cabello canoso.
Anabel estaba asustada y confundida, no sabía en quién confiar ni que hacer teniendo un completo rompecabezas en su mente. No sabía cómo había llegado a ese lugar, porque estaba ahí rodeada de desconocidos mientras mantenía una postura de hostilidad.
— Por favor, déjame ayudarte. — dijo el agente mayor extendiendo su mano a Anabel — Podemos ayudarte.
La chica sentía calma y serenidad viniendo del agente, una calidez paternal que desprendía protección y seguridad. Anabel aceptó la ayuda del agente tomando su mano.
— Soy el agente Nanu de la Policía Internacional. — dijo el hombre canoso dándole una sonrisa a Anabel.
Gardevoir contempló la experiencia de temor y vulnerabilidad qué había vivido Anabel, de cómo estaba perdida sin recordar nada y aun así aceptó la ayuda de alguien que con todo corazón quería lo mejor para ella.
Anabel quería moverse en todo ese mar de miedo, depresión, confusión y vergüenza que Gardevoir sentía. Quería llegar a la raíz de todo ese mal, a la razón del porqué ella se encontraba de esa manera y que la carcomía por dentro.
El pokémon de Theo poco a poco comenzó a desprender sus escudos mentales para recibir la ayuda de Anabel, dejando a un lado el miedo y la vergüenza que impedían que la agente viera más allá de su mente.
— AHHHH!!!! — gritó Anabel tirándose al piso y agarrándose la cabeza con fuerza.
Su cuerpo temblaba mientras era asistida por Looker y unos oficiales de policía que ingresaron a la habitación, viendo todo el desastre que se había formado en su interior.
— ¡¿Qué sucedió?! — preguntó Looker bastante preocupado, no habiendo visto a su compañera en esas condiciones.
La agente se veía vulnerable, tiritando cómo si hubiese visto al mismísimo Giratina en carne y hueso. Ella era conocida por ser alguien fuerte y ya se había enfrentado a criminales bastante macabros y extraños, debiendo haber sido algo muy impactante lo que sintió qué la dejó en ese estado pareciendo una niña asustada. Looker recordaba qué la había visto así el día que la encontró en Alola.
— La guardería. — dijo Anabel con dificultad con su voz temblorosa, abrazando su cuerpo — Tenemos que ir a la guardería.
Looker y Anabel se movilizaban dentro de una patrulla de policía a la Guardería de Pueblo Sosiego junto a dos oficiales de policía de Ciudad Rocavelo. Anabel estaba cubierta con una manta, todavía temblando por lo que había sentido al haberse conectado con la mente de Gardevoir y sentir en carne propia qué le había sucedido.
Anabel todavía podía sentir un par de manos recorrer su cuerpo, agarrar sus muñecas sumando al peso de una persona adulta mucho más pesada y fuerte qué ella, sintiéndose vulnerable, frágil y aterrada.
Looker simplemente estaba a su lado dándole su hombro para que se pueda apoyar, no sabiendo con exactitud cómo ayudarla por cómo se sentía, viendo que se abrazaba a sí misma casi queriendo estar en posición fetal y con un perfil somnoliento por el estrés mental que sintió.
— Tenías razón, Looker. — dijo Anabel mirando por la ventana de la patrulla con los ojos pesados, viendo cómo se estacionaba frente a la guardería — La maldad acecha en todas partes.
El agente no quiso responderle a su compañera. Él tenía todo el contexto de la situación y del caso, sin embargo, ella había vivido en carne propia lo que Gardevoir vivió por un mes completo, una sensación de impotencia, vulneración y vergüenza que no iba ser fácil quitarse de la cabeza.
Bang Bang Bang
Los agentes escucharon una serie de disparos que provenían de la guardería, rápidamente Looker salió del vehículo dejando a Anabel sola, ya que la misma no se veía capaz de entrar en acción por su estado mental.
— ¡Vuelvo enseguida! — dijo Looker dirigiéndose, corriendo al interior de la guardería — ¡No salgas del vehículo!
El interior se sentía frío y con el aire pesado, haciendo pensar al agente que el señor Wolfgang Anderson había escapado del lugar al pensar que Theo lo iba a delatar de cierta manera.
Sin embargo, la cruda realidad golpeó a Looker cuando presenció el cuerpo sin vida de uno de los oficiales de policía que los había acompañado. El individuo estaba tirado en el piso en un charco de sangre que salía de su cabeza.
— ¡Atrás! — gritó el señor Wolfgang, que estaba eufórico mientras tenía de rehén al otro oficial de policía con una pistola apuntando directamente en su cabeza — ¡No se acerque!
Looker tragó saliva y levantó las manos con cautela al ver cómo el sospechoso estaba en un estado de alteración extremo, viendo que no era buena idea llevarle la contraria al encontrarse armado y con un inocente de por medio.
— ¡Él me llamó enfermo, me dijo que era un maldito volador! — dijo el encargado de la guardería señalando el cuerpo del oficial asesinado — ¡Yo no quería, les juro que no quería hacerlo! — dijo Wolfgang presionando más la garganta del oficial con su antebrazo mientras comenzaba a llorar, manteniendo el arma en la cabeza del policía — ¡No quería hacerle daño a nadie!
El dueño de la guardería agitó ligeramente el arma cerca de su cabeza y del oficial, poniendo más nervioso a Looker al no saber si el sospechoso pudiese o no disparar una bala perdida que le podría llegar a algún paisano.
— He estado tan sólo, no pude evitarlo. — comenzó a decir Wolfgang soltando un poco el agarre que tenía en el cuello del oficial sin quitar la pistola de su cabeza — ¡Ella, ella me recordaba a Margaret!, ¡Mi Margaret!
Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos.
— Lo que hice fue horrendo, lo sé. ¡Pero no me pude detener! — gritó Wolfgang — ¡Se que crucé una línea qué ningún humano debe cruzar!, ¡Pero me sentía tan solo, no me pude controlar!
Looker no podía hacer ningún movimiento brusco. No podía pedir refuerzos, a su compañera o a alguno de sus pokémon cerca de su bolsillo. Lo único que podía hacer era esperar a que Wolfgang se calmará, pues no parecía ser buena idea negociar con él en ese estado de impulso y euforia.
— Se qué tengo que pagar por mis pecados. — dijo Wolfgang volviendo a soltar un poco el agarre al cuello del policía, con Looker viendo una posible oportunidad para negociar con él — ¡Pero será Arceus quien me va a juzgar!
En un rápido movimiento Wolfgang empujó al oficial hacía Looker, apuntándose con el arma y disparando el gatillo.
Bang
El agente de la Policía Internacional veía con impotencia cómo el cuerpo sin vida de Wolfgang caía al suelo en un charco de sangre. Escuchaba como las sirenas de las patrullas de policía local se acercaban al lugar, pero ya era demasiado tarde.
Se sentía frustrado de que todo haya terminado de esa forma, pensando en qué había otro camino en la historia. El pecado de Wolfgang era gigante, habiendo cruzado una línea qué había asqueado y horrorizado a todos los involucrados en el caso más y más conforme se revelaba nueva información.
— Libre de preocupaciones. — dijo Looker para sí mismo mientras se mantenía de pie contemplando el desenlace del caso.
Él junto a su compañera se habían enfrentado a diversos sospechosos más raros que el señor Anderson, pero lo que era aterrador de él, es que era un hombre normal con un empleo normal en un pueblo tranquilo. Un simple sentimiento de soledad lo llevó a cometer un acto tan atroz que ningún humano debía cometer.
Looker se retiró de la escena del crimen mientras los oficiales Neat y Mills ingresaban a la guardería. Se subió a la patrulla donde se encontraba su compañera todavía procesando lo que había acontecido de la mente de Gardevoir.
Podía verse cómo los vecinos veían horrorizados la situación en la guardería, viendo como llegaban ambulancias y más vehículos policiacos. Pronto se iban a formar más rumores en el pueblo qué solo iban a manchar para siempre la reputación y nombre de Wolfgang Anderson
Anabel se sentía inútil al ver que al fin y al cabo el caso terminó por afectarla personalmente, algo que le recriminaba a su compañero terminó por golpearla de cara directamente y de una forma que ningún ser en el universo esperaría.
Ella seguía temblando por los recuerdos de Gardevoir, teniendo que suprimirlos de alguna manera para mantenerse en el cargo y poder volver a su antiguo puesto de trabajo, sin embargo, toda esta experiencia sería una pequeña mancha en su ser que le seguiría por el resto de la eternidad.
Looker simplemente se recostaba en el asiento del vehículo.
— Era solo un hombre común en un pueblo tranquilo. Sin poderes ni ambiciones desmedidas. — dijo el agente contemplando la tranquilidad del cielo nocturno — Y aun así fue capaz de algo tan monstruoso. Si eso no es una advertencia, no sé qué lo sea.
Fin.
Junto a ella se encontraba el Oficial Neat, policía de la localidad el cual era un sujeto de edad avanzada con el cabello canoso, ojos azules y contextura delgada.
El oficial había hecho el llamado a la Policía Internacional ante el descubrimiento de un cuerpo moribundo en las cercanías de las ruinas del pueblo.
El cadáver había sido encontrado por un grupo de niños que estaba buscando Unowns, y que al evidenciar rastros de sangre debajo de unas rocas notificaron de inmediato a la policía local.
— Lamento la tardanza. — exclamó Looker bastante cansado tras haber corrido por la ruta 209 para llegar al sitio del delito — Había problemas climáticos en la ruta marítima de Kalos a Sinnoh.
Tras recomponerse, el Oficial Neat encaminó a los agentes a la escena del crimen mientras sacaba a relucir algunos detalles del caso.
— No suelen ocurrir esta clase de incidentes por la zona, por eso fue que nos contactamos con ustedes. — expresó Neat — No estamos acostumbrados a presenciar este tipo de atrocidades.
— Bueno, a nosotros dos siempre nos asignan este tipo de casos. — contestó Looker.
— Más que nada por la insubordinación de mi compañero. — respondió Anabel con apatía.
Neat los llevó a la entrada de las Ruinas Sosiego, en un sector protegido por cinta policial y por su compañero el Oficial Mills, un policía más joven de cabello café y ojos verdes qué se notaba bastante incómodo por todo lo que se estaba aconteciendo en el pueblo, teniendo la cara un poco pálida y desviando la mirada de la escena.
El cuerpo estaba debajo de una manta, viéndose a un lado las rocas qué el sospechoso había usado para tratar de encubrir su fechoría. Mills levantó la manta un tanto asqueado y se retiró del lugar, no teniendo estómago para contemplar lo que había debajo de ella.
El despojo era pequeño, como el de un recién nacido presentando diversas malformaciones por todo el cuerpo, siendo difícil para los agentes y el oficial reconocer algunas partes del cuerpo totalmente cubierto por sangre.
La cabeza parecía que contaba con unas dos protuberancias cómo cuernos, uno en la frente y otro en la nuca, además de que sus piernas contaban con un exceso de cutis.
Despedía un fuerte hedor qué casi hizo vomitar a Looker y a Neat, mientras que Anabel permanecía inmóvil pretendiendo que dicha imagen y esencia no la afectaban en lo más mínimo.
— Parece ser un infante humano varón de unas dos semanas, o incluso menos. — comentó Anabel, agachándose para analizar más a fondo el cadáver, todavía ignorando la peste — Presenta malformaciones en la cabeza, el pecho y las piernas.
— Probablemente la madre se quiso deshacer de él al ver su estado de nacimiento. — agregó Looker.
— Eso sería imposible, no ha habido noticias en el pueblo de alguna mujer embarazada. — cuestionó el Oficial Neat.
Al tratarse de un lugar bastante pequeño, todos los habitantes se conocían entre ellos y hacía casi imposible que un embarazo pasará desapercibido.
— Tal vez se trate del neonato de alguien exterior al pueblo. — concluyó Looker — Buscando deshacerse de la evidencia del crimen en un lugar remoto como este.
— Quizás, pero me gustaría inspeccionar un poco más los restos. — agregó la agente — Siento algo extraño proviniendo de él.
— Tenemos el Centro Pokémon, no cuenta con la tecnología de última generación de sus cuarteles, pero es funcional. — contestó Neat, haciendo los preparativos para transportar el cuerpo del neonato.
X-X-X
Looker esperaba fuera del laboratorio del Centro Pokémon a su compañera, que estaba realizando una autopsia al infante para tener una mayor precisión de la causa de su muerte.
Desde el punto de vista del agente debían de indagar en los casos de embarazos en las ciudades y pueblos aledaños a Pueblo Sosiego, para determinar a la progenitora que abortó a la víctima o a quien la obligó a hacerlo buscando los expedientes médicos.
— Looker, necesitó que vengas. — dijo Anabel abriendo la puerta del laboratorio, mostrándose con una bata, guantes y mascarilla clínicas.
— ¿Qué sucede Anabel? — Looker ingresó al laboratorio y vio el cuerpo sobre una mesa de observaciones.
— Lo primero es qué el neonato no fue asesinado directamente. — mencionó Anabel quitando la mascarilla — Es decir, no hay rastros de hematomas o el uso de armas cortopunzantes qué deriven a contusiones.
— ¿Qué quieres decir? — cuestionó el agente.
— El pequeño se asfixió por inhalar grandes cantidades de tierra. — respondió Anabel, ordenando algunos de los instrumentos que usó para examinar el cuerpo.
Looker quedó en silencio por la inesperada revelación.
— Lo enterraron vivo. — El agente cubrió su boca con su mano mientras dirigía su mirada al cuerpo de la víctima.
Para el agente, la motivación de deshacerse del infante por las malformaciones qué presentaba seguía presente, pero le generaba un escalofrío que los perpetradores hayan querido enterrarlo vivo para que muriera lentamente asfixiado y agonizando.
— Exacto, pero eso no es todo. — siguió Anabel — Había algo que no me cuadraba con las anomalías del cuerpo, así que quise realizarle algunos exámenes extras en base a su genética.
— ¿Qué descubriste? — preguntó Looker.
— Con la maquinaria presente aquí no pude obtener los resultados de los exámenes, así que los envíe al Cuartel General. — comentó la agente — Mañana en la mañana recibiré los resultados concluyentes.
— ¿Tienes alguna teoría del origen de esas malformaciones? — cuestionó el agente.
— La principal es que se deba a malformaciones producidas por la relación entre individuos del mismo grupo familiar. — respondió Anabel.
— Incesto, eso respondería a los defectos físicos. — dedujo Looker.
— También respondería a porqué querían deshacerse del neonato. — agregó Anabel.
Looker se disgustó por el comentario de su compañera, ya que no quería aceptar una razón concreta qué justificase de alguna manera la atrocidad qué estaban investigando. No cabía en su cabeza qué un ser humano pudiese hacer algo como eso, en especial a alguien inocente y que no podía defenderse o mostrar resistencia.
— Sé qué te sientes incómodo, pero te recuerdo que no es la primera vez que nos enfrentamos a un caso de homicidio. — dijo la agente con un brillo violeta en sus ojos — Walker, Taylor, Arashi, todos ellos tenían sangre de inocentes en sus manos y por eso están encerrados hasta el día de hoy, es lo mismo que estamos haciendo ahora.
— Esto es diferente, Anabel. — dijo disgustado mientras se retiraba del laboratorio — Saldré a caminar.
La agente dejó qué su compañero saliera a despejar su mente, ya que iba a entorpecer la investigación y el caso sí seguía con una actitud demasiado sentimental y personal en torno a los involucrados.
A ella también le parecía una atrocidad el caso en general, pero debía mantenerse profesional para resolver el caso y atrapar al o a los culpables de los hechos.
X-X-X
Looker caminaba por el pueblo viendo la cotidianidad con la que vivían los residentes, tratando de sobrellevar la horrenda noticia de lo que había sucedido.
Era un lugar con gente sencilla desde su punto de vista, tal y como había dicho el Oficial Neat. Una localidad fundada por rancheros y agricultores.
Había un grupo de niños jugando con sus pokémon cerca de la Guardería Pokémon, uno de los pocos lugares de interés qué tenía el lugar.
También podía ver como algunas personas en su mayoría mujeres conversaban entre susurros mientras lo veían caminar, indicando que se estaban generando rumores sobre el caso del cuerpo descubierto en el pueblo.
Sin darse cuenta había llegado al Periódico Local, el cual se encontraba no muy lejos del centro pokémon. Tenía la pinta de una simple casa de madera, sólo que tenía en el dintel de la puerta una placa de acero con el nombre del recinto y su fundador.
En la entrada de la casa había un hombre de edad vestido con un suéter rojo y un pantalón café qué estaba fumando un cigarrillo, mirando a la nada misma hasta que se percató de la presencia de Looker.
— Agente, ¿Alguna novedad sobre el caso? — preguntó el hombre apagando su cigarrillo y arreglando su bigote.
— Nada de momento señor… — dijo Looker buscando su placa en su abrigo.
— Fill, Thom Fill, periodista de vocación. — encendiendo otro cigarrillo.
— Agente Looker de la Policía Internacional, señor Fill. — mostrando su placa.
— En todos mis años en este pueblo es la primera vez que veo a la P.I por estos lares. — dijo soltando el humo de su cigarro — Jamás pensé que sucedería algo así en mi pueblo.
— Nunca nadie se lo espera, pero siempre puede suceder una brutalidad de ese nivel. — dijo Looker con seriedad — Podría decirse que ningún lugar se salva de eso, libre de preocupaciones. — citó el eslogan del pueblo.
— Aun así, creo que el responsable no es del pueblo, he vivido aquí lo suficiente para saber qué ninguno de mis vecinos sería capaz de algo como eso. — reflexionó Thom, dejando que su cigarro se consumiera un poco.
— Esa es la teoría que tenemos en función de lo qué nos dijo el Oficial Neat. — comentó el agente, viendo salir de la guardería a una pareja de entrenadores.
El chico se veía cabizbajo guardando una pokéball en su bolsillo, mientras la chica intentaba consolarlo dándole un abrazo.
— Tal vez los pokémon qué dejó en la guardería no eran compatibles. — mencionó el señor Fill.
— ¿Esos chicos son oriundos del lugar? — preguntó Looker.
— No, no lo son. — contestó Thom, quién sabía perfectamente quien era nativo del pueblo — Varios entrenadores visitan la guardería, buscando criar pokémon o simplemente dejarlos descansar. — apagando su cigarrillo — Ya se está oscureciendo agente, debería volver a su posada, las noches son muy heladas por aquí.
X-X-X
Anabel y Looker se encontraban en una habitación del Centro Pokémon qué el Oficial Neat les pudo conseguir. Habían acabado de cenar platillos típicos de la zona qué eran de temática ranchera, utilizando carne de Miltank sumado a vegetales autóctonos.
El Agente Looker estaba acostado en su cama individual mirando el techo de la habitación. Seguía reflexionando sobre el caso, pero en el fondo también estaba preocupado por otros asuntos ajenos a todo lo que se estaba aconteciendo en el pueblo.
— Llevas en silencio desde que llegaste al Centro Pokémon, eso es raro viniendo de ti. — dijo Anabel — ¿Qué sucede?
— Sólo estaba armando el perfil del sospechoso. — dijo Looker, desviando la mirada — Eso es todo.
— Sabes que no me puedes mentir. — dijo Anabel, volviendo a hacer brillar sus ojos — ¿Es por la niña de Kalos?
— Su nombre es Emma, y sí. — dijo levantándose para quedar sentado en la cama, no podía ocultarle nada a su colega — Fui a verla antes de venir a Sinnoh, estaba preocupado de que le pudiese suceder algo.
— Ella estará bien, puede cuidarse sola. — respondió la agente con seriedad — Además, no creo que vuelva a reunirse con malas personas después de lo último que le pasó.
— Lo sé, pero aun así estoy preocupado. — dijo el hombre tomando su cabello — Más con lo que acabamos de presenciar, la maldad en verdad acecha en todas partes.
Anabel sabía el historial de su compañero en la región de Kalos, de cómo había detenido el plan de Xerosic con la ayuda de la actual campeona y la niña Emma con sumo detalle, así como también su suspensión temporal por haber colaborado con civiles en asuntos de carácter oficial.
Sin embargo, no podía verse inmiscuido más con esa niña, ya que no sólo iba a perder de vista el caso concreto, sino que también se arriesgaba a que le dieran otra suspensión.
— No eres su padre, Looker. — dijo Anabel con seriedad y algo de enojo — Necesito que estés pendiente en el caso, no en asuntos personales. Si no puedes hacerlo, entonces tendré que pedirte que te retires y vuelvas a la base.
Anabel salió de la habitación, dejando a Looker consternado por sus palabras, pero sabiendo que en el fondo tenían razón.
Debía dejar se meterse en problemas, o no sólo se afectaría a sí mismo, sino también a su compañera, quien estaba esforzándose por una promoción y poder volver a su puesto en la Unidad Especial de Prevención contra Ultraentes.
La agente caminaba por los pasillos del Centro Pokémon, tratando de relajarse y reflexionar sobre lo dura qué fue con su colega. Sabía que él no hacía lo que hacía por malas intenciones, sólo era un hombre imprudente y emocional en un trabajo en el que se debía ser riguroso y tomar decisiones difíciles cuando era necesario.
Ella medianamente entendía que la línea entre lo personal y lo profesional en su trabajo era muy delgada, dado a que ella también todo lo realizaba profesionalmente por un propósito personal, volver a su antigua unidad.
No estaba conforme con la degradación de puesto, teniendo qué investigar casos no acordes a su especialización y tener que aprender en la marcha temas médicos para las autopsias.
— Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes. — pensó Anabel, volviendo a la habitación.
X-X-X
Looker y Anabel esperaban en el laboratorio del Centro Pokémon los resultados de los exámenes enviados por la agente al Cuartel General, teniendo el cuerpo del bebé debajo de una manta.
La teoría principal qué tenían era que el cuerpo del infante era producto de una relación endogámica, sin embargo, Anabel también había propuesto una segunda teoría cuando Looker salió a caminar por el pueblo.
La teoría consistía en que durante el desarrollo de la víctima en el vientre se viera afectado por una exposición a algún elemento radioactivo que contribuyó al desarrollo de las malformaciones presentes en su cuerpo.
Toc toc toc
Un mensajero de la P.I. ingresó al laboratorio con un sobre que mantenía el contenido solicitado, siendo entregado directamente a Anabel antes de marcharse.
— Veamos. — dijo la agente abriendo el sobre para ver los resultados.
Looker se hizo a un lado, pues no contaba con los conocimientos qué tenía Anabel para comprender los resultados médicos. Era a partir de las expresiones de su compañera que el agente tenía una idea mediática de los resultados concluyentes del examen.
El rostro de Anabel denotaba confusión, intriga y dudas conforme iba leyendo los resultados.
— ¿Qué pasa? — preguntó Looker tratando de ojear los documentos — ¿Hay señales de radiación en el pequeño?
— No. — contestó secamente Anabel — Tampoco hay señales de que fuera concebido por medio de una relación endogámica en su registro genético.
Looker no sabía qué responder ante la revelación de su compañera.
— Según los exámenes tenemos un error de compatibilidad enorme en el ADN del individuo. — explicó Anabel volviendo a leer los resultados — Eso sólo se resumiría a…
— El bebé es un híbrido humano-pokémon. — dijo Looker sin rodeos, mostrando repulsión en su rostro — Producto de una relación de pokefilia.
Anabel fue rápidamente a ver el cuerpo del infante, colocándose guantes quirúrgicos para quitar la manta y examinar con rigurosidad las partes mal formadas, principalmente los cuernos de la cabeza y la piel extra de las piernas.
— Cabeza, pecho y piernas. — dijo Anabel tocando las partes mencionadas sin inmutarse por lo repulsivo de su origen — El feto intentó desarrollar las características genéticas de un pokémon en un cuerpo humano, es un milagro que siquiera se hubiera formado durante la gestación.
— La parte de la cabeza me recuerda a las crestas de los Ralts. — argumentó Looker acercándose al cadáver, ignorando las náuseas que sentía de toda la situación — Eso explicaría también las zonas de los pies.
— Tienes razón. — dijo la Agente, volviendo a revisar los archivos.
— ¿Puedes determinar de qué progenitor tiene la parte pokémon? — preguntó el agente Looker.
— Estoy buscando el examen de ADN mitocondrial para identificar el origen de la madre. — explicó Anabel revisando los documentos — Aquí se aclara que los rasgos de la mitocondria son herencia pokémon, más específicamente de la línea evolutiva de Ralts sí seguimos la apariencia del neonato.
Looker trataba de asimilar lo que tenían entre manos intentando no sentirse tan asqueado al respecto. Viendo el lado positivo ya tenían información concluyente del caso, la parte complicada consistía en tratar de dar con el paradero del sospechoso progenitor de la criatura.
— ¿En los documentos aparece el tiempo en qué se desarrolló el infante? — preguntó el agente.
— Es difícil de determinar con claridad, el desarrollo embrionario es diferente entre humano y pokémon. — comentó Anabel, volviendo a revisar los archivos — Incluso entre los pokémon su desarrollo varía bastante, sin embargo, dado a qué la madre es del grupo de huevo humanoides.
— Un mes aproximadamente. — contestó el agente.
— Exacto. —
— Creo que tengo una idea. — dijo Looker saliendo de la sala para hablar con la enfermera principal a cargo del centro pokémon
X-X-X
Looker y Anabel estaban en la Sala de Registro del centro pokémon, un lugar que tenía la base de datos de todos los usuarios de las máquinas de sanación del recinto.
La enfermera estaba buscando en un margen de tiempo de 5 semanas atrás a algún entrenador masculino qué haya estado en Pueblo Sosiego con algún miembro de la línea evolutiva de Ralts y que haya estado en el centro pokémon.
— No hay datos de ningún entrenador qué haya tenido un Ralts, Kirlia o Gardevoir en su equipo completo. — dijo la enfermera revisando la computadora central de la sala — Ni siquiera cómo parte de un equipo incompleto.
— ¿Está segura? — preguntó Looker.
— Completamente. — respondió la enfermera.
— Tiene razón, tampoco hay ningún dato en los archivos físicos. — dijo Anabel leyendo una gran carpeta de documentos impresos y archivados — No hay rastro del posible sospechoso.
— Mierda. — exclamó el agente con frustración.
Habían avanzado bastante en la investigación, sin embargo, seguían varados en la búsqueda preliminar del sospechoso no teniendo la suficiente información para proseguir.
Sabían que era un hombre, un entrenador que tenía un pokémon de la línea evolutiva de Ralts y no era oriundo de Pueblo Sosiego. Su rango de edad debía ser de 16 a 40 años y debió tener un mínimo de interacción con alguien del pueblo.
Varios entrenadores visitan la guardería, buscando criar pokémon o simplemente dejarlos descansar.
De pronto, recordó las palabras del Señor Fill resonaron en su cabeza como una señal de qué la investigación continuaba, de qué podía haber otra opción.
Rápidamente el agente salió corriendo de la sala, siendo seguido por Anabel que no estaba segura de lo que haría su compañero a continuación.
La Guardería Pokémon era atendida por Wolfgang Anderson, un hombre viudo de 45 años. Tenía el cabello de color azul oscuro junto a algunas canas en la zona de las patillas y un frondoso bigote, usando un par de lentes gruesos qué cubrían sus ojos cafés junto a un par de guantes de cuero.
El hombre había heredado el recinto de su padre, quien a su vez lo heredó del suyo. La guardería era un negocio familiar longevo que se extendía desde la fundación de Pueblo Sosiego, hasta la fecha seguía manteniendo el negocio en pie pese a la pérdida de la mujer de Anderson.
El lugar recibía clientela de toda la región, inclusive líderes de gimnasio y hasta entrenadores extranjeros de otras regiones.
— No pensé qué la noticia del crimen fuese real. — dijo Anderson un tanto nervioso, buscando en su pequeña computadora de escritorio los datos de sus clientes qué coincidían con la descripción dada por los agentes — Me parece una barbaridad tremenda. — agregó desviando la mirada de los ojos de los agentes.
Dicha información que pedían los agentes era de carácter privado y únicamente se guardaban como protocolo de negocio, no obstante, dado a que la información era solicitada por agentes de la Policía Internacional, el dueño del lugar no podía oponerse a entregar información que podía ayudar a resolver un crimen.
— Lamentablemente así es. — respondió Looker mientras observaba el lugar — Le agradezco mucho por compartir esa información con nosotros.
— No se preocupe. — volvió a decir el señor con nerviosismo — Sólo hago lo que cualquier persona normal haría. — volviendo a revisar su computadora.
El lugar tenía las paredes de color celeste, con algunos cuadros y fotografías qué decoraban el sitio. Entre las fotos podía apreciarse una de la esposa fallecida del señor Anderson, la señora Margaret Anderson.
La difunta mujer tenía una piel bastante pálida, el cabello largo y de color verde oscuro, sumado a unos profundos ojos de color rojo.
En las paredes sólo se podían ver fotos de la pareja, de forma individual, teniendo viajes por distintas partes de Sinnoh, así como su boda y demás actividades en otras zonas turísticas de otras regiones. También había colgados en la pared uno que otro reconocimiento de longevidad del lugar, tanto a nivel local cómo regional, así como también unos cuadros del pokémon legendario Arceus.
— Lo encontré. — dijo Wolfgang revisando su computadora, con Looker y Anabel acercándose para leer el nombre y número de identificación de entrenador del sospechoso, lo cual incomodó un poco a Anderson.
— Theo Karlo. — leyó Anabel el nombre del sospechoso — Oriundo de Sinnoh, de Ciudad Jubileo.
— Ya… ya me acuerdo de él. — explicó Wolfgang — Dejó a su Gardevoir junto a un Duskull para tener una cría con movimiento de huevo.
— Tengo su número de identificación, lo compartiré con las autoridades locales para qué nos ayuden a rastrearlo. — dijo Looker haciendo unas llamadas.
X-X-X
Los agentes se desplazaban por las calles nocturnas de Ciudad Rocavelo, dirigiéndose al departamento de policía de la ciudad al recibir una llamada de las autoridades locales en función de qué habían dado con el paradero de Theo Karlo.
El departamento se encontraba cerca del Centro Comercial de Ciudad Rocavelo, quedando cerca de la entrada este siguiendo la ruta 211 y ruta 210 desde Pueblo Sosiego.
Al ingresar al lugar Looker vio en la recepción del departamento de policial local a una entrenadora qué le resultaba familiar, siendo la chica qué vio salir de la guardería el día anterior.
La joven tenía cabello rubio peinado con unas trenzas, teniendo una expresión de preocupación mientras se mantenía esperando junto a algunos oficiales de policía a qué los agentes fuesen a interrogar a Theo.
— Agentes Looker y Anabel, soy el Oficial Moore. — dijo un policía moreno y calvo — Theo Karlo se encuentra en la sala de interrogatorios, ya se le aclaró de lo que se le acusaba junto a sus derechos.
Los agentes caminaron por los pasillos del departamento siendo guiados por Moore, pasando por algunas celdas qué tenían en su interior a algunos ladrones de cuarta o drogadictos empedernidos.
Llegaron a la habitación de interrogación, viendo desde el vidrio espejo al sospechoso sentado frente a una gran mesa de metal, estando esposado de las muñecas.
El entrenador tenía 18 años, el cabello negro hasta el cuello con unas líneas en las patillas, los ojos azules y llevaba puesto ropa deportiva de color negro con rojo.
Su expresión facial era de miedo y nerviosismo, mirando constantemente sus zapatillas blancas cada que agachaba la cabeza evitando ver su reflejo en el espejo frente a él.
— Vamos a entrar. — dijo Anabel ingresando a la habitación junto a Looker, notando qué su presencia y la de su compañero pusieron más nervioso al entrenador de Ciudad Jubileo.
— Somos los agentes Looker y Anabel de la Policía Internacional. — dijo el hombre mostrando su placa junto a su compañera — Vamos a hacerte unas cuantas preguntas respecto al cuerpo encontrado en las ruinas de Pueblo Sosiego.
— ¡Soy inocente! — exclamó el entrenador en una explosión de adrenalina y temor qué había estado acumulando.
Anabel sólo podía sentir hostilidad y temor viniendo del interior del muchacho, haciendo que sus ojos brillaran ligeramente.
— Si en realidad eres inocente no deberías estar tan nervioso y asustado. — dijo Anabel tomando una silla de la habitación para sentarse frente a Theo, tomando una actitud seria — ¿Por qué te encuentras así?
— ¡Estaba caminando tranquilo con mi novia por la ciudad, cuando unos oficiales llegan y me acusan de haber cometido un asesinato, a un infante! — respondió el joven entrenador con algo de resentimiento y enojo en su voz — Me llevan detenido y me encierran aquí, ¡¿Cómo esperan qué me encuentre?!
— ¿Acaso no tienes un Gardevoir hembra en tu equipo? — cuestionó Looker evitando los comentarios hostiles entre el joven y su compañera — ¿Cómo está ella?
Dicho comentario hizo que Theo tratará saliva y bajará la cabeza.
— ¿Ella está bien? — preguntó Anabel con una voz seria, haciendo qué sus ojos comenzarán a brillar de un color violeta intenso — ¿O ella no está bien?, es una simple pregunta dicotómica que hasta un niño podría contestar.
Theo seguía sin querer responder, escondiendo algo que no quería revelarles a los agentes de la Policía Internacional.
— ¿Acaso abusaste de tu propio pokémon? — preguntó la agente sin pelos en la lengua.
— ¡Qué mierda estás diciendo! — exclamó Theo ofendido, levantándose de su asiento estando limitado por las esposas ante tal acusación tan desagradable.
— ¿La embarazaste y sepultaste al engendro para cubrir la evidencia de tu desagradable crimen? — preguntó Anabel, contestando igual de hostil que Karlo con sus ojos brillando más que antes — ¿Te sientes culpable de lo que le hiciste a tu pokémon?
— Anabel, cálmate. — dijo Looker poniendo su mano en el hombro derecho de su compañera — Estás dejando que su estado emocional te afecte a ti también.
Los ojos de la mujer detuvieron su brillo para volver a su color original una vez despejaba su mente para mantener la calma y la serenidad de la situación. Anabel se encontraba un tanto estresada por todo el caso y las vueltas de este, siendo su punto de explosión la interrogación de un muchacho que se negaba a proporcionar información a agentes de la ley.
— Está no es mi área. — pensó Anabel tocando su cabeza, enojada consigo misma por no controlar la situación — No debería estar en este tipo de trabajo. — pensó recordando su puesto en la Unidad Especial de Prevención contra Ultraentes.
— Muy bien, yo haré las preguntas ahora. — dijo Looker parándose a un lado de Theo — Sólo queremos llegar al fondo de este crimen, que tu hayas cometido esos actos o no dependerá de la información que nos proporciones. — dijo el agente con bastante calma, intentando apelar al joven entrenador.
El entrenador miró al agente con curiosidad, teniendo una personalidad bastante más relajada qué su compañera, una calidez y tacto muy diferente y raro en un agente de la Policía Internacional.
A diferencia de Anabel o de cualquier otro agente, Looker tenía una mayor facilidad para congeniar con los entrenadores pokémon. Podía ganarse su confianza con su personalidad más relajada fuera del molde serio y frío como lo era su compañera.
No por nada durante sus misiones de detener a equipos de villanos se llegaba a aliar con entrenadores pokémon qué también tenían el objetivo de frenar los planes de las organizaciones criminales.
— Por favor, aunque sea déjanos ver a tu Gardevoir. — dijo Looker con tranquilidad — Te vi salir de la guardería ayer, estabas triste ¿Tiene qué ver con tu pokémon?
Theo agachó la cabeza por lo dicho por Looker.
El agente tenía una mentalidad más reacia a confiar en los jóvenes, de entender sus errores e inseguridades, así como tratar de darles una segunda oportunidad.
— ¡¿En serio me deja su oficina de detective?! — preguntó Emma sorprendida por la oferta de Looker — Después de todo lo que hice.
— Todos cometemos errores, lo importante es admitirlos y saber corregirlos. — dijo Looker — Sé qué le darás un buen uso a este lugar, confío en que harás lo correcto.
— Mis pertenencias las tiene el Oficial. — dijo Theo con tristeza en sus palabras.
Looker hizo unas señas al oficial para que ingresará a la habitación de interrogación con las pertenencias del muchacho, más concretamente con su mochila.
Theo abrió un bolsillo para sacar la pokéball de Gardevoir, sacando a su pokémon de tipo psíquico.
Al momento en qué Gardevoir hizo acto de presencia en la habitación algo despertó en Anabel, parándose de inmediato para acercarse al pokémon humanoide.
— ¿Qué le sucedió? — preguntó Anabel preocupada al ver el estado psicológico del pokémon.
Gardevoir estaba sentada en el suelo abrazada de sus piernas. Su rostro reflejaba un vacío enorme, tan grande qué los poderes de Anabel reflejaban mucha tristeza entre otras emociones negativas qué la afectaban directamente.
— Con mi novia queríamos criar un Ralts con Fuego Fatuo, fuimos a la Guardería de Pueblo Sosiego dónde dejé a mi Gardevoir y mi novia dejó a su Duskull. — comenzó a decir el muchacho, viendo con preocupación a su pokémon.
Los agentes miraban cómo el joven entrenador contaba su historia, con Anabel confirmando que lo que sentía el muchacho era auténtica preocupación por Gardevoir.
— Los dejamos solos durante un mes, mientras viajamos por la región recolectando medallas. — dijo Theo calmándose un poco para explicar de mejor manera su versión de los hechos — Nuestra meta es competir en la Liga Sinnoh.
Anabel y Looker inspeccionaron el resto de las pertenencias de Theo, viendo que en el interior de su mochila había varios objetos relacionados con el entrenamiento pokémon, además de un total de cinco medallas de gimnasio de la región Sinnoh, todas teniendo el código de legitimidad de medallas oficiales en la parte trasera.
— Ayer habíamos vuelto de Ciudad Corazón, luego de derrotar a Fantina, pero el señor de la guardería nos dijo que en todo ese tiempo no había rastros de un huevo. — explicó Theo con tristeza viendo a su Gardevoir con un estado anímico muy decaído — El señor nos explicó que Gardevoir había caído en un cuadro depresivo.
— ¿Un cuadro de depresión? — preguntó Looker.
— Gardevoir y yo tenemos un fuerte lazo entrenador-pokémon, el cual se vio muy afectado al apartarla de mi lado y dejarla sola por bastante tiempo, eso me explicó el encargado. — dijo el entrenador con lágrimas en los ojos — Me siento mal por haberla dejado sola, por ser el culpable de qué esté en ese estado y que esté sufriendo internamente.
Theo comenzó a llorar, siendo atendido y consolado por Looker, quien miraba a su compañera al no poder conectar los hilos de la historia con la narrativa del caso en cuestión.
Anabel se agachó para estar más cerca del pokémon de Theo, queriendo usar sus poderes para llegar al fondo de lo que le sucedía a Gardevoir, ya que la agente no creía que el cuadro de depresión y todas las emociones negativas qué desprendía el cuerpo del pokémon de tipo psíquico se debían a estar alejada de su entrenador.
— Tu Gardevoir si está en un estado de depresión, se siente terrible y yo no dejó de sentir emociones negativas saliendo de ella. — explicó Anabel poniendo su mano derecha en la cabeza de Gardevoir — No concuerdo con qué se haya originado por dejarla sola, este tipo de pokémon desarrollan un fuerte vínculo con su entrenador, pero no es tal de qué se pueda ver afectado por algo así.
La agente cerró los ojos, queriendo sentir a profundidad todo lo que sentía Gardevoir, todo lo qué había sentido y ver en concreto cuál era la razón de la depresión del pokémon envolvente.
La habitación comenzó a temblar, producto a los poderes psíquicos de Gardevoir que se resistía a qué Anabel usará los suyos en ella. Parecía que sentía miedo de que Anabel supiera lo que le había pasado en la guardería.
La mesa se movió golpeando la pared, el espejo se hizo trizas por la fuerza psíquica ejercida por la pokémon, haciendo volar cientos de trozos de vidrio por toda la habitación. Las luces comenzaron a parpadear, acabando por romper el foco y sumergir en oscuridad el cuarto completo.
— Por favor, déjame ayudarte. — dijo la agente tomando la mano de Gardevoir, queriendo transmitirle seguridad y confort — Yo puedo ayudarte.
Anabel transmitía unos cuantos recuerdos de ella a Gardevoir, abriendo un poco los archivos de su vida personal y previa a convertirse en una agente de la Policía Internacional. Todo para que Gardevoir también tuviera la confianza de poder abrirse y revelar que le sucedía.
Anabel estaba desorientada en las playas de la isla Poni de Alola. No tenía memoria alguna, salvo su nombre, que venía de Hoenn y qué era una entrenadora muy fuerte qué defendía una torre.
Un par de sujetos fueron en su rescate, ambos de la Policía Internacional. Uno de ellos era su actual compañero Looker, el otro era un agente más mayor de ojos rojos y cabello canoso.
Anabel estaba asustada y confundida, no sabía en quién confiar ni que hacer teniendo un completo rompecabezas en su mente. No sabía cómo había llegado a ese lugar, porque estaba ahí rodeada de desconocidos mientras mantenía una postura de hostilidad.
— Por favor, déjame ayudarte. — dijo el agente mayor extendiendo su mano a Anabel — Podemos ayudarte.
La chica sentía calma y serenidad viniendo del agente, una calidez paternal que desprendía protección y seguridad. Anabel aceptó la ayuda del agente tomando su mano.
— Soy el agente Nanu de la Policía Internacional. — dijo el hombre canoso dándole una sonrisa a Anabel.
Gardevoir contempló la experiencia de temor y vulnerabilidad qué había vivido Anabel, de cómo estaba perdida sin recordar nada y aun así aceptó la ayuda de alguien que con todo corazón quería lo mejor para ella.
Anabel quería moverse en todo ese mar de miedo, depresión, confusión y vergüenza que Gardevoir sentía. Quería llegar a la raíz de todo ese mal, a la razón del porqué ella se encontraba de esa manera y que la carcomía por dentro.
El pokémon de Theo poco a poco comenzó a desprender sus escudos mentales para recibir la ayuda de Anabel, dejando a un lado el miedo y la vergüenza que impedían que la agente viera más allá de su mente.
— AHHHH!!!! — gritó Anabel tirándose al piso y agarrándose la cabeza con fuerza.
Su cuerpo temblaba mientras era asistida por Looker y unos oficiales de policía que ingresaron a la habitación, viendo todo el desastre que se había formado en su interior.
— ¡¿Qué sucedió?! — preguntó Looker bastante preocupado, no habiendo visto a su compañera en esas condiciones.
La agente se veía vulnerable, tiritando cómo si hubiese visto al mismísimo Giratina en carne y hueso. Ella era conocida por ser alguien fuerte y ya se había enfrentado a criminales bastante macabros y extraños, debiendo haber sido algo muy impactante lo que sintió qué la dejó en ese estado pareciendo una niña asustada. Looker recordaba qué la había visto así el día que la encontró en Alola.
— La guardería. — dijo Anabel con dificultad con su voz temblorosa, abrazando su cuerpo — Tenemos que ir a la guardería.
X-X-X
Looker y Anabel se movilizaban dentro de una patrulla de policía a la Guardería de Pueblo Sosiego junto a dos oficiales de policía de Ciudad Rocavelo. Anabel estaba cubierta con una manta, todavía temblando por lo que había sentido al haberse conectado con la mente de Gardevoir y sentir en carne propia qué le había sucedido.
Anabel todavía podía sentir un par de manos recorrer su cuerpo, agarrar sus muñecas sumando al peso de una persona adulta mucho más pesada y fuerte qué ella, sintiéndose vulnerable, frágil y aterrada.
Looker simplemente estaba a su lado dándole su hombro para que se pueda apoyar, no sabiendo con exactitud cómo ayudarla por cómo se sentía, viendo que se abrazaba a sí misma casi queriendo estar en posición fetal y con un perfil somnoliento por el estrés mental que sintió.
— Tenías razón, Looker. — dijo Anabel mirando por la ventana de la patrulla con los ojos pesados, viendo cómo se estacionaba frente a la guardería — La maldad acecha en todas partes.
El agente no quiso responderle a su compañera. Él tenía todo el contexto de la situación y del caso, sin embargo, ella había vivido en carne propia lo que Gardevoir vivió por un mes completo, una sensación de impotencia, vulneración y vergüenza que no iba ser fácil quitarse de la cabeza.
Bang Bang Bang
Los agentes escucharon una serie de disparos que provenían de la guardería, rápidamente Looker salió del vehículo dejando a Anabel sola, ya que la misma no se veía capaz de entrar en acción por su estado mental.
— ¡Vuelvo enseguida! — dijo Looker dirigiéndose, corriendo al interior de la guardería — ¡No salgas del vehículo!
El interior se sentía frío y con el aire pesado, haciendo pensar al agente que el señor Wolfgang Anderson había escapado del lugar al pensar que Theo lo iba a delatar de cierta manera.
Sin embargo, la cruda realidad golpeó a Looker cuando presenció el cuerpo sin vida de uno de los oficiales de policía que los había acompañado. El individuo estaba tirado en el piso en un charco de sangre que salía de su cabeza.
— ¡Atrás! — gritó el señor Wolfgang, que estaba eufórico mientras tenía de rehén al otro oficial de policía con una pistola apuntando directamente en su cabeza — ¡No se acerque!
Looker tragó saliva y levantó las manos con cautela al ver cómo el sospechoso estaba en un estado de alteración extremo, viendo que no era buena idea llevarle la contraria al encontrarse armado y con un inocente de por medio.
— ¡Él me llamó enfermo, me dijo que era un maldito volador! — dijo el encargado de la guardería señalando el cuerpo del oficial asesinado — ¡Yo no quería, les juro que no quería hacerlo! — dijo Wolfgang presionando más la garganta del oficial con su antebrazo mientras comenzaba a llorar, manteniendo el arma en la cabeza del policía — ¡No quería hacerle daño a nadie!
El dueño de la guardería agitó ligeramente el arma cerca de su cabeza y del oficial, poniendo más nervioso a Looker al no saber si el sospechoso pudiese o no disparar una bala perdida que le podría llegar a algún paisano.
— He estado tan sólo, no pude evitarlo. — comenzó a decir Wolfgang soltando un poco el agarre que tenía en el cuello del oficial sin quitar la pistola de su cabeza — ¡Ella, ella me recordaba a Margaret!, ¡Mi Margaret!
Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos.
— Lo que hice fue horrendo, lo sé. ¡Pero no me pude detener! — gritó Wolfgang — ¡Se que crucé una línea qué ningún humano debe cruzar!, ¡Pero me sentía tan solo, no me pude controlar!
Looker no podía hacer ningún movimiento brusco. No podía pedir refuerzos, a su compañera o a alguno de sus pokémon cerca de su bolsillo. Lo único que podía hacer era esperar a que Wolfgang se calmará, pues no parecía ser buena idea negociar con él en ese estado de impulso y euforia.
— Se qué tengo que pagar por mis pecados. — dijo Wolfgang volviendo a soltar un poco el agarre al cuello del policía, con Looker viendo una posible oportunidad para negociar con él — ¡Pero será Arceus quien me va a juzgar!
En un rápido movimiento Wolfgang empujó al oficial hacía Looker, apuntándose con el arma y disparando el gatillo.
Bang
El agente de la Policía Internacional veía con impotencia cómo el cuerpo sin vida de Wolfgang caía al suelo en un charco de sangre. Escuchaba como las sirenas de las patrullas de policía local se acercaban al lugar, pero ya era demasiado tarde.
Se sentía frustrado de que todo haya terminado de esa forma, pensando en qué había otro camino en la historia. El pecado de Wolfgang era gigante, habiendo cruzado una línea qué había asqueado y horrorizado a todos los involucrados en el caso más y más conforme se revelaba nueva información.
— Libre de preocupaciones. — dijo Looker para sí mismo mientras se mantenía de pie contemplando el desenlace del caso.
Él junto a su compañera se habían enfrentado a diversos sospechosos más raros que el señor Anderson, pero lo que era aterrador de él, es que era un hombre normal con un empleo normal en un pueblo tranquilo. Un simple sentimiento de soledad lo llevó a cometer un acto tan atroz que ningún humano debía cometer.
Looker se retiró de la escena del crimen mientras los oficiales Neat y Mills ingresaban a la guardería. Se subió a la patrulla donde se encontraba su compañera todavía procesando lo que había acontecido de la mente de Gardevoir.
Podía verse cómo los vecinos veían horrorizados la situación en la guardería, viendo como llegaban ambulancias y más vehículos policiacos. Pronto se iban a formar más rumores en el pueblo qué solo iban a manchar para siempre la reputación y nombre de Wolfgang Anderson
Anabel se sentía inútil al ver que al fin y al cabo el caso terminó por afectarla personalmente, algo que le recriminaba a su compañero terminó por golpearla de cara directamente y de una forma que ningún ser en el universo esperaría.
Ella seguía temblando por los recuerdos de Gardevoir, teniendo que suprimirlos de alguna manera para mantenerse en el cargo y poder volver a su antiguo puesto de trabajo, sin embargo, toda esta experiencia sería una pequeña mancha en su ser que le seguiría por el resto de la eternidad.
Looker simplemente se recostaba en el asiento del vehículo.
— Era solo un hombre común en un pueblo tranquilo. Sin poderes ni ambiciones desmedidas. — dijo el agente contemplando la tranquilidad del cielo nocturno — Y aun así fue capaz de algo tan monstruoso. Si eso no es una advertencia, no sé qué lo sea.
Fin.
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